La disciplina de los discípulos muy jóvenes
La disciplina es un tema muy popular entre los que tienen un ministerio con los niños. Te has preguntado a ti mismo: ¿cómo puedes conseguir que el niño no se mueva y escuche a lo que le has dicho? O otro como “yo he estudiado, he orado, y he preparado un enfoque creativo pero ¿por qué ellos no me hacen caso y no prestan atención a lo que les digo? ¿Por qué hago este trabajo? Los niños no me hacen caso….”
Llegando a la raíz de la disciplina
¿Qué es la disciplina? ¿Cuál es la meta de la disciplina? ¿Existe solamente para que los niños se queden quietos mientras el profesor hable? Si esta es nuestra única meta con la disciplina entonces sugiero que usemos marionetas y la pongamo en fila en sus sillas. Las marionetas se sentarían muy quietas mientras les presentamos nuestra información. Pero, no aprenderían nada.
Vamos a examinar la palabra “disciplina”. “Disciplina” y “discipulo” vienen de la palabra latina “disciplus” que quiere decir “aprendedor o alumno”. En Mateo 28:19-20 Jesús nos mando “Por tanto, id, y doctrinad á todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo: Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Así que, sí ser un discípulo es muy importante, en el ministerio con niños debemos recordar que es parte de la obra hacer discípulos. No se trata simplemente de que el niño este quieto y nos escuche. Tienes que recordar esto cuando estés considerando la manera mejor de usar la disciplina en una aula o con un niño.
Primeras cosas primeras
Los niños son muy astutos y saben cuando el profesor no esta preparado… y pueden ser no muy cariñosos con sus comentarios. El profesor sabio es quién pasa tiempo, antes de su clase, en oración, estudiando las Escrituras, haciendo planes para las actividades, y adquiriendo materiales para preparar la clase mejor con el fin de disfrutar el tiempo que estén juntos. Hace falta practicar las lecciones y las artes manuales que van a hacer para que todo vaya bien. Hace falta pensar de antemano en problemas posibles y cómo evitarlos. Hace falta practicar la lección antes delante de un espejo para estar más familiarizado con tu presentación.
Y en el día de su clase, es importante llegar temprano para poner los materiales y organizar el aula. Las sillas necesitan estar en su sitio. ¿Los artes manuales necesitan barniz o pintura? Entonces preparárselos. Hace falta cubrir las mesas con papel de periódico o con papel grande. Las artes manuales van mejor si la mesa está preparada con los artículos a mano, para poder acceder a ellos fácilmente. Y es muy importante que todo tu equipo este reunido antes para orar juntos, reconociendo su dependencia en el Espíritu Santo para enseñar la Palabra de Dios, pidiéndole que prepare el corazón de cada niño. Es importante amar a cada niño con el mismo amor de Dios.
¡La preparación buena trae menos problemas disciplinarios y hace que la disciplina sea más efectiva!
Reglas claras
La disciplina buena requiere poner las reglas desde el principio. Hace falta ponerlas pegadas en el aula y examinarlas a menudo. Es imposible regañar a un niño que esté “desobedeciendo las reglas” cuando no las sabe. Entonces es importante que todos entiendan lo que son las reglas.
Los niños quieren límites
Existe un dicho que dice, “buenos cercos hacen buenos vecinos”. La disciplina define los límites y muestra dónde está el final. A los niños les gusta saber sus límites.
¿Qué dirías en cuanto a unos padres que permitiesen que su niño
jugase en un balcón de su piso sin paredes de protección? ¿Se sentiría el niño seguro jugando en ese balcón sin paredes? Pues ¡no! El niño se encogería de miedo y no estaría cerca del borde por miedo de caerse. Pero quizás, el niño podría disfrutar jugando en ese balcón si tuviese una pared segura, sabiendo que existiría una barrera segura entre él y el suelo.
Paredes, murallas, límites, y normas en la disciplina ayudan en que el niño se sienta más seguro. Pero, de todas formas, pondrá a prueba los límites. Cuando esté cerca de una muralla hablando, ¿intentará acercarse a ella para calcular la dificultad de la “barrera”? ¡Seguro que sí! Y en el mismo sentido, un niño hará pruebas de los límites y reglas en su clase. Cuando les confirmes estas reglas, límites y normas, el niño se sentirá más libre de riesgos y seguro.
Menos reglas son mejores reglas
Es posible que tu sientas la tentación de multiplicar las reglas para que encajen con todos los malos comportamientos de los niños. Por ejemplo se pueden crear reglas como: “¡Levanta la mano si quieres hacer una pregunta!” o “¡Mantén tus manos quietas!” o “¡No muevas tu silla adelante y atrás como si fuera un caballo!” o ¡No tomes las cosas de otros!”
Pero también ¡las reglas pueden multiplicarse tanto que no las recuerdas todas! Con cada infracción que los niños hacen normalmente la lista de reglas crece. Y para los niños nuevos la clase puede una desventaja para ellos. ¿Cómo es posible que conozcan todas las reglas?
En vez de esto, para disciplinar bien, ¿por qué no poner las reglas de una manera básica? En nuestro ministerio de niños tenemos tres reglas que empiezan con la letra “R”: Respeto, Reverencia y Responsabilidad. Durante cada clase repetimos estas tres reglas por nombre. Pregunto a los chicos “¿Cualés son las tres reglas? Y ellos me contestan: Respeto, Reverencia y Responsabilidad. Repitiendo esto ayuda a los nuevos a entender las normas de la clase y saben, con estas normas, la clase irá mucho mejor y ellos pueden disfrutar de una variedad de actividades.
Involucrar a los niños en este proceso. Y cuando definas cada regla, como “respeto”, pregunta a los niños un ejemplo de ella usada en la clase. Como ¿Dame un ejemplo de “respeto” que se hace en esta clase? Ejemplos pueden ser:
-
Los niños muestran respecto al profesor cuando hable.
-
Los niños muestran respeto cuando no molesten a otros niños.
-
Los niños muestran respeto cuando obedezcan las instrucciones.
Ser una guía para que ellos vean que el “Respeto” puede ser demostrado de tres maneras: de la profesora al estudiante, del estudiante a la profesora y del estudiante al estudiante.
¿Y cómo se define la reverencia? Pues aquí hay algunos ejemplos:
Cuando se ha corregido al niño, este acepta la corrección sin buscar a otro para echarle la culpa. Igual como sucederá en el cielo, Dios te preguntará si has recibido a Cristo, y no tus padres o tus hermanos. El niño es responsable y nadie más. La maestra no quiere un reportaje tuyo sobre lo que el otro alumno hace sino de lo que tu haces. La profesora quiere que el niño en cuestión sea responsable por sus propias acciones.
Entonces cuando
este niño está portándose mal, va a recibir una pregunta en cuanto a su comportamiento si ha demostrado un respeto, una reverencia o una responsabilidad. Y cuando el niño contesta a la pregunta, entenderá el por qué sus acciones no eran aceptables.
Dando una señal para prestar atención
La disciplina es más fácil de conseguir con una señal. Los niños que aprenden cosas divertidas y dinámicas pueden ser chillones también. Así que es importante que los niños respondan a una señal divertida. Pueden ser un silbido de tren, un destello de las luces en la clase, o dar una palmadita con las manos. Hay que enseñar a los niños que cuando vean y escuchen esta señal, quiere decir que tienen que pararse en lo que están haciendo y prestar atención a la profesora.
Lo que hace falta es hacer la señal divertida. Un silbato de fútbol no es lo mejor porque es muy fuerte suena muy fuerte en la clase. Pero un silbato de madera o una campanilla funcionan bien. El sonido es divertido y puede penetrar el sonido que los niños activos hacen y sus chillidos. Y para enriquecer la experiencia, deja que los niños respondan a la señal. En mi clase, los niños saben que cuando haga la señal tienen que dar dos palmitas, levantar una mano en el aire, y cerrar sus bocas. ¡Y esto es divertido!
Con el fin de que los nuevos puedan interiorizarse con esto, intento repetir este ejercicio cada semana. E intento hacerlo divertido. Explico cada paso. Después les digo, “Voy a contar hasta tres entonces tienes que decir a tu vecino a tu lado lo que he dicho pero en voz normal. Entonces cuando oigas la señal, tienes que dar dos palmaditas, levantar una mano, y cerrar la boca. Y practicamos esto un par de veces. Intento usar la señal cuando ellos no la esperen para ver si han aprendido las instrucciones bien.
Importante para recordar: para que esto funcione, debe insistir en su cumplimiento al 100%. No puedes continuar con la labor docente hasta que todos hayan obedecido la señal.
Es bueno reconocer que hay diferencias individuales
Es difícil reconocer que todos no actúan como esperas. Cada uno es diferente con intereses diferentes. Un niño puede ser tranquilo y escucha a la profesora mientras otro niño es dinámico y quiere correr. Y todos están en la misma clase con la profesora. ¿Cómo puede una profesora mantener la disciplina con tal variedad de personalidades y necesidades?
Obviamente, como profesora, hace falta conocer a los niños bien. ¿Existe un conflicto en su casa? ¿Había alguien en la familia que el niño conocía bien y que ha muerto? ¿Es posible que el niño haya experimentado una transición en su vida últimamente? Todas esta situaciones y más pueden afectar el niño y su necesidad de atención. Cuando recibas información sobre cada niño y sus desafíos, es importante orar por ellos pidiendo a Dios que provea por cada uno. Quizas exista la necesidad de mostrar mas “gracia” con algunos de ellos.
…
Consigues que los padres de estos niños te ayuden en la tarea de hacer discípulos de ellos. Los padres son claramente losd expertos sobre la conducta de sus hijos. Pregúntales si hay ciertos enfoques que funcionan mejor con su niño. ¿Debe sentarse su niño en frente de la clase? Pregúntales si sería mejor dar al niño algo para ocupar sus manos cuando está escuchando. Invita a los padres a asistir la clase y observar a sus hijos, para ayudar a orientar su atención.
Consecuencias
Por supuesto, la disciplina debe abarcar consecuencias para romper las reglas. ¿Qué tan buenos son normas o reglas sin consecuencias? Pero las consecuencias deben estar en consonancia con nuestro objetivo de hacer discípulos.
Privacidad – intimidad
En la medida de lo posible, corregir a los niños en privado. La correción en público puede provocar una humillación y una actitud defensiva. Es mejor corregir el comportamiento y ganar al niño. Si puedes, lleva al niño fuera de la clase y pídele que indentifique lo que él haya hecho mal y cómo ese comportamiento incumplía las normas. Pídale al niño que te diga lo que piense que debería suceder a continuación.
También, la disciplina eficaz brinda opciones. Como tu permites que los niños tengan opciones para su propia disciplina, sienten que tienen la capacidad y están siendo respetados. Me gusta decirle a los niños que están desviando la atención de sus vecinos: “Queremos sentarnos junto a nuestros amigos y prestar atención. Sin embargo, puedes optar por sentarte en otro lugar y prestar atención. Si empiezas a distraer el uno al otro entonces te digo, “nos has elegido sentarte en otro lugar. Por favor, siéntate junto a Marcos (otro nombre de otro niño). A continuación, quiero vigilarlo, incluso si promete no repetir el mal comportamiento. Puedo decirle que en 15 minutos, yo podría permitirle sentarse dónde estaba antes.
Puedes también brindar una variedad de actividades. Si un niño no quiere jugar un juego se le puede decir: “puedes elegir el juego que quieras con nosotros o sentarte tranquilamente a un lado mientras nosotros jugamos.” Si el niño no quiere hacer un oficio, que él pueda elegir uno que haga con otro o pueda memorizar un versículo o crear una canción para aprender que tenga que ver con la clase y se puede enseñar a través de la artesanía..
Entonces, ¿Cuál es el objetivo? El objetivo es hacer discípulos y ¡no bellas artesanías!
Lo que es ha corregido en privado y proporciona opciones pero con todo esto, el niño sigue a portándose mal, ¿qué hacer?
Es el momento para hablar con los padres. Explícales que te gusta tener a su hijo en tu clase, pero, por su comportamiento, distrae y hace difícil que otros aprendan. Pídeles consejos para saber cómo puedes ayudar a su hijo en su aprendizaje.
Y si el comportamiento de su niño amenaza a otros, su niño debe ser inmediatamente retirado a un lugar seguro y los padres contactados. Puede existir la necesidad de un período de tiempo fuera de la clase y un plan de acción elaborado entre padres y dirigentes. Y, por supuesto, la oración debe ser por el niño y su situación.
¡Nunca vas a llegar a un lugar dónde no luchas con la disciplina! He trabajada con los niños en el ministerio por 35 años y todavía tengo días cuando me pregunto ¿por qué creo que puedo enseñar?
Los niños son diferentes, la cultura cambia, y las maneras de hacer el “parenting” (de cuidar, enseñar, y disciplinar a los niños) cambia.
Pero la Palabra de Dios permanece. Y el mandato de Cristo sigue siendo lo mismo: “Id y haced discípulos.” Dios te bendiga en el momento de hacer discípulos de Jesús a los niños dónde estás ahora mismo.
Traducido por Dennis Swick y Juan Francisco Rodríguez Curras
Deja un comentario