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Introducción a la Epístola a los Efesios
por William Hendriksen
Por propósitos didácticos solamente
Imagen Bíblica de Iglesia, Módulo 4
Citas de la introducción: Hendriksen, W. (1984). Comentario al Nuevo Testamento: Efesios (9–72). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
- Un libro muy apropiado para nuestra época
Una repugnante maldad fue la característica del mundo en los días de Pablo (Ef. 2:2; cf. Ro. 1:18–32). Los grandes esfuerzos realizados para mejorar esta condición fueron enteramente vanos. La humanidad se hallaba “sin esperanza” (2:12). Esa misma perversidad a más del pesimismo es la que prevalece en nuestro siglo. Hoy día, también, se multiplican los esfuerzos para erradicar el crimen y para mejorar el medio ambiente del hombre. Entre los medios seleccionados para este fin hallamos los siguientes: eliminación de los barrios bajos, mejores viviendas, ampliación de parques y lugares de recreo, escala de sueldo mínimo más alta, reentrenamiento de obreros, rehabilitación de los educables que hayan abandonado sus estudios, ayuda psiquiátrica para los que tienen “problemas de autoaceptación”. Hay quienes demandan mejor legislación. Otros enfatizan la necesidad de medidas más enérgicas para hacer cumplir las leyes o bien establecer normas para no favorecer más a los criminales a expensas de la sociedad. No debe desestimarse el mérito y la importancia de todos estos esfuerzos. Pero tampoco es justo sobrestimarlo. El totalitarismo estatal, la tendencia a esperar que el estado provea todas las necesidades “desde la cuna hasta la tumba”, con toda la consecuente pérdida del sentido de responsabilidad individual e iniciativa es peligroso. Otro es el falso concepto acerca de la necesidad básica del hombre. Tal necesidad es nada menos que la remoción del peso de la culpa por la cual él, siendo por naturaleza un hijo de ira (2:3), se halla angustiado. Lo que necesita es algo más que rehabilitación laboral. Su necesidad es reconciliación con Dios. Efesios anuncia que tal bendición ha sido provista para todos los creyentes verdaderos por medio de la muerte vicaria y expiatoria del mismo Hijo de Dios (2:13). La motivación de este supremo sacrificio fue “su gran amor” (2:4).
Otra de las falacias que está implicada en el modo de afrontar hoy día el problema de cómo aliviar al hombre de su miseria es la noción de que la felicidad puede conseguirse por medios que operan desde fuera hacia adentro. Se dice, “mejórese el medio ambiente y será mejorada la condición interna del hombre”. Pero la condición interna del hombre es tal que no ofrece esperanza alguna para el éxito de este método. Está “muerto a causa de sus transgresiones y pecados”. Fuera de Cristo vive “en las concupiscencias de la carne y de sus razonamientos” (2:1, 3). Para salvarle es necesario un acto de Dios. La remoción de la culpa de su pecado no es suficiente. El pecado mismo, el impulso de hacer lo que es contrario a la santa ley de Dios, es lo que tiene que ser eliminado. Dentro del corazón del hombre ha de tener lugar una obra poderosa, para que, como resultado, el hombre, habiendo sido renovado básicamente y gradualmente transformado por el Espíritu Santo, pueda ahora, en consecuencia, comenzar a actuar desde adentro hacia afuera sobre su medio ambiente, exigiendo que todo funcione Pro Rege (“para el Rey”). Esta obra regeneradora y transformadora del Espíritu Santo, obtenida por la muerte de Cristo (Jn. 16:7), se halla maravillosamente descrita en Efesios 3:14–19. Aquellos que por naturaleza se hallan muertos necesitan ser vivificados (2:1).
Ahora bien, nada de esto anula en forma alguna la responsabilidad humana. Al contrario, más bien aumenta el sentido de la obligación del hombre hacia su Benefactor para dedicarle su vida. El creyente, objeto del amor soberano de Dios, se siente en deuda con su Salvador y Señor. Ama en respuesta al amor recibido (5:1, 2; cf. 1 Jn. 4:19). Además, es lógico que, siendo atraído hacia Dios, quien sea objeto de la gracia divina sea por este mismo proceso atraído hacia sus hermanos y hermanas en el Señor. Es así como judíos y gentiles, reconciliados con Dios, se reconcilian también entre sí. La barrera entre estos dos grupos étnicos es derribada por medio de la misma cruz que hizo la paz entre el Dios ofendido y el pecador ofensor (2:11–22; cf. Jn. 12:32; 15:12; 1 Jn 4:21); sí, por aquella misma cruz que resultó ser una piedra de tropiezo para los judíos inconversos y necedad para los gentiles inconversos (1 Co. 1:23). De esta manera el divino misterio se revela ante la vista humana y la iglesia universal nace.
Habiendo amanecido un nuevo día sobre los que se han rendido a Cristo y a la influencia de su Espíritu, sigue como consecuencia que estos hijos de luz dan a conocer por medio de sus vidas los frutos de la luz: bondad, justicia y verdad (5:9). La virtud nacida del Espíritu expulsa toda clase de vicio, según se indica claramente en la extensa sección de Efesios 4:17–5:21. He aquí entonces la verdadera solución contra la “repugnante maldad” que caracterizó tanto a la época de Pablo como también a nuestro siglo. Es Dios mismo que “en Cristo” ha provisto este camino para salir de las tinieblas y del pesimismo. Es tarea de la iglesia “hacer que todos los hombres vean” que ésta es la única solución. La iglesia debe cantar su potente coro de salvación por fe en Jesucristo, para con eso ahogar totalmente el utópico himno del ateismo. Este último también canta, claro que sí, pero su cantar tiene un sonido hueco. Canta la mentira en (el espíritu de) odio. La iglesia canta “la verdad en amor” (4:15). Su vida diaria es de hecho un andar en amor, por cuanto imita al Dios de amor (5:1). Así, férreamente unida, presenta un desafío a Satanás y todas sus huestes, y con este propósito hace uso de las armas provistas por Dios mismo (6:10–20).
La obra de la iglesia jamás es en vano, por cuanto no es producto de la mente del hombre sino de la soberana gracia de Dios. El apóstol describe a esta iglesia con espíritu exuberante, exponiendo algunos detalles sobre su fundamento eterno, propósito universal, elevado ideal, unidad (en diversidad) y crecimiento orgánicos, gloriosa renovación, y armadura eficaz. Es una iglesia que existe con el fin de servir como agente para la salvación de los hombres para la gloria del Dios Trino, uniéndose en alabanza “las potestades y autoridades en los lugares celestiales” mientras observan, en un caleidoscopio de cambiantes colores, la sabiduría de Dios reflejada en su obra maestra, la iglesia (3:10).
IV.Destino y propósito
A. Destino
1. Los hechos y el problema que emana de ellos
Nos enfrentamos a un problema verdadero puesto que no todos los manuscritos griegos dicen lo mismo en Ef. 1:1, en donde las traducciones corrientes indican las personas a las cuales les fue escrita la epístola. Las palabras de apertura, “Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, a los santos y creyentes que están”, no constituyen problema textual serio. El problema se presenta con la frase adicional “en Efeso” (ἐν Ἐφέσῳ). Esta frase no se halla en los manuscritos de mayor antigüedad existentes: está ausente en p46, que data del segundo siglo, en el Sinaítico no revisado y en el Vaticano del siglo cuarto. Según opinan la mayoría de los eruditos, existe un comentario de Orígenes (a principios del tercer siglo) implicando que no estaba en el texto que él usó. Una observación de Basilio (más o menos en 370 d.C.) ha conducido a la misma conclusión con respecto al texto que él usó para comentar.
Por otro lado, desde la mitad del segundo siglo, el título colocado para iniciar la epístola ha sido siempre “A los efesios”. La única excepción fue la copia de Marción que sustentó el título “A los laodicenses”. Comúnmente se ha sostenido, con buena razón, que la desviación de la regla fue debido a una mala interpretación de Col. 4:16. La forma en que Tertuliano criticó a Marción por aceptar (¿u originar?) este error ha sido ya puntualizada (véase III B 5 más arriba). También, casi en forma unánime los manuscritos subsecuentes incluyen “en Efeso” en el texto de 1:1. Igualmente las versiones le dan su apoyo incluyendo el nombre del lugar.
El problema por tanto, es el siguiente: ¿Cómo podemos explicar la ausencia de esta frase “en Efeso” de los manuscritos más antiguos existentes, a la luz del casi unánime testimonio en favor de su inclusión? ¿Y cuál es la luz que estos hechos arrojan sobre el destino real de Efesios?
2. Se proponen varias soluciones
a. No se intentó destinar la epístola a ninguna localidad específica fuese ésta grande o pequeña, sino más bien a los creyentes de todo lugar y en todos los tiempos.
De acuerdo a este punto de vista, cualquier cosa que pudiese decir el título, jamás era la intención de Pablo de que se insertase las palabras “en Efeso”. Esta teoría tiene dos formas principales. De acuerdo a la primera, Pablo dirigió su mensaje a los santos “que son”, esto es, los que tienen verdadera existencia, puesto que Cristo, en quien viven, es el único que ES. ¿No es acaso el gran YO SOY? (cf. Ex. 3:14; Jn. 6:35, 48; 8:12; 10:7, 9, 11, 14 etc.; Ap. 1:8; 22:13). Esta interpretación fue sugerida por Orígenes. También la adoptó Basilio. De acuerdo a la segunda, Pablo está sencillamente escribiendo “a los santos que son fieles en Cristo Jesús”. Esto, con la omisión de las palabras “en Efeso”, es favorecido no solamente por el texto de R.S.V. sino también con cierta variación de palabras, por muchas personas, tanto traductores como expositores: Beare, Findlay, Goodspeed, Mackay, Williams, etc.
Evaluación: En todo lugar de las epístolas de Pablo, cuando aparecen las palabras “que están” o (la iglesia) “que está”, van invariablemente seguidas por la mención de un nombre de lugar (Ro. 1:7; 1 Co. 1:2; 2 Co. 1:1; Fil. 1:1). Por tanto, no existe razón válida para suponer que la presencia de las palabras “que están” en la epístola a los efesios ha de ser una excepción a la regla. Nada hallamos en las otras epístolas de Pablo que dé apoyo a la explicación metafísica ofrecida por Orígenes y Basilio. Y en cuanto a la versión similar “a los santos que son fieles en Cristo Jesús”, sin ser seguida por algún lugar, además de estar expuesta a la objeción ya mencionada, sólo tendría significado sensato si no se interpretase que había santos que eran fieles y otros que no lo eran.
Aunque por la razón ya estipulada (el uso paulino en las demás epístolas) no me es posible aceptar la teoría apoyada por R.S.V., etc., no obstante, soy de la opinión que contiene un elemento de valor que no debe ser pasado por alto. Lo que Tertuliano puntualizó es verdad, a saber, que “al escribir a determinada iglesia el apóstol lo hizo de hecho a todas” (Véase más arriba III B 5). En Efesios, así como en todas las demás epístolas, etc., el Espíritu se dirige a todas las iglesias tanto de aquellos tiempos como de los presentes. ¡En realidad, el tema universal de Efesios le añade énfasis a este aspecto! Es posible llegar a enfatizar en demasía lo regional. Sin embargo, esto no significa en manera alguna que el punto en cuestión, de si las palabras “en Efeso” deben o no conservarse, deba abandonarse como algo sin importancia.
b. La epístola, aunque enviada a creyentes que vivían en una región definida y limitada, no tenía en modo alguno el propósito de ser para Efeso.
Esta teoría tiene como defensores, entre otros, a T. K. Abbott en su obra The Epistles to the Ephesians and to the Colossians (International Critical Commentary) Nueva York, 1916, p. viii; y a E. F. Scott en su breve exposición, The Epistles of Paul to the Colossians, to Philemon and to the Ephesians (Moffatt New Testament Commentary), Nueva York, 1930, pp. 121, 122. De acuerdo a Abbott, Efesios fue escrita para los gentiles convertidos de Laodicea, Hierápolis, Colosas, etc. Scott escribe, “… nada es cierto excepto que la epístola no fue escrita a los efesios”. Razones: “en Efeso” está ausente en los mejores manuscritos; no hay detalles personales; la implicación de 1:15; 3:2; 4:21, 22 elimina totalmente a Efeso.
Respuesta: ¡Es difícil concebir que Pablo, que gastó tanto tiempo y energías en Efeso, pudiese escribir una epístola a las iglesias de Asia proconsular, excluyendo a Efeso:
Las siguientes dos teorías deben ser consideradas en conjunto. Ambas están básicamente de acuerdo, puesto que proceden de la suposición de que en un sentido u otro la epístola fue enviada a Efeso. Difieren en que c. interpreta “en Efeso” regionalmente, y d. localmente.
C. La epístola fue dirigida a los creyentes que residían en la provincia de la cual Efeso era la principal ciudad. Era una carta circular designada no sólo a la iglesia local sino también a las congregaciones de Asia proconsular.
Este es un punto de vista extensamente aceptado hoy en día.
D. La epístola fue enviada a una iglesia local definida, a saber, la de Efeso, tal como Filipenses fue enviada a la iglesia de Filipo, y 1 y 2 Corintios a la iglesia de Corinto.
Tocante a la defensa de este punto de vista y la refutación de los de la carta circular o concepto encíclico, en cualquier sentido, véase especialmente R. C. H. Lenski, op. cit., pp. 329–341.
Los que están a favor de la teoría “carta circular”, c., presentan las siguientes razones en favor de su punto de vista (siendo los mismos que se hallan bajo b. pero con aplicaciones menos rígidas):
(1) Las palabras “en Efeso” se omiten en los manuscritos mejores y más antiguos. De ahí que en realidad no existe buena razón para conservar la designación de lugar a menos que lo interpretemos como una referencia a la región donde Efeso era la metrópoli.
(2) Las palabras “… por cuanto he oído de la fe en el Señor Jesús que (existe) entre vosotros” (1:15) y “… si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada” (3:2; cf. 4:21, 22) implican claramente que entre los destinatarios había algunos que Pablo no conocía y que nunca estuvieron en estrecha relación personal con él. Si la epístola hubiese estado designada solamente a los creyentes que vivían en la ciudad de Efeso, con quienes Pablo había establecido lazos de hermandad tan estrechos (véase especialmente Hch. 20:36–38), jamás se habría expresado en esta forma.
(3) En cada epístola dirigida por Pablo a congregaciones fundadas por él o de las cuales había llegado a tener un conocimiento personal se hace mención a él como el padre espiritual de la iglesia y como obrero en su seno (1 Co. 1:14; 2:1; 3:5–10; 11:23; 15:1–11; 2 Co. 3:3; Gá. 1:8; 4:13–20; Fil. 1:27–30; 1 Ts. 1:5; 2:1–5). Pero en Efesios no existe tal referencia. Al contrario, la epístola se halla totalmente exenta de rasgos íntimos, detalles de información personal, o alusiones a la obra que el apóstol haya realizado en la ciudad e iglesia de Efeso, según se relata en Hch. 18:18–21; 19:20; 17–38. Si la intención de que Efesios no fuese una epístola dirigida a una congregación específica sino más bien una carta circular dirigida a varias iglesias, incluyendo a Efeso, esto es comprensible.
(4) A veces—pero hoy día rara vez—se añade una cuarta razón: La epístola no contiene saludos personales; pero si se hubiese designado exclusivamente a la congregación de Efeso, tal cosa no debió haber faltado.
Los que creen que la epístola fue dirigida solamente a la iglesia en Efeso y que no fue una carta circular dan las siguientes respuestas:
(1) En todos los manuscritos antiguos (excepto de Marción) la epístola lleva el título: A los efesios. Todas las versiones antiguas tienen “en Efeso” en el versículo 1. ¿Qué explicación podríamos dar a tal título y a tales versiones si la epístola no hubiese sido originalmente designada a la congregación de Efeso?
(2) En cuanto a la ausencia de “en Efeso” en 1:1 en los manuscritos más antiguos, ¿no existe acaso la posibilidad de que alguien hubiese alterado el texto? Casi todos los manuscritos griegos posteriores contienen la discutida frase. ¿Qué explicación dan los que rechazan su carácter genuino?
(3) En cuanto a 1:15; 3:2, y 4:21, 22, esto es un asunto de interpretación. Véase el comentario sobre estos pasajes.
(4) No es verdad que no exista relación entre el relato de la obra de Pablo que se halla en Hechos con el contenido de esta epístola. Al contrario, ¿De qué otra epístola se podría decir con mayor propiedad que está proclamando “todo el consejo de Dios” (cf. Ef. 1:3–14)? Ahora bien, de acuerdo a Hch. 20:27 este es exactamente el carácter de la predicación de Pablo en Efeso. Véase también Ef. 2:20–22. La ausencia de grandes problemas locales que turbasen a la congregación puede explicar por qué Pablo no menciona en esta epístola la forma en que fue recibido cuando fundó la iglesia. Además, tocante a rasgos íntimos y noticias con respecto a sí mismo, hallamos la explicación en 6:21, 22: Tíquico podía dar amplias informaciones.
(5) 2 Corintios, Gálatas, 1 y 2 Tesalonicenses tampoco tienen saludos de Pablo aunque fueron iglesias fundadas por el apóstol. Por otro lado, Romanos, dirigida a una iglesia no fundada por Pablo, contiene gran cantidad de saludos.
Evaluación: Queda en claro que no todas las razones presentadas en favor de la teoría “carta circular” son válidas. (4) especialmente es débil, y ha sido dejada de lado por muchos de los partidarios del concepto encíclico. Es dudoso, sin embargo, que la refutación de (3) sea enteramente satisfactoria. La falta de, o más bien la poca consideración al color regional y a los toques personales como también el amplio y sublime tema (la iglesia universal) parecería armonizar mejor con la teoría encíclica que con la puramente local. Existe, además, otro hecho que parecería prestar aún un mayor apoyo al punto de vista de la circular. Habría sido casi imposible para Pablo el dirigir una carta a los creyentes de Efeso sin incluir también a los de las iglesias circundantes. Efeso era el corazón y centro de la comunidad cristiana, como es muy evidente de Hch. 19:10, donde se implica que cuando Pablo laboraba en esta ciudad la gente de los alrededores acudía a escucharle. Como resultado, “todos los que vivían en Asia oyeron la palabra de Dios, tanto judíos como griegos”. En el libro de Apocalipsis, también, la primera del grupo de siete cartas está dirigida a la iglesia de Efeso (Ap. 2:1–7). En consecuencia, favorezco la teoría c. Pero en base a ambos puntos de vista (c. o d.) las palabras “en Efeso” pueden ser conservadas sin peligro en nuestra traducción de Ef. 1:1.
Ahora, desarrollando algo más de la teoría “carta circular”, hay un punto de vista popular (propuesto por Beza y apoyado por el arzobispo Ussher) que dice que originalmente se dejó un espacio en blanco después de las palabras “que están”, y se pidió que Tíquico o alguna otra persona hiciese varias copias, una para esta iglesia, otra para otra, etc., a fin de que en cada caso particular se llenase el espacio en blanco escribiendo en él el nombre de la iglesia para la cual se designaba la copia. Además, de acuerdo a esta teoría, con el correr del tiempo la frase “en Efeso” llegó a ser uniforme puesto que la iglesia de esa ciudad era la más importante.
Hay posibles objeciones a esta teoría, como las que siguen: Primera, ¿no estaremos acaso atribuyendo a Efesios un método para distribución epistolar “con más sabor a formas modernas que antiguas” (Abbott)? Segunda, ¿cómo explicamos el hecho de que en Colosenses 4:16 se indica claramente un método de circulación epistolar totalmente diferente? Tercera, si tal serie de nombres colocados en los espacios en blanco es lo que realmente tuvo lugar, ¿cómo es entonces que no existen huellas de copias en que 1:1 tenga otro nombre que no sea Efeso?
Debemos admitir que no sabemos cómo y cuándo ocurrió el cambio de la omisión de “en Efeso” al de su inserción (o vice versa). Lenski, partiendo del supuesto que las palabras “en Efeso” se hallaban en el texto desde el comienzo mismo, conjetura que Marción pudo en sus tiempos haber alterado el texto. Sin embargo, esta no es la única ni tal vez las forma más benévola de solucionar el problema. Otra sugerencia—nuevamente, ¡una mera posibilidad!—sería que en completa armonía con los deseos expresos del apóstol y con absoluta sinceridad para con todos los interesados, lo que sucedió fue lo siguiente:
Supongamos que en la carta original, el autógrafo mismo, se dejó un espacio en blanco, después de las palabras “que están”. Al ser leída la carta en cualquiera de las congregaciones reunidas para la adoración, este espacio en blanco se llenaba oralmente de acuerdo a lo requerido en la congregación pertinente. Después de haber sido leída en Efeso, comenzaba su recorrido llegando a Laodicea. Aquí, y antes de ser enviada a la próxima iglesia, Colosas (Col. 4:16?), se hacía una copia, dando así la oportunidad a los miembros de la iglesia de Laodicea y también a los hermanos y hermanas del otro lado del río (en Hierápolis) de leerla vez tras vez y para recordar la belleza de su inspirado contenido. Esta copia era fiel en todo sentido al original escrito, aun hasta el punto de conservar el espacio en blanco. Tal condición de la epístola se refleja en los manuscritos más antiguos en existencia. Finalmente, después de haber confeccionado cada iglesia su copia, el autógrafo, que ya hubo completado su circuito por las diferentes congregaciones para las cuales fue originalmente designada, era devuelta a Efeso para ser conservada en los archivos de la iglesia. Sin embargo, según previas instrucciones de Pablo, las palabras “en Efeso” eran ahora insertadas, puesto que ahora todos los creyentes en todo lugar comprendían que tal designación de lugar tenía referencia a la gran Efeso, es decir, a Efeso mismo y las iglesias circundantes. La extensión de este radio no la conocemos con exactitud. Además, aunque la carta reposaba ahora en los archivos efesios, no por eso descansaba improductiva. Desde este centro se emitían copias toda vez que fuese necesario. Estas copias contenían la frase “en Efeso”, que es exactamente lo que se refleja en casi todos los manuscritos posteriores.
Repito: todo esto es meramente una de las muchas posibilidades. Lo que realmente sucedió pudo haber sido algo enteramente diferente. Sin embargo, sobre la posibilidad sugerida no cae el peso de las tres objeciones mencionadas antes, a lo cual sí se halla expuesta la teoría de los espacios en blanco que fueron llenados de inmediato completando una serie. Tampoco amontona más deshonra sobre el nombre de Marción. En cuanto a esto, ¿no lo hizo Tertuliano de una manera asombrosamente completa? (Contra Marción, I.1).
- Conclusión
El destino de la epístola fue “Efeso”, en el sentido ya explicado: las iglesias de Efeso y sus alrededores. Lugar y tiempo en que fue escrita: Roma, más o menos a mediados del período 61–63 d.C. Véase C.N.T. sobre Colosenses y Filemón, pp. 39–40; y sobre Filipenses, pp. 29–40.
b. Propósito
- Pablo escribió esta epístola con el fin de expresar a los destinatarios su íntima satisfacción por su fe centrada en Cristo y su amor para con todos los santos (1:15). La partida de Tíquico y Onésimo para Colosas(6:21, 22; cf. Col. 4:7–9) dio la oportunidad al apóstol para enviar sus cálidos saludos, etc., a los creyentes en Efeso, ciudad por la cual los emisarios debían pasar. El mismo mensaje había de ser comunicado a las iglesias circundantes.
- Otro propósito estrechamente vinculado fue el de describir la gloriosa gracia redentora de Dios hacia la iglesia, derramada sobre ella a fin de que fuese una bendición al mundo y pudiese glorificar a su Redentor.
Todos los pensamientos que el apóstol Pablo desarrolla con respecto a los distintos aspectos de esta gloriosa iglesia son llevados hasta sus últimas consecuencias. De esta manera deja en claro quē no son las buenas obras ni aun la fe sino que únicamente el bondadoso, eterno plan de Dios “en Cristo”, es decir, Cristo mismo, es el verdadero fundamento de la iglesia (1:3ss). El control de Cristo se extiende nada menos que al universo entero en beneficio de la iglesia (1:20–22). Tanto judíos como gentiles se hallan incluidos en la esfera de la redención (2:14–18), relativa a la cual todas las cosas están bajo la autoridad única de Cristo, su cabeza, vale decir, las cosas en los cielos y las cosas en la tierra (1:10). El proceso de salvación no se detiene en el momento en que los hombres se “convierten”. Al contrario, el cristiano debe proseguir hacia la meta, es decir, “la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (4:13). A fin de llegar a esta meta todos deben manifestar su unidad en Cristo y crecer en todas las cosas en él (4:1–16). Pablo ora a fin de que los creyentes sean capaces de conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento, y que sean llenos de toda la plenitud de Dios (3:19). La sabiduría de Dios en toda su infinita diversidad debe ser proclamada por la iglesia. Además, no ha de ser dada a conocer solamente al mundo sino también “a los principados y a las autoridades en los lugares celestiales” (3:10). Todo miembro de la familia de Dios tiene el deber de manifestar su renovación (5:22–6:9). La iglesia, en su lucha contra el mal, actuando como un solo cuerpo, debe hacer uso efectivo de toda la armadura provista por Dios (6:11ss.).
Es del todo posible que la exuberante doxología de Pablo al comienzo de la epístola tuvo su origen en parte en el hecho de haber observado ya en los corazones y vidas de los destinatarios, según le fue informado, un parcial pero significativo grado de progreso en la realización del plan de Dios para la iglesia. Claro que no era ésta la única razón de su gozo y alabanza. Véase comentario sobre 1:3.
- Es posible que al escribir esta carta el apóstol también tuviera el propósito de establecer un contraste entre el imperio romano, del cual era prisionero, y la iglesia. Según otra epístola compuesta durante el mismo lapso de su prisión entendemos que esta posibilidad no debe ser enteramente descartada (Fil. 3:20). Siendo así, entonces, el embeleso de Roma pudo bien haberle sugerido la gloria de la iglesia; el severo dictador romano que gobernaba sobre un vasto pero limitado dominio, el bondadoso Señor de la iglesia, soberano sin límites de todo; su consolidación política a fuerza de poder físico, la unidad orgánica de la iglesia en el vínculo de la paz; su poderío militar, la armadura espiritual de la iglesia; y su fundamento temporal sujeto a “cambios y caídas”, el eterno fundamento y sin fin duración de la iglesia.
IV.Tema y bosquejo
Si en realidad la preocupación de Pablo en Colosenses es “Cristo, el preeminente, único y enteramente eficaz Salvador”, entonces en Efesios está discutiendo su corolario, a saber, “La unidad de todos los creyentes en Cristo”. En lugar de “Todos los creyentes” podemos colocar “La iglesia gloriosa”. Las ideas de “unidad” y “en Cristo” pueden tener su lugar adecuado en el bosquejo. El estudio cuidadoso de Efesios ha conducido a un número siempre creciente de exégetas a concluir que el concepto de la iglesia recibe en esta epístola tal énfasis que todo su contenido puede ser agrupado alrededor de ella sin sobreponer nuestras propias opiniones subjetivas sobre el pensamiento del apóstol.
El término iglesia, según su uso aquí, indica el cuerpo (Ef. 1:22, 23; 4:4, 16; 5:23, 30), el edificio (2:19–22), y la esposa (5:25–27, 32) de Cristo; la totalidad de los salvados por medio de la sangre de Cristo, sean judíos o gentiles, tienen mediante él acceso en un Espíritu al Padre (2:13, 18).
Como sucede en Romanos y Colosenses, también aquí en Efesios hay una división bien delineada entre exposición y exhortación, verdad expuesta dy verdad aplicada; los capítulos 1–3 pertenecen a la primera parte, los captulos 4–6 a la segunda. El estilo, sobre todo en la primera división, es, no obstante, tan sublime que adoración expresa el contenido más precisamente que exposición. El alma del apóstol se halla henchida de humilde gratitud hacia Dios, Autor de la iglesia gloriosa. Derrama su corazón en sincera, espontánea, pródiga alabanza. ¡Para Pablo doctrina significa doxología! Es algo no sólo de la mente sino también del corazón, de experiencia cristiana bajo la dirección de la inspiración.
Después de la salutación de apertura (1:1, 2), el cuerpo de la epístola comienza, en el original, con la palabra Eulogētós (¡Bendito!). El apóstol bendice, elogia (rinde elevada alabanza) a Dios por sus maravillosas bendiciones para la iglesia. A modo de ayuda para la memoria se puede confeccionar un acróstico con las primeras seis letras de esta palabra de apertura, leídas en forma vertical:
EULOGE
Esto nos da el siguiente Breve resumen de Efesios
Tema: La iglesia gloriosa
I. Adoración por su
Cap. 1 E terno fundamento “en Cristo”
Después de la salutación (vv. 1, 2) la doxología comienza así:
“Bendito (sea) el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos e irreprensibles delante de él” (1:3, 4).
Cap. 2 Universalidad (abarcando tanto a judíos como gentiles)
“Porque por medio de él ambos tenemos nuestro acceso en un Espíritu al Padre” (2:18).
Cap. 3 Luminosa meta “a fin de que ahora a los principados y las autoridades en los lugares celestiales sea dado a conocer por medio de la iglesia la iridiscente sabiduría de Dios … (y) conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento; para que seáis llenos hasta toda la plenitud de Dios” (3:10, 19).
II. Exhortación
describiendo e instando
4:1–16 Orgánica en su unidad (en medio de diversidad) y en su crecimiento en Cristo “Yo, por tanto, el prisionero en el Señor, os suplico que… haciendo todo esfuerzo para preservar la unidad impartida por el Espíritu mediante el vínculo (que es) la paz … para que ya no seamos … aferrándonos a la verdad en amor, crezcamos en todas las cosas en él que es la cabeza, esto es Cristo”, (4:1, 3, 14, 15).
4:17–6:9 Gloriosa renovación
“… con respecto a vuestra pasada manera de vida debéis vosotros despojaros del viejo hombre … y ser renovados en el espíritu de vuestras mentes, y vestiros del nuevo hombre” (4:22–24).
6:10–24 Efectiva armadura
“Vestíos de toda la armadura de Dios para que podáis estar firmes contra los métodos astutos del diablo (6:11). Conclusión (vv. 21–24).
Bosquejo de Efesios en forma más completa
Tema: La iglesia gloriosa
I. Adoración por su
Cap. 1 Eterno fundamento “en Cristo”
Después de la salutación de apertura (vv. 1 y 2) Pablo “bendice” a Dios por el hecho de que éste es un fundamento
- que da como resultado “toda bendición espiritual” para los creyentes, para la alabanza y la gloria de Dios el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo (1:3–14); y
- que conduce a la acción de gracias y oración, a fin de que los ojos de los lectores sean iluminados para que vean el poder salvador de Dios, exhibido en la resurrección y coronación de Cristo (1:15–23).
Cap. 2 Universalidad (abarcando tanto a judíos como gentiles)
- asegurada por las grandes bendiciones redentoras para ambos que tienen su centro “en Cristo” y que son semejantes a su resurrección y vida triufante (2:1–10);
- evidenciada por la reconciliación de judíos y gentiles por medio de la cruz (2:11–18);
- y por el hecho de que la iglesia de judíos y gentiles crece para ser un edificio, un templo santo en el Señor, del cual Cristo mismo es la principal piedra del ángulo (2:19–22).
Cap. 3 Luminosa meta
- Para dar a conocer a los principados y a las autoridades en los lugares celestiales la iridiscente sabiduría de Dios, reflejada en el misterio revelado especialmente (aunque no exclusivamente) a Pablo, a saber, que los gentiles son … miembros del mismo cuerpo de Cristo (3:1–13); y
- Conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento para así ser llenados hasta toda la plenitud de Dios (3:14–19). Doxología (3:20–21).
II. Exhortación
describiendo e instando
a todos a la
4:1–16 Orgánica unidad (en medio de diversidad) y el crecimiento en Cristo instando a la
4:17–6:9 Gloriosa renovación
1. a todos (4:17–5:21)
a. “despojaos del viejo hombre. Renovaos. Vestíos del nuevo hombre”.
b. “No deis al diablo punto de apoyo. Sed imitadores de Dios”.
c. “En otro tiempo érais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad siempre como hijos de luz”.
d. “No os embriaguéis con vino, sino sed llenos del Espíritu”.
2. a grupos en particular (5:22–6:9)
a. “esposas, someteos a vuestros propios maridos. Maridos, amad a vuestras esposas”.
b. “Hijos obedeced a vuestros padres. Padres, educadlos tiernamente”.
c. “Esclavos, obedeced a vuestros amos. Amos, dejad las amenazas”.
instando a todos a vestirse con lo que Dios proveyó a la iglesia, es decir, la
Efectiva armadura. Conclusión
- “Vestíos de toda la armadura de Dios” (6:10–20);
- Conclusión (6:21–24)
PARA MAS:
Introducion a La epístola a los Efesios, por William Hendriksen
Serie 1: Secretos de una vida exitosa, por Words of Life Ministries
Series 2: La epístola a los Efesios, por Words of Life Ministries