Jesucristo y Su Iglesia
en Hechos 1 y 2
INTRODUCCIÓN
Con su traje y la única persona con corbata, y en medio de un calor fuerte del medio día, el hombre permanecía en silencio durante el estudio bíblico. Sentado en un círculo con los niños y mujeres presentes, el visitante no rompió su silencio hasta que la reunión estaba terminando. Al comenzar con el mate, él nos compartía que estaba visitando a su gente y su tierra santiagueña después de mucho tiempo de vivir en la Patagonia. La pobreza, el desempleo de los jóvenes, el polvo de tierra y el clima tan caluroso eran temas que sacó para comentar. Al cobrar más ánimo en la conversación, y mirando al joven misionero extranjero, él opinó, “Yo sé por qué estás acá. Quieres hacer que esta gentes se vuelvan protestantes. Quieres hacer una iglesia con ellos. Pero mirá lo que vos tenés. Nada más, unas cuántas muyeres re pobres con unos niños. Tu obra acá va a ser todo un fracaso.”
No me acuerdo exactamente cómo terminó la conversación con ese hombre. Pero al ir con la bicicleta a casa, me acuerdo bien la conversación que estaba entablando con el Señor. Yo iba muy desanimado, y sentía las lágrimas comenzar. Sentía como si fuese el Señor quién iba pedaleando conmigo. “Esfuérzate, Pedro y sigue adelante. Pero sepas Pedro, me dijo, que, la iglesia que tú quieres es mía. Yo soy el que la edifica. Yo edificaré Mi iglesia en este lugar en medio de los pobres, y en medio de toda esa debilidad. Y las puestas del Hades no prevalecerán contra ella:”
Aquel hombre, no siendo creyente, no contaba con un futuro que vería la predicación de hombres de Dios en ese lugar y con esa predicación la presencia y el poder del Espíritu Santo. Tampoco contaba él con la transformación de vida en Cristo que se operó en varias familias de ese barrio, o una vida de discipulado que impulsaría al grupo a crecer y extenderse. En fin, no contaba con la certeza de la promesa de Cristo.
La tarea de hacer discípulos que siguen a Jesús, ¿es solo para unos cuántos en la iglesia, o es de todos? ¿Es para sólo PARA un grupo pequeño, local y de provincia o es parte del avance del reino de Cristo en nuestro mundo? ¿Es sólo para el momento presento, o tiene un futuro más allá, grande y glorioso?
En la narración de Lucas y en el momento de la institución de la Cena del Señor, hubo una disputa entre los discípulos sobre quien iba a ser el mayor. Nos acordamos de las palabras de Jesús sobre la importancia de la humildad y el servicio y de NO actuar como las autoridades de este mundo. Hubo el ejemplo de Jesús lavando los pies de los discípulos, con la exhortación de una demostración grande de amor entre hermanos. En el contexto de ese servicio humilde él les dijo esas asombras palabras.
“Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a Mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.” Lucas 22:29, 30.
Son palabras sumamente extrañas dadas la circunstancias de esa cena, y luego la pasión y la cruz tan inminente dentro de unas horas. Quizás la idea del reino es para nosotros rara y por eso nos parece tan sorprendente, porque la idea del reino era prominente tanto en la predicación de Jesús, como en la mente de las personas que se le oponían. Durante el tiempo del juicio de Jesús el tema del reino, de ser rey y de ser el Mesías afloraba. Al contestar la pregunta del Sumo Sacerdote, “¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Jesús le dijo: “Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.” El Sumo Sacerdote, sumamente molesto y enojado, rasgó su vestidura y gritaba delante del concilio la condenación de esa blasfemia. Cuando lo trajeron a Pilato el gobernador romano, una de las primeras preguntas de Pilato fue, ¿Eres tú el rey de los judíos? Jesús le contestó, “Tú lo dices”. Y en el diálogo con Pilato, Jesús afirmó más sobre ese reino, diciéndole, “Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.” Cuando Pilato otra vez le pregunta a Jesús si él fuera rey, Jesús contestó, “Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de verdad oye mi voz.” (Jn. 18:36,37. Exasperado en su trato con Jesús y con sus acusadores, Pilato les dijo. ¡He aquí vuestro rey! Pero ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, Crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César.” (19:1).
El rey fue crucificado, abandonado, su cuerpo roto, desfigurado y destrozado por las violencias nuestras, por los pecados de sus seguidores. Pero triunfó, se resucitó de los muertos. Venció la muerte y él reina. En ese reino tan diferente que los reinos de este mundo, vemos surgir grupos pequeños, y luego congregaciones no tan pequeñas de personas que creyeron en su NOMBRE.
La encarnación de Cristo resultó en la venida de su Santo Espíritu y su permanencia en la vida de los seguidores. Estas personas aun con sus imperfecciones de la carne, daban testimonio de la gracia de Cristo. La recepción del Espíritu y el privilegio de ministrar el mensaje del perdón de pecados comenzó con fuerza el día de Pentecostés. En este módulo deseamos notar unas de las características de los primeros seguidores de Cristo al congregarse juntos. El reino de Cristo avanzaba y la Iglesia del Señor surgía y se extendía. ¡Qué tremendo que hubiera permitido una participación nuestra en ese avance y extensión!
OBJETIVOS PARA EL MÓDULO
- Repasar Hechos 1 y 2 en el inicio de la Iglesia del Señor,
- Notar las características más evidentes de la Iglesia de Cristo
- Concluir con una reflexión personal sobre el estilo nuestro de misión.
HACIENDO UN REPASO DE HECHOS 1 y 2.
El repaso de estos dos capítulos apunta hacia los aspectos de la comunidad de los discípulos, y también la centralidad de Jesucristo. Usemos las siguientes preguntas como parte de nuestra reflexión personal
- ¿Cuál son las referencias al “reino” e “iglesia”?
- ¿Cuáles son las referencias de grupo y/o grupos de personas?
- ¿Cuáles son las cosas más importantes de Jesús que él comenzó a hacer y enseñar?
- ¿Cómo interpretamos la respuesta de Jesús a sus discípulos sobre el reino?
- ¿Cuáles son las implicaciones sobre los lugares geográficos mencionados?
- ¿Cuáles son las evidencias del “poder” del Espíritu Santo que vemos?
- ¿Dónde se enfatiza la participación de varones, mujeres, jóvenes y viejos?
- ¿En cuáles aspectos funcionaron los apóstoles?
- ¿Qué te llama la atención en los acontecimientos del evento de la venida del Espíritu Santo?
- ¿Cuáles son las “partes” que tú puedes identificar en el discurso de Pedro?
- ¿Cuáles son las promesas que Pedro menciona en su discurso?
- ¿Cuáles son los requisitos de los oyentes en la recepción del Espíritu?
- ¿Cómo ensalzó Pedro a Jesucristo en su mensaje?
- ¿Cuál fue la pregunta de los que se compungieron de corazón?
- Según Pedro, ¿para quiénes son la promesa?
- ¿Cuál es tu lista de características de esa comunidad que comenzaron a seguir a Cristo?
TAREA: Para ti, ¿cuáles son 2 cosas de tu repaso de Hecho 2 que deseas compartir con tus compañeros de curso?
DIAGRAMAS Y SU RELACIÓN A HECHOS 1 Y 2
La importancia de la comisión de Jesucristo a los discípulos en Hecho 1:8 ha sido ilustrada en el diagrama del Dr. Gerber, que ya hemos visto en este curos. HECHOS 1 (PDF) La dinámica del Espíritu Santo en la extensión del reino es evidente.
La interacción entre reino e iglesia podremos contemplar en los siguientes diagramas.EL REINO DE DIOS Y LA IGLESIA y Reino-Igleisa-Mundo En muchos de nuestras iglesias, es necesario que recobremos la dinámica entre iglesia y el reino de Cristo.
El diagrama QUE HACE NUESTRO DIOS – Diagram_Larson enseña la obra del Señor en diferentes personas y grupos en estos dos capítulos.
El diagrama sobre las características de esta comunidad del Rey, hecho por el Dr. Peters nos conduce a la consideración central del módulo. LAS CARACTERISTICAS DE LA IGLESIA APOSTOLICA
Fragmento Tomado de: Modelo Supremo de Misión, Dr. Peter Larson, M8: Jesucristo y su Iglesia en Hechos 1 y 2