Los Pactos, Cómo Dios se relaciona con nosotros
Capitulo 2, El Pacto Con Moisés En El Monte Sinaí
Estudios para el profesor Delmar IntVeld
1. Las promesas contenidas en el Pacto en el Monte Sinaí:
-Deuteronomio 7:12-15 Dios los amará, los bendecirá, los multiplicará, bendecirá el fruto de la tierra y los mantendrá libre de enfermedades.
2. Las condiciones dadas en el Pacto en el Monte Sinaí:
-Éxodo 34:28 Cumplir los diez mandamientos y las leyes.
3. Las consecuencias por la desobediencia declaradas en el Pacto en el Monte Sinaí:
-Deuteronomio 8:18-20, Deuteronomio 29:18-21, Josué 23:6-8, 12-16 Serán destruidos; todas las maldiciones escritas en el libro de Deuteronomio caerán sobre ellos; la tierra será un desperdicio ardiente de sal y de azufre, donde nada podrá plantarse, nada germinará, y ni siquiera la hierba crecerá; Dios no expulsará de entre ellos a las naciones. Por el contrario, serán como red y trampa contra ellos, como látigos en sus espaldas y espinas en sus ojos, hasta que desaparezcan de la buena tierra que Dios les había entregado.
4. El propósito de Dios revelado en el Pacto en el Monte Sinaí:
-Éxodo 19:5-6 Serán un reino de sacerdotes y una nación santa.
-Éxodo 29:45-46 Dios habitará entre ellos y será su Dios.
-Levítico 26:12 Dios caminará entre ellos y ellos serán su pueblo.
Antes de recibir el Pacto con los Diez Mandamientos en el Sinaí, Dios habló a Moisés e hizo referencia al pacto hecho anteriormente con Abraham. Note los aspectos condicionales concernientes al Pacto con Abraham.
Éxodo 19:5-6
5 <<“Si ahora ustedes me son del todo obedientes, y cumplen mi pacto, serán mi propiedad exclusiva entre todas las naciones. Aunque toda la tierra me pertenece, 6 ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.” >>Comunícales todo esto a los israelitas.>>
Pocos días después, Moisés subió a la montaña y recibió los mandamientos, lo que llamamos el Pacto del Sinaí. La ley no anula la promesa del pacto dada previamente a Abraham. La ley es agregada con un propósito específico, pero el Pacto de Abraham sigue en pie.
Con frecuencia se contrasta la ley con la gracia y los creyentes tienen muchas discusiones acerca de la salvación por la gracia y que no estamos bajo la ley de Moisés. En el sentido más restringido, la ley puede referirse solamente a los diez mandamientos, pero generalmente se utiliza el término ley para referirse al Pentateuco, y en el sentido más amplio, se usa para referirse a todo el Antiguo Testamento.
Creo que hay bastante confusión entre los cristianos acerca de la ley.
(1) Algunos no están seguros de la salvación porque saben que han quebrantado uno o más de los diez mandamientos. Están fijándose en sus propias obras inadecuadas.
(2) Otros creen que no tiene importancia que pequen porque no están bajo la ley. No entienden qué es el verdadero arrepentimiento y tratan de justificar su pecado.
(3) Otros creen que los israelitas fueron salvos por guardar la ley, mientras que hoy día somos salvos por gracia. No entienden el propósito verdadero de la ley. Todas estas ideas reflejan una comprensión inadecuada de la relación entre la ley y nuestra salvación.
La salvación siempre es una cuestión de gracia. La salvación siempre involucra fe. La ley sirvió para hacer consciente a la gente de su necesidad de la gracia de Dios. Al examinar el Pacto del Sinaí, confío en que comprenderemos mejor la salvación y su relación con la ley y la gracia.
La ley fue dada por Dios por medio de Moisés en el monte Sinaí. Se hace referencia a los diez mandamientos como el pacto y por eso se le conoce como <<el Pacto del Sinaí>>.
Éxodo 34:28 Y Moisés se quedó en el monte, con el SEÑOR, cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber nada. Allí, en las tablas, escribió los términos del pacto, es decir, los diez mandamientos.
Vea también Deuteronomio 4:13; 9:9, 15 y I Reyes 8:9, 21.
Algunas preguntas importantes para considerar acerca del Pacto del Sinaí y el Pacto con Abraham son: ¿Cómo se relacionan los dos pactos entre sí? ¿Está cada pacto hecho para el mismo grupo de personas, la descendencia de Abraham? ¿Anula el Pacto del Sinaí el Pacto con Abraham?
El apóstol Pablo en su carta a los Gálatas nos guía a una comprensión correcta de estas preguntas.
Gálatas 3:15-19 15 Hermanos, voy a ponerles un ejemplo: aun en el caso de un pacto humano, nadie puede anularlo ni añadirle nada una vez que ha sido ratificado. 16 Ahora bien, las promesas se le hicieron a Abraham y a su descendencia. La Escritura no dice: <<y a los descendientes>>, como refiriéndose a muchos, sino: <<y a tu descendencia>>, dando a entender uno solo, que es Cristo. 17 Lo que quiero decir es esto: La ley, que vino cuatrocientos treinta años después, no anula el pacto que Dios había ratificado previamente; de haber sido así, quedaría sin efecto la promesa. 18 Si la herencia se basa en la ley, ya no se basa en la promesa; pero Dios se la concedió gratuitamente a Abraham mediante una promesa. 19 Entonces, ¿cuál era el propósito de la ley? Fue añadida por causa de las transgresiones hasta que viniera la descendencia a la cual se hizo la promesa. La ley se promulgó por medio de ángeles, por conducto de un mediador.
Pablo dice claramente que la ley no anula el pacto que Dios había ratificado previamente con Abraham. También dice que la ley fue añadida hasta que viniera la descendencia. Así que en lugar de ser un pacto nuevo y diferente, se relaciona con el pacto previo y le añade algo. La promesa a Abraham queda intacta. La ley es lo que es temporal, hasta que viniera la descendencia.
Es importante recordar que Dios se revela a sí mismo y a sus propósitos en una manera progresiva en la Biblia. Primero, Dios reveló a la serpiente que la descendencia de la mujer (Cristo) aplastaría la cabeza de Satanás, y que Satanás le mordería el talón (de Cristo). Esta es la primera indicación del plan de Dios de la redención.
Segundo, Dios se reveló a Abraham e hizo un pacto con él en el cual dijo que bendeciría todas las naciones por medio de su descendencia que hemos aprendido es Cristo. Dios repitió a Isaac la promesa que había hecho a Abraham.
Génesis 26:3-5 3 <<… A ti y a tu descendencia les daré todas esas tierras. Así confirmaré el juramento que le hice a tu padre Abraham. 4 Multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo, y les daré todas esas tierras. Por medio de tu descendencia todas las naciones de la tierra serán bendecidas, 5 porque Abraham me obedeció y cumplió mis preceptos y mis mandamientos, mis normas y mis enseñanzas.>>
En el Pacto con Abraham no hay una lista de mandatos, decretos o leyes excepto el mandato de circuncidar a cada varón.
Génesis 18:19 <<Yo lo he elegido para que instruya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del SEÑOR y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el SEÑOR cumplirá lo que ha prometido.>>
No encontramos nada en las Escrituras acerca de lo que el SEÑOR le había enseñado a Abraham en cuanto a instruir a sus hijos y a su familia. Lo que está claro es que Dios estableció lo que se llama un pacto perpetuo con Abraham y sus descendientes. También está escrito claramente que Abraham creyó a Dios. Fue considerado justo ante Dios por causa de su fe. Abraham también fue obediente a Dios.
Génesis 12:1-9 Cuando Dios llamó a Abraham, Abraham dejó su país y parentela para ir a la tierra que Dios iba a mostrarle.
Génesis 22:1-18 Cuando Dios le pidió que ofreciera a su hijo Isaac como holocausto, fue a Moría en obediencia, pero el ángel del SEÑOR lo llamó desde el cielo para detenerlo y entonces repitió la promesa de que lo bendeciría, etc. y de que todas las naciones de la tierra serían bendecidas porque había obedecido a Dios.
Dios probablemente reveló a Abraham, y a otros también, cosas que no están registradas en las Escrituras. Por ejemplo, antes de que la ley de Moisés fuera promulgada, había sacerdotes, se ofrecían sacrificios y se daban diezmos pero no tenemos enseñanza bíblica acerca de cómo sabían que debían realizar tales actividades.
Éxodo 19:22 —Hasta los sacerdotes que se acercan a mí deben consagrarse; de lo contrario, yo arremeteré contra ellos.
Este ejemplo de actividad sacerdotal es anterior al sistema de sacerdotes establecido por la ley de Moisés.
Génesis 4:3-5a 3 Tiempo después, Caín presentó al SEÑOR una ofrenda del fruto de la tierra. 4 Abel también presentó al SEÑOR lo mejor de su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa. Y el SEÑOR miró con agrado a Abel y a su ofrenda, 5a pero no miró así a Caín ni a su ofrenda.
Obviamente, Dios había enseñado algo a Caín y Abel acerca de ofrecer sacrificios al SEÑOR, pero no tenemos nada escrito sobre ello en la Biblia.
Génesis 14:18-20 18 Y Melquisedec, rey de Salén y sacerdote del Dios altísimo, le ofreció pan y vino. 19 Luego bendijo a Abram con estas palabras:
<<¡Que el Dios altísimo, creador del cielo y de la tierra, bendiga a Abram! 20 ¡Bendito sea el Dios altísimo, que entregó en tus manos a tus enemigos!>>
Entonces Abram le dio el diezmo de todo.
Génesis 28:20-22 20 Luego Jacob hizo esa promesa: <<Si Dios me acompaña y me protege en este viaje que estoy haciendo, y si me da alimento y ropa para vestirme, 21 y si regreso sano y salvo a la casa de mi padre, entonces el SEÑOR será mi Dios. 22 Y esta piedra que yo erigí como pilar será casa de Dios, y de todo lo que Dios me dé, le daré la décima parte.>>
Abraham y Jacob dieron sus diezmos antes del establecimiento de la ley, pero no sabemos cómo aprendieron que debían hacerlo. Melquisedec también fue un sacerdote antes de que el sistema del sacerdocio fuera establecido por Moisés.
Vemos el principio de la revelación progresiva en función desde antes de que la ley fuera promulgada. Dios le dio instrucciones a Moisés para el pueblo de Israel acerca de la Pascua antes que Dios hubiera enviado la última plaga sobre el primogénito de cada egipcio (Éxodo 12). Las instrucciones llevan muchos detalles e incluyen varias restricciones. La Pascua fue una ordenanza que ellos y sus descendientes debían conmemorar por siempre.
El pacto dado a Abraham fue para toda su descendencia y los que recibieron la señal de la circuncisión. El Pacto del Sinaí también fue dado a la descendencia de Abraham. Jacob y sus descendientes habían ido a Egipto durante el tiempo de hambre. Se multiplicaron grandemente y luego Moisés los guió de Egipto a la tierra de Canaán, la tierra que fue prometida a Abraham y a sus descendientes.
El Pacto del Sinaí no anuló el Pacto de Abraham, pero sí, definitivamente, añadió a él las reglas concernientes a lo que Dios esperaba de ellos. El Pacto del Sinaí también tiene una señal, la de guardar el sábado.
Éxodo 31:13 <<Diles lo siguiente a los israelitas: “Ustedes deberán observar mis sábados. En todas las generaciones venideras, el sábado será una señal entre ustedes y yo, para que sepan que yo, el SEÑOR, los he consagrado para que me sirvan”.>>
Vea también Éxodo 31:14 y Ezequiel 20:11, 12, 19, 20.
¿Salvó la ley a aquellos a quienes les fue dada? ¿Cuál fue el propósito de la ley?
Pablo dice:
Romanos 3:10, 20 10 Así está escrito: <<No hay un justo, ni siquiera uno; no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios.>> 20 Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por hacer las obras que exige la ley; más bien, mediante la ley cobramos conciencia del pecado.
Romanos 5:20 En lo que atañe a la ley, ésta intervino para que aumentara la transgresión. Pero allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia.
Gálatas 3:10-12 10 Todos que viven por las obras que demanda la ley están bajo maldición, porque está escrito: <<Maldito sea quien no practique fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley>>. 11 Ahora bien, es evidente que por la ley nadie es justificado delante de Dios, porque <<el justo vivirá por la fe>>. 12 La ley no se basa en la fe; por el contrario, <<quien practique estas cosas vivirá por ellas>>.
Gálatas 3:21-25 21 Si esto es así, ¿estará la ley en contra de las promesas de Dios? ¡De ninguna manera! Si se hubiera promulgado una ley capaz de dar vida, entonces sí que la justicia se basaría en la ley. 22 Pero la Escritura declara que todo el mundo es prisionero del pecado, para que mediante la fe en Jesucristo lo prometido se les conceda a los que creen.
23 Antes de venir esta fe, la ley nos tenía presos, encerrados hasta que la fe se revelara. 24 Así que la ley vino a ser nuestro guía encargado de conducirnos a Cristo, para que fuéramos justificados por la fe. 25 Pero ahora que ha llegado la fe, ya no estamos sujetos al guía.
Pedro dice:
Hechos 15:10-11 10 Entonces, ¿por qué tratan ahora de provocar a Dios poniendo sobre el cuello de esos discípulos un yugo que ni nosotros ni nuestros antepasados hemos podido soportar? 11 ¡No puede ser! Más bien, como ellos, creemos que somos salvos por la gracia de nuestro Señor Jesús.
La ley, entonces, no salva. Fue dada para hacernos más conscientes de nuestros pecados y nuestra necesidad de depender totalmente de la misericordia de Dios, para que aceptáramos más fácilmente el gran sacrificio del Cordero de Dios, Jesucristo, nuestro SEÑOR y Salvador.
Los calvinistas enseñan que no podemos acercarnos a Dios sin que Dios nos haya regenerado primeramente; sin embargo, Pablo dice que la ley fue dada para guiarnos a Cristo.
Por supuesto, los israelitas estaban bajo la ley y obligados a obedecerla completamente, pero no pudieron ni guardaron la ley. Puesto que Cristo no había venido todavía y ellos habían quebrantado la ley, ¿fueron salvos? La fe siempre ha sido necesaria, aunque no se haya enseñado acerca de la fe tan claramente como la enseñamos hoy día. Ciertamente, había muchas personas aparte de Abraham que tenían fe en Dios.
Hebreos 11, es una lista de héroes del Antiguo Testamento y habla de la fe de cada uno. Abel, Enoc, Noé, Abraham, Sara, Isaac, Jacob, José, Moisés, Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, todos por la fe lograron hacer grandes cosas.
Hebreos 11:13-16 13 Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. 14 Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. 15 Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. 16 Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad.
Las personas en los tiempos del Antiguo Testamento fueron salvas por la fe. Estaban esperando la promesa de Dios. Nosotros miramos atrás y vemos la promesa que fue cumplida en Cristo cuando él vino para ser nuestro Salvador.
En las Escrituras hay también muchos ejemplos de aquellos que vivían bajo la ley pero sin fe. Éstos desagradaron a Dios y fueron juzgados.
Hebreos 3:7-19 7 Por eso, como dice el Espíritu Santo:
<<Si ustedes oyen hoy su voz, 8 no endurezcan el corazón como sucedió en la rebelión, en aquel día de prueba en el desierto. 9 Allí sus antepasados me tentaron y me pusieron a prueba, a pesar de haber visto mis obras cuarenta años. 10 Por eso me enojé con aquella generación, y dije: “Siempre se descarría su corazón y no han reconocido mis caminos.” 11 Así que, en mi enojo, hice este juramento: “Jamás entrarán en mi reposo”.>>
12 Cuídense, hermanos, de que ninguno de ustedes tenga un corazón pecaminoso e incrédulo que los haga apartarse del Dios vivo. 13 Más bien, mientras dure ese <<hoy>>, anímense unos a otros cada día, para que ninguno de ustedes se endurezca por el engaño del pecado. 14 Hemos llegado a tener parte con Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin la confianza que tuvimos al principio. 15 Como se acaba de decir:
<<Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el corazón como sucedió en la rebelión.>>
16 Ahora bien, ¿quiénes fueron los que oyeron y se rebelaron? ¿No fueron acaso todos los que salieron de Egipto guiados por Moisés? 17 ¿Y con quiénes se enojó Dios durante cuarenta años? ¿No fue acaso con los que pecaron, los cuales cayeron muertos en el desierto? 18 ¿Y a quiénes juró Dios que jamás entrarían en su reposo, sino a los que desobedecieron? 19 Como podemos ver, no pudieron entrar por causa de su incredulidad.
Fue su incredulidad lo que causó que fueran rebeldes y desobedientes a Dios. La Escritura no dice que no pudieron entrar en el reposo de Dios porque fueron incapaces de guardar la ley.
Hebreos 4:2 Porque a nosotros, lo mismo que a ellos, se nos ha anunciado la buena noticia; pero el mensaje que escucharon no les sirvió de nada, porque no se unieron en la fe a los que habían prestado atención a ese mensaje.
Este versículo incluso dice que a ellos (los que estaban bajo la ley) se les predicaba la buena noticia (el evangelio), pero por no tener fe no les sirvió de nada. Así que queda muy claro que la fe era necesaria en el Antiguo Testamento para los que vivían bajo la ley.
Levítico 4 da instrucciones acerca del sacrificio expiatorio por el pecado. Da ejemplos de llevar un novillo, un macho cabrío, una cabra o una cordera, según quien había pecado: un sacerdote, la comunidad completa, un líder o un miembro de la comunidad. El sacrificio expiatorio fue para los pecados cometidos.
Levítico 4:35b Así el sacerdote hará expiación por esa persona, y el pecado que haya cometido le será perdonado.
El sacrificio expiatorio y otros sacrificios demostraron al pueblo la seriedad del pecado. El pueblo ofreció estos sacrificios en obediencia a Dios. Cuando hicieron esto con fe, sus pecados fueron expiados. La sangre derramada de animales no era capaz de limpiar; fue solamente una sombra de la sangre de Cristo, la cual sí podría limpiar.
Hebreos 9:7-9 7 Pero en la segunda parte entra únicamente el sumo sacerdote, y sólo una vez al año, provisto siempre de sangre que ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia cometidos por el pueblo. 8 Con esto el Espíritu Santo da a entender que, mientras siga en pie el primer tabernáculo, aún no se habrá revelado el camino que conduce al Lugar Santísimo. 9 Esto nos ilustra hoy día que las ofrendas y los sacrificios que allí se ofrecen no tienen poder alguno para perfeccionar la conciencia de los que celebran ese culto.
Hebreos 10:1, 3, 4, 11, 26-31 1 La ley es sólo una sombra de los bienes venideros, y no la presencia misma de estas realidades. Por eso nunca puede, mediante los mismos sacrificios que se ofrecen sin cesar año tras año, hacer perfectos a los que adoran… 3 Pero esos sacrificios son un recordatorio anual de los pecados, 4 ya que es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados.
11 Todo sacerdote celebra el culto día tras día ofreciendo repetidas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados.
26 Si después de recibir el conocimiento de la verdad pecamos obstinadamente, ya no hay sacrificio por los pecados. 27 Sólo queda una terrible expectativa de juicio, el fuego ardiente que ha de devorar a los enemigos de Dios. 28 Cualquiera que rechazaba la ley de Moisés moría irremediablemente por el testimonio de dos o tres testigos. 29 ¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merece el que ha pisoteado al Hijo de Dios, que ha profanado la sangre del pacto por la cual había sido santificado, y que ha insultado al Espíritu de la gracia? 30 Pues conocemos al que dijo: <<Mía es la venganza; yo pagaré>>; y también: <<El Señor juzgará a su pueblo>>. 31 ¡Terrible cosa es caer en las manos del Dios vivo!
La enseñanza de Hebreos es clara en cuanto a que los sacrificios del Antiguo Testamento no podían quitar los pecados. La fe era también necesaria. La enseñanza es clara también en cuanto a que nosotros necesitamos tener fe hoy día. La verdadera fe siempre produce obediencia. La advertencia en los versículos 26 y 29 para los creyentes es clara: no debemos seguir deliberadamente pecando porque la gracia y el amor de Dios son muy grandes. Dios juzgará con fuego ardiente a los que no tienen fe y son rebeldes y presuntuosos.
Estamos bajo el Nuevo Pacto y esto es maravilloso. Cristo no es la sombra sino la realidad. El amor, la gracia y la misericordia de Dios son grandes para salvarnos, pero es posible hoy, tanto como era en el Antiguo Testamento, no tener fe. Jesús dijo: <<El que me ama, obedecerá mi palabra>> (Juan 14:23).
Muchas personas dicen que son cristianas, pero no obedecen la enseñanza de Cristo. ¿Están confiando equivocadamente en que Dios las perdonará aunque no caminan en fe? La obediencia y la fe van juntas.
Santiago 2:17, 24, 26 17 Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta.
24 Como pueden ver, a una persona se le declara justa por las obras, y no sólo por la fe.
26 Pues como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.
Estos versículos parecen contradictorios a algunos que solamente han leído u oído los versículos que dicen que somos salvos por la fe, no por obras. Sin embargo, no son contradictorios porque no somos salvos por las obras, pero las obras siempre siguen a la fe genuina. Si las obras no siguen, no se trata de una fe verdadera.
El ladrón en la cruz nunca tuvo una oportunidad de hacer buenas obras; sin embargo, fue perdonado porque su fe era genuina. Si él hubiera podido bajarse de la cruz, hubiera tenido que demostrar su fe por sus obras.
Abraham demostró su fe en su obediencia al tomar a su hijo y subir a la montaña para ofrecerlo en holocausto a Dios. Si Abraham hubiera dicho: <<no puedo hacer esto>>, hubiera sido evidencia de que no confiaba de veras en Dios.
Sería bueno reflexionar en la oración siguiente o memorizarla. Los que vivieron bajo la ley de Moisés también necesitaban tener fe y los que viven por la fe bajo la gracia también necesitan ser obedientes a Dios.
La salvación ha sido siempre por causa de la misericordia de Dios para los que tienen fe en él. Dios siempre ha demandado la confianza y la obediencia del hombre.
Junto con las promesas de bendiciones, Dios dio muchas advertencias por medio de Moisés y Josué a diferentes generaciones del pueblo de Israel en cuanto a las consecuencias de la desobediencia. Está muy claro que estas promesas son condicionales.
Deuteronomio 7:12-15 12 <<Si prestas atención a estas normas, y las cumples y las obedeces, entonces el SEÑOR tu Dios cumplirá el pacto que bajo juramento hizo con tus antepasados, y te mostrará su amor fiel. 13 Te amará, te multiplicará y bendecirá el fruto de tu vientre, y también el fruto de la tierra que juró a tus antepasados que les daría. Es decir, bendecirá el trigo, el vino y el aceite, y las crías de tus ganados y los corderos de tus rebaños, 14 Bendito serás, más que cualquier otro pueblo; no habrá entre los tuyos hombre ni mujer estéril, ni habrá un solo animal de tus ganados que se quede sin cría. 15 El SEÑOR te mantendrá libre de toda enfermedad y alejará de ti las horribles enfermedades que conociste en Egipto; en cambio, las reservará para tus enemigos.>>
Deuteronomio 8:18-20 18 <<Recuerda al SEÑOR tu Dios, porque es él quien te da el poder para producir esa riqueza; así ha confirmado hoy el pacto que bajo juramento hizo con tus antepasados.
19 Si llegas a olvidar al SEÑOR tu Dios, y sigues a otros dioses para adorarlos e inclinarte ante ellos, testifico hoy en contra tuya que ciertamente serás destruido. 20 Si no obedeces al SEÑOR tu Dios, te sucederá lo mismo que a las naciones que el SEÑOR irá destruyendo a tu paso.>>
Deuteronomio 29:18-21 18 <<Asegúrense de que ningún hombre ni mujer, ni clan ni tribu entre ustedes, aparte hoy su corazón del SEÑOR nuestro Dios para ir a adorar a los dioses de esas naciones. Tengan cuidado de que ninguno de ustedes sea como una raíz venenosa y amarga.
19 Si alguno de ustedes, al oír las palabras de este juramento, se cree bueno y piensa: “Todo me saldrá bien, aunque persista yo en hacer lo que me plazca,” provocará la ruina de todos. 20 El SEÑOR no lo perdonará. La ira y el celo de Dios arderán contra ese hombre. Todas las maldiciones escritas en este libro caerán sobre él, y el SEÑOR hará que desaparezca hasta el último de sus descendientes. 21 El SEÑOR lo apartará de todas las tribus de Israel, para su desgracia, conforme a todas las maldiciones del pacto escritas en este libro de la ley.>>
Olvidar al SEÑOR y pensar que se está seguro viviendo en desobediencia, acarrea el desastre más grande que se puede uno imaginar. Acarrea lo siguiente: no recibir el perdón, maldiciones y la desaparición de hasta el último de sus descendientes.
En el capítulo 30 de Deuteronomio, Dios promete bendición si hay arrepentimiento de la desobediencia previa, restaurar la buena fortuna, reunirles de todas las naciones por donde fueran dispersados, darles prosperidad y les exhorta a escoger la vida.
Josué 8:34, 35 34 Luego Josué leyó todas las palabras de la ley, tanto las bendiciones como las maldiciones, según lo que estaba escrito en el libro de la ley. 35 De esta lectura que hizo Josué ante toda la asamblea de los israelitas, incluyendo a las mujeres, a los niños y a los inmigrantes, no se omitió ninguna palabra de lo ordenado por Moisés.
Josué 23:6-8,12-16 6 <<Por lo tanto, esfuércense por cumplir todo lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés. No se aparten de esa ley para nada. 7 No se mezclen con las naciones que aún quedan entre ustedes. No rindan culto a sus dioses ni juren por ellos. 8 Permanezcan fieles a Dios, como lo han hecho hasta ahora.>>
<<12 Porque si ustedes le dan la espalda a Dios y se unen a las naciones que aún quedan entre ustedes, mezclándose y formando matrimonios con ellas, 13 tengan por cierto que el SEÑOR su Dios no expulsará de entre ustedes a esas naciones. Por el contrario, ellas serán como red y trampa contra ustedes, como látigos en sus espaldas y espinas en sus ojos, hasta que ustedes desaparezcan de esta buena tierra que el SEÑOR su Dios les ha entregado.
>>14 Por mi parte, yo estoy a punto de ir por el camino que todo mortal transita. Ustedes bien saben que ninguna de las buenas promesas del SEÑOR su Dios ha dejado de cumplirse al pie de la letra. Todas se han hecho realidad, pues él no ha faltado a ninguna de ellas. 15 Pero así como el SEÑOR su Dios ha cumplido sus buenas promesas, también descargará sobre ustedes todo tipo de calamidades, hasta que cada uno sea borrado de esta tierra que él les ha entregado. 16 Si no cumplen con el pacto que el SEÑOR su Dios les ha ordenado, sino que siguen a otros dioses, adorándolos e inclinándose ante ellos, tengan por seguro que la ira del SEÑOR se descargará sobre ustedes y que serán borrados de la buena tierra que el SEÑOR les ha entregado.>>
Jueces 2:1-3 1 El ángel del SEÑOR subió de Guilgal a Boquín y dijo: <<Yo los saqué a ustedes de Egipto y los hice entrar en la tierra que juré darles a sus antepasados. Dijo: “Nunca quebrantaré mi pacto con ustedes; 2 ustedes, por su parte, no harán ningún pacto con la gente de esta tierra, sino que derribarán sus altares.” ¡Pero me han desobedecido! ¿Por qué han actuado así? 3 Pues quiero que sepan que no expulsaré de la presencia de ustedes a esa gente; ellos les harán la vida imposible, y sus dioses les serán una trampa>>.
El pueblo de Israel había recibido una enseñanza muy clara acerca de lo que Dios esperaba de ellos y las consecuencias de la desobediencia. Dios habló al pueblo de Israel por medio de Moisés al comenzar los cuarenta años en el desierto. Luego, habló al pueblo por medio de Josué a la conclusión de los cuarenta años. Les habló en el tiempo de los jueces y más tarde por medio de los profetas.
La historia del pueblo de Israel abarca cientos de años y muchas generaciones, pero aun en los tiempos cuando siguieron a los ídolos, Dios les mandó mensajeros, los profetas, para advertirles de las consecuencias de seguir a otros dioses. Debemos siempre tener en cuenta que abandonar a Dios e ir tras los ídolos, demuestra tanto falta de fe como desobediencia.
Nadie ha sido salvo por guardar la ley porque nadie podría guardarla. El hecho de que tuvieran que ofrecer sacrificios de animales por sus pecados, demuestra su necesidad del perdón a pesar de haber tratado de guardar los mandamientos. La sangre de los animales tampoco tiene poder para limpiar los pecados. El sacrificio de vida demostró la seriedad del pecado y señaló el sacrificio de Cristo, el cordero de Dios, cuya sangre sí limpia el pecado. Necesitaron de la fe junto con la obediencia a los mandatos de Dios.
Enseñanzas Básicas de Nuestra Fe – Estudios por el profesor Delmar IntVeld
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