Guía de Estudio: Enseñanzas Básicas de Nuestra Fe Download PDF
Fuente: Enseñanzas Básicas de Nuestra Fe
Estudios compilados por el profesor Delmar IntVeld
Base Bíblica: Efesios 6:10-20 “…Fortalézcanse con el gran poder del Señor y pónganse toda la armadura de Dios…”
Contenido
Introducción
I. Fortalézcanse con el gran poder del Señor
Introducción
- El cinturón de la verdad
- La coraza de justicia
- Calzados. . . con el evangelio de paz
- El escudo de la fe
- El yelmo de la salvación
- La espada del Espíritu
III. La Oración
Fortalézcanse con el gran poder del Señor
y
pónganse toda la armadura de Dios
Efesios 6:10-20
Introducción
1. La carta de Pablo a los Efesios es muy hermosa.
Aprendemos que: (1) estamos escogidos en Cristo aun antes de la creación del mundo, (2) recibimos el perdón gratuitamente por la obra de Cristo, (3) formamos parte del cuerpo de Cristo en el cual vamos creciendo en la madurez, (4) debemos vivir como hijos de luz porque Cristo nos ha transformado, y (5) maridos y esposas deben vivir en el amor y que los hijos deben obedecer a sus padres.
2. El texto de hoy es su última exhortación.
Por último, fortalezcanse con el gran poder del Señor. Estamos llamados a una batalla; la vida Cristiana es una batalla porque hay mucha maldad y es una lucha difícil para vivir de acuerdo a la voluntad de Dios.
3. Hay dos cosas importantes que Pablo trata para ayudarnos en esa lucha.
(1) <<Fortalézcanse con el gran poder del Señor>>.
(2) <<Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer enfrente a las artimañas del diablo>>.
Las dos cosas son necesarias: algunas personas dicen: <<Deje todo en las manos de Dios y su poder>>; no hablan de la armadura que debemos tener. Otras hablan solamente de la armadura que ponen como si fuera posible luchar la batalla en nuestra propia fuerza.
El orden es también importante: No dice: <<Pónganse la armadura y después fortalézcanse en el Señor>>. Dice: <<Fortalézcanse en el Señor y entonces pónganse toda la armadura de Dios>>.
¿Qué significa fortalecerse en el Señor? ¿Cómo se aplica esta enseñanza a nosotros?
I. Fortalézcanse con el gran poder del Señor.
“Por último, fortalezcanse con el gran poder del Señor” (Efesios 6:10).
Introducción
1. La primera cosa que debemos reconocer es que debemos ser fuertes porque el enemigo tiene mucho poder.
La Biblia nos llama a enfrentar al enemigo y reconocerle por quien es. Lea Efesios 6:12. Pedro dice que <<Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. Resístanlo, manteniéndose firmes en la fe>> (I Pedro 5:8). El diablo engaña y aun <<se disfraza de ángel de luz>> (II Corintios 11:14).
2. La segunda cosa que debemos reconocer es que vivimos en el tiempo malo (v. 13).
La maldad va en aumento; hay más gente en el mundo y la maldad está más organizada. Siempre estaba la maldad en el mundo, pero el hogar estaba más aislado. Con la televisión y Cable todo lo mundano entra en el hogar y los niños desde pequeño están expuestos a tantas cosas. Aun muchas iglesias se han apartado de la verdad del evangelio y están causando confusión a la gente.
3. Para evitar el fracaso personal.
Necesitamos ser fortalecidos en el Señor y en su gran poder para no fracasar con nuestras vidas. Cuando fracasamos llegamos a ser miserables e infelices. Ningún cristiano es exento de esta consecuencia.
4. Fortalézcanse porque somos miembros del cuerpo de Cristo.
Pertenecemos a Cristo, a la familia de Dios; <<pues tanto el que santifica al hombre como los que son santificados son de la misma familia. Por este motivo no se avergüenza Jesús de llamarlos hermanos>> (Hebreos 2:11).
<<Dios no se avergüenza de ser llamado Dios de ellos, porque les tenía ya preparada una ciudad>> (Hebreos 11:16).
¿Por qué debemos ser fuertes? Porque somos de él y la misma reputación de Dios está en nuestras manos; nuestros fracasos y pecados desacreditan el nombre de Dios. Ser débil y fallarle a Dios afecta todo el cuerpo de Cristo porque somos miembros del mismo cuerpo.
5. No hay mejor prueba de la verdad del evangelio que una vida fuerte en el Señor.
No es fácil vivir una vida recta. Cuando vemos a alguien viviendo en triunfo, que puede vencer las tentaciones, que no sigue la corriente de todo el mundo malo, que vive la verdad, estamos animados. Todos que le miran a tal persona reciben un testimonio favorable de Dios.
1. Tenemos que reconocer nuestra propia debilidad.
1. Debemos reconocer que tenemos debilidades y que necesitamos ayuda.
Adán, un hombre perfecto y sin pecado caía cuando se enfrentó con los engaños del diablo. Si Adán cayó, ¿quién somos nosotros para no caer?
Los grandes santos del Antiguo Testamento, los patriarcas, los reyes y los profetas todos cayeron en pecado, <<Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios>>. Los cristianos de todos los siglos hasta ahora han pecado.
La persona que trata de dar la impresión que es fácil vivir la vida recta ha confundido algo con el cristianismo. Todos los santos han testificado que la batalla es una muy feroz.
Piensa en su propia experiencia. Si se cree que es un cristiano muy fuerte, ¿Por qué fracasas tanto? ¿Por qué se encuentra necesario(a) de arrepentirse de algo otra vez? ¿Por qué a veces se siente desesperado(a)? Todo es porque somos débiles, inadecuados y falibles. Pero es necesario examinarnos a nosotros mismos; necesitamos saber que estamos enfermos.
Cristo dijo a los fariseos que los sanos no necesitan un médico. Dijo esto porque los fariseos creían que eran sanos. Debemos reconocer que somos débiles.
2. Debemos reconocer que meramente los principios de moralidad no son suficientes.
Hay mucha gente en el mundo que tenga interés en la <<vida sana>>. Los filósofos siempre han mostrado interés en este tema; han escrito cosas; han discutido cosas, pero nunca han podido poner los principios de moralidad a la práctica.
Los principios son buenos, pero si no hay fuerza de llevarlos a la práctica, no sirven para mucho.
3. La voluntad humana no es suficiente.
Debemos usar la fuerza de la voluntad siempre, pero no es suficiente. Un deseo de vivir la vida Cristiana no es suficiente.
Debemos tener principios morales y ejercitar la voluntad para llevarlos a cabo, pero a la vez reconocer que esto solo no es adecuado.
4. Debemos reconocer que vivir la vida cristiana no es algo automático después de habernos convertido a Cristo.
Hay personas que creen que después de tener la salvación de Cristo, pueden vivir la vida Cristiana en su propia esfuerza. Pero la batalla es espiritual y se puede vencer solamente en una manera espiritual.
2. Reconocer que el Señor es fuerte.
Sí, debemos ser fuertes pero en verdad somos débiles porque tenemos todavía nuestra naturaleza pecaminosa. Debemos reconocer que el Señor es fuerte. <<Fortalézcanse con el gran poder del Señor>>.
Sí, somos débiles, pero el Señor es fuerte. ¿Cómo vemos la fuerza del Señor?
1. Vemos su fuerza en su vida.
Cristo se encarnó; conoció el hambre, la sed, el cansancio, y fue rechazado por la gente, pero nunca falló.
2. Vemos su fuerza en sus milagros.
Echó fuera a los demonios aun cuando los discípulos no pudieron hacerlo. Él domina sobre todas las principalidades y poderes de este mundo.
3. Vemos su fuerza en su propia tentación.
Fue tentado por el diablo mismo, no por sus ayudantes. Su tentación en el desierto era por cuarenta días y cuarenta noches. Sufrió hambre y cansancio, pero es el diablo quien fue derrotado.
Por esto debemos aprovechar su poder. Santiago dice <<Sométanse, pues, a Dios. Resistan al diablo y huirá de ustedes>>.
4. El Señor demuestra su poder en la cruz y en la resurrección.
El Señor parecía débil y derrotado en la cruz, pero la muerte no podía contenerle; triunfó sobre la muerte en su resurrección. El Señor es fuerte y debemos conocerle y fortalecernos en él y en su gran poder.
Su poder es para usted. El ingrediente importante para triunfar en nuestra vida es de estar fortalecido en el Señor.
II. La armadura de Dios. <<Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo>> (Efesios 6:11).
1. La vida cristiana es una lucha porque hay mucha maldad. Vamos a ver la necesidad de vestirnos con la armadura de Dios.
2. Necesitamos la armadura para nuestra defensa de los ataques del enemigo.
<<Si piensan que ya están firmes sobre sus pies, tengan cuidado de no caer>> (I Corintios 10:12).
Nunca debemos tener demasiada confianza en nuestra habilidad de resistir lo malo. Sansón, un santo grande del Antiguo Testamento, cayó cuando confiaba en su propia fuerza.
Pablo fue arrebatado al tercer cielo (II Corintios 12:2). <<Para preservarme de volverme orgulloso a causa de esas sublimes revelaciones, me fue dada una espina clavada en mi carne, un emisario de Satanás, para que me atormente>> (II Corintios 12:7).
Aunque hemos conocido a Cristo por mucho tiempo y hemos crecido en la fe, no debemos hacer el error de confiar en nuestra fuerza. El enemigo es poderoso y sutil.
3. Noten que la armadura es <<la armadura de Dios>>.
Dios provee la armadura; no luchamos con los recursos nuestros. Luchar el diablo y las fuerzas espirituales con nuestra sabiduría es perder la batalla.
El enemigo puede derrotar su mente, su razonamiento, sus argumentos, su psicología, su voluntad, todo. La única manera de tener victoria es con toda la armadura que Dios nos da.
La armadura de Dios es algo muy especial; la verdad, la justicia, la fe, la salvación, etc. Son cosas que solamente el cristiano puede poner y usar. Dice que debemos poner toda la armadura. No podemos escoger lo que vamos a usar; debemos usar todo lo que Dios provee para tener la victoria.
Esto significa que debemos concentrar en toda la doctrina cristiana. Significa que cada parte de nosotros tiene que seguir la vida cristiana; la mente; el corazón; la voluntad.
1. El cinturón de la verdad.
1. En aquel tiempo usaron túnicas largas y flojas; él cinturón ató la túnica para poder moverse libremente y en ello la espada estaba colgada.
Pablo compara cada parte de la armadura de Dios con cada parte de la armadura que sirvió al soldado. Pienso que no es tan importante para nosotros tener conocimiento de la armadura del soldado antiguo. Los ejemplos de Pablo eran buenos porque sus lectores conocían esa armadura. Para nosotros es importante conocer la armadura de Dios, porque esto es lo que debemos usar.
2. La verdad.
¿Qué significa la verdad para el cristiano? <<Si obedecen mis enseñanzas, son de veras mis discípulos. Entonces conocerán la verdad, y la verdad los libertará>> (Juan 8:31, 32). Nos libra del diablo.
Toda la enseñanza de Cristo es la verdad <<Santifícalos con la verdad; tu palabra es verdad>> (. Juan 17:17). <<Manténganse en vela; continúen firmes en la fe; sean hombres de valor; sean fuertes>> (I Corintios 16:13).
<<Sean moderados y estén alerta. Su enemigo el diablo anda rondando como león rugiente, buscando a quien devorar. Ofrézcanle resistencia, manteniéndose firmes en la fe>> (I Pedro 5:8, 9).
La verdad, entonces, es la creencia en y el conocimiento de <<la verdad de Jesucristo>>. Es de ser saturado de la verdad para vivirla.
Sin la verdad estamos completamente perdidos. El diablo es el mentiroso y engañador y quiere engañarnos a nosotros. La verdad es muy importante para nuestra vida cristiana.
2. La coraza de justicia.
1. Para proteger el pecho (corazón) y abdomen; el tronco del cuerpo. La coraza de justicia protege nuestras emociones, afecciones, la consciencia, y los deseos y la voluntad.
Las emociones son muy importantes en nuestra vida; el diablo sabe esto y por esto nos ataca. La consciencia es tan importante para guiarnos. El diablo es experto en tener muchas personas cautivas en cuanto a su consciencia.
Los deseos y la voluntad. Dios nos ha dado nuestros deseos, pero el diablo los inflama y los lleva fuera de control y afecta nuestra voluntad.
2. ¿Qué significa la justicia?
Es más que la integridad de nuestra persona. No podemos enfrentarle al diablo. Es la justicia que viene de Dios.
Esta justicia es imputada; somos justificados por la fe; significa que la justicia de Dios está puesto en nuestra cuenta. No importa qué bueno que sea, en la presencia de Dios somos pecadores y necesitamos la justicia de Cristo.
Es también justicia impartida (dada). Somos salvos por Su justicia; entonces él nos obra en nosotros a través de la regeneración. <<Continúen trabajando en su salvación con temor y temblor, porque es Dios quien hace en ustedes el desear y hacer lo que a él le place>> (Filipenses 2:13, 14).
No podemos confiar en nuestra justicia. Solamente la justicia de Cristo nos ayuda en la lucha cristiana.
3. Calzados…con el evangelio de la paz.
1. El soldado Romano usaba una sandalia con fajas para atarlo firme y la suela con clavos para no resbalar.
En aquel tiempo sabían poner objetos de madera con puntos en el camino y si alguien no tenía sandalias puestas podía cortar los pies y agarrar una infección y llegar a ser inútil como soldado. Así que debían estar preparados para luchar con las sandalias puestas.
2. Nosotros debemos estar preparados con el evangelio de la paz porque estamos en un conflicto con un adversario muy fuerte.
No podemos recibir el evangelio a medias; no podemos aceptar los beneficios y rechazar las responsabilidades. Tenemos que estar firmes para no resbalar.
Estamos viviendo en un tiempo cuando mucha gente no está firme en la fe. No sabe lo que cree o el por qué. Tiene un pie en la iglesia y uno en el mundo; pero no <<La Armadura de Dios>>. No es posible servir a Dios y al mundo a la vez.
Tenemos que estar alerta porque no sabemos cuándo y cómo vendrán los ataques; el Diablo es astuto; cambia la manera de atacar cuando estamos descuidados.
¿Cómo está su armadura: la verdad, la justicia, el evangelio de la paz?
4. El escudo de la fe.
<<Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden extinguir todos los dardos encendidos del maligno>>, (o lo que arroja Satanás) (Efesios 6:16).
1. Las primeras tres partes de la armadura que se llevan puestos: el cinturón de la verdad, la coraza de justicia y los calzados…con el evangelio de la paz son cosas pasivas y preparatorias.
Ahora dice: <<Tomen el escudo de la fe>> que es algo activo como cuando llega una noticia de ir a la batalla. El escudo del soldado Romano, era como 4 pie de largo y 2 1/2 de ancho. Fue hecho de madera pero tapada con metal para protección contra el fuego.
Los soldados tiraban dardos encendidos que quemaron una porción del cuerpo del enemigo si no tuvieron el escudo.
2. Los dardos son tirados por Satanás.
La maldad no es algo abstracto o impersonal; antes habló de <<las artimañas del diablo>> y de las <<fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales>>.
La batalla es espiritual. No luchamos contra <<carne y sangre>>. Luchamos contra el diablo y los espíritus malos.
Cristo mismo fue tentado por el diablo en el desierto. <<El mundo entero está bajo el control del maligno>> (o sea de Satanás) (I Juan 5:19).
Cristo habló de atar al hombre fuerte (Satanás) para luego poder saquear a su casa.
3. Vamos a mirar la aplicación espiritual del escudo de la fe.
Debemos estar preparados para los ataques y asaltos de Satanás que puedan ser fuertes como dardos encendidos.
El diablo nos ataca en traernos <<malos pensamientos>>. No estamos deseando tener malos pensamientos pero lleguen como dardos encendidos.
Cuando quiere orar a Dios y concentrar en Dios, los dardos vienen para distraerse. Son dardos de Satanás.
Cuando lee el diario no tiene problema en concentrar en la lectura, pero cuando lee la Biblia, pensamientos e ideas vienen a la mente para no poder concentrar en lo que dice Dios.
Estos son dardos de Satanás.
El diablo quiere que creamos que estas cosas tienen su origen en nosotros y que somos tan malos que no podemos ser llamados cristianos. Estas cosas vienen de Satanás.
Satanás tira dardos a nosotros que inflaman los deseos y pasiones y la concupiscencia. Todos somos tentados. Necesitamos el escudo de la fe para nuestra protección.
<<Queridos amigos, no se sorprenden de la penosa prueba que están sufriendo, como si les ocurriera algo insólito>> (I Pedro 4:12).
<<Todos los que aspiren a llevar una vida piadosa en Cristo Jesús, sufrirán persecución>> (II Timoteo 3:12).
4. La única manera de enfrentar estos ataques es con el escudo de la fe.
<<Sean moderados y estén alerta. Su enemigo el diablo anda rondando, como león rugiente, buscando a quien devorar. Ofrézcanle resistencia, manteniéndose firmes en la fe>> (I Pedro 5:8, 9).
Solamente la fe puede ayudarle resistir estos ataques. <<Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe>> (I Juan 5:4).
5. La fe es la habilidad de aplicar rápidamente lo que creemos a cualquier cosa que el diablo nos arroja.
La fe es mucho más que afirmar algo intelectualmente. La fe tampoco se concentra en sí misma; no es tener fe en su fe; es tener fe en Dios. Abraham creyó a Dios y su fe le salvó.
Así que cuando Satanás le viene a usted y dice: <<Dios le bendijo antes pero ahora no tiene interés en ayudarte más>>, levante el escudo de fe que dice: <<Dios no cambia, es siempre lo mismo ayer, hoy y para siempre>>. Lo que Dios prometió, hará.
Recuerden el poder de Dios. Levante el escudo de la fe que señala el poder de Dios. Cuando Abraham llegó al punto de dudar la promesa de Dios de tener un hijo, Dios le dijo: <<No temas, Abram; yo soy tu escudo>> (Génesis 15:1).
<<Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones>> (Salmo 46:1).
<<Porque sol y escudo es Jehová Dios>> (Salmo 84:11).
Pablo pregunta, ¿Quién podrá condenar? Cristo es el que intercede a favor nuestro. Levante el escudo de la fe. Cristo fue tentado por los dardos de Satanás y le venció y ahora está a la diestra de Dios. También puede comprendernos porque fue hombre. Levantar el escudo de fe es recordarnos de Dios.
5. El yelmo de la salvación.
<<Tomen el yelmo de salvación>> (Efesios 6:17).
(1) El cinturón de la verdad. La verdad significa la enseñanza cristiana completa como está revelada en Cristo Jesús. Sin conocer la verdad no podemos enfrentar al diablo.
(2) La coraza de justicia. La justicia de Dios que está imputada a nosotros en la justificación e impartida a través de la regeneración. Sin la justicia de Dios no podemos enfrentar al diablo.
(3) Calzados…con el evangelio de la paz. El evangelio de la paz nos da firmeza contra ataques y nos ayuda estar alerta porque nunca sabemos en que manera vendrá un ataque.
(4) El escudo de la fe. Es la fe en Dios, no fe en la fe.
(5) El yelmo de la salvación
1. El yelmo es para proteger la cabeza.
La aplicación espiritual es de proteger la mente, la comprensión, el pensamiento. Tiene que ver con la posibilidad en general de estar fatigado y no tener ganas de luchar más.
<<No nos cansemos de practicar el bien, porque a su debido tiempo recogeremos una magnífica cosecha si no desfallecemos>> (Gálatas 6:9).
Podemos desfallecer porque la batalla es fuerte y constante y de larga duración. Usted puede desanimarse de su vida personal. Ha luchado y sigue sintiéndose débil.
Puede desanimarse en ver otros hermanos débiles que no demuestran una vida victoriosa.
La carta a los Hebreos tiene un mensaje para los cristianos desanimados.
La segunda carta de Pedro en el capítulo 3 también ilustra este punto. La gente dice: <<nada ha cambiado desde el principio de la creación>>. Cristo dijo que va a volver, pero no viene. Ustedes han creído una mentira.
El enemigo viene y ataca nuestra mente, en esta manera; <<No hay nada en el cristianismo. No tiene menos problemas que antes de ser creyente. ¿Qué está recibiendo>>?
Cristo enseñó la necesidad de orar siempre, <<sin desfallecer jamás>> (Lucas 18:1).
<<Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino un espíritu de poder, de amor y de dominio de sí mismo>> (II Timoteo 1:7).
2. ¿Qué significa la salvación en cuanto a desfallecer?
<<Pero, ya que somos del día, seamos sobrios, vestidos de fe y amor como coraza, y de la esperanza de salvación como yelmo>> (I Tesalonicenses 5:8).
<<Ya es hora de que despierten de su sueño, pues nuestra salvación está ahora más cerca que cuando abrazamos la fe>> (Romanos 13:11).
La salvación aquí es la esperanza cristiana. La protección por esto que ponemos en la cabeza para protegernos del diablo y los ataques es la esperanza de la gloria.
Cristo mismo advierta a sus seguidores que antes de la venida de Cristo y del fin del mundo vamos a tener pruebas y tribulaciones.
<<El que se mantenga firme hasta el final, será salvo>> (Mateo 24:13).
Cristo nunca dice: <<Mi enseñanza va a hacer que el mundo sea cada vez mejor>>, o <<Mi enseñanza va a producir reformas políticas y va a eliminar las guerras>>.
Cristo más bien dice que las cosas malas que van a pasar deben pasar, sin embargo da esperanza a los discípulos. <<Verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria>> (Mateo 24:30).
Esto es el yelmo de salvación, la esperanza de su venida cuando se completa nuestra salvación.
Pablo tenía que enfrentar muchos problemas serios, pero dijo, <<no nos desanimamos>>, y la razón es que está esperando la <<gloria eterna>> (II Corintios 4:6-18). Pablo tenía puesto el yelmo de salvación. Tenía esperanza.
<<Queridos amigos, ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha dado a conocer todavía. Pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, pues lo veremos tal como es. Todo el que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro>> (I Juan 3:2-3).
La esperanza es la de la salvación, es el yelmo de salvación.
Apocalipsis también tiene el mensaje que habrá bestias, guerras, poderes falsos, que los santos sufren persecuciones, pero Cristo vendrá sobre un caballo blanco y no tenemos que desfallecer.
3. Poner el yelmo de salvación significa:
(1) cuando usted recibe un ataque para desfallecer como: <<no vale la pena seguir al Señor>>, o <<el cristianismo está lleno de falsas promesas, déjelo>>, su respuesta será: <<No, no me van a engañar con tales enseñanzas, yo tengo esperanza en mi salvación>>.
Fuimos salvos. Somos salvos. Seremos salvos, (justificados) (santificados) (glorificados).
(2) que estamos predestinados a la gloria. <<A los que predestinó, a éstos precisamente llamó; a los que llamó, a éstos precisamente justificó; y a los que justificó, a éstos precisamente glorificó>> (Romanos 8:30).
Todas estas bendiciones son nuestras y podemos regocijarnos en la gloria de Dios.
(3) Dios, después de hacer todo para nosotros, nunca va a abandonarnos. <<Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán; y nadie puede arrebatarlas de mi mano>> (Juan 10:28).
Esto es el yelmo de salvación.
<<Ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor>> (Romanos 8:39).
El enemigo puede hacernos lo peor, pero no puede separarnos de Dios. Esto es el yelmo de salvación. Esto es nuestra esperanza segura.
Cristo mismo vivió en este mundo y fue atacado por el diablo y tuvo que ir a la cruz por nosotros. ¿Cómo podía Cristo enfrentarlo a todo?
<<Fijemos nuestros ojos en Jesús, el autor y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo puesto delante de él, soportó la cruz, desdeñando la ignominia de ella, y está sentado a la diestra del trono de Dios>> (Hebreos 12:2).
Debemos seguir el ejemplo de Jesús; él miró el gozo puesto delante.
4. ¿Está tentado a desfallecer?
¿Se sienta ganas de dejar la iglesia y su profesión de fe y juntarse con los del mundo y los supuestos placeres?
No sea engañado por el diablo; tenemos una esperanza que los del mundo no tienen.
El que se mantenga firme hasta el final será salvo. Habrá mucha tribulación, muchas pruebas, pero el tiempo se acerca cuando Jesucristo regresará y vamos a tener mucho gozo. Ponga el yelmo de salvación.
6. La espada del Espíritu.
<<Tomen la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios>> (Efesios 6:17).
1. La espada del Espíritu – diferente en 3 maneras.
(1) Las otras partes de la armadura protege una parte del cuerpo o todo el cuerpo. La espada no.
(2) La espada es para defenderse, pero en una manera diferente. La espada ayuda que el enemigo no se acerca.
(3) La mayor diferencia es que se usa la espada para atacar. Se usa para defender y atacar.
<<Resistan al diablo y huirá de ustedes>> (Santiago 4:7). El diablo trata de aterrorizarnos. Si él tiene éxito estamos derrotados ya. Pero es posible para el cristiano de resistir el diablo y aun causarle huir.
2. Tomen la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.
La espada que el Espíritu mismo nos da es la Palabra de Dios.
Cristo es un ejemplo para nosotros cuando fue tentado por el diablo los cuarenta días y noches en el desierto. Cristo citó la palabra de Dios para resistir al diablo (Mateo 4:1). No habló palabras que Dios le dio en el momento.
3. ¿Por qué las Escrituras son llamadas la espada y que es del Espíritu?
(1) Es el Espíritu que inspiró las escrituras. <<Toda escritura es inspirada por Dios>> (II Timoteo 3:16).
<<La profecía nunca tuvo su origen en una voluntad humana, sino que los hombres hablaron de parte de Dios bajo el impulso del Espíritu Santo>> (II Pedro 1:20). Significa que las profecías no eran las opiniones de los profetas.
No debemos luchar el diablo con nuestra propia fuerza. Debemos luchar el diablo con la Palabra que el Espíritu de Dios mismo ha producido.
(2) El Espíritu Santo solo nos hace entender la Palabra.
<<Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para que podamos entender lo que Dios nos ha dado gratuitamente>> (I Corintios 2:12).
No hay otra manera de entender la Palabra.
El argumento de Pablo era que los príncipes de este mundo no reconocieron a Cristo cuando estaba aquí en la tierra. Si le hubiera conocido a él no le hubiera crucificado. En la misma manera es el Espíritu Santo que nos ayuda en interpretar la Palabra.
(3) Es el Espíritu Santo que nos ayuda usar la Palabra correctamente.
El Espíritu y la Palabra están relacionados. Hay personas que ponen énfasis en el Espíritu que ignoran la Palabra y se equivocan. Hay personas que ponen énfasis en la Palabra que ignoran el Espíritu y tienen doctrina muerta.
Cristo es otra vez un ejemplo a nosotros. Cuando la gente astuta trató de ponerle una trampa con sus preguntas, como los doctores de la ley, los escribas y fariseos, Cristo utilizó la Palabra escrita.
<<En una ocasión, un experto en la ley se levantó para poner a prueba a Jesús. Maestro —le dijo—, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? ¿Qué está escrito en la ley? respondió él— ¿Cómo lo lees>> (Lucas 10:25, 26)?
Cristo tomó la espada del Espíritu (la Palabra de Dios) para estos encuentros con el enemigo. Cristo se defendió de la acusación de blasfemia, usando la Palabra de Dios (Juan 10:31-36).
<<Pablo entró en la sinagoga y a lo largo de tres sábados discutió con ellos, a base de las escrituras, explicándoles y probándoles que el Cristo debía padecer y resucitar de entre los muertos>> (Hechos 17:2). Usó la espada.
Hay poder en la Palabra de Dios; nosotros debemos utilizar la Palabra también. Tendríamos más éxito. Debemos conocer las escrituras y saber usarlas.
III. La Oración
1. Orando por todos los santos (Efesios 6:18-20).
1. La oración no es parte de la armadura de Dios.
Pablo no menciona ninguna parte de la armadura de un soldado. La oración es algo que tenemos que hacer en cuanto a toda la armadura de Dios.
Hay que estar en comunión con Dios para usar toda la armadura. La armadura de Dios no es algo mecánico y mágico. Es necesario orar siempre y depender en Dios.
No es suficiente tener buena doctrina. Es necesario reconocer el valor de la oración.
Cristo, en unas ocasiones, oró toda la noche y nos enseñó de orar sin desmayar (Lucas 18:1).
¿Ha dado usted el lugar debido a la oración?
2. La oración incluye: la oración pública, la oración privada, adorar, dar gracias y hacer peticiones.
Pablo dice: <<en el Espíritu>>. La oración no es <<vana repetición>>. No es mecánica. No es solamente de costumbre. Es en el Espíritu.
Orar en el Espíritu es al contrario de orar fríamente oraciones formales. No debemos orar solamente con la mente. Tampoco quiere decir orar emocionalmente y no habla de nuestro espíritu sino del Espíritu de Dios.
3. ¿Qué debe estar en nuestras oraciones?
2. Debemos orar por nosotros mismos.
Si todos estamos en la batalla cristiana, debemos orar para estar fuerte en el Señor y en su poder.
<<Estén alerta>> y <<perseveren>>. Pueden orar: por <<el pan diario>>, por <<no caer en la tentación>>, por <<las necesidades>> que tenemos, etc.
3. Debemos orar por otros.
1. <<Por todos los santos>>. Esto es la oración de intercesión.
Debemos aprender de orar por otras personas porque estamos todos en la misma lucha y tenemos una salvación común. Tenemos un enemigo común y problemas comunes.
2. La adoración pública es importante por la misma razón.
El diablo quiere que pensáramos que la religión es algo personal. Tenemos que animar los unos a los otros, ayudar a la persona débil o que está pasando por un problema.
3. La batalla no es nuestra, sino de Dios.
Dios es quien gana la batalla. Tenemos que unirnos a él. No tenemos que pensar en mi problema, mi dificultad, mi temor, mi esperanza. Debemos reconocer que la batalla es de Dios y el diablo, del cielo y el infierno. Es lo mismo como cuando un país va a la guerra. No es la guerra de una persona sino de una nación. Todos los santos deben unirse en la batalla espiritual.
4. Somos miembros los unos de los otros.
Si uno fracasa, afecta a todos. Somos parte de un cuerpo, la iglesia. No somos individuos solamente.
Cuando una persona falla, las fuerzas de maldad publican en el diario, <<El maestro de la escuela dominical es culpable de—>>. Es como si Dios fuera derrotado. Debemos orar los unos por los otros.
5. <<Con toda clase de petición>>, <<Perseveren>>.
Ciertos santos pasan por pruebas fuertes. Estaba leyendo un artículo de un lugar donde, <<casi despelleja vivo (skin alive) algunos líderes cristianos>>. Otros pueden ser perseguidos, estar en peligros, perder trabajos, etc. por el Señor.
6. <<Oren también por mí>>.
Pablo era uno de los hombres más grandes de Dios; comenzó muchas iglesias. ÉL quiere que oren por él. Sí, hay que orar por uno como Pablo, <<para que cuando abra mi boca, me sean dadas palabras para dar a conocer sin temor el misterio del evangelio>>.
¿Oren ustedes así por los pastores? Hoy día es un tiempo difícil para pastores. Hay que tener mucho cuidado de no ofender a nadie. La gente habla de que uno sea fanático. Quiere que sean eruditos y que hablen ecuménicamente. Pablo dice que se debe hablar el evangelio sin temor. La verdad es lo que es importante porque sin la verdad de Cristo nadie se salva.
Espero que todos usen bien la armadura de Dios por medio de la oración de la intercesión.
<< ¡Ay de mí si no predico el evangelio>> (I Corintios 9:16)!
<<Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención de pecados>> (Colosenses 1:13, 14).
<<Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin>> (Mateo 24:14).