RECURSOS EN LA ORACIÓN
2 Crónicas 14:2-16:12
por Ray C. Stedman
¿Que es lo que esperamos que Dios haga cuando estamos abrumados por nuestras circunstancias, cuando estamos excedidos en números y aventajados? En nuestra series de estudios de la oración de el Antiguo Testamento, en esta mañana vamos a aprender a como usar la oración en las emergencias de la vida. Para eso vamos a mirar la vida de Asa, el tercer rey de Judá, nieto de Salomón.
Cuando el rey Asa ascendió al trono, lo primero que hizo fué de gran admiración. En el verso 2 de el caítulo 14 de segunda de Crónicas se nos dice:
E hizo Asa lo bueno y lo recto en los ojos de Jehová su Dios. Porque quitó los altares del culto ajeno, y los altos; [eso es los altares levantados en las cimas de las montañas] quebró las imágenes, y taló los bosques [los ídolos obscenos para adorar por la gente]; Y mandó á Judá que buscasen á Jehová el Dios de sus padres, y pusiesen por obra la ley y sus mandamientos. Quitó asimismo de todas las ciudades de Judá los altos y las imágenes, y estuvo el reino quieto delante de él. (2 Chr 14:2-5)
En otras palabras cuando el rey Asa ascendió a el trono, lo primero que hizo fué dirigir a la nación a un despertar moral. El hizo lo que mucha gente dice hoy que es incorrecto hacer: El comenzó a legislar justicia.
Para poner esto en términos de hoy día, lo que el rey Asa hizo fué limpiar las librerías de adultos, cerrar los salones de masajes, confiscar las películas pornográficas, cerrar los teatros de películas de adultos, encarcelar a los vendedores de drogas, y restaurar la lectura de la Biblia y la oración pública en las escuelas y las cortes de el país.
Ahora estas personas que dicen que justificación no se puede legislar están perfectamente correctos. Sin embargo, aunque el rey Asa no lo cumplió, fué un paso en la dirección correcta. De acuerdo a este pasaje, la acción de el rey produjo una situación la cuál es descrita, “el reino obtuvo descanso bajo él.” Todo las cosas degradantes, perturbadoras, sucias, fueron eliminadas. Y en verdad fueron eliminadas. Legislar no cambia el corazón de las personas. Sí hace que se límite la manifestación de el enemigo en criminalidad, y se manifieste la verguenza y desgracia en público. El reino, por lo tanto, entró en un periódo de descanso, y se manifestó un respirar de moralidad por causa de esta legislación.
Luego el rey Asa hizo algo digno de notar y relevante a nuestro día. Al recuento continúa diciéndonos, en un tiempo de paz él aumentó a gran escala el presupuesto de la defensa. Verso 6:
Y edificó ciudades fuertes en Judá, por cuanto había paz en la tierra, y no había guerra contra él en aquellos tiempos; porque Jehová le había dado reposo. Dijo por tanto á Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros con torres, puertas, y barras, ya que la tierra es nuestra: porque hemos buscado á Jehová nuestro Dios, hémosle buscado, y él nos ha dado reposo de todas partes. Edificaron pues, y fueron prosperados. Tuvo también Asa ejército que traía escudos y lanzas: de Judá trescientos mil, y de Benjamín doscientos y ochenta mil que traían escudos y flechaban arcos; todos hombres diestros. ( 2 Cro 14:6-8)
Este reino sur de Judá estaba compuesto de dos tribus, Judá y Benjamín. Cada tribu comprometió sus jóvenes para entrenarse en el ejército–una tribu comprometió 300,000, y la otra 280,000 para un total de 580,000 hombres. Ahora esto es un número grande de hombres. Este era un país pequeño–menos de la mitad de el tamaño de California–pero su ejército activo en tiempos de paz era casi del mismo tamaño que que el de Estados Unidos mantiene en tiempos de paz. (Yo investigué con el general Ray Miller de nuestra congragación para verificar esto. Él me dijo que los números al presente eran alrededor de 700,000 hombres para esta super potencia de nuestra época.) He aquí un país pequeño con 580,000 hombres armados en un tiempo de paz.
Pronto los iban a necesitar. Al otro lado del Mar Rojo, en Etiopía, un jefe asesino llamado Zera había comenzado a mobilizarse para conquistar al mundo, con un ejército de un millón de hombres. Verso 9:
Y salió contra ellos Zera Etiope con un ejército de mil millares, y trescientos carros; y vino hasta Maresa. Entonces salió Asa contra él, y ordenaron la batalla en el valle de Sephata junto á Maresa. (2 Cró 14:9-10)
Este ejército inmenso salió de África, a través de el desierto y la península de Sinaí. Ellos estaban a la puerta de Jersusalén, y el rey Asa fué a encontrarse con ellos. (El lugar mencionado aquí es al sur y oeste de Jerusalén, donde las colinas colindan con los planos de la costa, cerca de el lugar donde David y Goliat tuvieron su encuentro famoso.) El ejército de Asa de 580,000 hombres debe de haberse visto muy impresionante cuando se juntaron, pero ahora el mira hacia afuera a los llanos, el cuál está cubierto hasta adonde el ojo puede llegar con tiendas de soldados que habían venido en su contra. Los exploradores reportan el tamaño de el ejército, y el hecho de que tienen 200 carrozas armadas (similar a los tanques armados de nuestra época). Asa sabe ahora que está excedido en número dos a uno, y totalmente aventajado por esta banda de carrozas movibles. Al él ver el tremendo ejército listo en su contra, él se siente dirigido a orar.
Verso 11:
Y clamó Asa á Jehová su Dios, y dijo: Jehová, no tienes tú más con el grande que con el que ninguna fuerza tiene, para dar ayuda. Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios: no prevalezca contra ti el hombre. (2 Cró 14:11)
¿Se ha sentido alguna vez como Asa se sintió? El Nuevo Testamento nos dice que la razón que estas historias están en el Antiguo Testamento es porque están escritas para nuestra instrucción los cuales el final de los tiempos ha llegado,” (1 Cor 10:11). Ellas reflejan experiencias que todos estamos llamados a enfrentarse en alguna ocasión. Ahora es cierto que no somos reyes con grandes ejércitos enfrentándose a otros grandes ejércitos, pero en el reino de nuestra propia vida nos enfrentamos con esta misma cosa. Así que nuestros sentimientos deben ser muy parecidos a los de el Rey Asa. ¿Ha pensado en algún momento que ha estado seguro, con mucho dinero en el banco, con buena salud y un futuro que se vé brillante y color de rosa, y de pronto, Ban! llega el desastre? Usted realiza que está excedido en números, aventajado en armas y categoría, enfrentándose a una circunstancia muy grande para manejarla usted. Estoy seguro de que hay algunos aquí en esta mañana están enfrentándose a esa clase de situación.
Ahora, la oración registrada aquí es solamente un verso de extensión, pero estoy seguro que no representa todo lo que el rey Asa dijo. (¡Uno ora mas extenso que eso cuando enfrenta un ejército de un millón de hombres!). Esto es probablemente un breve resumen de los puntos cubiertos en su oración, pero son de mucha ayuda.
Recuerden, están registrados para nuestra instrucción. Cuando estemos enfrentando situaciones como esta, esta es la forma de orar.
Noten que la primer cosa que Asa hace es reconocer la habilidad única de Dios de ayudar–habilidad única–porque nadie puede ayudar com Dios lo hace: “Oh Señor, no hay nadie como tú para ayudar.” La razón que no hay otro como Dios para ayudar, es de hecho que Dios sabe mucho más de nosotros que nadie más. Y hay muchas posibilidades de que Él puede manejarlas y librarnos.
No sé si todo esto fué a través de la mente de Asa, pero él debió de haber mirado atrás en la historia y pensó de las muchas maneras que Dios usó para librar a su pueblo en el pasado. ¡Dios tiene más formas de librar a la gente que las amburguesas que hay en McDonald! Por ejemplo,
- El pudo usar una tormenta y granizos gigantes como lo hizo una vez con Josué.
- El pudo usar la quijada de un burro, como hizo con Sansón, para vencer un gran ejercito filisteo.
- El pudo usar antorchas escondidas en jarras, como hizo con Gideón, cuando un gran ejército de Madianitas se enfrentó a un pequeño grupo de trescientos hombres.
- El pudo usar el rumor de otro ejército que invadía, como lo hizo en el caso de el rey Ezequía. En esa ocasión los ejércitos sirios bajo Rabsake, rodearon a Jerusalén, pero el rumor se extendió de que un ejército egipcio venía, y Rabsake cerró sus tiendas y desapareció de una noche a otra.
- El pudo usar un sónido en la cima de árbol de moras, como le sucedió una vez a David, cuando se enfrentó a un ejército filisteo. Cuando los filisteos oyeron el ruído extraño como de pies marchando, ellos también pensaron que un ejército venía y se levantaron y corrieron.
- El pudo usar una mujer con una estaquilla de tiendas, como lo hizo con Jael, quién mató a Sicero, el general sirio, en los días de Debora y Barak.
Hay una y mil cosas que Dios puede hacer para librarnos. El puede dejarnos pelear la batalla, pero él puede decirnos, como lo hizo con el hijo de Asa, Josafat, el próximo rey, “Vé con tu ejército, pero no habrá ninguna batalla. Yo te libraré sin que sea necesario que dé ni un golpe.” El punto de esto es que la primer cosa que el rey Asa reconoce es que no hay nadie como Dios para ayudar. Dios tiene un millón y un recursos para escoger. ¿Quién puede decir cuál de ellos puede Él usar?
El rey Asa reconoce también que parte de lo peculiar de Dios es que no importa la diferencia que seas poderoso o débil. Esta frase, “entre lo poderoso y débil” no es una buena traducción. Lo que en realidad quiere decir es, “si eres poderoso o débil.” La contribución humana es insignificante ante los ojos de Dios. El puede usar ejércitos si Él quiere, o puede usar a un individuo. Siempre me emociona el relato de Jonatán, el amigo intimo de David, hijo de Saul, que estaba con su cargador de armas una mañana cuando los filisteos estaban atacando a Israel. Al estos dos venir sobre la cumbre de una colina, vieron una banda de alrededor de cien o más filisteos, Jonatán y su cargador de armas comenzaron a decidir que hacer, y Jonatán dijo, “No hace diferencia alguna para Dios; Él puede librar con muchos o con pocos. Podemos escapar sin ser vistos, pero ¿porque no les atacamos, si Dios es ese tipo de Dios? Ellos atacaron, y los dos derrotaron a los filisteos. Esa fué una gran victoria en el campo de Israel, porque Jonatán vió de que no hace diferencia ninguna el que seres humanos tengan mucho que ofrecer o nada que ofrecer.
La historia de la iglesia y los análes de misiones están llenas de historias de un hombre o una mujer que se enfrentaron a una situación difícil confiando en Dios. Y Dios hizo grandes cosas a través de una persona que estaba armada con confianza y fé en las promesas de Dios. Podemos pensar en madre Teresa en Calcuta; de Lillian Dixon en la isla de Taiwán, con un sin número de ministerios para los dólidos, los pobres, los ciegos y los débiles; de Cameron Townsend, que ella sola comenzó a traducir la Biblia a lenguages indigénas, como resultado comenzando el ministerio mundial de Traductores de Biblia Wycliffe. No hace diferencia alguna si uno tiene todo o no tiene nada. Dios puede obrar. Ese es el punto.
Yo me siento bastante cansado de algunos de los relatos que leo hoy día, los cuales dicen que hasta que colectemos un billón de dolares no podremos nunca hacer nada en el evangelio mundial. ¡Sin sentido! Dios puede obrar, con mucho o con poco, con el poderoso y con el débil. No hace ninguna diferencia para él.
La segunda cosa que el rey Asa hizo fué el de pedir ayuda específica para la emergencia presente. El oró, “Ayúdanos, oh Señor, porque confiamos en tí, y en tu nombre hemos venido en contra de esta multitud.”
Cuando te enfrentes a una situación como esa, no tienes tiempo para orar “alrededor de el mundo.” Una vez escuché de un hombre que fué invitado a orar por alguien que se estaba muriendo en el hospital. Al estar parado al lado de la cama, este hombre comenzó esta oración, “Bendice los misioneros en China, India y Africa,” etc. Él continuó en esa linea hasta que alguien lo paró y le dijo, “Lo siento. Al estar en India el paciente murió.” Es importante venir al punto en nuestras oraciones, para tratar con la situación específica, como lo hizo el rey Asa aquí: “Ayúdanos, oh Señor.” Cuando te metas en problemas como este, pide ayuda a Dios.
Ahora, no le digas a Dios como hacerlo. Ese es el error que muchos de nosotros cometemos. Tenemos nuestra oracíon ya lista, a veces por escrito. Decimos, “Dios, primero haz esto. Después cuando eso suceda, haz esto.” La respuesta más frequente de Dios para esa clase oración es marcar el encasillado que dice, “ninguna de las de arriba.” Él tiene su propia forma de obrar. Él no nos dá esa alternativa. Eso es lo que nos hace que tengamos tanto corage con Dios.
Pero el rey Asa le deja eso a él Señor: “Ayudanos,” dice él. Ahora Asa tiene un ejército allí–él tiene la intención de pelear–pero él sabe que la forma que Dios usa para ayudar puede ser una de mil y una formas, así que le deja eso a Él.
Entonces, tercero, el rey Asa le recuerda a Dios de una relación establecida: “Oh Dios, tu eres nuestro Dios.” “No te hicimos nuestro Dios, ” dice él en efecto, “Tu nos escogistes. Tu creastes está relacion que tenemos. Somos tu pueblo, por lo tanto, si esta batalla es perdida, tu pierdes.” Asa dice, “no dejes que él hombre prevalezca en contra tuya.”
Ese es exactamente el terreno donde estamos parados en relación a nuestras oraciones delante de Dios. “¿Si Dios es por nosotros, quién podrá en contra de nosotros?” es el clamor de Pablo en Romanos 8:31. El libro de Hebreos nos dice que no debemos amar al dinero o ir detrás de esas cosas, porque Dios dice, “Yo he dicho que nunca, nunca, nunca, nunca te dejaré ni te abandonaré” (Heb 13:5b). Si decimos, “Si Dios es nuestro ayudador,” ¿que puede el hombre hacernos?
Esto es lo que el rey Asa está diciendo. Cualquier derrota sería la derrota de Dios. Asa está basándose en esa relación. Esa relación nos dá osadía también. Estamos invitados para venir delante de Dios y pedir ayuda porque somos sus hijos. Otra vez nos dice el libro de Hebreos, “Vengamos con osadía al trono de la gracia, para que obtengamos misericordia, y encontremos gracia en tiempos de necesidad, “(Heb 4:16). Somos invitados a venir con osadía no estan solo una posibilidad; Dios mismo promete que recibiremos misericordia y encontraremos gracia. Es ya de nuestra ayuda y somos exhortados a venir con osadía.
Ahora veamos el resultado de esta oración. Verso 12:
Y Jehová deshizo los Etiopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron los Etiopes. (2 Cro 14:12)
Todo es puesto en esa breve oración, pero que batalla debe de haber sido. Hubo una victoria inmediata y abrumadora; una derrota completa y rotunda. Se nos dice en los siguientes versos:
Y Asa, y el pueblo que con él estaba, lo siguió hasta Gerar: y cayeron los Etiopes hasta no quedar en ellos aliento; porque fueron deshechos delante de Jehová y de su ejército. Y les tomaron muy grande despojo. Batieron también todas las ciudades alrededor de Gerar, porque el terror de Jehová fué sobre ellos: y saquearon todas las ciudades, porque había en ellas gran despojo. Asimismo dieron sobre las cabañas de los ganados, y trajeron muchas ovejas y camellos, y volviéronse á Jerusalem. (2 Cro 14:13-15)
Los etiopes estaban acompañados de grandes manadas de animales, junto con materiales que Asa capturó.
Dejaríamos la historia allí al no ser por una consecuencia fascinante que es trazada en los capítulos 15 y 16 de segunda de Crónicas. En ambos capítulos, rey Asa se encontró con un profeta de Dios (un profeta diferente en cada capítulo), el cual cada uno tiene un gran contraste en el mensaje dado a él:
Primero, inmediatamente seguido después de la batalla con los etíopes, Asa se encontró con el profeta Azarías, quién enfatizaba la responsabilidad humana en la oración y caminar cerca de Dios. Capítulo 15:
Y FUÉ el espíritu de Dios sobre Azarías hijo de Obed; Y salió al encuentro á Asa, y díjole: Oidme, Asa, y todo Judá y Benjamín: Jehová es con vosotros, si vosotros fueres con él: y si le buscareis, será hallado de vosotros; mas si le dejareis, él también os dejará. (2 Cro 15:1-2)
Eso suena como una contradicción de lo mismo que citamos de Hebreos, “Yo nunca, nunca, nunca, jamás te de dejaré ni te abandonaré.” Pero tenemos que entender que este es el lenguage de la experiencia aquí. La realidad es que Dios nunca nos abandona, pero si parece. En nuestra esperiencia sentimos que estamos solos. No escuhamos su voz; no sentimos ningún testigo interno o respuesta, y tal parece que Él nos ha abandonado. Pero esta es la forma en que Dios nos recuerda que en un sentido nosotros le hemos abandonado a Él. Por lo tanto, el recordatorio es, “El Señor está contigo cuando tu estas con Él.”
Ahora debemos siempre recordar de que nada de esto es posible sin la gracia de el Espíritu de Dios obrando en nuestros corazones. ( No nos daremos vuelta hacia él a menos que Él esté obrando en nosotros.) Pero el punto es que la elección de andar en el poder de el Espíritu disponible para nosotros es nuestra. Podemos escoger estar con Él y buscar su rostro, y cuando lo hacemos Él promete que va a ser hallado por nosotros. Por otro lado, si no hacemos esto él nos dejará, aparentemente; nos sentiremos abandonado y dejados solos. Ahora Dios no nos ha abandonado por completo, pero se siente de esa manera. Esto incluye mas que la oración. Incluye también meditación, buscar su rostro, confesar nuestros pecados, lo que fuera. Pero esta frase, “Si lo buscares,” se refiere a la oración.
Aquí hay una cita que ayuda en el ministero de la oración de los escritos de Reginald E.O. White, que quisiera compartir con ustedes:
La oración descansa en el corazón de toda la experiencia de Dios. En la oración Dios es conocido y tocado. En la oración todo nuestro conocimiento de Dios se prenden a la realidad. Nuestro entendimiento de las Escrituras adquiere iluminación personal y poder. Nuestra conducta completa y carrera pasa bajo el juicio divino. En la oración el alma está amoldada y en armoniá a la obediencia y confrontada con una nueva conducta. Nuestra relación con otros es vista en una nueva perspectiva, y la conciencia se hace tierna otra vez. En la oración la visión es aclarada, los horizontes son expandidos, las metas se hacen mejor deifinidas y los resursos internos por los cuales el alma vive son rellenados con resortes de poder, esperanza y paz. Religión sin oración es meramente teoría.
Ahora miremos a los resultados de la profesía de Azariá. Verso 8:
Y como oyó Asa las palabras y profecía de Obed profeta, fué confortado, y quitó las abominaciones de toda la tierra de Judá y de Benjamín, y de las ciudades que él había tomado en el monte de Ephraim; y reparó el altar de Jehová que estaba delante del pórtico de Jehová. (2 Cro 15:8)
El resto de el capítulo relata como Asa reunió a las tribus juntas y tuvieron un gran tiempo de limpieza y renovación espiritual delante de Dios, de un corazón cambiado como también el comportamiento exterior siendo ajustado. Un periódo de algunos treinta años de paz le fueron dados a ellos porque pusieron su corazón el querer caminar con Dios, obedecerle lo que Él había dicho que hicieran. Dios respondió llevándoles un lugar de renovación, limpieza y bendición.
En el capítulo 16 la historia es diferente. Alrededor de treinta años depués, el reino de Judá es amenazado por Baasa, el rey de Israel (las tribus del norte). Baasa viene y comienza a poner sus defensas en un pueblo en la costa, que lo hace obvio que va a atacar al rey de Judá. Pero en esta ocasión Asa no busca al Señor.
Aquí hay un retrato de lo que pasa cuando Asa confía en su propio razocinio. El comenzó a jugar con la política e hizo algo extraño: Robó el tesoro de el templo de Dios y envió el dinero a el rey de Siria, en la parte norte de Israel. Usando el dinero de el templo; Asa sobornó a el rey de Siria, eso es, compró su lealtad, y le animó a que rompiera el tratado de paz entre Siria e Israel y lanzó un ataque a Israel desde el norte. Y trabajó. El rey de Siria vino en contra de el rey de Israel y tomó algunas de sus ciudades. Asa creyó que él era muy listo. Él lo preparó todo él mismo.
En aquel tiempo vino Hanani vidente á Asa rey de Judá, y díjole: Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos. (2 Cro 16:7)
Esa es una revelación asombrosa. Dice que si Asa hubiese caminado con Dios en esta circunstancia (como lo hizo cuando los etíopes vinieron en su contra) Dios no tan solo hubiese quitado la amenza en contra de Israel, pero también le hubiera dejado al rey de Siria y su ejército en sus manos. Asa perdió esta gran oportunidad porque él escogió caminar en su propia audacia y su propio razocinio,
Hanani le dice a continuación (verso 8),
Los Etiopes y los Libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y muy mucha gente de á caballo? con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos. (2 Cro 16:8)
Siguiente sigue un gran verso, que yo les motivo a que se lo memorizen:
Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para corroborar á los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí adelante habrá guerra contra ti. (2 Cro 16:9)
Hay una referencia adicional al rey Asa en el verso 12:
Y el año treinta y nueve de su reinado enfermó Asa de los pies para arriba, y en su enfermedad no buscó á Jehová, sino á los médicos. (2 Cro 16:12)
Esa enfermedad lo llevó eventualmente a su muerte.
Dios envió al profeta a señalarle a Asa que su confianza en su propia sabiduría y audacia fué muy destructiva. Quiere decir primero, una oportunidad pérdida de una gran victoria que él pudo haber tenido. Segundo, quiere decir que tendrá un futuro de mucho problema: “Tu vas a tener guerras de ahora en adelante.” También quiere decir que tendrá un recordatorio en su propio cuerpo de que algo había marchado mal en su caminarsus pies se enfermaron. Dios habla en estos términos simbólicos a nosotros a través de toda las Escrituras. Esto fué un símbolo para Asa de que algo habia fallado en su caminar.
Cuando Jesús se reunió con sus discípulos en el aposento alto, el tomó la vasija pero no les lavó sus cuerpos enteros. (Eso había ya sucedido, dijo Él cuando creyeron en la palabra de el Señor.) Él le lavó sus pies. Era ahí adonde ellos habían fallado.
Así que las Escrituras nos recuerdan que esta era el área problemática. Este es el peligro sutil de descansar en nuestros recursos propios, y no en Dios para que obre y use esos recursos. Nuestra confianza debe de ser en Dios mismo.
La gran pergunta que nos enfrentamos en nuestra vida espiritual es esta: ¿En quién o que contamos para prosperar? ¿Es en el hombre, o en Dios, en dinero, o en el Espíritu de Dios, en la carne, o en el Espirítu?
Esa es la forma que podemos saber si nuestras soluciones son las soluciones de Dios o no. ¿Que sucede si fracasa? ¿Se pondrá a Dios a la prueba y avergonzado, o somos nosotros y otros en quién acreditamos la verguenza?
Obra de acuerdo a las promesas de Dios.
Es ahí donde la vida de fé comienza.
Título: Recursos en la Oración
Serie: Estudios de la Oración de el Antiguo Testamento
Pasaje: 2 Crónicas 14:2 ” 16:12
Mensaje No: 10
Número de Catálogo: 3744
Fecha: Fecha no determinada del otoño de 1980 a la primavera de 1981
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Vea la serie:
Relaciones En La Oración
JOB 42:5-10
Recursos En La Oración
2 Crónicas 14:2-16:12
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