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Cognición Distribuida
En las últimas dos décadas ha cobrado fuerza lo que se denomina como perspectiva de la persona más el entorno (Pea, 1993; Perkins, 2001). Diversos teóricos del aprendizaje y la cognición, sostienen que “la mente no trabaja sola” y que considerar a la personas más el entorno supone referirse al concepto de cognición distribuida. El entorno – recursos físicos y sociales inmediatos fuera de la persona – participa en la cognición, no sólo como fuente de entrada de información y como receptor de productos finales, sino como vehículo de pensamiento. El residuo dejado por el pensamiento – lo que se aprende – subsiste no sólo en mente del que aprende sino también en el ordenamiento del entorno. Desde esta perspectiva se sostiene que el proceso de conocer se distribuye física, social y simbólicamente.
cognición físicamente distribuida
cognición simbólicamente distribuida
cognición socialmente distribuida
Podemos entender a la cognición físicamente distribuida, como las actividades de conocimiento que emprenden los sujetos en relación con los artefactos (herramientas físicas y las interfaces entre la computadora y el usuario, por ejemplo) que asumen parte de la carga cognitiva en la resolución de actividades, en la medida en que han sido diseñados como una delegación (Pea, 1993) de procesos de razonamiento complejos. Nuestro entorno nos ofrece múltiples artefactos que se emplean cotidianamente para estructurar la actividad, ahorrar trabajo mental y/o reducir el error (Pea, 1993).
La cognición simbólicamente distribuida refiere a las actividades que los sujetos desarrollan en colaboración con sistemas simbólicos (el lenguaje oral y/o escrito, los lenguajes formales, los sistemas de representación y notación, por ejemplo) que, al igual que las herramientas materiales antes señaladas, “reorganizan el funcionamiento mental” (Pea, 1993:88) transformando la propia acción de conocer.
La cognición socialmente distribuida refiere al rol de los otros en los procesos de pensamiento, es decir la función que ejercen los docentes y los pares en los procesos de aprendizaje. Las interacciones sociales son inherentes al desarrollo de los seres humanos. Esto quiere decir que el ser humano se constituye como tal en los procesos de relación con los otros, gracias a su capacidad para la intersubjetividad, es decir, la habilidad humana para entender la mente de los otros.
Referencias bibliográficas
PEA, R. (1993). “Prácticas de inteligencia distribuida y diseños para la educación”. En Salomon, G. (comp.) Cogniciones distribuidas. Consideraciones psicológicas y educativas. Buenos Aires: Amorrortu editores.
PERKINS, D. (2001) “La persona más: una visión distribuida del pensamiento y el aprendizaje” en Salomon, Gavriel (comp.) Cogniciones distribuidas. Amorrortu editores: Buenos Aires.
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