Ya se había casado. ¡Y qué hermosa mujer! Vivía en medio de una familia unida, y se llevaba bien con su padre. Era afortunado como joven porque tenía buena salud. Su ciudad de origen estaba prosperando en gran forma durante su juventud. La construcción más grande era un sólido montón de ladrillo llamado “la colina del cielo” y “la montaña de dios”. El templo al dios de la luna estaba encima. Ese dios se llamaba Naana y tenía como su esposa la diosa Nin-Gal. Todo el comercio y la vida misma se giraba alrededor del culto a ese dios. Era gente sumamente religiosa.
Su religión era politeísta con los principales dioses siendo del agua, el cielo, la tierra y el aire. “Estos cuatro crearon el Universo, que consiste en una vasta expansión formada dentro de las aguas, separando las aguas que están sobre la expansión de las que están debajo de ella. Dentro de este espacio está todo el mundo. Los hombres han sido hechos y colocados aquí sencillamente para servir a los dioses a fin de que éstos puedan dedicarse por entero a los placeres divinos.”[1]
¿Cómo fue que el joven Abram escuchara de Jehová Dios? ¿Fue un sueño, una voz audible, una visión? ¿Vino esa palabra de Dios de repente o paulatinamente con creciente convicción? Y ¿cuáles fueron las primeras palabras de Abram expresando su fe? Quizás Abram hubiera anunciado a Sarai, a su padre, a sus parientes las mismas palabras que él escuchó de Jehová Dios.
“Vete de tu tierra, de tu parentela, y de la casa de tu padre,
a la tierra que te mostraré.
Y haré de ti una nación grande, y te bendecirá,
y te engrandeceré tu nombre. Y serás una bendición.
Bendeciré a los que te bendijeren,
y a los que te maldijeren maldeciré;
y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.” (Génesis 12:1-3)
Entendemos que fue una decisión de fe, esto de obedecer a Dios. Se arriesgó en esa toma de fe. Su conversión al Dios único, su separación de los dioses, su obediencia a encaminar su vida bajo las directrices divinas y el comienzo de su misión particular se efectuaron. Las Escrituras no comentan si esto fuese un conflicto muy grande en su persona o si él se demoraba en hacerlo. Sólo tenemos este testimonio, “Y se fue Abram, como Jehová le dijo.” (Génesis 12:4)
El alto Dios misionero envió en misión a su siervo Abram. Veinte cuarto años más tarde, Abram, quien tenía el significado por su nombre de “padre enaltecido” iba a tener hasta un cambio de nombre – un cambio que significaba éxito en su misión. “Abram” es cambiado a “Abraham” o sea “padre de una multitud.” (Génesis 17:5) Nos preguntamos, “¿Cuáles son los énfasis en la promesa de Abraham que tienen vigencia para nosotros?
[1] Vila y Santamaría, “Ur de los Caldeos”, DICCIONARIO BIBLICO ILUSTRADO, (Terrassa, España: CLIE, 1981) p.1175.