“Tenía Noemí un pariente”
Sermón sobre Rut 2:1-3
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La semana pasada terminamos el estudio del primer capítulo de Rut. El esposo y los dos hijos de Noemí habían fallecido. Una de sus nueras, Orfa, decidió quedarse en Moab. La otra Rut, dijo, (1:16,17 LEE) Es un voto de siete partes y era una promesa eterna; ella aceptó el verdadero Dios de Israel; ella se arrepintió; estaba dispuesta a seguir a todo costo a su suegra y a Jehová su Dios. Los dos volvieron a Belén, a la casa de pan y alabanza, al mero tiempo de la ciega.
Ahora vemos 2:1 LEE Aquí entra otro personaje en esta bella historia de la redención. En verdad, el es el héroe de esta historia de redención. En este libro le veremos como el pariente cercano y tipo de redentor. De inmediato Booz es identificado como pariente de Elimelec, el marido de Noemí. “Tenía Noemí un pariente de su marido.” Tengo que añadir aquí que Booz es un cuadro, o tipo, del Señor Jesucristo. Y, hermanos, nosotros tenemos un pariente cercano y redentor. El es “…santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores.” Hebreos 7:26 ¡Es Cristo!
El nombre Booz significa fuerza o potencia. El era un hombre de abundancia. El era “hombre rico de la familia de Elimelec.”
2:2 LEE En este verso encontramos una de tres leyes que nos extrañan porque no tenemos algo semejante en nuestro sistema legal. El recoger espigas, u otros productos agrícolas, era parte de los reglamentos mosaicos. Fue el método que Dios usó para cuidar a los pobres y necesitados. El hecho de que Rut fue a recoger espigas indica su pobreza. Veamos esta ley en Levítico 19:9,10 aunque hay otros lugares donde también se menciona. LEE
Noten, Dios advirtió al pueblo de Israel que cuidara de los pobres en una manera interesante. No les dieron ayuda económica como hoy se acostumbra hacer, pero si les permitieron participar en la cosecha. Los pobres trabajaban en los campos recogiendo las espigas que el agricultor dejaba. Así que la ley fue dirigida específicamente al hacendado, o sea, el dueño del campo. Veamos otra porción de la Escritura. Levítico 23:22 LEE Y otra referencia en Deuteronomio 24:19. LEE Esta fue la manera que Dios usó para cuidar a los necesitados en aquel entonces.
Claro, la cosecha era diferente en aquel entonces. No tenían la maquinaria que nosotros tenemos hoy. Toda la cosecha fue hecha a mano, y los obreros dejaron bastante en el campo – hasta el 25%. Según la ley de Dios, el hacendado no podía volver a recoger por segunda vez; lo que quedaba era para los huérfanos, las viudas, y los pobres. Esta fue la provisión maravillosa de Dios para los necesitados. Y quisiera decirles, hermanos, que Dios aún está interesado en los pobres. La verdad es que la Palabra de Dios ha sido la única cosa que ha dado al pobre escape en ésta vida. Cristo mismo dio la bella invitación en Mateo 11:28-30 LEE
Si hubiéramos visto a Rut aquel día, hubiéramos visto a una mujer que no tenía la menor idea a cual campo ir a recoger. Dijo, “recogeré espigas en poz de aquel a cuyos ojos hallaré gracia.” Aunque la ley daba al pobre el derecho a recoger lo que quedaba de la cosecha, no quiere decir que todos los dueños cumplían con la ley. Había manera de desanimar a los pobres y los dueños malos e inconsiderados se aprovechaban de esas tácticas. Dice en v.3 “y aconteció que aquella parte del campo era de Booz.” Algunos dirían que fue por casualidad que Rut encontró este campo; que era de suerte y nada más. Pero, viendo todo como Dios lo ve, fue muy diferente. En su omnisciencia Dios guió a Rut al campo de Booz. Ella estaba en el centro de la voluntad de Dios.
Hoy día hay muchos cristianos que hablen acerca de la voluntad de Dios como si hubieran recibido un telegrama del cielo. Para mis amigos, y mis hermanos, la mayor parte del tiempo Dios no nos guía en esa manera. Es cierto que en el Antiguo Testamento Dios guió a algunas en una forma directa. Dios le dijo a Jonás, (Jonás 1:1,2) “Levántate y ve a Nínive.” Y les dijo a Jeremías y a Ezequiel que hablaran al pueblo. No fue así en el caso de Rut, aunque era de suma importancia que encontrara a aquel campo para que se cumpliera los propósitos de Dios en cuanto al nacimiento de Jesús en Belén de Judá. Dios puede anular los propósitos del hombre para guiarnos en los caminos correctos. Eso es lo bello de la voluntad de Dios. No estoy seguro que sea necesario que Dios nos de un mapa. A veces quisiera que fuera así. Algunos hablan de esa manera. Dicen, “la voluntad de Dios para mi es esto; o Dios me dijo que fuera a tal lugar para predicar, o de salir de viaje el mero día 15 de marzo, o algo semejante.” Yo quisiera que fuera tan clara y tan exacta la voluntad de Dios. Hermano, concerniente a la voluntad de Dios en tu vida, no creas que en cada encrucijada de tu vida Dios va a poner un semáforo o una flecha apuntando al camino correcto, o una voz del cielo diciendo, “no vayas para allá; ven para acá.” Dios no actúa de esa manera hoy en día.
Leí el testimonio de Harry Ironside, uno de los grandes teólogos, (Tengo varios de los comentarios que él escribió y se los recomiendo). El le dijo a otro pastor, el cual buscaba consejo en cuanto a saber la voluntad de Dios: “Creo que como 80% de las decisiones que he hecho en mi vida fueron hechas sin saber, al tiempo de la decisión, si eran la voluntad de Dios o no. Y, creo, que a veces Dios nos permite seguir el camino incorrecto. Quizá alguien dirá, “en ese caso pudieras hacer una decisión equivocada o una decisión inapropiada.” ¡Claro que sí! Pero lo interesante de esto es: Si tienes dos caminos por delante – dos decisiones que hacer – y si tomes el camino incorrecto, no hay nada en el mundo que te prohíbe volver a la encrucijada y comenzar de nuevo. Y puedes estar seguro de una cosa: Si tienes que escoger entre dos caminos, y primero escoges el equivocado, entonces sabrás cual es el mejor.”
Para mi, es sorprendente ver la manera que los cristianos interpretan la voluntad de Dios. Hablan como si fuera cosa fácil de entender. Pero, hermanos, cuesta trabajo conocer la mente de Dios. Y, así fue en el caso de Rut. Ella salió, esperando que hallara gracia, y aconteció que espigó en el campo de Booz. Dios la guió en el camino correcto mientras ella buscaba. Hermanos, no solamente podemos quedarnos en la casa a orar y ayunar, y a leer la Biblia para encontrar la voluntad de Dios. Necesitamos poner acción a nuestras oraciones. Después de haber puesto en acción (Romanos 12:1,2) hay que salir a recoger esperando que Dios nos guíe en el camino derecho.
Para Rut, Había un elemento de inseguridad, pero al otro lado estaban los tratos providenciales del Dios Todopoderoso.
Una de las verdades gloriosas es que aún en nuestro tiempo se ve la mano del Señor. El todavía se encarga de los eventos de este universo. Nada puede venir a la vida de uno de sus hijos si él no lo permite. Ahora, no quiero que me malentiendan; no todas las tribulaciones y retrocesos de la vida vienen de él. La mayor parte de los problemas en los cuales nos encontramos, son
el resultado de nuestras flaquezas, de nuestra falta de fe, de nuestra inestabilidad, etc. Dios lo permite, sí, pero no nos lo manda.
Se acuerdan de la historia de Job. Que “era hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.” Aún Satanás mismo no pudo tocarle sin el permiso de Dios. Dios le había cercado alrededor. Y Dios no dará su permiso a no ser que tenga un propósito elevado. En el caso de Job, así fue.
Rut no entendió en significado de haber entrado al campo de Booz aquel día. Pero creo que oró y tuvo una base razonable para recoger espigas allí. No debemos buscar señales, voces, experiencias, sueños, etc., para saber la voluntad de Dios. Hoy, Dios nos habla por medio de su Palabra – la revelación completa, la Biblia. Y el hijo de Dios, quien anda en dulce comunión con El, con todo pecado confesado y sometido al Espíritu Santo, puede encomendar su vida al Señor. Y cuando lleguemos a una encrucijada en la vida, podemos hacer una decisión; Si es correcta la decisión, pueda ser que Dios la permitió para un propósito. Quizá su caso sea semejante al de José en Génesis 50:20, “Vosotros pensasteis mal contra mí, Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy…”
Una cosa sí sé hermanos; Proverbios 3:5,6 es cierto aún hoy, “Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.” Para estar en el centro de la voluntad de Dios necesitamos someternos a Dios, obedecer sus mandatos, hacer las cosas que son agradables delante de él, y haber confesado todo pecado. Y aunque lleguemos a una situación difícil, podemos decir como lo dijo Job (13:15), “Aunque él me matare, en él esperaré.”
Hermanos, la providencia de Dios nos debe conmover de gozo. En esta historia de Rut vemos la soberanía de Dios obrando a su favor.
¿Estás tu en el centro de la voluntad de Dios? Romanos 12:1,2 nos dice, “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Depende de nosotros porque Dios siempre hace de su parte.
por John Abels con todos los derechos reservados.
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