Revista Iglesia y Misión N°74 Nota 3
CARTA DE CLADE II
Noviembre 1979
El II Congreso Latinoamericano de Evangelización envió al pueblo evangélico de América Latina el siguiente mensaje.
Antecedentes. A diez años de haberse celebrado en Bogotá, Colombia, el I Congreso Latinoamericano de Evangelización, nos hemos reunido en Huampaní, Perú, del 31 de octubre al 8 de noviembre de 1979, 266 participantes que venimos de diferentes sectores del pueblo evangélico latinoamericano. Nuestro propósito ha sido considerar juntos la tarea evangelizadora que estamos llamados a cumplir en las próximas décadas de nuestro contexto histórico.
Reafirmación. Hemos querido deliberar sobre nuestra misión sometiéndonos a la autoridad suprema de la Biblia, a la dirección soberana del Espíritu Santo y al señorío de Jesucristo, en una atmósfera de amor fraternal. En esta actitud reafirmamos nuestra adhesión a la declaración del I Congreso Latinoamericano de Evangelización, y al Pacto del Congreso Mundial de Evangelización celebrado en Lausana, Suiza, en julio de 1974.
Lealtad. Estamos profundamente agradecidos a Dios por nuestra herencia evangélica y por los esfuerzos y sacrificios realizados de parte de los pioneros, tanto nacionales como extranjeros. Hemos decidido renovar nuestro compromiso de lealtad al Evangelio y de fidelidad a la tarea de evangelizar en el contexto del pueblo latinoamericano. Al mismo tiempo, sentimos que debemos responder al desafío misionero que, a nivel mundial, representan los millones de personas que no conocen a Jesucristo como Señor y Salvador.
Tragedia. Hemos oído la Palabra de Dios que nos habla y que también escucha el clamor de los que sufren. Hemos alzado los ojos hacia nuestro continente y contemplado el drama y la tragedia que viven nuestros pueblos en esta hora de inquietud espiritual, confusión religiosa, corrupción moral y convulsiones sociales y políticas. Hemos oído el clamor de los que tienen hambre y sed de justicia, de los que se hallan desprovistos de lo que es básico para su subsistencia, de los grupos étnicos marginados, de las familias destruidas, de las mujeres despojadas del uso de sus derechos, de los jóvenes entregados al vicio o a la violencia, de los niños que sufren hambre, abandono, ignorancia y explotación. Por otra parte, hemos visto que muchos latinoamericanos están entregándose a la idolatría del materialismo, sometiendo los valores del espíritu a los que impone la sociedad de consumo, según la cual el ser humano vale no por lo que es en si mismo, sino por la abundancia de los bienes que posee. Hay también los que en su deseo legítimo de reivindicar el derecho a la vida y la libertad, o a fin de mantener el estado de cosas vigente, siguen ideologías que ofrecen un análisis parcial de la realidad latinoamericana y conducen a formas diversas de totalitarismo y a la violación de los derechos humanos. Existen asimismo vastos sectores esclavizados por los poderes satánicos de ocultismo y religiosidad.
Pecado. Este cuadro sombrío que ofrece la realidad latinoamericana lo vemos, a la luz de la Palabra de Dios, como expresión del pecado que afecta radicalmente la relación del hombre con Dios, con su prójimo y con la creación. Percibimos en todo lo que se opone al señorío de Jesucristo la acción del espíritu del Anticristo que ya esta en el mundo.
Renovación. Alabamos al Señor, sin embargo, porque en medio de esta situación el Espíritu de Dios ha estado manifestándose poderosamente. Nos alienta el testimonio que hemos compartido en CLADE II de la obra maravillosa que Dios viene llevando a cabo en nuestros respectivos países. Millares se han entregado a Jesucristo como Señor encontrando liberación en el, e incorporándose a iglesias locales. Muchas iglesias han sido renovadas en su vida y misión. El pueblo de Dios avanza en su comprensión de lo que significa el discipulado radical en un mundo de cambios constantes o súbitos. Todo esto es fruto del Evangelio que es mensaje de salvación y esperanza en Jesucristo a quien están sometidas todas las cosas. Alentados por esta esperanza, hemos decidido intensificar nuestra acción evangelizadora. Queremos además dedicarnos con mayor ahínco al estudio de la Palabra de Dios para escuchar, con humildad y espíritu de obediencia, lo que El tenga que decir en esta hora critica de nuestra historia.
Confesión: Confesamos que como pueblo de Dios no siempre hemos atendido a las demandas del evangelio que predicamos, como lo demuestra nuestra falta de unidad y nuestra indiferencia frente a las necesidades espirituales y materiales de nuestro prójimo. Reconocemos que no hemos hecho todo lo que con la ayuda del Señor hubiéramos podido realizar en beneficio de nuestro pueblo. Pero nos proponemos depender del poder del Espíritu Santo para el fiel cumplimiento de la tarea que nos queda por delante. Creemos que en la próxima década el Señor puede bendecir de manera singular a nuestros pueblos, salvar integralmente a muchísimas personas, consolidar o restaurar nuestras familias y levantar una gran comunidad de fe que sea un anticipo, en palabra y hecho, de lo que será el Reino en su manifestación final. Como un aporte para la acción que nos corresponde presentamos el Documento de Estrategia elaborado por todos los participantes de este Congreso. Recomendamos su uso de acuerdo a cada situación.
Misión. En el amor de Cristo instamos a nuestros hermanos en la fe a hacerse eco de estos anhelos y cerrar filas para dedicarnos a la misión de Dios, animados por la esperanza en el Señor resucitado y triunfante cuyo advenimiento aguardamos. Anhelando que Dios cumpla su propósito en el mundo, en su iglesia y en nuestras vidas, y que los pueblos latinoamericanos escuchen la voz de Dios, a su gracia nos encomendamos todos y les hacemos llegar un fraternal saludo.
CONGRESO LATINOAMERICANO DE EVANGELIZACIÓN (CLADE II)
Fragmento Tomado de modelo Supremo de misión, Dr. Peter Larson, M6: EL ESPÍRITU SANTO: El Poder y La Guía en la obra misionera.