Una de las cosas principales que describe estar en el cielo es GOZO, o ALEGRÍA. La palabra “gozo” tiene un significado mucho más profundo que simplemente felicidad.
Ser feliz puede cambiar muy rápidamente. En un momento puede ir y venir. Pero el gozo es diferente. Es una satisfacción profunda. ¡Todo está bien! Sin pena ni dolor. Sin dolor ni sufrimiento. Solo hay gozo.
El cielo es un lugar lleno de gozo. Eso se me hace muy difícil de imaginármelo. . . Por donde quiera que miro a mi alrededor, veo muchos problemas y conflictos no resueltos. Pero en el Cielo, ya no existirán.
Sólo habrá gozo, porque mis pecados han sido pagados por la sangre de Jesucristo, y Dios Padre me ha perdonado porque me arrepentí de mis pecados y aceptó la sangre de Jesús como pago por ellos (Gálatas 3:13). Debido a lo que Jesús ha hecho por mí, ahora tengo un gozo que es indescriptible (1 Pedro 1: 8).
Cuando un pecador se arrepiente, hay gran gozo (Lucas 15: 22-24, 32). Cuando me vaya al Cielo, entraré disfrutando del gozo del Señor (Mateo 25:23). Hay gozo en la presencia del Señor (Lucas 15:10). Él está en el cielo. Mi tristeza será cambiada en gozo (Juan 16:20). Y nadie podrá quitarme ese gozo (Juan 16:22). Mi gozo está en el Señor, aquí en esta tierra (Juan 16:20) y también en el Cielo (Filemón 1:20).
Y otra cosa es que Dios no se alegra ni se goza al juzgar a los pecadores (Deuteronomio 30: 9-10 . Dios en su carácter es Ágape , o amor (1 Juan 4: 8). No le da alegría cuando un hombre desobedece lo que Él le ha dicho que debe hacer. Dios es totalmente justo en lo que dice y lo que hace (Salmo 89:14), puesto que es perfecto en todo (Mateo 5:48, 1 Pedro 1:16).
A Dios le duele cuando el hombre le desobedece (1 Reyes 13:21) y no siente alegría. Más bien, Su enojo contra el pecado se activa (Josué 23:16, 1 Samuel 28:18, Romanos 1:18, 2: 8, Salmo 7:11, Isaías 13: 9, Apocalipsis 6:17). Cuando el hombre le desobedece a Dios, Dios se ofende, le duele y Su enojo se enciende (Romanos 1:18, 9:22, Efesios 2: 3). Al hombre le fue dada una voluntad propia para elegir el bien o el mal (1 Reyes 3: 9, Amós 5:15).
El hombre puede elegir obedecer a Dios, o no obedecerle; decidir seguir a Jesús al creer en Él y confiar en Él por su salvación, o no creer en Él (Juan 3:36). Pero debido al hecho de que Jesús pagó por nuestro pecado con Su sangre (Hebreos 9:22, 28, 10:19), si ejercemos nuestra voluntad y decidimos aceptar la sangre de Jesús como pago por nuestro pecado, ya no somos objeto del enojo de Dios (Romanos 5: 9, 1 Tesalonicenses 5: 9).
El gozo del Señor está presente ahora (Sofonías 3: 17-18). Y el Cielo estará lleno de ese gozo.
Como somos seguidores de Él, Dios ya no está enojado con nosotros. Le hemos obedecido, nos hemos arrepentido de nuestro pecado (Lucas 15: 7, 10, 2 Crónicas 7:14, Hechos 17:30, Romanos 2: 4, Marcos 1:15, Hechos 3:19, Lucas 24:47, Lucas 13: 3) y lo hemos recibido como nuestro único Salvador (Tito 2:13, 2 Pedro 2:20, Hechos 5: 3, 13:23, 1 Timoteo 2: 5). El enojo de Dios ha sido aplacado por la sangre de Jesucristo (1 Timoteo 4:10, Apocalipsis 5: 9, Gálatas 3:13, 1 Pedro 1: 18-19).
Vemos que Dios en Su carácter es amor (1 Juan 4: 8), y que Jesús vino a este mundo para salvar al pecador (1 Timoteo 1:15). Él es el Salvador de todas las personas que creen en Él, y que creen en lo que hizo por ellas en la cruz (Hechos 2:23, Filipenses 2: 8, 1 Timoteo 4:10, Mateo 1:21, 1 Pedro 2 : 24). . . y de todo el mundo que cree y recibe como Salvador (Juan 3:16, 4:42, 1 Juan 4:14).
* Este artículo se basa en Inexplicable Joy publicado en inglés: 13 de octubre de 2008.
Deja un comentario