Lo quiero. Tengo que quererlo, para conseguirlo. Nunca consigo nada si no lo quiero. Tengo que quererlo – para conseguir cualquier cosa en la vida.
Por supuesto, existen esas casualidades, como los premios de la lotería, aunque incluso eso tendría que desearlo… e ir a comprar un boleto. Si no hay boleto, no hay premio. (¡Así que por eso nunca gano!) Y están esos raros y deliciosos momentos de serendipia, y los ocasionales acontecimientos fortuitos en mi pasado (¿y pronto a venir?). Y sí, hay accidentes imprevistos que me sobrevienen de repente. Llegan a suceder.
Y hay asuntos de la vida que simplemente me sucedieron: mi nacimiento, mi país de nacimiento, mi ciudadanía, mis padres, mi educación, el nivel económico de mis padres, mis hermanos, mi composición racial, mi cuerpo, mi aspecto, mi capacidad cerebral, mi salud, mi enfermedad…. no tuve elección alguna en esos asuntos. Así son las cosas.
Pero, más allá del azar, más allá de esos asuntos que están más allá de mi control, la realidad es que gran parte de la vida es una elección. Vivir está lleno de elección tras elección, día tras día, minuto a minuto. Tengo que desearlo, para conseguirlo. La vida exige deseo y elección, impulso y decisión. Desde lo más básico de la vida—hasta las complejidades de tratar en la vida, como se dice, lo que me lleva a ello es mi iniciativa personal y mi impulso para conseguirlo. Yo elijo—o no.
Los fundamentos son obvios, pero a menudo no se examinan realmente ni se reflexiona sobre ellos:
- Higiene e imagen corporal: elijo regularmente lavarme, bañarme, peinarme el cabello (¡lo que me queda!), cepillarme los dientes y usar el hilo dental, vestirme para el día, etc. Si no quiero, ¡nadie lo hace por mí!
- Actividades y participaciones del día: trabajo regularmente en mis puestos de trabajo. Compro la comida y hago otras compras. Nada de esto ocurre al azar. Cada día tengo que desearlo lo suficiente como para levantarme e ir a hacerlo.
Las complejidades de la vida no llegan fácilmente:
- Relaciones (familia, soltería, matrimonio, paternidad, amistades, vecindario, compañeros de trabajo) elección de carrera/trabajo, administración del dinero a cualquier nivel, ciudadanía (partido político, voto, voluntariado), ocio, aficiones.
- Valores, filosofías, fe, cosmovisión.
Tienes que quererlo.
Si no lo quiero, no sucede. Tengo que desearlo lo suficiente, tomar las decisiones e ir tras de ello. Si yo no lo hago, ¿quién lo hará? Nadie. Yo hago que mi vida suceda—no mi mami ni mi esposa, ni mi hermano ni mi hermana. Soy yo.
Luego está el asunto de Dios y yo. El primer paso para descubrir a Dios es querer hacerlo. Él está ahí, pero tengo que querer saber más sobre Él. Yo elijo hacerlo—o no.
“Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes“ — Santiago 4:8
Sé que esta creación en la que me encuentro no se produjo al azar. Es imposible. Las teorías del pantano y del lodo son patéticas conjeturas exageradas. Tener como premisa algún tipo de nacimiento no inteligente de la inteligencia y el diseño… es tan increíble que da risa y es tonto. No lo creo. Así que he pasado mi vida investigando a Dios. Quiero la verdad, no el fraude.
¿Y tú? ¿Realmente crees en el “pensamiento” en el que nos empuja nuestra sociedad? ¿Piensas que nuestra inteligencia y el diseño creativo de todo lo que nos rodea – provienen del limo? ¿Has reflexionado por ti mismo? ¿Cuál será tu principio fundamental cuando finalmente te encuentres en la puerta del cielo? ¿Esperarás hasta entonces para las pruebas?
No seas un idiota
Dios es real. Ahí está la evidencia. ¿Dónde estás? ¿Lo quieres lo suficiente como para realmente investigar acerca de Dios? Hazlo ahora, porque puede ser que mañana estés arrodillado ante Él.
Basado en el artículo Want It, publicado en inglés: 28 de octubre, 2015.
PARA MÁS:
¿Qué es el diseño inteligente? -publicado en inglés por the Access Research Network
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