Los Pactos, Cómo Dios se relaciona con nosotros
Capitulo 4, El Nuevo Pacto
Estudios para el profesor Delmar IntVeld
1. Las promesas: (Jeremías 31:31-34).
-Dios pondrá su ley en su mente y la escribirá en su corazón.
-Dios les perdonará su iniquidad y nunca más se acordará de sus pecados.
-Jesús salvará a su pueblo de sus pecados (Mateo 1:21).
2. Las condiciones:
-El arrepentimiento y el bautismo (Hechos 2:38).
-Tener fe en Jesucristo (Romanos 3:22-24; Efesios 2:8).
-Continuar en la fe; permanecer firme hasta el fin (Colosenses 1:21, 22; Juan 15:1-17; Mateo 24:13).
-Obedecer sus mandamientos (Juan 14:21, 23, 24; I Juan 5:2, 3).
3. Las consecuencias por la desobediencia o incredulidad:
-Llegar a ser como una rama cortada, desechada, quemada (Juan 15:1, 6, 14).
-Recibir castigo justo (Juan 3:36; Hebreos 2:2-3).
4. El propósito de Dios revelado en el Nuevo Pacto:
-Seré su Dios, y ellos serán mi pueblo (Jeremías 31:33).
Nuestras Biblias tienen el Antiguo y el Nuevo Testamento que con más exactitud deberían llamarse el Antiguo y el Nuevo Pacto. Algunas personas hacen un contraste entre los dos pactos que no se justifica. Los pactos no se oponen el uno al otro; ni presentan diferentes planes para la salvación.
Gálatas 3:21, 22 21 Si esto es así, ¿estará la ley en contra de las promesas de Dios? ¡De ninguna manera! Si se hubiera promulgado una ley capaz de dar vida, entonces sí que la justicia se basaría en la ley. 22 Pero la Escritura declara que todo el mundo es prisionero del pecado, para que mediante la fe en Jesucristo lo prometido se les conceda a los que creen.
La ley no podía salvar ni impartir vida pero tuvo un propósito que no es contrario al plan de Dios ni al propósito de la redención. No dice que fuimos regenerados para poder creer y recibir la salvación prometida. Dice: <<que mediante la fe en Jesucristo lo prometido se les conceda a los que creen>>.
Dios hizo un pacto con Abraham y de ese modo anunció su plan para redimir a la humanidad. Hizo un segundo pacto en el Monte Sinaí que no anuló el primer pacto, sino añadió a él los Diez Mandamientos y otras leyes. Esto le ayudó a la gente a comprender que nunca podrían obtener la perfección que Dios demandaba de ellos, que necesitaban un Redentor.
Nunca fue la intención que el Pacto del Sinaí fuera permanente. El pueblo de Israel rompió el Pacto con David y no podía cumplírseles literalmente. No tendrían un rey permanente, descendiente de David, sobre el trono en Jerusalén; sin embargo, Cristo, el Hijo de David, cumple la profecía como el Rey de reyes, quien reina en nuestros corazones desde el trono celestial y un día nos recibirá en la gloria para estar con él.
Israel, en su desobediencia, no llegó a ser parte del <<un solo cuerpo>> que Cristo formó. El pueblo de Israel puede llegar a ser parte del cuerpo por medio del arrepentimiento y la fe, pero sin hacer esto, no son más el pueblo de Dios.
El Nuevo Pacto fue profetizado por Jeremías. Se contrasta con el Antiguo Pacto porque hay varios puntos de diferencia, pero al mismo tiempo es una parte del plan único de Dios para la redención del mundo.
Jeremías 31:31-34 31 <<Vienen días —afirma el SEÑOR— en que haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y con la tribu de Judá. 32 No será un pacto como el que hice con sus antepasados el día en que los tomé de la mano y los saqué de Egipto, ya que ellos lo quebrantaron a pesar de que yo era su esposo —afirma el SEÑOR—.
33 >>Este es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel —afirma el SEÑOR—: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. 34 Ya no tendrá nadie que enseñar a su prójimo, ni dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al SEÑOR!”, porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán —afirma el SEÑOR—. Yo les perdonaré su iniquidad, y nunca más me acordaré de sus pecados.>>
La carta a los Hebreos 8:8-12 cita a Jeremías 31:31-34. El escritor de la carta dice que Jesús es el <<mediador>> de ese pacto, el cual es superior al viejo pacto. Entonces dice:
Hebreos 8:13 Al llamar <<nuevo>> ese pacto, ha declarado obsoleto al anterior; y lo que se vuelve obsoleto y envejece ya está por desaparecer.
La práctica de ofrecer sacrificios de animales en el templo, por supuesto, desapareció. El templo mismo fue destruido en el año 70 d.C. por los ejércitos romanos como Cristo había predicho. Es difícil entender como algunos hablan del Nuevo Pacto como algo futuro para el tiempo del milenio y para Israel. <<Ha declarado obsoleto>> es tiempo pasado.
Jesús dijo:
Lucas 22:20 De la misma manera tomó la copa después de dar gracias, lo partió, se lo dio a ellos y dijo: —Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por ustedes. Moisés había usado palabras parecidas cuando el Pacto del Sinaí fue dado.
Éxodo 24:8 Moisés tomó la sangre, roció al pueblo con ella y dijo: —Esta es la sangre del pacto que, con base en estas palabras, el SEÑOR ha hecho con ustedes.
Cada vez que celebramos la Cena del SEÑOR reconocemos que Jesús efectuó el Nuevo Pacto con su sangre. El Nuevo Pacto no es algo para el futuro para el milenio. Dios hizo el pacto con la casa de Israel, pero el cumplimiento de la profecía es en la Iglesia porque nosotros ahora somos el pueblo de Dios. Jesús dijo:
Juan 10:16 Tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas. Así ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.
Pablo dijo:
Efesios 2:14-18 14 Porque Cristo es nuestra paz: de los dos pueblos ha hecho uno solo, derribando mediante su sacrificio el muro de enemistad que nos separaba, 15 pues anuló la ley con sus mandamientos y requisitos. Esto lo hizo para crear en sí mismo de los dos pueblos una nueva humanidad al hacer la paz, 16 para reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo mediante la cruz, por la que dio muerte a la enemistad. 17 Él vino y proclamó paz a ustedes que estaban lejos y paz a los que estaban cerca. 18 Pues por medio de él tenemos acceso al Padre por un mismo Espíritu.
Las otras ovejas de las cuales habló Jesús eran los gentiles. Pablo también ha expresado claramente que hay un solo cuerpo hecho de judíos y gentiles llamado el pueblo de Dios. Pablo, en su carta a la iglesia de Corinto, nos demuestra claramente que el Nuevo Pacto, del cual habló Jeremías, es para la Iglesia. La Iglesia es el pueblo de Dios. Pablo fue ministro del Nuevo Pacto a los gentiles.
II Corintios 3:6-18 6 Él nos ha capacitado para ser servidores de un nuevo pacto, no el de la letra sino el del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.
7 El ministerio que causaba muerte, el que estaba grabado con letras en piedra, fue tan glorioso que los israelitas no podían mirar la cara de Moisés debido a la gloria que se reflejaba en su rostro, la cual ya se estaba extinguiendo. 8 Pues bien, si aquel ministerio fue así, ¿no será todavía más glorioso el ministerio del Espíritu? 9 Si es glorioso el ministerio que trae condenación, ¡cuánto más glorioso será el ministerio que trae la justicia! 10 En efecto, lo que fue glorioso ya no lo es, si se compara con esta excelsa gloria. 11 Y si vino con gloria lo que ya se estaba extinguiendo, ¡cuánto mayor será la gloria de lo que permanece!
12 Así que, como tenemos tal esperanza, actuamos con plena confianza. 13 No hacemos como Moisés, quien se ponía un velo sobre el rostro para que los israelitas no vieran el fin del resplendor que se iba extinguiendo. 14 Sin embargo, la mente de ellos se embotó, de modo que hasta el día de hoy tienen puesto el mismo velo al leer el antiguo pacto. El velo no les ha sido quitado, porque sólo se quita en Cristo. 15 Hasta el día de hoy, siempre que leen a Moisés, un velo les cubre el corazón. 16 Pero cada vez que alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado. 17 Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18 Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu.
Pablo como un ministro de un nuevo pacto dice que es solamente en Cristo que se quita el velo y se puede ver claramente. El Nuevo Pacto es más glorioso; el Antiguo Pacto está extinguiéndose. La Iglesia es el pueblo de Dios del Nuevo Pacto y incluye creyentes de los judíos y de los gentiles.
El Nuevo Pacto difiere del Antiguo en el énfasis. Dios había hablado originalmente de la bendición para todas las naciones, pero no se cumplió en toda su extensión como ahora que Cristo ha venido. El Pacto del Sinaí enfatizó las demandas de Dios. El Nuevo Pacto enfatiza la gracia de Dios y que él nos da a nosotros lo que él demanda. Él nos da su justicia porque nuestra justicia no es adecuada. Las bendiciones son mucho más grandes ahora que el Hijo propio de Dios ha venido. El Espíritu Santo ha sido dado a la Iglesia y mora en nosotros y hace nuestra vida más abundante.
Hay muchos versículos que nos ayudan a entender que somos salvos por gracia por medio de la fe. Les voy a citar algunos:
Efesios 2:4-10 4 Pero, Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, 5 nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados! 6 Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales, 7 para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre nosotros en Cristo Jesús. 8 Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, 9 no por obras, para que nadie se jacte. 10 Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.
Romanos 3:22-26 22 Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción, 23 pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, 24 pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó. 25 Dios lo ofreció como un sacrificio de expiación que se recibe por la fe en su sangre, para así demostrar su justicia. Anteriormente, en su paciencia, Dios había pasado por alto los pecados; 26 pero en el tiempo presente ha ofrecido a Jesucristo para manifestar su justicia. De este modo Dios es justo y, a la vez, el que justifica a los que tienen fe en Jesús.
Juan 3:16-18 16 <<Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. 17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. 18 El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios.>>
I Juan 1:8, 9 8 Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y no tenemos la verdad. 9 Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.
I Juan 5:1-5 1 Todo el que cree que Jesús es el Cristo, ha nacido de Dios, y todo el que ama al padre, ama también a sus hijos. 2 Así, cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos, sabemos que amamos a los hijos de Dios. 3 En esto consiste el amor a Dios: en que obedezcamos sus mandamientos. Y éstos no son difíciles de cumplir, 4 porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe. 5 ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
La salvación es un regalo maravilloso de la gracia de Dios para todos los que se arrepienten de sus pecados y creen en la obra de Cristo en la cruz por nosotros. Todo esto es por la fe, pero note que la prueba de la fe está en nuestra obediencia a sus mandatos.
La justicia es la base de nuestra justificación, pero ser justo significa obedecer la ley perfectamente. La justicia de Cristo nos es dada por medio de la fe, cuando reconocemos nuestra injusticia y necesidad de él.
Estamos en una relación de pacto con Dios. Dios estipula los términos del pacto. Todos los pactos tienen promesas, condiciones y consecuencias y muestran el propósito de Dios. Dios exige fe y obediencia. Las promesas tienen cláusulas condicionales. Las cláusulas estipulan las condiciones necesarias para permanecer en el pacto.
Se pueden notar algunas cláusulas condicionales del Nuevo Pacto en los siguientes versículos:
Colosenses 1:22-23 22 Pero ahora Dios, a fin de presentarlos santos, intachables e irreprochables delante de él, los ha reconciliado en el cuerpo mortal de Cristo mediante su muerte, 23 con tal de que se mantengan firmes en la fe, bien cimentados y estables, sin abandonar la esperanza que ofrece el evangelio.
Juan 15:6-7 6 <<El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman. 7 Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá.>>
Hebreos 3:14 Hemos llegado a tener parte con Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin la confianza que tuvimos al principio.
Romanos 11:19-23 19 Tal vez dirás: <<Desgajaron unas ramas para que yo fuera injertado>>. 20 De acuerdo. Pero ellas fueron desgajadas por su falta de fe, y tú por la fe te mantienes firme. Así que no seas arrogante sino temeroso; 21 porque si Dios no tuvo miramientos con las ramas originales, tampoco los tendrá contigo.
22 Por tanto, considera la bondad y la severidad de Dios: severidad hacia los que cayeron y bondad hacia ti. Pero si no te mantienes en su bondad, tú también serás desgajado. 23 Y si ellos dejan de ser incrédulos, serán injertados, porque Dios tiene poder para injertarlos de nuevo.
El olivo cultivado representa el pueblo de Dios. Las raíces y el tronco representan las generaciones pasadas. Israel era la comunidad de Dios. Las ramas representan los miembros comenzando con aquéllos que vivían cuando Pablo escribió la carta a los Romanos y continúa hasta hoy. Cuando Cristo, la simiente de Abraham, vino a traer la bendición prometida a todas las naciones, Israel no respondió con fe. Pablo dice que fueron <<desgajados por su falta de fe>>.
Por supuesto los que sí creyeron continuaron como parte del olivo. Los gentiles, un olivo silvestre, quienes aceptaron a Cristo, fueron injertados en el olivo cultivado a causa de su fe. Los gentiles así como los judíos que aceptaron a Cristo llegaron a ser miembros de la Iglesia, el Israel del Nuevo Pacto. Así que es obvio que los que llegan a ser parte de la Iglesia son el pueblo de Dios.
No hay un Israel espiritual aparte de la Iglesia. Los que no tienen fe son desgajados; los que lleguen a tener fe serán injertados. Los judíos o los gentiles deben tener fe para ser parte del pueblo de Dios. Así como algunos fueron eliminados del Antiguo Pacto, así también hay advertencias en la Escritura en el Nuevo Pacto. Hemos visto algunas de las cláusulas condicionales que estipulan las condiciones necesarias para permanecer en el Nuevo Pacto (Colosenses 1:22, 23; Juan 15:6,7; Hebreos 3:14; Romanos 11:19-23).
Pudiéramos terminar el debate acerca de la seguridad eterna de la salvación al comprender nuestra relación de pacto con Dios. Hemos examinado las promesas en las Escrituras que nos garantizan que el creyente está seguro eternamente. No perdemos la salvación cada vez que pecamos ni debemos recibirla de nuevo. Sin embargo, si decidimos que no vale la pena estar en el camino angosto, si nos alejamos de la fe o renunciamos a la fe, hemos quebrantado el pacto de relación con Dios. Los justos vivirán por la fe.
Sería muy difícil probar que alguien que siguió al Señor por un tiempo realmente no fue un creyente durante ese tiempo. También sería muy difícil justificar que alguien que dice: <<Ya no creo>> es un seguidor de Cristo. En lugar de acumular versículos que nos dan la seguridad de la salvación eterna o acumular versículos que indican la posibilidad de perder la salvación, debemos considerar si estamos cumpliendo los términos del pacto. Romanos 11 habla claramente de las ramas desgajadas y las ramas injertadas de nuevo según si tenían fe o no. Una rama no es permanente si no hay fe. Para poder cortar una rama, tiene que haber sido una vez parte del árbol.
Cristo dijo en Juan 15 que debemos permanecer en la vid (Cristo) o ser arrojados, como una rama seca, al fuego para ser quemados.
También debemos recordar que la Biblia dice que la fe sin obras está muerta. Nuestras obras no nos salvan, pero sí demuestran que tenemos fe genuina. Jesús dijo:
Juan 14:23a <<El que me ama, obedecerá mi palabra.>>
Necesitamos más que seguridad de la salvación; necesitamos caminar y vivir por la fe.
Enseñanzas Básicas de Nuestra Fe – Estudios por el profesor Delmar IntVeld
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