Tomado de: Sturkie y Bear, Christian Peer Counseling (Consejería cristiana de iguales), Word Publishers, 1989. pp. 64-65.
Los mensajes efectivos son aquellos que más probablemente serán escuchados y entendidos por la gente que los recibe. A continuación cinco componentes para enviar mensajes efectivos.
- El mensaje verbal debe ser congruente con el no verbal. Si las palabras dichas dicen que la persona se está sintiendo bien, pero está haciendo una mueca, se está enviando un mensaje incongruente. Este tipo de comunicación es frecuentemente confuso porque la persona que recibe el mensaje tiene que decidir si atender al mensaje verbal o al no-verbal.
- Uno debe ser “dueño” de sus sentimientos y acciones. En cualquier momento la gente esta individualmente al mando de sus sentimientos, y aunque a veces no pueden controlar cómo se sienten, sí tienen responsabilidad en cómo expresan sus sentimientos.
- Los sentimientos personales son enunciados mejor si empiezan con “yo”. Uno debe usar sus propios sentimientos acerca de la persona que va a recibir el mensaje. Por ejemplo, el que habla puede decir, “Yo estoy enojado contigo…” en lugar de “Me haces enojar cuando…”
- Deben comunicarse la aceptación y el interés por los sentimientos del que recibe el mensaje así como las reacciones hacia el mensaje. El escuchar activamente puede ser usado para responder a las reacciones del que recibe el mensaje. Por ejemplo, uno puede decir, “Así que dices que estás confundido,” o “Lo que te entiendo es…”
- Los que hablan deben comunicar expectaciones explícitas en sus mensajes en cuanto a qué quieren que la otra persona cambie. Si esto no se hace, el que recibe el mensaje puede perpetuar su propio dilema, creyendo que es incapaz de resolver la situación.
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