El profeta Habacuc fué contemporáneo de Jeremías, quién es conocido como el profeta llorón, porque ministró en el reino sur de Judá en los días mas obscuros de su historia nacional, poco antes de que los babilonios saquearan a Jerusalén y se llevaran a la gente en cautiverio. Habacuc (su nombre quiere decir el abarcador) también estaba en Jerusalén en aquel tiempo, así que él también vió todo lo que estaba pasando.
Yo pienso de Habacuh en esta semana al ver las noticias de El Salvador, un pequeño pais en America Central que está pasando por tiempos muy difíciles ahora mismo. Este reportaje habla de una banda de soldados del gobierno que, por alguna razón todavía no muy clara y sin definir, sacaba a la gente de sus casas y mataron rudamente a cerca de veintitres personas, incluyendo a niños. Al pasar la camara enseñando el resultado de el evento, yo me asombré en gran manera al ver a un padre que evidentemente vino al cuerpo de su hijo al buscar entre un grupo de cuerpos. Abrazando el cuerpo muerto, lágrimas salieron de sus ojos, el padre levantó su rostro y cerró su puño. Aunque no hubo sonido en el reporte, uno casi podía oir el lloro de protesta y el llamado de venganza en su corazón.
Esta escena de Habacuc comienza con esa misma escena. Habacuc, el abarcador, está abarcando al pueblo de Judá, quién está sufriendo las injusticias bajo el gobierno de aquellos días. El está clamando en protesta la inactividad aparente de parte de Dios. Estas son sus primeras palabras:
La carga que vió Habacuc profeta. ¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces á ti á causa de la violencia, y no salvarás? ¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que mire molestia, y saco y violencia delante de mí, habiendo además quien levante pleito y contienda? Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale verdadero: por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcido el juicio. (Hab 1:1-4)
Muchos de nosotros se ha sentido de esa forma en ocasiones cuando hemos eschuchado de algún acto brutal que parece ser visto sin venganza, como alguna injusticia terrible que fué ignorada por las autoridades, o algún desastre personal que haya pasado. Clamamos a Dios y decimos, “¿Por que dejastes que esto me sucediera?” En esta misma forma, comienza esta oración de Habacuc con una protesta que le parece ser la indiferencia de Dios al sufrimiento humano.
Pensé también en este pequeño libro la pasada semana en conección con las crisis de Polonia. Los cristianos allá (algunos de ellos son mis amigos personales) están clamando en contra de las injusticias, esperando abatidos para ver lo que Rusia va a hacer. Este espíritu se puede ver en todo el mundo hoy día. La profecía de Habacuc es por lo tanto muy relevante en nuestros tiempos.
Ahora Dios le contesta al profeta inmediatamente. Él no lo dejó confundido y descarriado. Versos 5-6:
Mirad en las gentes, y ved, y maravillaos pasmosamente; porque obra será hecha en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis. Porque he aquí, yo levanto los Caldeos, gente amarga y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las habitaciones ajenas. (Hab 1:5-6)
Luego Dios continua de describir en lenguage vivo exactamente que son los Caldeos son en realidad. Dios le contestó a Habacuc, pero no en la forma que el profeta esperaba que fuese. No estoy seguro de lo que esperaba él. Probablemente el esperaba un cambio de corazón en los poderes de el gobierno de su tierra, o algún gran sentido de inquietud que trataría compasionadamente con el problema que se estaban enfrentando. Sin embargo la respuesta de Dios fué totalmente inesperada.
Dios trata a veces con nosotros de esa manera. Nosotors clamamos, oramos acerca de algo que nos molesta, y hemos preparado ya exactamente la forma en que Dios podía hacer para cambiar la situación, pero Él ignora nuestra petición. En algunas formas esto es uno de los problemas mas comunes y a la misma vez difíciles que enfrentamos como creyentes–que hacer cuando Dios está aparentemente inactivo y parece ignorar situaciones que merecen atenderse con emergencia.
Cuando el profeta es informado de lo que Dios está haciendo, casi no lo puede creer. Dios dijo, “Yo estoy levantando una nación para juzgar a esta nación. Los Caldeos, con su ejército inmenso están esperando en el borde.” Dios dice de ellos,
Espantosa es y terrible: de ella misma saldrá su derecho y su grandeza. Y serán sus caballos más ligeros que tigres, y más agudos que lobos de tarde; (Hab 1:7-8a)
Él continua describiéndoles como arrogantes, feroces y crueles e irresistibles. Nadie ha podido hacerle frente.
Hay una nota interesante en el verso 10,
Y escarnecerá de los reyes, y de los príncipes hará burla: reiráse de toda fortaleza, y amontonará polvo, y la tomará. (Hab 1:10)
Aquellos de ustedes que vieron la película Masada, la semana pasada recuerdan como los romanos tomaron ese fuerte temible, que se veía inexpugnable, haciendo pilas de tierra para construir una rampa hasta la ciudad. Eso es lo que los Caldeos hicieron cuando asaltaron las grandes ciudades amuralladas. Dios entiende como ellos actúan, y Él se lo describe al profeta. Verso 11:
Luego mudará espíritu, y pasará adelante, y ofenderá atribuyendo esta su potencia á su dios. (Hab 1:11)
Que descriptivo es el de algunos de los poderes ateos de la tierra en nuestros días, que se ven aumentando en fuerza, pasando a través del mundo con palabras atrevidas y arrogantes, dominando a la gente y continuando rudamente. Pero lo que asombra a Habacuc es lo que Dios dijo, “Yo estoy haciendo esto. Yo estoy estimulando a los Caldeos. Estas son mi gente, y esta es mi contestación a tu oración.” Eso fué muy duro para Habacuc de tratar. El probablemente hubiese preferido de que esa oración no fuese contestada y no haber oído la contestación que Dios tenía en mente. Como el hombre que se le dijo, “¡Anímate! Las cosas podría ser peor!” le dijo, “Lo he tratado. He sido animado y de seguro, todo fué peor!” Eso es lo que ha pasado aquí.
La proxima oración de el profeta es una de perplejidad a la inconsistencia de Dios. Versos 12-13:
¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar. Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio: ¿por qué ves los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él. (Hab 1:12-13)
Ahora si Habacuc tiene un problema. Y esta vez no es con la inactividad de Dios, pero con la inconsistencia de Dios. Como un Dios santo deja que esto suceda? Habacuc se asombra, “¿Como Dios usa a gente atrevida y degradada moralmente para castigar a una gente mas justa?”
En el resto de el capítulo 1, el profeta continua comparando a los Caldeos con un pescador codicioso que arrasa en el mar y recoge una red llena de pescados. El ha cogido todo lo que necesita, pero no está satisfecho. El tira la red vez tras vez y recoge mas y mas pescado y lo amontona en el banco hasta que se pudren en el sol. Esa es la forma en que Habacuc vé a los Caldeos actuando. Ellos conquistan gente tras gente, pueblo tras pueblo. Nada se pone en su camino.
Su pregunta final al Señor se encuentra en el verso 17:
¿Vaciará por eso su red, ó tendrá piedad de matar gentes continuamente? (Hab 1:17)
¿Que haces tu cuando Dios no actua en la forma que tu piensas que debe de hacerlo? Ese es uno de los problemas mas duros que nos enfrentamos como cristianos. ¿Y especialmente, que haces tú cuando Él usa a alguien para corregirte que a ti no te gusta?
Hace algunos años que encontré con estas palabras de Oswald Chambers, donde el habla de creyentes como uvas que son pisoteadas para hacer vino fino:
Dios nunca podrá hacernos vino si nos oponemos a los dedos que el usa para pisotearnos. ¡Si Dios usara solo sus dedos y me hiciera pan partido y vino derramado en una manera especial! Pero cuando Él usa a alguien que no nos gusta, o alguna serie de circunstancias que decimos que nunca nos someteríamos, lo objetamos. No debemos escoger nunca la escena de nuestro propio martirio. Si alguna vez vamos a ser vino para tomar, vamos a tener que ser pisoteados. Tu no puedes tomar uvas. Las uvas se convierten en vino solamente cuando han sido exprimidas.
Habacuc tiene que enfrentarse al hecho de que Dios sabes mas acerca de el problema que lo que él sabe. Para él se vé como un problema simple de injusticia guvernamental, pero Dios dice, “No, es mucho mas complicado que eso. “Dios dijo que él ha tenido que traer una nación amarga y apresurada, un grupo muy cruel y despiadado que iba a traer destrución por todo lo ancho, porque iba a tomar esa acción para que se resolviera lo que Habacuc miraba como un problema sencillo.
Pero ahora Habacuc hace algo muy sabio. Capítulo 2 verso 1:
SOBRE mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y atalayaré para ver qué hablará en mí, y qué tengo de responder á mi pregunta. (Hab 2:1)
Cuando te enfrentas a un problema en tu vida, que no entiendes lo que Dios está haciendo, no hagas lo que hacen muchos y digas, “O he tratado la fé y no funciona,”o, “He tratado con Dios pero no funciona”, o, “He tratado con oración y no funciona.” La gente que dice esas cosas no entiende realmente lo que están diciendo, porque lo que actualmente están diciendo es que “Dios es un mentiroso. No hay un Dios real.” Lo que están diciendo es que Dios no es fiel a sus propias promesas. Pero Dios nunca puede ser infiel a su palabra. El problemas no es Dios–aunque muchas veces le hechamos la culpa–el problema es nosotros. Somos tan ignorantes, vemos tan poco, entendemos una fracción minuta de lo que cubre el problema. Debemos hacer lo que Habacuc hizo–salir al la torre de vela y esperar lo que Dios va a decir. Si le preguntamos, Dios nos va a ayudar a entender algo de lo que estamos atravesando. Eso es lo que Habacuc hizo, porque el esperó una respuesta.
Jesús nos anima en esta manera. Enseñando acerca de la oración, el dijo que habían tres niveles en la oración:
- Pide y se te dará. Dios te condede las cosas inmediatamente, y siempre lo hace cuando puede. Pero hay veces que no.
- Después, busca y hallarás. Busca las respuestas. Ellas vendrán.
- Y si la respuesta se retrasa, toca. Esta es una oración repetitiva. Regresa vez tras vez y pide a Dios que te explique lo que está haciendo.
Espera, eso es lo que Habacuc dice que va a hacer.
Ahora Dios contesta usualmente en una de tres maneras:
Lo mas común, Él contesta a través de su palabra. Esto es el porque es de tanto valor el leer la palabra de Dios, especialmente cuando estas confundido o atribulado de la forma que Él está actuando. A menudo una luz viene de pronto en un verso que no se veía claro; ves un aspecto nuevo de lo que te estás enfrentando. Quizás viene una respuesta cuando estás oyendo un mensaje, o un verso viene a tu mente (uno que has memorizado en la escuela dominical), y que tratará con tu situación. Dios nos ha dado su palabra para que podamos entender como Él actua.
A veces Dios contesta directamente a nuestro espíritu. Sentimos una presión interna que nos lleva en cierta dirección, alguna convicción llega y se queda y no podemos deshacernos de ella. Tenemos que tener cuidado aquí, porque en este punto el enemigo puede falsificar la voz y la mente de Dios. Pero la voz de el enemigo es siempre regañando (para hacerte sentir culpable) y la voz de Dios habla suavemente pero persistentemente. Si la indicación está en acuerdo con lo que dice la palabra de Dios, entonces es el Espíritu de Dios guiándonos. En Romanos 8, Pablo dice que “aquellos que son dirigidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios,” (Rom 8:14). Por lo tanto, podemos podemos ser dirigidos basado en esa línea.
Otras veces Dios habla a través de nuestras circunstancias. Puertas se cierran, y no la podemos abrir, no importa lo mucho que tratemos. Ese es Dios obrando, cerrando unas puertas y abriendo otras, empujándonos en una dirección. A menudo esa es la forma que Dios contesta. Pero Él promete que Él va a contestar. Él no nos dejará huerfanos, ni nos abandonará en la ignorancia. Santiago dice, “Si a uno de ustedes le falta sabiduría, deje que le pida a Dios, quien dá a todos los hombres generosamente y sin reproches, y se le dará a él,” (Sant 1:5). Eso es lo que hizo Habacuc.
Ahora en el verso 2 del capítulo 2 él dice,
Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. (Hab 2:2)
En otras palabras, Dios mismo se le iba a revelar a Habacuc en una visión asombrosa (registrada en el capítulo 3). Él le dice a Habacuc que lo escriba para que sea claro, para que todo aquel que lo lea corra a obedecerla.
Entonces le dice Dios, en verso 3:
Aunque la visión tardará aún por tiempo, mas al fin hablará, y no mentirá: aunque se tardare, espéralo, que sin duda vendrá; no tardará. (Hab 2:3)
Ahora esa es la promesa de Dios: Espera. Esto es una de las palabras mas dificles de aceptar en toda la Biblia. ¡Nuestros espíritus impacientes quieren respuestas ahora, o ayer! ¡Estamos entrenados a pensar de Dios como un tipo de servicio de cuarto que, cuando uno le ordena en el teléfono en oración, envía una contestación a la media hora–por lo menos! Él está obrando propósitos asombrosos, mucho mas lejos de lo que nosotros sabemos. Nosotros no vemos la complejidad de nuestras vidas. Nosotros no vemos que lo que hacemos afecta a otros, y a otros, y a otros, y a otros. Todo tiene que resolverse, y toma tiempo. Pero Él está obrando; Él así lo dice. Él nunca se disculpa por ello. Él solamente dice, “Espera.” La primer cosa que el profeta aprende como parte de la respuesta que Dios dió es que retrasos no son negaciones. Dios no está diciendo “No”, Él está diciendo, “Espera.” Hay mucho que aprender en el proceso de esperar.
Aquí hay una cita de Dr. F. B. Myer:
Muy a menudo erramos a Dios e interpretamos sus retrasos como negaciones. ¡Que capítulo podría ser escrito de los retrasos de Dios! Es el misterio de el arte de educar espirítus humanos al temperamento mas fino del cual son capaces. !Que busqueda del corazón, que análisis de motivos, que pruebas de la palabra de Dios, que levantamiento de el alma, buscando que o que manera el tiempo significa a el Espirítu de Dios! Todo esto asociado con aquellos preocupados por esperar, los cuales son, grandes con destinos espirituales; pero esos retrasos no es la respuesta final a el alma que confía en Él.
Eso fué la primer cosa que el profeta aprendió.
Pero la segunda cosa que aprendió fué aún mayor. Dios le dijo a él, verso 4,
He aquí se enorgullece aquel cuya alma no es derecha en él: mas el justo en su fe vivirá. (Hab 2:4)
Ahora ese verso es uno de los versos mas importantes en toda la Biblia. Es citado en el nuevo Testamento en Romanos, en Gálatas, y en Hebreos como el verso clave de la vida cristiana–especialmente la última parte, “el justo por fé vivirá.”
Esas palabras tomaron un significado profundo en el alma de Martín Lutero. Siendo él un sacerdote y monje, Lutero estuvo en sus rodillas, haciendo su camino a las escaleras santas en Roma (la cual estaba supuesto ser las escaleras por la cual el cuerpo de el Señor fué bajado de la cruz) cuando este verso le vino intermitiendo a su mente.
Ahora lo reverso de esto es cierto también: El hombre que vive por fé es justo. Mas que nada en la vida, Lutero estaba hambriento de la justicia. El trató con todo su corazón de obtenerla por buen comportamiento, por penitencias, maltratándose él mismo. Cuando estas palabras vinieron a su mente, el se levantó y bajó las escaleras, regresó a Alemania, y allí comenzó la Reforma Protestante–basada en este verso: “El justo por la fé vivirá.”
Es interesante que en Romanos, Gálatas, y Hebreos hay un tipo de comentario divino en este verso:
- Romanos enfatiza lo que quiere decir “justo.” Alli se nos dice que la justicia de Cristo es impartida a nosotros por el regalo de Dios. Justicia es dada a nosotros. No la ganamos; la tenemos en el minuto que creemos.
- Después las palabra, “vivirá,” es interpretada en el capítulo 5 de Gálatas, el gran capítulo de la vida en el Espíritu. ¿Que quiere decir vivir? Quiere decir caminar en amor, y alegría, y paz, y controlado en el sufrimiento, gentileza, fé, humildad y control propio.
- Luego las palabras, “por fé,” son interpretadas en Hebreos, la gran carta de fé. ¿Que quiere decir tener fe? Quiere decir confiar que el Dios invisible está obrando, a pesar de las aparencias presentes.
Eso, por lo tanto es uno de los versos grandiosos en la Biblia, y se le dió a Habacuc.
En contraste, se le dijo a Habacuc, “aquel que su alma no es recta caerá.” La palabra para “no recta” es, “inflado.” El hombre que piensa que él tiene lo que se necesita para vivir por sus habilidades propias, su ingenio, su educación, su propia fuerza, etc., es aquel que parece ser próspero, pero somos recordados de que él caerá. El tiene las semillas de su propia destrucción dentro de el mismo.
El resto de el capítulo 2 es un retrato de como cinco formas diferentes de orgullo los cuales los hombres buscan para vivir y son destructivos para si mismo:
- El hombre ambicioso (versos 7-8) será destruído por su propia ambición;
- El hombre codicioso que sobre alcanza (versos 9-11) tratará de alcanzar muy lejos y perderá todo;
- El hombre violento (versos 12-14) no logrará nada; su propia violencia llevará a la gente en su contra;
- El hombre insolente (versos 15-17) se hace saciado con su propio contentamiento por otros y pierde todo; y
- El idólatra (verso 18-19) comienza a confiar en su propia creación, y en la hora de la desesperación, no tiene redentor, ni ayudador.
Así que el hombre de orgullo se destrozará, pero el hombre de fé tiene poder actual para vivir. No tan solo él saldrá victorioso, pero ahora en el presente vivirá por su fé. Esa es la gran lección de este libro.
Eso nos lleva a la tercer orcación de el profeta, la oración de fé, en el capítulo 3. Habacuc clama,
Oh Jehová, oído he tu palabra, y temí: Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia. (Hab 3:2)
En efecto él está diciendo, “Señor, Yo veo lo que tu vas a hacer y lo que tienes que hacer. No voy a disputarlo más. Pero ayúdame en el proceso. En ira acuerdate de tu misericordia.” Esto es un clamo humilde de el corazón, que está diciendo, “Señor, cualquier cosa que se vaya a presentar, aunque sea duro, yo sé que tu vas a ir a través junto conmigo.”
Después continua esta descripción magnifica de la grandeza de Dios, es este poema hermoso. Versos 3-15:
Dios vendrá de Temán, Y el Santo del monte de Parán, (Selah.) Su gloria cubrió los cielos, Y la tierra se llenó de su alabanza. Y el resplandor fué como la luz; Rayos brillantes salían de su mano; Y allí estaba escondida su fortaleza. Delante de su rostro iba mortandad, Y á sus pies salían carbones encendidos. Paróse, y midió la tierra: Miró, é hizo temblar las gentes; Y los montes antiguos fueron desmenuzados, Los collados antiguos se humillaron á él. Sus caminos son eternos. He visto las tiendas de Cushán en aflicción; Las tiendas de la tierra de Madián temblaron.
¿Airóse Jehová contra los ríos? ¿Contra los ríos fué tu enojo? ¿Tu ira contra la mar, Cuando subiste sobre tus caballos, Y sobre tus carros de salud? Descubrióse enteramente tu arco, Los juramentos á las tribus, palabra segura. (Selah.) Hendiste la tierra con ríos. Viéronte, y tuvieron temor los montes: Pasó la inundación de las aguas: El abismo dió su voz, La hondura alzó sus manos. El sol y la luna se pararon en su estancia: A la luz de tus saetas anduvieron, Y al resplandor de tu fulgente lanza. Con ira hollaste la tierra, Con furor trillaste las gentes.
Saliste para salvar tu pueblo, Para salvar con tu ungido. Traspasaste la cabeza de la casa del impío, Desnudando el cimiento hasta el cuello. (Selah.) Horadaste con sus báculos las cabezas de sus villas, Que como tempestad acometieron para derramarme: Su orgullo era como para devorar al pobre encubiertamente. Hiciste camino en la mar á tu caballos, Por montón de grandes aguas. (Hab 3:3-15)
Finalmente, la reacción de Habacuc es dada en el verso 16:
Oí, y tembló mi vientre; A la voz se batieron mis labios; Pudrición se entró en mis huesos, y en mi asiento me estremecí; Si bien estaré quieto en el día de la angustia, Cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas. (Hab 3:16)
Yo pienso que eso es lo más cerca que puede uno ver en el Antiguo Testamento a la oración de agonía la cual nuestro Señor expresó en el Jardín de Getsemaní. Celebramos este Domingo de Ramos que la semana anterior cuando Jesús comenzó lo que llamamos la “entrada triunfal,” cuando el fúe camino abajo del Monte Olivo montado en un asno, y la gente fué delante de Él, tirando los ramos de palmas y clamando, “¡Hosana es aquel que viene en el nombre de el Señor!” (Marcos 11:9). Lo asombroso de esa historia sin embargo, no es lo que la gente hizo, pero lo que le estaba sucediendo a Jesús. Los escritores de los evangelios registran que al él ir bajando por el monte el cuál llamamos la entrada triunfal, su corazón estaba partido; él estaba llorando al ir pasando. Él casi acababa de expresar esas palabras, “O Jerusalén, Jerusalén! Como quize reunirlos como una gallina reune a sus polluelos bajos sus alas, pero tu no quisites,” (Mat 23:37, Luc 13:34). El fué hacia el templo y poniendo un paro a las ofrendas que habían sido dada, dijo él, “Contempla, tu casa ha sido desolada. No me verás otra vez hasta que digas, Bendito él que viene en el nombre de el Señor.,” (Luc 13:35). Luego en esa semana, en la oración de agonía en Getsemaní, enfrentándose al desastre de la cruz, “el tuvo que orar, como Habacuc oró, “Pudrición entra a mis huesos, mis pasos bambolean, pero yo esperaré calladamente por el día de la afflicción””Señor, si fuese posible, dejas que esta copa pase de mi. No obstante, no se haga mi voluntad sino la tuya sea hecha,” (Mat 26:39). Eso es donde Habacuc está ahora. El vé que el juicio de Dios es inevitable–Dios debe de hacer su trabajo–pero Habacuc está contento de que Dios le sostendrá a través de la situación, afirmándolo, llevándole seguro a través, y trayéndolo hacia el otro lado.
La resolución final de el corazón de el profeta es por lo tanto (versos 17-19a):
Aunque la higuera no florecerá, Ni en las vides habrá frutos; Mentirá la obra de la oliva, Y los labrados no darán mantenimiento. Y las ovejas serán quitadas de la majada, Y no habrá vacas en los corrales; Con todo yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salud. Jehová el Señor es mi fortaleza, (Hab 3:17-19a)
Yo no sé de algo que sea mas expresivo de verdadera madurez espiritual que cuando venimos a ese lugar en nuestras oraciones que podemos decir, “Señor, Yo veo que este problema no puede ser evitado. Tu lo has escogido para mí, y yo tengo que pasar a través de eso. Pero Señor, gracias que no importa lo que pase, yo sé que va a ser dentro de los límites que tu has escogido para mí. Viene de tu corazón amoroso, y completará algo bueno para mí, de acuerdo a tu palabra. Tu serás mi fortaleza a través de todo el camino. Yo iré a través como un ciervo sube a la montaña, saltando con fuerza y poder.”
El cual pondrá mis pies como de ciervas, Y me hará andar sobre mis alturas. (Hab 3:19b)
Esa es una de las expresiones mas hermosas de fé encontrada en el Antiguo Testamento.
Seguramente que hay es donde Dios nos traerá algún día, a ese lugar cuando todo lo demás es quitado, pero Dios mismo permanece. Por eso, nuestros corazones están fortalezidos, nuestra fé es vital, y podemos mantenernos.
Autor: Ray C. Stedman
Título: Demoras en la Oración
Serie: Estudios de la Oración de el Antiguo Testamento
Pasaje: Habacuc 1:1 ” 3:19
Mensaje No: 11
Número de Catálogo: 3745
Fecha: Fecha no determinada del otoño de 1980 a la primavera de 1981
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