Guía de Estudio:Preparación para el liderazgo Download PDF
Implementando la Visión de la Iglesia
Preparación para el liderazgo, Módulo 11
CLYDE B. MCDOWELL
Quizás la mayor y única debilidad de la iglesia cristiana contemporánea sea que millones de supuestos miembros no están realmente involucrados y, lo que es peor, no creen que sea extraño que no lo estén. En cuanto reconocemos la intención de Cristo de hacer de Su Iglesia una compañía que milita, entendemos de una vez que el arreglo convencional no puede ser suficiente. No existe posibilidad real de obtener la victoria en una campaña si el 90% de los soldados no están capacitados ni involucrados, pero ahí es exactamente donde estamos ahora. La mayoría de los supuestos cristianos no entienden ahora que la lealtad a Cristo significa participar en Su ministerio, salir o quedarse según requiera la situación.
—The Best of Elton Trueblood: An Anthology [lo mejor de Elton Trueblood: antología], (Impact Books, 1979).
El llamado para los líderes de la iglesia de hoy es a cambiar este deprimente escenario. La iglesia debe ser un centro de capacitación para hacer discípulos. Aunque ella debe ser una comunidad amorosa, que se preocupa por los que sufren, también debe ser un centro de entrenamiento para soldados cristianos. Esto exige la implementación de la misión y de la visión de la iglesia, lo cual debe ser más que palabras, ¡debe ser una realidad cotidiana!
Bill Hull alude a este asunto del hablar versus hacer:
“La verdadera crisis de la iglesia es que hablamos muchos de hacer discípulos, pero no lo ponemos en práctica. Hemos perdido la integridad de nuestra misión. El sistema cardiovascular del Cuerpo no va a mejorar hasta que cambiemos nuestros métodos y le demos prioridad a producir hombres y mujeres sanos, que a su vez puedan reproducirse, para que penetren su mundo. El sistema cardiovascular de la iglesia son los principios que dan lugar al producto correcto. Cuando éste se produce y se reproduce, al igual que cualquier cuerpo sano, podrá ser capaz de cumplir su función. Cuando obedecemos la comisión de Cristo, suceden dos cosas: se crean cristianos saludables; los cristianos saludables se reproducen y el Cuerpo crece, entonces se multiplica, y se evangeliza el mundo.
—The Disciple Making Pastor [el pastor que hace discípulos], (Revell, 1988).
La Necesidad de Sistemas de Implementación
Sin un sistema de implementación, el cristiano promedio no entiende cómo avanzar progresivamente en cuanto a la madurez en Cristo, la capacitación y el impacto ministerial. Millones de cristianos sencillamente se dejan llevar por la corriente de la “iglesia”. Muchas iglesias no están bien equipadas para preparar y guiar a sus miembros hacia niveles más altos de capacitación y eficacia en el ministerio. George Barna, el reconocido investigador y escritor cristiano, dice:
En vez de tomar las personas que ofrecían sus servicios y conectarlas al área de mayor necesidad que existía en el momento, las iglesias accesibles primeramente ayudaron a las personas a determinar lo que Dios les había llamado a hacer. En esas iglesias se cree que cada persona tiene un área en la que puede ejercer sus dones. Ellos a la vez se esforzaron por usar los talentos y habilidades de esa persona en esas áreas. La responsabilidad de la iglesia consistía en: 1) identificar esos dones y talentos, 2) refinar los dones; 3) proveer oportunidades para que los individuos utilizaran esos dones en un ministerio significativo, y 4) apoyar al individuo en el ministerio.
—User Friendly Churches [iglesias accesibles]. Regal Books, 1991.
Por supuesto, para hacer esto cada iglesia debe establecer sistemas y desarrollar un personal que prepare el cuerpo de la iglesia para que se convierta en un “ejército espiritual”. El modelo de Jesús consistió en exponer a Sus discípulos gradualmente, darles participación y sacarlos al ministerio. Las iglesias de hoy en día deben seguir ese modelo. No sólo debemos hablar de una misión, sino que debemos desarrollar una serie de pasos comprensibles y progresivos para el desarrollo espiritual y ministerial.
Creemos que cada persona que viene a nuestra iglesia debe sentir cuatro cosas: “¡Soy bienvenido!” “¡Soy amado!” “¡Estoy creciendo!” “¡Estoy marcando la diferencia!”. Queremos que todos en nuestra iglesia no sólo sientan todo esto, sino que además lo expresen. Así es como funciona el sistema:
Abrazando—“¡Soy Bienvenido!”
Construir puentes para las personas es algo esencial para cada iglesia. El problema es que a muchas no se les ve como
verdaderamente amistosas. Llegar a ser una iglesia “amiga de los visitantes” o “que dé una cálida bienvenida” es más difícil de lo que uno puede imaginar. Por ejemplo: ¿Saben los recién llegados dónde deben parquear en tu iglesia? ¿Existe un espacio especial a su disposición? ¿Cómo encuentran el baño, el cuarto de los niños, el aula de escuela dominical, el área de los jóvenes, o quizás el centro de adoración como tal? Los nuevos casi siempre se sienten extraños y nerviosos. Poner a uno de ellos en una situación embarazosa es arriesgarse a no verlo nunca más. La mayoría de las personas de la iglesia son asombrosamente insensibles con los desconocidos y ante cómo estos últimos puedan percibir la Iglesia.
Las investigaciones han demostrado una y otra vez que el criterio número uno por el cual los visitantes juzgan la iglesia es por la amabilidad. Algunos pueden haber pensado que la doctrina sería el primer asunto, o la predicación, o la música, o el santuario, o cualquier otro asunto importante. Pero toda la evidencia indica que la “amabilidad” es la primera impresión más importante. Cada visitante que viene a tu iglesia debe sentir: “¡Soy bienvenido!”.
Para facilitar el proceso de abrazar o acoger a las personas, sugiero que se ubique a los que están a cargo oficialmente de “dar la bienvenida” y “ayudar” en los siguientes puestos: parqueo, relaciones públicas (tanto fuera como dentro), centro(s) de información; donde puedan llevar a las personas hacia los lugares que no conozcan; ujieres; líderes de clases de orientación; aquellos que llamen a los visitantes; anfitriones de una merienda en casa; líderes de grupos pequeños de nuevos congregados.
Puedes añadir otros a esta lista o desarrollar estas categorías más detalladamente.
¿Cómo pone en práctica tu grupo el “abrazar” a las nuevas personas?
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¿Cuáles son tus sugerencias para mejorar este proceso?
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Cuidando—“¡Soy Amado!”
Antes de que las personas estén preparadas para marcar la diferencia, primero se debe satisfacer sus necesidades. Ésta es la unidad de cuidados intensivos de la iglesia, la cual incorpora los pasajes de “unos a otros” de las Escrituras: “anímense unos a otros”, “amonéstense unos a otros”, “enséñense unos a otros”, etc.
La iglesia primitiva (Hechos 2:42-47) puso en práctica un alto nivel de comunión. Toda iglesia saludable debe demostrar que es una comunidad que verdaderamente tiene cuidado de los demás. Cada persona de la iglesia debería sentir: “¡Soy amado!”. Éste es el pegamento que unirá a las personas en tu iglesia.
La mayoría de las iglesias están organizadas con el objetivo de proveer comunidades que se ocupen de dar la bienvenida a las nuevas personas y de propiciar que se relacionen de manera significativa con los demás. Algunas iglesias se subdividen en comunidades, entre las cuales están: la de niños, la de jóvenes, la de jóvenes solteros, la de jóvenes casados, la de los matrimonios de mediana edad y la comunidad de los de la tercera edad. Cada una de ellas se divide en congregaciones o grandes grupos de comunión que se reúnen los domingos en la mañana. Cada congregación entonces se divide en grupos pequeños de 8 a 14 personas.
Los grupos pequeños, las congregaciones y las comunidades son diseñados para brindar cuidado, comunión, discipulado y responsabilidad de los unos hacia los otros. Es en el contexto de estos grupos que tanto cristianos como no cristianos pueden decir: “¡Soy amado!”. Obviamente, esto no sucede a largo plazo de manera espontanea. Se requiere de capacitación, de la explicación del trabajo, de la asignación de responsabilidades laborales y de brindar aliento de manera frecuente. Es la labor de todo el cuerpo de liderazgo recordar a estas comunidades que brindan cuidado que su función primaria es proveer el amor de Cristo de manera práctica y significativa.
¿Qué estructuras permiten que las personas en tu iglesia se sientan amadas?
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¿Qué sugerirías para mejorar este ministerio que se encarga de dar atención a las personas?
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Preparando—“¡Estoy Creciendo!”
Las relaciones de amistad que permiten abrazar a las nuevas personas, y el cuidado que resulta en el hecho de que se sientan amadas son elementos esenciales. Sin embargo, algunos estudios han demostrado una y otra vez que las personas rápidamente se distancian de la iglesia si no pueden decir: “¡Estoy creciendo!”.
Las iglesias tienen de dos a cinco años para satisfacer las necesidades de las personas. Si éstas no son satisfechas, es seguro que las personas se irán. Las personas saludables quieren crecer. Por lo tanto, debemos preguntarnos: “¿Cómo podemos ayudar a las personas a ser mejores en lo que hacen?”.
Toda iglesia debe cumplir su mandato bíblico de “preparar a los del pueblo santo para un trabajo de servicio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Efesios 4:12). Las iglesias degeneran en clubs de comunión egocéntrica y apática si no son capacitadas y equipadas para el ministerio. La iglesia debe llegar a ser un ejército equipado de soldados cristianos que impacte poderosamente su mundo para Cristo.
Para hacer esto, las iglesias deberían hacerse de una red y de consejería par la “carrera” del ministerio para cada uno de sus miembros. Los dones, las habilidades, el trasfondo, el tipo de personalidad y los intereses (o la pasión) de las personas necesitan ser conectados a las oportunidades de capacitación específicas y a las salidas del ministerio. Este puede ser uno de los más significativos servicios que una iglesia puede ofrecer a sus miembros.
Una gran debilidad de la iglesia evangélica ha sido sencillamente cargar de culpa a las personas en cuanto a los que deberían hacer o no deberían estar haciendo. La iglesia eficaz no sólo debe decir a la gente lo que debería hacer, sino brindar la capacitación y el apoyo para que lo haga.
La capacitación y las opciones en el ministerio pueden incluir: capacitación general para el ministerio; capacitación para maestros (de niños, jóvenes o adultos); capacitación para el liderazgo de grupos pequeños; capacitación para consejería; evangelismo; discipulado individual; capacitación para el ministerio en las cárceles; ministerio con estudiantes a nivel internacional; capacitación pastoral general; capacitación para grupos de apoyo especializados; capacitación para viajes misioneros y muchos, muchos más.
Por medio de las oportunidades de capacitación en áreas como éstas, muchos pueden decir: “¡Estoy creciendo!”:
¿Qué oportunidades de capacitación y de ministerio se brindan en tu iglesia?
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Desde tu perspectiva, ¿cuáles son las áreas de tu iglesia en que se necesita preparación?
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¿Qué sugerencias tienes para que el liderazgo de tu iglesia mejore su enfoque en cuanto a la preparación?
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¿Puedes decir personalmente: “¡Estoy creciendo!”? Si no, ¿qué te gustaría hacer para ver un cambio en esto?
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Movilizando—“¡Estoy Marcando la Diferencia!”
Se han realizado estudios formales e informales tanto entre cristianos como entre no cristianos para determinar qué motiva a las personas a hacer lo que hacen. Una y otra vez, la respuesta ha sido: “¡Realmente estoy marcando la diferencia!”. La gente quiere ser parte de algo que tenga impacto, sobre todo un impacto eterno.
Las iglesias han de diseñar ministerios que permitan a las personas tener un impacto en la vida de otras, ya sea en su familia, en su iglesia, en su comunidad o en su mundo. Es responsabilidad de los líderes de grupos pequeños, de los líderes de la congregación, de los líderes de la comunidad y del personal animar a las personas, guiarlas y darles participación en ministerios específicos. Estos ministerios deben reflejar dones en el cuerpo de la iglesia, cargas del Espíritu Santo y necesidades en la comunidad. Tenemos ministerios divididos en categorías internas y externas.
Las categorías internas pueden incluir ministerios como la enseñanza, el pastorado, la consejería, el liderazgo, los ujieres, los cantantes, los grupos de alabanza, el liderazgo de grupos pequeños, el discipulado de 1-a-1, el discipulado de grupos pequeños, la administración, el extender misericordia (dar), la visitación, etc.
Los ministerios externos pueden incluir ministerios como estudios bíblicos investigativos, estudios bíblicos en los vecindarios, ministerios en las cárceles, evangelismo, actividades evangelísticas, alcance deportivo masculino, provisión de alimentos, de ropa, así como proyectos misioneros a corto plazo, a largo plazo y muchos más.
Las oportunidades son infinitas y están limitadas sólo por la creatividad de los miembros y líderes de la iglesia. El énfasis de la iglesia es que se espera que el ministerio sea de todos porque cada miembro es un ministro.
¿En qué ministerios externos participa tu iglesia?
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¿Qué ministerios internos se necesitan en tu iglesia?
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¿Qué sugerencias tienes para movilizar más la membrecía de tu iglesia? ¿Sientes individualmente que estás “marcando la diferencia”?
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Resumen
Resume la labor de tu iglesia o grupo en las áreas de abrazar, cuidar, preparar y movilizar. Describe cómo cada una de estas declaraciones se aplica en el actual sistema utilizado en tu iglesia o grupo.
¿Cómo se sienten bienvenidas las nuevas personas que visitan tu iglesia?
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¿Cómo se sienten amadas las personas que asisten a tu iglesia?
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¿En qué maneras están creciendo las personas en tu iglesia?
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¿En qué maneras están movilizadas y “marcando la diferencia”?
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Describe las formas en que una o más de estas categorías pudieran ser mejoradas.
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Durante muchísimo tiempo las iglesias han hablado de lo que los cristianos deben hacer. Ahora es tiempo de que las iglesias sencillamente lo hagan. La implementación de la misión y la visión de la iglesia es absolutamente esencial para un liderazgo exitoso y una iglesia sana.
Guía de Estudio:Preparación para el liderazgo