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Crisis? What crisis?
En 1975 el grupo musical británico Supertramp lanzaba un disco con este título: “¿Crisis, qué crisis?” Posiblemente “crisis” sea la palabra más repetida en lo que ha sido el final del 2011 y el inicio del nuevo 2012. Nunca tanto hemos oído hablar de dinero, finanzas, bancos, políticos, todo rodeado siempre por esta palabra que se ha mezclado en nuestras vidas como si de una planta trepadora y envolvente se tratase, como si quisiese formar parte de nuestra diaria existencia, con una enfermiza obsesión por entumecer nuestros movimientos, nuestras fuerzas, nuestro optimismo para avanzar en este camino que nos ha tocado recorrer…
Pero, si últimamente lo que más se oye y se repite, especialmente en los medios informativos, es sobre la “crisis financiera”, a lo largo de estos últimos años se ha hablado de otros tipos de crisis: crisis de gobierno, crisis de valores o moral, crisis matrimonial o de pareja, crisis de autoridad, crisis de ansiedad, crisis religiosa, crisis, crisis, crisis…
¿Alguna de estas crisis afecta a tu vida?
Seguramente, aunque sea indirectamente, algunas de estas crisis nos afecta de una manera o de otra. Una crisis de gobierno afecta a la estabilidad del país y por tanto nos afecta. La crisis de valores afecta a nuestro vivir diario, a la relación con nuestros conciudadanos, a la educación de nuestros hijos… Y no digamos una crisis de pareja, o de ansiedad que afecta directamente a nuestra salud.
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Parece como si todo se confabulara para complicarnos la vida. Como comentaba al principio, cuando surge una crisis, del tipo que sea, lo primero que sentimos, yo al menos así lo creo, es una falta de estabilidad, inseguridad, dudas, miedos…
Uno de los “protagonistas” de la Biblia sabía mucho sobre esto y lo dejó escrito. Hablo de David, el autor de la mayoría de los Salmos. En muchos de ellos se aprecia claramente su estado de ánimo en momentos de crisis, lo que nos habla también de la familiaridad con que nos llegan los sentimientos y las inquietudes de los escritores bíblicos, ya que sus dificultades, sus anhelos, sus pruebas, son una muestra real, vívida, tangible, de los nuestros. Un ejemplo de esto que digo lo podemos ver en el Salmo 13.
¿Hasta cuándo, oh Jehová?
¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mi?
Pero yo confío en tu misericordia;
Mi corazón se alegra en tu salvación.
David comienza muchos de sus salmos en un estado de crisis debido a las muchas pruebas y dificultades que pasó. Creo que están escritas para nuestra ayuda y consuelo. Cuando depositamos nuestra confianza en Dios, es verdad que no estaremos libres de dificultades, pruebas, momentos de tensión y de crisis, pero también es verdad que no las afrontaremos solos: Él va estar siempre a nuestro lado.
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno,
Porque tú estarás conmigo.
(Salmo 23:4)
De: http://concristohayesperanza.blogspot.com/2012/01/crisis-what-crisis.html#more
por Juan Francisco Rodríguez, usado con permiso.
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