Enseñanzas Básicas de Nuestra Fe Download PDF
La Verdad Esencial Para la Vida
Estudios por el profesor Delmar IntVeld
TEMA 5. El camino de la salvación revelado en la Biblia
Algunos que están leyendo este librito pueden pensar que no necesitan salvarse de nada. Dios le aceptará en el cielo porque es un Dios de amor. Es curioso que casi todos creen en el cielo, sin embargo muchos rechazan el concepto de un infierno. En los funerales, cualquiera que haya muerto parece haber ido a un lugar mejor. Cuando escuchan de los eventos trágicos por medio de la televisión, los afectados con frecuencia dicen que su ser querido ahora está en un lugar mejor. Algunos, por supuesto, han ido al cielo, pero cuán trágico sería para los que descubren demasiado tarde que no comprendieron el camino de la salvación que Dios nos ha revelado.
Si usted estuviera viajando una noche oscura, donde un puente estaba derrumbado por un río crecido, y las autoridades todavía no fueron avisadas para poner una barrera ni un rótulo de advertencia, y solamente yo sabía que ya no servía el puente y también sabía que usted tomaría ese camino, y era posible para mí advertirle del peligro de ser llevado por el corriente y ahogarse, ¿estaría usted agradecido si le aviso? ¿Me contaría como amigo si yo intencionalmente no le aviso? ¿Cree usted que es mi obligación avisarle? Estoy seguro que usted me esperaría darle advertencia para poder salvar su vida.
Creo que la gente necesita saber antes de morir que nadie va automáticamente al cielo. El peligro por delante es la ira de Dios contra toda la maldad y su castigo eterno. La Biblia enseña que Dios es perfectamente Santo y que somos pecadores que hemos quebrantado la ley de Dios. Dios tiene muchos atributos. Es eterno, todopoderoso, omnipresente, justo, misericordioso, amor, la verdad, etc. Ninguna suciedad puede entrar en su presencia. No nos permite entrar en el cielo por su amor sin tomar en cuenta también su justicia y su santidad. Nadie en todo el mundo llena los requisitos para entrar en la presencia de Dios por sus propios méritos o por ser <<bueno>>.
La Biblia nos enseña que somos salvos por la gracia de Dios por medio de la fe y no por nuestras obras.
Efesios 2:4-10 4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, 5 nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados! 6 Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales, 7 para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre nosotros en Cristo Jesús. 8 Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es regalo de Dios, 9 no por obras, para que nadie se jacte. 10 Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.
En el capítulo uno de la carta a los Romanos aprendemos que el evangelio es poder de Dios para la salvación de todos los que creen, incluyendo a los judíos y a los gentiles. La ira de Dios viene revelándose contra toda la impiedad e injusticia de los seres humanos y todos están sin excusa porque Dios se ha manifestado en la creación y todos conocen la verdad acerca de Dios. La gente obstruye la verdad, pero no tiene excusa. Por eso Dios los entregó a los malos deseos de sus corazones, a la impureza sexual, a pasiones vergonzosas, y a la depravación mental, para que hicieran lo que no debían hacer.
En el capítulo dos de la carta a los Romanos aprendemos que la bondad de Dios tiene el propósito de llevarle a la gente al arrepentimiento. Pero por la obstinación y un corazón empedernido, la gente está acumulando castigo contra sí mismo para el día de la ira. Con Dios no hay favoritismos, por eso los judíos bajo la ley o los gentiles guiados por su conciencia serán juzgados imparcialmente. Los judíos que tienen la ley pero no la cumplen, serán condenados por los que guardan los requisitos de la ley aunque no tengan la ley. La condición interior del corazón es lo que es importante, no lo externo y físico.
Romanos 3:10, 20-26, 28 10 Así está escrito: <<No hay un solo justo, ni siquiera uno>>.
20 Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por hacer las obras que exige la ley; más bien, mediante la ley cobramos conciencia del pecado.
21 Pero ahora, sin mediación de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, de la que dan testimonio la ley y los profetas. 22 Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción, 23 pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, 24 pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó. 25 Dios lo ofreció como un sacrificio de expiación que se recibe por la fe en su sangre, para así demostrar su justicia. Anteriormente, en su paciencia, Dios había pasado por alto los pecados; 26 pero en el tiempo presente ha ofrecido a Jesucristo para manifestar su justicia. De este modo Dios es justo y, a la vez, el que justifica a los que tienen fe en Jesús.
28 Porque sostenemos que todos somos justificados por la fe, y no por las obras que la ley exige.
Tanto los judíos como los gentiles están bajo el pecado. Nadie será justificado por hacer las obras que exige la ley. Mediante la ley cobramos conciencia del pecado.
La justicia no viene por medio de la ley ni por hacer obras. Somos justificados por medio de la gracia de Cristo y por la sangre que él derramó por nosotros. La frase que citamos anteriormente, <<Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen>>, es el corazón del mensaje de Pablo. La fe viene antes de recibir la justicia de Dios.
Romanos 4:1-5, 13, 16, 18-20, 23-24 1 Entonces ¿qué diremos en el caso de nuestro antepasado Abraham? 2 En realidad, si Abraham hubiera sido justificado por las obras, habría tenido de qué jactarse, pero no delante de Dios. 3 Pues ¿qué dice la Escritura? <<Le creyó Abraham a Dios, y esto se le tomó en cuenta como justicia>>.
4 Ahora bien, cuando alguien trabaja, no se le toma en cuenta el salario como un favor sino como una deuda. 5 Sin embargo, al que no trabaja, sino que cree en el que justifica al malvado, se le toma en cuenta la fe como justicia.
13 En efecto, no fue mediante la ley como Abraham y su descendencia recibieron la promesa de que él sería heredero del mundo, sino mediante la fe, la cual se le tomó en cuenta como justicia.
16 Por eso la promesa viene por la fe, a fin de que por la gracia quede garantizada para toda la descendencia de Abraham; esta promesa no es sólo para los que son de la ley sino para los que son también de la fe de Abraham, quien es el padre que tenemos en común delante de Dios.
18 Contra toda esperanza, Abraham creyó y esperó, y de este modo llegó a ser padre de muchas naciones, tal como se le había dicho: << ¡Así de numerosa será tu descendencia!>> 19 Su fe no flaqueó, aunque reconocía que su cuerpo estaba como muerto, pues ya tenía unos cien años, y que también estaba muerta la matriz de Sara. 20 Ante la promesa de Dios, no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios.
23 Y esto de que <<se le tomó en cuenta>> no se escribió sólo para Abraham, 24 sino también para nosotros. Dios tomará en cuenta nuestra fe como justicia, pues creemos en aquel que levantó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor.
Abraham es el gran ejemplo de que recibimos la justicia por la fe. La promesa de ser heredero del mundo se garantiza a toda la descendencia de Abraham. Los gentiles, que no son descendientes de sangre, son contados como descendientes legítimos porque tiene fe y por eso están incluidos en la promesa de heredar el mundo. La fe nunca significa una obra. Se contrasta la fe con las obras. Nuestra salvación siempre depende de Dios y su misericordia. Nuestra falta de salvación es lo que depende de nosotros. Si reusamos creer, ya estamos condenados.
Cuando la fe está presente, se le toma en cuenta la justicia. Esto no enseña que Dios nos da su justicia para que podamos tener fe.
Romanos 5:1, 2, 17 1 En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. 2 También por medio de él, y mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes.
17 Pues si por la transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia reinarán con vida por medio de un solo hombre, Jesucristo.
Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos incapaces de salvarnos, pecadores, y enemigos de Dios. Esto demuestra que Dios tomó la iniciativa para que pudiéramos ser reconciliados con él.
Por medio de un solo hombre (Adán) el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte. La gracia de Dios y la dádiva que vino por medio de la gracia del hombre (Jesucristo) vino después de una multitud de transgresiones y trajo la justificación. Nuevamente, la fe viene primera, entonces tenemos acceso a su gracia.
La dádiva de la justicia es lo que Pablo se había referido en el capítulo tres, <<la justicia de Dios, sin la mediación de la ley>>. Este regalo debe ser recibido. Viene por medio de la fe.
Estos versículos contienen la enseñanza más poderosa en todas las escrituras acerca de nuestra salvación. La salvación es por la fe, no por las obras ni por guardar la ley. <<La promesa viene por la fe, a fin de que por la gracia quede garantizada>>. La fe viene antes de la gracia o la obra de regeneración de Dios. <<Mediante la fe, tenemos acceso a esa gracia>>. La fe es el medio por la cual ganamos acceso a la gracia. La fe viene primera, entonces la gracia. A pesar de tener casi cien años, Abraham no vaciló como un incrédulo sino contra toda esperanza, creyó y esperó. En la circunstancia difícil que se enfrentó, le creyó a Dios y esto se le tomó en cuenta como justicia y Abraham llegó a ser un ejemplo para los judíos tanto como para los gentiles.
Juan 3:16-18 16 <<Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierde, sino que tenga vida eterna. 17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. 18 El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios>>.
I Juan 1:8, 9 8 Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. 9 Si confesamos nuestros pecados, Dios es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.
I Juan 5:1-5 1 Todo el que cree que Jesús es el Cristo, ha nacido de Dios, y todo el que ama al padre, ama también a sus hijos. 2 Así, cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos, sabemos que amamos a los hijos de Dios. 3 En esto consiste el amor a Dios; en que obedezcamos sus mandamientos. Y éstos no son difíciles de cumplir, 4 porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe. 5 ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
La salvación es un regalo maravilloso de la gracia de Dios para todos que se arrepienten de sus pecados y creen en la obra de Cristo en la cruz por nosotros. Todo esto es de fe. La evidencia de la fe genuina es nuestra obediencia a sus mandatos. Las obras buenas que hacemos son el resultado de nuestra fe, no la razón por qué Dios nos perdone.
La justicia es la base de nuestra justificación, pero de ser justo significa obedecer la ley perfectamente. Nadie puede obedecer la ley perfectamente y por eso la justicia de Cristo se nos da por medio de la fe, cuando reconocemos nuestra propia injusticia y necesidad de él. Iremos al cielo porque estamos vestidos de la justicia de Cristo, no por nuestra propia justicia.
En nuestra relación de pacto con Dios, hay promesas que tienen cláusulas condicionales que estipulan las condiciones necesarias para permanecer en el pacto. Algunas de las cláusulas condicionales del Nuevo Pacto son:
Colosenses 1:22, 23 22 Pero ahora Dios, a fin de presentarlos santos, intachables e irreprochables delante de él, los ha reconciliado en el cuerpo mortal de Cristo mediante su muerte, 23 con tal de que se mantengan firmes en la fe, bien cimentados y estables, sin abandonar la esperanza que ofrece el evangelio. Este es el evangelio que ustedes oyeron y que ha sido proclamado en toda la creación debajo del cielo, y del que yo, Pablo, he llegado a ser servidor.
Juan 15:6, 7 6 <<El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman. 7 Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá>>.
Hebreos 3:14 Hemos llegado a tener parte con Cristo, con tal de que retengamos firme hasta el fin la confianza que tuvimos al principio.
Romanos 11:19-23 19 Tal vez dirás: <<Desgajaron unas ramas para que yo fuera injertado>>. 20 De acuerdo. Pero ellas fueron desgajadas por su falta de fe, y tú por la fe te mantienes firme. Así que no seas arrogante sino temeroso; 21 porque si Dios no tuvo miramientos con las ramas originales, tampoco los tendrá contigo.
22 Por tanto, considera la bondad y la severidad de Dios: severidad hacia los que cayeron y bondad hacia ti. Pero si no te mantienes en su bondad, tú también serás desgajado. 23 Y si ellos dejan de ser incrédulos, serán injertados, porque Dios tiene poder para injertarlos de nuevo.
En el capítulo once de la carta a los Romanos, el olivo cultivado representa al pueblo de Dios. Las raíces y el tronco representan las generaciones pasadas. Israel era la comunidad del pueblo de Dios. Las ramas representan a los miembros, comenzando con los que vivían cuando Pablo escribió la carta y continúa hasta hoy. Cuando Cristo, la simiente de Abraham, llegó al mundo para llevar las bendiciones prometidas a todas las naciones, Israel no respondió con fe. Pablo dice que fueron: <<desgajados por su falta de fe>>.
Por supuesto, los que creyeron continuaron como parte del olivo cultivado. Los gentiles, ramas silvestres, que aceptaron a Cristo fueron injertados en el olivo cultivado por causa de su fe. Los gentiles tanto como los judíos que aceptaron a Cristo estaban llegando a ser miembros de la Iglesia, el Israel del Nuevo Pacto. Los que llegan a ser parte de la Iglesia son el Pueblo de Dios.
Sea alguien un judío o un gentil, debe tener fe para ser parte del Pueblo de Dios. Como algunos fueron cortados del Antiguo Pacto, de igual manera se puede ser cortado del Nuevo Pacto. Las cláusulas condicionales estipulan las condiciones necesarias para permanecerse en el pacto.
Cuando estamos unidos a Cristo, morimos al pecado y no quedamos esclavos al pecado sino a Cristo.
El hombre caído es completamente incapaz de salvarse, pero puede arrepentirse y volverse a Dios. No debemos confundir la habilidad de volvernos a Dios con hacer obras para salvarnos o ganar mérito ante Dios.
Santiago 2:10 Porque el que cumple con toda la ley pero falla en un solo punto ya es culpable de haberla quebrantado toda.
Así que puede ver que no es una cuestión de nuestra bondad. Si fuéramos casi perfectos, pero fallábamos en un solo punto, estaríamos culpables y condenados y no podríamos salvarnos a nosotros mismos. Tampoco debemos confundir alguna bondad en nosotros con la perfección de la bondad.
Mateo 19:17 — ¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno? —Respondió Jesús—, Solamente hay uno que es bueno.
Puesto que todos somos pecadores y hemos quebrantado la ley de Dios, solamente podemos esperar su ira y juicio contra nosotros, a menos que y hasta que nos arrepentimos de nuestros pecados y creemos que Jesús murió en la cruz por nuestros pecados. Jesús sufrió lo que nosotros merecemos. Muchas ideas acerca de maneras posibles de llegar al cielo son especulaciones rechazadas por la Palabra de Dios. El camino de la salvación que Dios nos da es por medio del arrepentimiento y la fe.
Hechos 17:30-31 30 Pues bien, Dios pasó por alto aquellos tiempos de tal ignorancia, pero ahora manda a todos, en todas partes, que se arrepientan. 31 Él ha fijado un día en que juzgará al mundo con justicia, por medio del hombre que ha designado. De ello ha dado pruebas a todos al levantarlo de entre los muertos.
Muchas personas quieren estar completamente a cargo de su propia vida y no quieren someterse a nadie, ni aun a Dios. Dios nos hizo. Nos dijo que si pecamos moriremos. Todos hemos pecado y en verdad todos moriremos. Todos los que no se arrepienten ni se someten a Dios aguarda el castigo. Dios nos dijo que podemos ser restaurados a la comunión con él por arrepentirnos y confiar en la obra expiatoria de Jesucristo.
No cuente con ir al cielo por inventar su propia manera de llegar allá. Solamente por medio del arrepentimiento y fe podemos recibir la justicia de Cristo y llegar a ser aceptable para entrar en la presencia de un Dios santo. Ahora conoce la verdad que es esencial para la vida. Solamente usted puede responder a lo que Dios le pide hacer. Si quiere tener esperanza para la vida futura, arrepiéntase y crea y siga a Jesús hoy mismo.
Enseñanzas Básicas de Nuestra Fe – Estudios por el profesor Delmar IntVeld
Copyright © by Delmar IntVeld 2004. Todos los derechos reservados.
Las páginas pueden copiarse para uso en la instrucción