Guía: Semana 5 de Dones y Ministerios
Los temas que tocaremos son:
Comienza leyendo la guía de lecturas correspondiente a esta semana, y luego también el artículo del teólogo Juan Stam.
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Artículo de Juan Stam sacerdocio
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Lo que ocurre en mi iglesia DiarioEn este diario deberás anotar, según tu apreciación, cómo se vive en la práctica de tu iglesia la idea del “Sacerdocio universal”. Este concepto tan evangélico, ¿es parte de la práctica de tu iglesia? ¿cómo?
Relación entre Dones y Ministerios
Existe una estrecha relación entre los dones y los ministerios en las iglesias.
La palabra ministerio proviene de diaconía y significa servir. Los dones son dados a los creyentes con el propósito de servir. Por lo tanto, cuando un don se pone efectivamente al servicio de la iglesia se convierte en un ministerio.
En la práctica de nuestras iglesias suele ocurrir que se nuclean ciertos dones afines bajo el nombre de algún ministerio específico.
Kuen propone el siguiente procedimiento normal:
1. El Espíritu da un carisma.
2. El beneficiario ejerce su don en el marco de la comunidad bajo la forma de un servicio (ministerio).
3. La iglesia toma conciencia de este don que le ha sido otorgado por el Señor y del servicio que está haciendo a la comunidad.
4. Reconoce la validez del ministerio (por votación, por ejemplo) e instituye oficialmente al qeu lo ejerce en el cargo correspondiente. (Alfred Kuen, Ministerios en la Iglesia, Clie, Terrasa, España, 1995, pp. 93-94)
La vocación cristiana
Leemos en Efesios 4:1 “Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuistes llamados”.
En 2 Pedro 1:10 dice: “procurad hacer firme vuestra vocación y elección…”.
A continuación tendrás las definiciones de Vocación y Llamamiento tal como lo encontramos en Test dicc NELSON (e-Sword)
VOCACIÓN
Llamado o invitación a una profesión o estilo de vida. Pero en términos teológicos, la palabra vocación no se usa en referencia a una profesión que uno pueda ejercer. Vocación es la invitación que Dios extiende a todas las personas a ser hijos suyos a través de la obra de Cristo. Esta vocación o llamado no llega a las personas porque lo merezcan, sino que es estrictamente un resultado de la GRACIA de Dios (2 Ti 1.9). Es cuestión del individuo el aceptar o rechazar ese llamado. LLAMAMIENTO.
LLAMAR, LLAMAMIENTO
Término cuyo significado teológico implica una invitación a servir a Dios con algún propósito específico (1 S 3.4; Is 49.1). En otro sentido, describe una relación directa entre Dios y el sujeto llamado (Is 43). Dios llama a Israel y lo separa de entre los otros pueblos, a fin de que le sirva y goce de su especial protección. Dios es el que siempre toma la iniciativa en el llamamiento, aunque casi siempre es una minoría o “remanente” el que responde (Jl 2.32).
En el Nuevo Testamento es frecuente el uso del término en Lucas, Hechos y las cartas de Pablo. Sorprende su ausencia casi total en la literatura juanina. En algunos pasajes de los Evangelios y en los escritos de Pablo, la base para el significado teológico del llamamiento es el hecho de que Dios llama al hombre en Cristo para un propósito que Él mismo determina. En general, este es el punto de vista del Nuevo Testamento (Flp 3.14). La respuesta del hombre llamado puede ser para creer, y en este sentido el llamamiento es un término técnico para designar el proceso de la SALVACIÓN (Hch 2.39; 1 Co 7.17; Gl 5.13; 1 P 5.10).
Las epístolas paulinas clarifican el concepto teológico del llamamiento cristiano. Este viene de Dios, a través del evangelio, para la salvación, SANTIFICACIÓN y servicio (2 Ts 2.14); permite entrar al Reino de Dios y formar parte de la “familia de Dios” en compañerismo y amor fraternal (1 Co 1.9; Gl 1.15; Ef 2.19). Para Pablo, quienes responden al evangelio son “llamados” en oposición a quienes lo rechazan (1 Co 1.24). Esta idea está tomada de la misma enseñanza de Jesús (Mt 22.14).
El llamamiento de 1 Co 7.20 parece señalar, más que una ocupación particular, el carácter histórico del acto divino. La respuesta del hombre “llamado” incluye todas sus circunstancias históricas. De aquí que en algunos pasajes del Nuevo Testamento el llamamiento sea un imperativo a vivir conforme a la vocación cristiana (Ef 4.1; Col 1.10; 2 Ts 1.11).
Sin embargo, el sentido más pleno del llamamiento cristiano destaca la posición que el creyente asume en una relación más profunda con Dios. Ser “llamado hijo de Dios” es el propósito eterno de la salvación (1 Jn 3.1; cf. Jn 1.12; Ro 8.28, 30; 9.26).
El sacerdocio universal de todos los creyentes
Esta expresión, aunque no se encuentra literalmente en la Biblia, fue instaurado por Martín Lutero, y desde entonces ha sido practicamente el emblema de las más diversas corrientes de la Reforma protestante, aunque la realidad muestra que muy poco aplicada en la vida de las iglesias.
Para poder entenderlo mejor, será muy interesante que el alumno pueda recordar e investigar la importancia de la tarea sacerdotal en el Antiguo Testamento. Este oficio estaba restringido a un grupo minúsculo, quienes tenían la función de servir a Dios en el templo.
El Nuevo Testamento nos plantea la gran posibilidad y responsabilidad de que cada cristiano es ahora un sacerdote y por lo tanto tiene que asumir este su rol, dado por Dios mismo. Nuestra vocación cristiana implica servicio.
El fundamento bíblico de esta doctrina surge de 1 Pedro 2:4-9 (busque el texto y léalo antes de seguir).
Este servicio sacerdotal, que debe ser ejercido por todos y cada uno de los cristianos consiste en:
1. La consagración de toda nuestra vida a Dios
2. Es un sacrificio de alabanza. Tenemos libre entrada a la presencia de Dios
3. Somos llamados a ser intercesores
4. Tenemos la responsabilidad de anunciar el Evangelio
5. Debemos esmerarnos en la edificación mutua junto a nuestros hermanos
6. Poner en práctica nuestros dones espirituales para el servicio
Las consecuencias eclesiológicas de esta doctrina nos lleva a considerar que el acceso a Dios por medio de Jesucristo no es exclusivo o privativo de algunos individuos (un grupo sacerdotal) sino que es extensivo a toda la comunidad de los redimidos. Porque donde están dos o tres reunidos en su nombre, está Jesús en medio de ellos. Es él quien inspira cultos llenos de gratitud que contagian a los incrédulos; quien alienta la predicación de un mensaje lleno de gracia y de verdad; quien guía todo ministerio de reconciliación y de paz en el seno de su iglesia. Porque es Jesús quien constituye el marco básico del sacerdocio de todos los creyentes.
Dios ha equipado a cada uno de los creyentes para que puedan ser parte de este pueblo de sacerdotes, que componen todos los redimidos, sirviendo y honrando a Dios y bendiciendo a los demás hermanos.
Entender la importancia de esta doctrina nos animará a involucrarnos activamente en la obra del Reino, porque es tarea y responsabilidad de todos.
Lea ahora el interesante artículo al respecto de Juan Stam, pulse aquí ➡ Stam sacerdocio
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