Luego de todo lo ocurrido en los lugares en los que habían estado, y del peligro que habían corrido, Pablo, no dudo ni por un momento lo que quería hacer, y decidió no cambiar su rutina. Así que, estando en Atenas, se dirigió a la Sinagoga, a hablar con los judíos del lugar.
La palabra griega, que en el versículo 17, se traduce en muchas versiones como discutir, es ,que en realidad significa dialogar, conversar, hablar. Aunque también incluye el significado de discutir, es en la idea de intercambio de opiniones. Sin embargo, la palabra que se traduce de la misma manera en el versículo 18, pero no en relación a la Sinagoga, como anteriormente, sino en referencia a las discusiones con los epicúreos y los estoicos, es , que significa reunirse y conversar para captar el verdadero sentido. Y esto tiene que ver con la actividad que desarrollaban los atenienses y que está ampliamente explicada en el versículo 21.
Mientras esperaba a Silas y a Timoteo, Pablo, había estado recorriendo la ciudad, probablemente, estudiando la manera de pensar, de sus pobladores. En el versículo 23, la palabra “mirar” que tenemos en nuestras versiones, es la traducción de dos palabras griegas: y que significan: atravesar, recorrer algún lugar contemplando de arriba a abajo, observando atentamente con admiración. Es decir, que Pablo, se tomó suficiente tiempo para recorrer y mirar de arriba abajo, los altares y objetos de adoración de los atenienses.
También podemos saber que Pablo, había leído a los poetas griegos, y que los conocía tanto, como para repetir lo que habían dicho de memoria, porque en el versículo 28, cita a Arato, un poeta griego del Siglo III A.C.
Cuando fue llevado al areópago, que como vimos anteriormente, era el Tribunal Superior de la antigua Atenas, él pudo utilizar todo el conocimiento que había acumulado, como estrategia para captar su atención. Sabiendo que a ellos les gustaba escuchar siempre cosas nuevas, les dijo, que el mensaje que les traía, era sobre ese “Dios No Conocido”, al cuál ellos ya adoraban, aún sin conocerlo.
A pesar de todo lo que le había pasado, a pesar del rechazo que a menudo recibía, Pablo no acusó a estas personas, no los señaló, no los criticó. Lo que él hizo fue tratar de entenderlos, y partir de una realidad existente, haciendo pie en ella, para trasmitirles el mensaje que tenía para darles. Ellos durante mucho tiempo, habían estado buscando a ese Dios, que no se podía representar, que era tan sublime, que ni siquiera, podían imaginarse como era para hacer una estatua de él.
Pienso que Pablo, en su sabiduría, conocía que la confrontación, y el ataque, no funcionarían con un auditorio de cultura tan elevada. El sabía, que si actuaba de esta manera, no hubiera logrado convencer, ni a uno de ellos. En lugar de eso, Dios lo guió a utilizar, antes que las diferencias, alguna similitud, en la cual apoyarse, para comenzar un diálogo y trasmitir con eficacia las Buenas Nuevas de Jesucristo.
Guía: Pablo en Atenas. Hechos: 17: 16-34