Vea la guía del estudio: El Ministerio Del Espíritu Santo
El Fruto Del Espíritu Santo
OBJETIVOS:
Al concluir este capítulo usted será capaz de:
Identificar el fruto exterior del Espíritu Santo.
Identificar el fruto interno del Espíritu Santo.
Explicar la importancia del fruto del Espíritu Santo.
Identificar una referencia de la Escritura que revela que nosotros fuimos escogidos para llevar fruto.
Definir la varios frutos internos del Espíritu.
Distinguir entre paz de Dios y paz con Dios.
VERSÍCULOS LLAVE:
“Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe” (Gálatas 5:22-23).
INTRODUCCIÓN
Este capítulo discute el fruto del Espíritu Santo. En el próximo capítulo usted aprenderá de las calidades contrastantes de las llamadas obras de la carne. En un último capítulo usted aprenderá a desarrollar el fruto espiritual.
¿QUÉ ES EL FRUTO?
El fruto del Espíritu Santo se refiere a la naturaleza del Espíritu revelada en la vida del creyente. Este fruto son calidades espirituales que deben ser evidentes en las vidas de todo los cristianos.
Los dones del Espíritu Santo son para el poder. El fruto del Espíritu Santo es para el carácter en la vida de un creyente. Lo siguiente gráfico ilustra las diferencias entre los dones espirituales y el fruto:
Dones Fruto
Para el ministerio al cuerpo Para la madurez del individuo
Ningún creyente tiene todos Cada creyente debe tener todos
Para el poder Para el carácter
El fruto espiritual es evidencia de madurez espiritual. Como el fruto en el mundo natural, es un producto que es el resultado del proceso de vida. El fruto espiritual es el carácter cristiano en la conducta personal y social y es un producto del Espíritu Santo trabajando en su vida y su contestación a este trabajo. Así como el fruto toma tiempo para desarrollar en el mundo natural, el fruto espiritual también toma tiempo para desarrollar. Es el producto de crecimiento natural en la vida del Espíritu.
DOS TIPOS DE FRUTO
La Biblia habla de dos tipos de fruto espiritual:
1. El fruto de evangelización.
2. El fruto de calidades espirituales piadosas.
El Espíritu Santo ayuda a los creyentes a llevar fruto exterior haciéndoles un testigo poderoso del mensaje del Evangelio. Él también desarrolla el fruto interno de calidades espirituales semejantes as de Cristo en sus vidas.
EL FRUTO EXTERIOR: LA EVANGELIZACIÓN
REPRODUCCIÓN NATURAL:
Cuando Dios creó Adán y Eva, el primer orden que Él les dio fue para ser “fructífero” y multiplicar en el mundo natural:
“Dios los bendijo y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos. Llenad la tierra; sojuzgadla y tened dominio…” (Génesis 1:28).
En el mundo natural, Dios puso un ciclo de reproducción continua:
“Mientras exista la tierra, no cesarán la siembra y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche” (Génesis 8:22).
REPRODUCCIÓN ESPIRITUAL:
Desde el principio del mundo, Dios llamó a Su pueblo a la reproducción espiritual así como natural.
Adán y Eva deberían reproducirse espiritualmente y físicamente. El plan original de Dios era que ellos llenasen la tierra de personas creadas en la imagen de Dios que caminasen en compañerismo con Dios.
Cuando Dios levantó a la nación de Israel como un pueblo a través de quien Él podría demostrar Su poder y plan al mundo, Él lo llamó a ser espirit
ualmente reproductivo:
“Trajiste una vid de Egipto; echaste a las naciones y la plantaste. Limpiaste el lugar delante de ella. Hiciste que echara raíz, y llenó la tierra. Los montes fueron cubiertos por su sombra, y sus ramas llegaron a ser como cedros de Dios” (Salmos 80:8-10).
La “vid” que Dios sacó de Egipto era la nación de Israel. Él quería que ellos llevaran fruto espiritual revelando el verdadero Dios a las naciones irreligiosas alrededor de ellos. En cambio, Israel se volvió como el pagano. Ellos empezaron a rendir culto a los ídolos y querían que un rey humano visible reinara sobre ellos en lugar del invisible Rey de Reyes. Finalmente, Dios dijo de Israel:
“Israel era como una vid vacía…” (Oseas 10:1 – Traducción del Original).
Debido a su esterilidad espiritual, Jesús dijo:
“Por esta razón os digo que el reino de Dios será quitado de vosotros y será dado a un pueblo que producirá los frutos del reino” (Mateo 21.43).
Para llevar fruto, el Evangelio del Reino se extendió a las naciones Gentiles debido a la negativa de Israel. De los Gentiles Dios levantó a la Iglesia para cumplir Su plan de reproducción espiritual a lo largo del mundo.
ESCOGIDO PARA LLEVAR FRUTO:
Como creyentes, Jesús nos ha escogido para llevar fruto a través de la evangelización del mundo:
“Vosotros no me elegisteis a mí; más bien, yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y para que vuestro fruto permanezca; a fin de que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre él os lo dé” (Juan 15:16).
Su último orden a Sus seguidores fue de reproducción espiritual:
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).
Él desafió a Sus discípulos con una gran visión de cosecha espiritual:
“¿No decís vosotros: Todavía faltan cuatro meses para que llegue la siega”? He aquí os digo: ¬Alzad vuestros ojos y mirad los campos, que ya están blancos para la siega! El que siega recibe salario y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra y el que siega se gocen juntos” (Juan 4:35-36),
Salomón dijo:
“El fruto del justo es árbol de vida, y el que gana almas es sabio” (Proverbios 11:30).
El poder del Espíritu Santo les permite a los creyentes que sean espiritualmente fructíferos a través de la evangelización:
“Pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre vosotros, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).
El método de reproducción espiritual se da en 2 Timoteo 2:2:
“Lo que oíste de parte mía mediante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2).
Así como Dios estableció un ciclo de cosecha en el mundo natural, Él estableció un ciclo de reproducción en el mundo espiritual. Cada creyente debe enseñar el Evangelio a las personas que también se reproducen enseñando otras. Así como el ciclo natural de plantar y cosechar es inacabable, así es el ciclo de cosecha espiritual.
(Debido a la importancia del fruto exterior de evangelización, o Instituto Internacional Tiempo de Cosecha ofrece cursos separados sobre este asunto. Escriba para información sobre “Estrategias Para La Cosecha Espiritual”, “Metodologías de Multiplicación” y “Evangelismo Como Levadura”.
EL FRUTO INTERNO: SEMEJANZA DE CRISTO
Además del fruto exterior de evangelización la Biblia habla de calidades espirituales positivas producidas en la vida de un creyente por el Espíritu Santo. Nosotros llamamos este fruto del fruto interno de la semejanza de o con Cristo. Este fruto se lista en Gálatas 5:22-23:
“Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 5:22-23).
Éstas son calidades internas que el Espíritu Santo quiere desarrollar en la vida del creyente. Ellas son calidades que son como las calidades espirituales que eran evidentes en la vida de Jesucristo. Esto es por qué nosotros las llamamos las calidades como de Cristo.
La palabra “fruto” es singular. No es plural [los frutos]. Recuerde que os dones del espiritual son muchos y son divididos entre los creyentes según a voluntad del Espíritu Santo. El fruto es singular. Puede entenderse por el ejemplo natural de las uvas. Un racimo de uvas tiene varias uvas individuales en él, pero es un racimo. En el mundo natural cuando se cogen las uvas de la vid, ellas se cogen en un racimo. Este racimo de varias uvas se llama “fruto” [singular] de la vid.
En el mundo espiritual el fruto del Espíritu Santo es similar a un racimo de uvas. Son calidades espirituales separadas unidas juntas en un racimo o fruto. Este fruto es la madurez espiritual que se revela en muchas calidades como las de Cristo.
Un Fruto………………….. Madurez Espiritual
Muchas Cualidades….. Amor
Gozo
Paz
Paciencia
Benignidad
Bondad
Fe
Mansedumbre
Dominio propio
Dios quiere que todos los creyentes tengan el fruto del Espíritu. Diferente de los dones que son plurales [muchos] y es dividido entre los creyentes, el fruto [singular] será poseído por cada creyente.
Se encuentra el fruto del Espíritu Santo en cada acto de bondad, rectitud, y verdad hecho por los creyentes:
“Pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad” (Efesios 5:9).
Lo siguiente es el fruto del Espíritu Santo:
AMOR
El amor es una emoción de afecto profundo, cuidado, y preocupación. Es una incondicional entrega de sí mismo a otros sin tener en cuenta su condición o circunstancias.
Mientras usted aprendió en su estudio de los dones espirituales, el amor es la llave al funcionamiento de todos los dones espirituales. También es la calidad de que todo el fruto espiritual desarrolla. Esto se revela cuando usted compara el pasaje en el fruto del Espíritu en Gálatas con el pasaje sobre el amor en 1 Corintios 13:
1 Corintios 13:1-7 | Gálatas 5:22-23 |
No es indecoroso, ni busca lo suyo propio | Amor |
No se goza de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. | Alegría |
No se irrita, ni lleva cuentas del mal. | Paz |
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. | Paciencia |
Es misericordioso, pensativo e interesado; no envidia. | Bondad |
Es grande, cortés, y generoso; es amable y bueno. | Benignidad |
No piensa ningún mal, pero tiene fe en Dios y en otros. | Fe |
No es celoso. No es ostentoso, ni se hace arrogante. | Mansedumbre |
Se disciplina y es controlado, no se comporta impropiamente. | Dominio propio |
Fe que es un don y fruto del Espíritu opera por el amor:
“Pues en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión valen nada, sino la fe que actúa por medio del amor” (Gálatas 5:6).
El fruto espiritual del amor no es el amor como él se pinta a menudo por el mundo. Es un amor que es “verdadero”. Esto significa que es un amor santo. El verdadero amor es el tipo de amor que usted debe mostrar a otros:
“Habiendo purificado vuestras almas en obediencia a la verdad para un amor fraternal no fingido, amaos los unos a los otros ardientemente y de corazón puro” (1 Pedro 1:22).
Usted debe amar a Dios:
“Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:30).
(También Vea 1 Juan 2:5,15; 3:11-17; 4:7-20; 5:2; 2 Juan 1:5-6; Deuteronomio 6:5; Lucas 10:27).
Usted debe amar a sus enemigos:
“Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos y haced bien a los que os aborrecen.. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que los aman… Más bien, amad a vuestros enemigos y haced bien y dad prestado sin esperar ningún provecho. Entonces vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y los perversos” (Lucas 6:27,32,35).
“Habéis oído que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, y orad por los que os persiguen” (Mateo 5:43-44).
Usted debe amar a su prójimo tanto como usted ama sí mismo:
“… amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 19:19).
Jesús quiere que usted ame otros tanto cuanto Él lo amó:
“Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros. Como os he amado, amaos también vosotros los unos a los otros” (Mateo 13:34).
“Como el Padre me amó, también yo os he amado; permaneced en mi amor… Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, como yo os he amado” (Juan 15:9,12).
“Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo daré a conocer todavía, para que el amor con que me has amado esté en ellos, y yo en ellos” (Juan 17:26).
Es por nuestro amor unos a los otros que seremos reconocidos como Cristianos:
“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros” (Juan 13:35).
Si usted no ama a otros creyentes el amor de Dios no está en usted:
“El que dice que está en la luz y odia a su hermano, está en tinieblas todavía. El que ama a su hermano permanece en la luz, y en él no hay tropiezo” (1 Juan 2:9-10).
(Ésta es una verdad muy importante. Estúdiela más en Juan 13:34; 14:15,21,23,31; 15:9-19; 17:26; 21:15-17).
Su amor debe abundar [aumentar]:
“Y ésta es mi oración: que vuestro amor abunde aun más y más en conocimiento y en todo discernimiento” (Filipenses 1:9).
“El Señor os multiplique y os haga abundar en amor unos para con otros y para con todos, tal como nosotros para con vosotros” (1 Tesalonicenses 3:12).
Usted será arraigado y fundamentado en amor:
“Para que Cristo habite en vuestros corazones por medio de la fe; de modo que, siendo arraigados y fundamentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender, junto con todos los santos, cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa todo conocimiento; para que así seáis llenos de toda la plenitud de Dios” (Efesios 3:17-19).
Usted debe suportar a los otros en amor:
“Con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos los unos a los otros en amor” (Efesios 4:2).
Usted es conservado en amor:
“Conservaos en el amor de Dios, aguardando con esperanza la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna” (Judas 21).
“Pero tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la perseverancia, la mansedumbre” (1 Timoteo 6:11).
Su trabajo para el Señor debe ser una labor de amor:
“Nos acordamos sin cesar, delante del Dios y Padre nuestro, de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de la perseverancia de vuestra esperanza en nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 1:3).
“Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el amor que habéis demostrado por su nombre, porque habéis atendido a los santos y lo seguís haciendo” (Hebreos 6:10).
Cuando nosotros nos acercamos al fin de tiempo aquí en la tierra, el amor de muchos se enfriará. Esto significa que las personas se volverán poco afectuoso:
“Y por haberse multiplicado la maldad, se enfriará el amor de muchos” (Mateo 24.12).
Pero nosotros tenemos la convicción de que nada puede separarnos del amor de Dios:
“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación? ¿angustia? ¿persecución? ¿hambre? ¿desnudez? ¿peligros? ¿espada?… Por lo cual estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo porvenir, ni poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 8:35,38-39).
David escribió mucho sobre el amor. Vea Salmos 31:23; 18:1; 40:16; 97:10; 116:1; 119:97, 113, 119, 127, 132, 159, 163, 105, 167; 122:6; 145:20. Estudie el libro de 1 Juan. Uno de los temas llaves de este libro es el amor.
ALEGRÍA
La alegría es una calidad de gozo, deleite, y júbilo.
El fruto espiritual de alegría y la emoción de felicidad no es el mismo. Cada una brota de una fuente diferente. Felicidad viene del mundo alrededor de usted y es dependiente en sus circunstancias. La alegría se origina con el Espíritu de Dios y no es dependiente de las circunstancias exteriores.
Jesucristo trajo la alegría a Su nacimiento:
“Pero el ángel les dijo: –No temáis, porque he aquí os doy buenas nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor” (Lucas 2:10-11).
Dios desea que usted tenga la alegría:
“Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea completo” (Juan 15:11).
“Pero ahora voy a ti y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo completo en sí mismos” (Juan 17:13).
Los discípulos estaban llenos con alegría y el Espíritu Santo:
“Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo” (Hechos 13:52).
La fuente de alegría del creyente no está en cosas mundanas pero Dios:
“Me mostrarás la senda de la vida. En tu presencia hay plenitud de gozo, delicias en tu diestra para siempre” (Salmos 16:11).
Porque su alegría es espiritual y no dependiente de las circunstancias exteriores usted puede regocijarse en las pruebas:
“Hermanos míos, tenedlo por sumo gozo cuando os encontréis en diversas pruebas” (Santiago 1:2).
Usted también puede regocijarse en la tribulación [tiempos difíciles]:
“Tengo mucha confianza en vosotros; mucho me glorío en vosotros; lleno estoy de consolación; sobreabundo de gozo en toda nuestra aflicción” (2 Corintios 7:4).
Usted puede perseverar con la alegría:
“Y que seáis fortalecidos con todo poder, conforme a su gloriosa potencia, para toda perseverancia y paciencia” (Colosenses 1:11).
La alegría es parte del Reino de Dios:
“Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Romanos 14:17).
La Biblia anima a los creyentes para ser jubilosos y expresar esta alegría hacia el Señor:
“Se alegrarán todos los que confían en ti; para siempre gritarán de júbilo, pues tú los proteges. Los que aman tu nombre se regocijarán en ti” (Salmos 5:11).
(También Vea Salmos 35:9; 63:5; 66:1; 81:1; 95:1-2; 149:5; 98:4,6,8; 100:1).
PAZ
Paz es una condición de estar callado, calma, tranquilidad, y armonía. Es la ausencia de disputa, ansiedad, y preocupación. No es sólo pasividad. Mantener la paz por medio de acción poderosa es parte del pacificador.
La confusión es el contrario de paz. Dios no causa la confusión. Su deseo es traer paz:
“Porque Dios no es Dios de desorden, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos” (1 Corintios 14:33).
Jesús trajo paz a la tierra:
“¬Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres de buena voluntad!” (Lucas 2:14).
Toda la verdadera paz pasa por Jesucristo:
“Dios ha enviado un mensaje a los hijos de Israel, anunciando las buenas nuevas de la paz por medio de Jesucristo. El es el Señor de todos” (Hechos 10:36).
“Porque él es nuestra paz, quien de ambos nos hizo uno. El derribó en su carne la barrera de división, es decir, la hostilidad” (Efesios 2:14).
“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1).
Jesús dejó a Sus seguidores con una paz especial:
“La paz os dejo, mi paz os doy. No como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27).
Las enseñanzas de Jesús trajeron paz:
“Os he hablado de estas cosas para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero ¬tened valor; yo he vencido al mundo!” (Juan 16:33).
El Evangelio es un mensaje de paz:
“Y calzados vuestros pies con la preparación para proclamar el evangelio de paz” (Efesios 6:15).
Hay dos tipos de paz. El primero es paz con Dios:
“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1).
Después de que usted ha hecho paz con Dios, usted puede tener la paz de Dios en su vida:
“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7).
La Biblia nos dice que sigamos las cosas que producen paz:
“Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación” (Romanos 14:19).
Nosotros debemos vivir en paz:
“En cuanto a lo demás, hermanos, regocijaos. Sed maduros; sed confortados; sed de un mismo sentir. Vivid en paz, y el Dios de paz y de amor estará con vosotros” (2 Corintios 13:11).
Nosotros debemos vivir pacíficamente con todos los hombres:
“Procurad la paz con todos, y la santidad sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14).
Nosotros debemos guardar la unidad del Espíritu a través de la paz:
“Procurando con diligencia guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efesios 4:3).
La paz de Dios debe gobernar en nuestros corazones:
“Y la paz de Cristo gobierne en vuestros corazones, pues a ella fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos” (Colosenses 3:15).
Nosotros debemos nos empeñar en ser encontrados en paz en todo momento:
“Por tanto, oh amados, estando a la espera de estas cosas, procurad con empeño ser hallados en paz por él, sin mancha e irreprensibles” (2 Pedro 3:14).
PACIENCIA
Paciencia es la calidad de perseverancia. Es la habilidad de llevar una situación insufrible alegremente y pacientemente soportarla. Paciencia es una calidad de Dios:
“Jehová pasó frente a Moisés y proclamó: –¬Jehová, Jehová, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad” (Éxodo 34:6).
“Jehová es lento para la ira y grande en misericordia. El perdona la iniquidad y la rebelión, pero de ninguna manera dará por inocente al culpable. Castiga la maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación” (Números 14:18).
“Pero tú, oh Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad” (Salmos 86:15).
“Considerad que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo os ha escrito, según la sabiduría que le ha sido dada” (2 Pedro 3:15).
“¿O menosprecias las riquezas de su bondad, paciencia y magnanimidad, ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento?” (Romanos 2:4).
Paciencia era una calidad evidente en el ministerio del Apóstol Pablo:
“Pero tú has seguido de cerca mi enseñanza, conducta, propósito, fe, paciencia, amor, perseverancia” (2 Timoteo 3:10).
La Biblia nos dice que seamos pacientes con regocijo:
“Y que seáis fortalecidos con todo poder, conforme a su gloriosa potencia, para toda perseverancia y paciencia con regocijo” (Colosenses 1:11 – Traducción del Original).
Nosotros somos llamamos para ser pacientes:
“Con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos los unos a los otros en amor” (Efesios 4:2).
Nosotros debemos predicar la Palabra de Dios con paciencia:
“Predica la palabra; mantente dispuesto a tiempo y fuera de tiempo; convence, reprende y exhorta con toda paciencia y enseñanza” (2 Timoteo 4:2).
Los creyentes deben vestirse con la paciencia como una calidad espiritual:
“Por tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, vestíos de profunda compasión, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia” (Colosenses 3:12).
BENIGNIDAD
La benignidad es la calidad de tener una manera apacible, no severa, violenta, o fuerte. Es una bondad callada y respetuosa.
La Biblia advierte a las creyentes para no rivalizar pero ser manso a todos los hombres:
“Pues el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar y sufrido” (2 Timoteo 2:24).
Nosotros no debemos ser alborotadores. Los alborotadores son personas que siempre están luchando o defendiéndose:
“Que no hablen mal de nadie, que no sean contenciosos sino amables, demostrando toda consideración por todos los hombres” (Tito 3:2).
Nosotros debemos ser fácilmente requeridos. Eso significa que nosotros debemos ser de fácil aproximación por otros debido a nuestra naturaleza mansa:
“En cambio, la sabiduría que procede de lo alto es primeramente pura; luego es pacífica, tolerante, complaciente, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial y no hipócrita” (Santiago 3:17).
David escribió:
“Me has dado el escudo de tu salvación; tu mano derecha me ha sustentado, y tu condescendencia me ha engrandecido” (Salmos 18:35).
BONDAD
Bondad son actos de santidad o rectitud. La bondad es una calidad de Dios:
“Justo es Jehová en todos sus caminos y bondadoso en todas sus obras” (Salmos 145:17).
“¬Den gracias a Jehová por su bondad y por sus maravillas para con los hijos del hombre!” (Salmos 107:8,15,21,31 – Traducción del Original).
“Mi bondad y castillo mío; mi refugio y mi libertador; mi escudo, en quien he confiado; el que sujeta los pueblos debajo de mí” (Salmos 144:2 – Traducción del Original).
La tierra muestra la bondad de Dios:
“El ama la justicia y el derecho; de la misericordia de Jehová está llena la tierra” (Salmos 33:5).
Dios corona el año con Su bondad. Esto significa que todas las bendiciones de cada año son de Él:
“Coronas el año con tus bondades, y tus recorridos fluyen abundancia” (Salmos 65:11).
La bondad de Dios se muestra a los pecadores para llevarlos al arrepentimiento:
“¿O menosprecias las riquezas de su bondad, paciencia y magnanimidad, ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento?” (Romanos 2:4).
Rey David dijo que él habría desmayado si no tuviera sido por la bondad de Dios:
“¬Oh, si yo no creyese que he de ver la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes!” (Salmos 27:13).
David dijo que la bondad de Dios ha sido guardada para nosotros:
“¬Cuán grande es la bondad que has guardado para los que te temen, que has obrado para los que en ti se refugian contra los hijos del hombre” (Salmos 31:19).
Dios llena el hambriento con la bondad:
“Porque él sacia al alma sedienta y llena de bien al alma hambrienta” (Salmos 107:9).
Como un creyente, la bondad y misericordia de Dios lo sigue:
“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida…” (Salmos 23:6).
FE
Usted aprendió sobre la fe cuando usted la estudió como un don espiritual. Los conceptos enseñados sobre la fe como un don también son aplicables a la fe como un fruto.
Pero recuerda la diferencia entre los dos que se explicó previamente. La fe como un don es el poder. Es una acción. Es una confianza fuerte en Dios que le permite a un creyente tomar acción dónde otros no actuarán debido a la incredulidad. La fe como un fruto es el carácter. Es una actitud de fe hacia Dios. Se desarrolla a través del proceso de Su vida dentro de nosotros trayendo el crecimiento espiritual.
Mientras todos no tenemos el don de fe, el fruto de fe debe se
r evidente en las vidas de todos los creyentes.
MANSEDUMBRE
La mansedumbre es la fuerza controlada. La mansedumbre debe ser el método usado para restaurar un reincidente. Un reincidente es uno que sigue en una vida de pecado mismo habiendo recibido a Jesús como el Salvador:
“Fuisteis sepultados juntamente con él en el bautismo, en el cual también fuisteis resucitados juntamente con él, por medio de la fe en el poder de Dios que lo levantó de entre los muertos. Mientras vosotros estabais muertos en los delitos y en la incircuncisión de vuestra carne, Dios os dio vida juntamente con él, perdonándonos todos los delitos” (Colosenses 3:12-13).
“Hermanos, en caso de que alguien se encuentre enredado en alguna transgresión, vosotros que sois espirituales, restaurad al tal con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado” (Gálatas 6:1).
La mansedumbre preserva la unidad en la iglesia:
“Por eso yo, prisionero en el Señor, os exhorto a que andéis como es digno del llamamiento con que fuisteis llamados: con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos los unos a los otros en amor; procurando con diligencia guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efesios 4:1-3).
Debe usarse la mansedumbre para tratar con todos los hombres:
“Pues el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar y sufrido; corrigiendo con mansedumbre a los que se oponen, por si quizás Dios les conceda que se arrepientan para comprender la verdad” (2 Timoteo 2:24-25).
“Que no hablen mal de nadie, que no sean contenciosos sino amables, demostrando toda consideración por todos los hombres” (Tito 3:2).
Usted debe recibir la Palabra de Dios con mansedumbre:
“Por lo tanto, desechando toda suciedad y la maldad que sobreabunda, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas” (Santiago 1:21).
Un hombre sabio es un hombre manso:
“¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? ¬Que demuestre por su buena conducta sus obras en la mansedumbre de la sabiduría!” (Santiago 3:13).
Se animan que los creyentes que busquen esta calidad de mansedumbre:
“Por tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, vestíos de profunda compasión, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia” (Colosenses 3:12).
“Pero tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la perseverancia, la mansedumbre” (1 Timoteo 6:11).
“Y he aquí, cuando salía el ángel que hablaba conmigo, otro ángel le salió al encuentro” (Zacarías 2:3).
DOMINIO PROPIO
Dominio propio es la moderación en las emociones, pensamientos, y acciones. Es el autodominio. El dominio propio es el dominio en todas las cosas:
“Más bien, pongo mi cuerpo bajo disciplina y lo hago obedecer; no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo venga a ser descalificado” (1 Corintios 9:27) (Vea 1 Corintios 9:19-27).
Nos dicen que agreguemos el dominio propio a nuestras vidas:
“al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, perseverancia; a la perseverancia, devoción” (2 Pedro 1:6).
El Dominio propio era parte del mensaje de Pablo del Evangelio:
“Cuando Pablo disertaba de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se llenó de miedo y respondió: –Por ahora, vete; pero cuando tenga oportunidad, te llamaré” (Hechos 24:25).
IMPORTANCIA DEL FRUTO
Jesús dio gran énfasis en llevar fruto. En una parábola Él dijo:
“Entonces dijo esta parábola: “Cierto hombre tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo halló. Entonces dijo al viñador: ‘He aquí, ya son tres años que vengo buscando fruto en esta higuera y no lo hallo. Por tanto, córtala. ¿Por qué ha de inutilizar también la tierra? Entonces él le respondió diciendo: ‘Señor, déjala aún este año, hasta que yo cave alrededor de ella y la abone. Si da fruto en el futuro, bien; y si no, la cortarás”. (Lucas 13:6-9).
Otra vez Jesús vio una higuera que no tenía fruto:
“Volviendo a la ciudad por la mañana, él tuvo hambre. Al ver una higuera en el camino, fue a ella; pero no encontró nada en ella sino sólo hojas, y le dijo: –Nunca jamás brote fruto de ti. Pronto se secó la higuera” (Mateo 21:18-19).
La maldición de la higuera por Jesús no fue un acto de enojo porque Él tuvo hambre y el árbol no tenía el fruto.
Él estaba enseñando una verdad importante. La higuer
a tenía una apariencia buena. Tenía hojas verdes y parecía como si fuera fructífera. Pero no tenía fruto.
Algunas personas dan la apariencia exterior de ser espiritual, pero interiormente ellas no tienen el fruto espiritual de la semejanza de Cristo. Ésta era la condición de los Fariseos, un grupo religioso en el tiempo de Cristo. Jesús les dijo:
“¬Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados que, a la verdad, se muestran hermosos por fuera; pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda impureza” (Mateo 23:27).
Dios se preocupa por la productividad en lugar de la apariencia de productividad.
Generalmente hablando, más énfasis se ha puesto en los dones en lugar del fruto del Espíritu Santo en el ministerio moderno. Pero la Biblia da énfasis al fruto espiritual:
“Así que, por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:20).
El fruto, o calidades espirituales mostradas por una persona, revela como él es por dentro:
“No es buen árbol el que da malos frutos, ni es árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol es conocido por su fruto; pues no se recogen higos de los espinos, ni tampoco se vendimian uvas de una zarza. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón, presenta lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón, presenta lo malo. Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Lucas 6:43-45).
Un hombre puede tener la apelación personal [carisma] que puede pasarse por el poder espiritual. Él puede incluso hacer milagros en el nombre del Señor. Pero Jesús dijo:
“No todo el que me dice ‘Señor, Señor’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor! ¿No profetizamos en tu nombre? ¿En tu nombre no echamos demonios? ¿Y en tu nombre no hicimos muchas obras poderosas?’ Entonces yo les declararé: ‘Nunca os he conocido. ¬Apartaos de mí, obradores de maldad!” (Mateo 7:21-23).
Judas advirtió contra aquellos que han entrado encubiertamente en la iglesia y enseñado doctrina falsa. Él dijo que una de las maneras de reconocerlos era por la falta de fruto en sus vidas:
“Estos que participan en vuestras comidas fraternales son manchas, apacentándose a sí mismos sin temor alguno. Son nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos. Son árboles marchitos como en otoño, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados” (Judas 12).
La cosa importante en cualquier ministerio es el fruto porque… “Así que, por sus FRUTOS los conoceréis” (Mateo 7:20).
En el mundo natural es el fruto que lleva dentro de él las semillas que se reproducen. En el mundo del espíritu es el fruto del Espíritu Santo que tiene la capacidad por la reproducción espiritual:
El fruto de las calidades de Cristo en las vidas de los creyentes atrae a los hombres pecadores a Dios.
El fruto de la evangelización esparce el Evangelio del Reino y resulta en la cosecha espiritual a lo largo del mundo.
PRUEBA PERSONAL
1. ¿Cuál es el fruto exterior del Espíritu?
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2. ¿Cuál es el fruto interno del Espíritu?
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3. Liste las calidades del fruto interno del Espíritu Santo:
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4. ¿Qué referencia de la Escritura revela que Jesús nos ha escogido para llevar el fruto?
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5. Escriba los Versículos Llaves de memoria.
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6. Lea la lista de fruto espiritual del Espíritu Santo en Lista Uno. Lea las definiciones en Lista Dos. Escriba el número de la definición que describe el fruto en el espacio en blanco proporcionado.
Lista Uno Lista Dos
_____ Dominio propio 1. Afecto profundo, cuidado.
_____ Fe 2. Gozo, deleite.
_____ Ma
nsedumbre 3. Descanso, calma, armonía.
_____ Benignidad 4. Perseverancia.
_____ Bondad 5. Manera apacible, no severo.
_____ Alegría 6. Actos virtuosos.
_____ Paciencia 7. Confianza fuerte en Dios.
_____ Paz 8. Fuerza controlada.
_____ Amor 9. Templaza, autodominio
7. ¿Por qué el fruto del Espíritu es importante?
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8. ¿Escribe qué diferencia hay entre la paz de Dios y la paz con Dios?
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(Las respuestas se encuentran al final del último capítulo en este manual.)
PARA ESTUDIO ADICIONAL
1. Lea Mateo 5:1-12. ¿Cuánto fruto interno de la semejanza con Cristo usted puede encontrar en este pasaje? Por ejemplo, se menciona el fruto de la alegría en versículo 12.
2. Lea 1 Corintios capítulo 13 que se preocupa con el fruto espiritual de amor. ¿Cuántas otras características del fruto espiritual usted puede ver expresadas en el amor? Por ejemplo, “todo lo cree” en versículo 7 es el fruto de fe.
3. El fruto del Espíritu Santo son manifestaciones del carácter de Dios. Dios es un Dios de:
Amor: 1 Juan 4:16; Tito 3:4
Alegría: Mateo 25:21
Paz: Filipenses 4:7
Paciencia: 2 Pedro 3:9,15
Benignidad: Mateo 11:28-30
Bondad: 2 Pedro 1:3
Fidelidad: 2 Timoteo 2:13
Mansedumbre: Zacarías 2:3
Dominio propio: Hebreos 12:11 (La disciplina de Dios demuestra moderación).
4. Jesucristo tenía todo el fruto del Espíritu Santo evidente en Su vida:
El fruto exterior: Evangelización: Juan 10:16; Marcos 1:38
El fruto interno:
Amor: Marcos 10:21; Juan 11:5,36
Alegría: Juan 15:11
Paz: Juan 14:27
Paciencia: 1 Pedro 3:15
Benignidad: 2 Corintios 10:1
Bondad: Romanos 11:22
Fe: Mateo 17:14-21
Mansedumbre: 2 Corintios 10:1
Dominio propio: Lucas 4:1-13
Lea los libros de Mateo, Marcos, Lucas, y Juan. Agregue a este esbozo otras referencias dónde Jesús demostró fruto del Espíritu Santo.
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a: El Ministerio Del Espíritu Santo
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