Dios es capaz de ver en lo más íntimo de tu corazón. Sabe lo que sientes. Sabe lo que quieres. Conoce tus pensamientos. Incluso antes de que digas una palabra – ¡Él sabe lo que vas a decir!
Mateo 9:4
“Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué piensan mal en sus corazones? “
Marcos 2:8
“Al instante Jesús, conociendo en[a] Su espíritu que pensaban de esa manera dentro de sí mismos, les dijo*: «¿Por qué piensan estas cosas en sus corazones?“
Juan 2:25
“y no tenía necesidad de que nadie le diera testimonio del hombre, porque Él conocía lo que había en el interior del hombre.“
Hebreos 4:12
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir[a] los pensamientos y las intenciones del corazón.“
Salmos 139: versículos 2-4
“Tú conoces mi sentarme y mi levantarme;
Desde lejos comprendes mis pensamientos.
3 Tú escudriñas mi senda y mi descanso,
Y conoces bien todos mis caminos.
4 Aun antes de que haya palabra en mi boca,
Oh Señor, Tú ya la sabes toda. “
Apocalipsis 2:23
“A sus hijos mataré con pestilencia[a], y todas las iglesias sabrán que Yo soy el que escudriña las mentes[b] y los corazones, y les daré a cada uno según sus obras.“
El hecho de que Dios sea así, tiene muchas implicaciones para todos nosotros:
- Me conoce íntimamente. ¿Quién más me conoce tan bien? Si unimos esta verdad con el amor de Dios por mí, me siento en paz.
- Me siento impulsado a confesar mis pecados, puesto que Él ya lo sabe.
- Me conmueve emocionalmente, ya que es algo tan íntimo tener a Dios dentro de mis propios pensamientos.
- Soy reconfortado, reconociendo que Él sabe y que entiende y que le importa.
- En Él, nunca tengo que sentirme solo. ¿Te has sentido solo y solitaria? Seguro que sí. Pero sé que Él se preocupa por mí. Él me escucha. Él me entiende. Nunca me malinterpreta. Puedo ser totalmente abierto y franco con Dios (¡pues Él ya lo sabe!).
- Puedo orar de forma inaudible. Esto me ha dado fe para orar “mentalmente” – en mi mente, inaudiblemente, sabiendo que Dios conoce mis pensamientos – y por lo tanto me escucha mientras le hablo en silencio en mi mente – en oración.
Si Él conoce mis pensamientos (¡sí!), entonces, cada pensamiento que le dirijo es entendido por Él como mi oración a Él. No es necesario que lo exprese en voz alta.
En realidad, expresar nuestra oración en voz alta es algo redundante, ya que el pensamiento mismo es “escuchado” por Él antes de que lo convirtamos en sonido. Aunque hay beneficios de expresar nuestras oraciones audiblemente, definitivamente, está totalmente bien para Dios que yo le hable en silencio dentro de mi mente.
Si le hablo así en privado, la oración no es menos válida que si la dijera en voz alta.
- La conversación que se tiene con uno mismo puede ser una conversación con Dios. ¿Todo ese diálogo con nosotros mismos que mantenemos a lo largo del día? Podemos dirigirlas a conversaciones con Dios. ¡Eso es totalmente impresionante!
Hablar con Dios en silencio dentro de tu mente: Platicar con Dios… orar a Dios sin expresarlo audiblemente
- Es más sano que hablar contigo mismo. Transforma tu vida interior – dirigiendo tus pensamientos a Dios en la oración. Haz que tu autoconversación sea… ¡una conversación con Dios! Date cuenta de que Él promete escucharnos y se preocupa totalmente por lo que estamos viviendo día a día, momento a momento.
- Una persona tiene mejor salud mental, emocional y espiritual – cuando sus pensamientos internos están constantemente dirigidos a Dios.
- Entiendo mejor las cosas cuando hablo con Dios en mi mente. Es saludable cuando le paso todo a Dios en la oración de esta manera: Mi vida, mis circunstancias, mis pruebas, mis luchas. Mis alegrías, mis penas, mis anhelos, mis deseos. Mis esperanzas, mis temores, mis desalientos, mis aleluyas. Mis pecados: mis enfados, mis lujurias, mis odios…. Mi falta de confianza en Él.
- Cada uno de mis momentos de vigilia está lleno de pensamientos de la vida. Dios los conoce todos, y cultivo hábitos de oración a Él en la intimidad de mi mente. Es algo totalmente saludable.
- No existen los secretos ante Dios. Él no sólo es “capaz” de conocerte, sino que realmente te conoce. Él ve tus pensamientos, tus sentimientos, tus intenciones, tu falsedad o autenticidad, tu honestidad o mentira, lo que realmente eres dentro de tu mente y corazón.
“porque el Señor escudriña todos los corazones,
y entiende todo intento de los pensamientos.
Si lo buscas,
Él te dejará que lo encuentres;
pero si lo abandonas,
Él te rechazará para siempre.“
— 1 Crónicas 28:9
Basado en el artículo Jesus Knows Your Thoughts, publicado en inglés: 18 de noviembre, 2016.
PARA MÁS:
Lee el Salmo 139 versículos 1-18:
“139 Oh Señor, Tú me has escudriñado y conocido.
2 Tú conoces mi sentarme y mi levantarme;
Desde lejos comprendes mis pensamientos.
3 Tú escudriñas mi senda y mi descanso,
Y conoces bien todos mis caminos.
4 Aun antes de que haya palabra en mi boca,
Oh Señor, Tú ya la sabes toda.
5 Por detrás y por delante me has cercado,
Y Tu mano pusiste sobre mí.
6 Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
Es muy elevado, no lo puedo alcanzar.
7 ¿Adónde me iré de Tu Espíritu,
O adónde huiré de Tu presencia?
8 Si subo a los cielos, allí estás Tú;
Si en el Seol preparo mi lecho, allí Tú estás.
9 Si tomo las alas del alba,
Y si habito en lo más remoto del mar,
10 Aun allí me guiará Tu mano,
Y me tomará Tu diestra.
11 Si digo: «Ciertamente las tinieblas me envolverán,
Y la luz a mi alrededor será noche»;
12 Ni aun las tinieblas son oscuras para Ti,
Y la noche brilla como el día.
Las tinieblas y la luz son iguales para Ti.
13 Porque Tú formaste mis entrañas;
Me hiciste en el seno de mi madre.
14 Te daré gracias, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho;
Maravillosas son Tus obras,
Y mi alma lo sabe muy bien.
15 No estaba oculto de Ti mi cuerpo,
Cuando en secreto fui formado,
Y entretejido en las profundidades de la tierra.
16 Tus ojos vieron mi embrión,
Y en Tu libro se escribieron todos
Los días que me fueron dados,
Cuando no existía ni uno solo de ellos.
17 ¡Cuán preciosos también son para mí, oh Dios, Tus pensamientos!
¡Cuán inmensa es la suma de ellos!
18 Si los contara, serían más que la arena;
Al despertar aún estoy contigo.“
— Salmo 139 versículos 1-18
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