OBSERVACIONES DE LA COMISIÓN EN SAN JUAN (Juan 20:19-23)
- Es la primera ocasión después de la resurrección de una comisión a los discípulos reunidos juntos. Los discípulos habían escuchado de Jesús la misma expresión en su oración al Padre antes de su cruz (Jn. 17:18). Aquí está directamente entregada a ellos. La fuerza de esa palabra habla de la manera de llevar el mandato, igual como Jesús llevó el mandato suyo en el ministerio.
- Existe un cambio de palabras en cuanto a nuestra traducción con los verbos “enviar”. En la primera frase de “Como me envió el Padre”, el verbo “enviar” viene de apostelo, y nos habla de ser enviado con autoridad, a cumplir una misión por parte de aquél que envía. Dios Padre envió a su Hijo Jesús en misión con toda la autoridad divina. Es como la acción de un embajador. Tiene su autoridad delegada para cumplir su encomienda. El es “despachado” para realizar la tarea. La segunda parte de la frase es: “así también yo os envío.” Esta palabra, “envío” es diferente. Viene de la palabra pempo. Esta palabra es aún más común en el envío. No habla tanto de la autoridad en el enviar, sino de una intimidad de acción como la madre que envía a su hijo al mandado. La relación de aquél que envía es estrecha con el enviado[1] Jesús nos dio una comisión de intimidad de relación.
- La misión nuestra no es una nueva misión, separada de la misión de Cristo. Es cierto que Jesús cumplió su misión única de redención y de salvación, pero nos llama a nosotros a continuar su misión. El Dr. Wescott dijo: “Esta comisión entregada a los discípulos presenta su propia misión como la misión que permanece del Padre. Esto se cumple a través de la iglesia. Sus discípulos no reciben una nueva comisión, sino llevan a cabo la comisión de él”.[2]
- Debe haber sido impactante escuchar de Jesús la frase tan común y sin embargo tan significante, “Paz a vosotros”. El que sufrió tanta violencia ahora habla de paz. Él es el Príncipe de Paz. Poco tiempo antes les dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” (Jn. 14:27). Nos identificamos con los discípulos al tener miedo. Una y otra vez necesitamos del Señor la palabra de paz. Muchos de los que escuchan al Señor en su comisión no son los más valientes. Y la paz que el Señor da es realmente el shalom de Dios. No solamente es un saludo cordial. Habla de una ausencia de violencia y un bienestar tanto material, social y espiritual. ¡Qué hermosa bendición!
- La presencia del Señor resucitado les infundió gozo. La obra cristiana, tan llena de sufrimientos y dolores, también trae gozo en la persona de Cristo. Es paradójico y humanamente incomprensible, pero aun en las horas negras de las pruebas, en Cristo, uno puede tener gozo. Estos primeros discípulos lo experimentaron “viendo al Señor”. Jesús también les había dicho: “Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.” (Jn 15:11). Jesús no minimizó la tristeza que sus discípulos iban a tener, pero les afirmó: “También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volverá a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo.” (Jn. 16:22).
- El soplo de Jesús y su relación con el ministerio del Espíritu Santo es muy interesante. La comisión de Cristo sólo se cumple en el poder del Espíritu. La palabra “sopló” nos hace pensar de la actividad divina en creación o el soplo de resurrección. [3]
- También es interesante y problemático las palabras sobre la remisión o retención de pecados en este contexto de la comisión misionera. Citando al Dr. Jeremías, el Dr. Beasley- Murray comenta:
“La autoridad de los mensajeros incluye la comunicación de salvación y la imposición de juicio. Es la autoridad del juez en perdonar (remitir) o pronunciar la sentencia de culpabilidad… Los discípulos proclaman el perdón de pecados y así entran en la soberanía salvífica de Dios en la redención de Cristo, y en su juicio para aquellos que rechazan la revelación y salvación de Cristo.” [4]
Seguimos con la pregunta,
¿Cuáles son nuestros desafíos
al pensar sobre este
modelo de envío
por parte de Jesús,
“como el Padre me envió, así yo os envío”?
[1] B.F. Westcott, THE GOSPEL ACCORDING TO ST. JOHN. (Grand Rapids, Mich.: Wm. B. Eerdmans, Publishing Company, 1958) p.298.
[2] Ibid., p. 298.
[3] En Génesis 2:7 es el soplo de aliento en la creación del ser humano y en Ez. 37:9,10 es el soplo del Espíritu en la resurrección de los huesos secos. En esta visión el profeta comenta: “Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.” Para un comentario amplio referente al problema de la recepción del Espíritu Santo aquí en Juan y con Lucas en Hechos 2, vea George R. Beasley-Murray, WORD BIBLICAL COMMENTARY: JOHN. Vol. 36. (Waco, TX: Word Books, Publisher, 1987) pp. 380-382. Su conclusión es que Juan no especifica a los eventos cronológicamente, sino los utiliza para fines teológicos. En este caso, cronológicamente el Espíritu Santo es dado el día de Pentecostés pero Juan lo liga aquí para enfatizar el necesario ministerio del Espíritu en relación al cumplimiento misionero de la tarea de la iglesia.
[4] Ibid. pp. 383-384.