la inexistencia del Diablo
A pesar de que Martín Gianola es un pobre adversario teológico y que mi tarea como apologista de la fe cristiana es ignorar a aquellos individuos que no tienen interés en presentar una crítica honesta y decente del cristianismo, a pedido de un amigo he decidido rebatir su mediocre artículo “El diablo está perdiendo popularidad”
(http://www.periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=470)
Veamos lo que Gianola escribe en el comienzo de su artículo:
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CITA:
“Hoy se salvan más vidas gracias a recetar antibióticos que a rezar oraciones como fórmulas para espantar espíritus. Una de dos: o los demonios se retiraron de la ocupación de cuerpos humanos para enfermarlos, o se han descubierto las verdaderas causas de las afecciones. Me inclino más por la segunda explicación”.
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Gianola, quien no es teológo ni nada que se le aproxime, ha decidido que el diablo no existe y que los que creen en él son estúpidos, mostrando una arrogancia inusual para alguien tan ignorante en el tema. Al comienzo de su artículo procede a construir un monigote de paja (falacia del) dando a entender que los cristianos creemos que las enfermedades son causadas por demonios. Si bien existe un sector evangélico que equivocada y lamentablemente, debido a la influencia de maestros con motivaciones impuras, cree que las enfermedades son causadas por la presencia de demonios, no es cierto que ésta es una doctrina de todo el cristianismo. Gianola no tiene problema en usar la falacia de generalización porque hacerlo sirve a su propósito declarado de denigrar la fe cristiana. Aun si hubo instancias en la historia donde se llegaron a practicar exorcismos con la convicción de que ciertas enfermedades eran demoníacas, si Gianola fuera honesto en su aproximación, hubiera investigado lo suficiente como para ir a los documentos primarios del cristianismo. Allí hubiera encontrado que no existe evidencia ninguna en la Biblia para la creencia o práctica.
Seguidamente, Gianola comienza a filosofar. Por supuesto que no trae nada nuevo al debate cuando plantea las legendarias preguntas que los escépticos han planteado por millones de años (hipérbole).
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CITA:
“¿cómo puede ser que siendo un ángel perfecto de Dios (con todo lo que significa la perfección), se revelase y se volviera su enemigo número uno?”
“¿Cómo es posible que un Dios todopoderoso, todo amor permita la existencia de un ser de menor poder que solo trae problemas a sus queridos hijos, los hombres?”
“¿No sabía Dios desde siempre que el diablo se iba a revelar, si lo sabía, porque lo creó entonces?”
“¿ Si Satanás sabe que será vencido en el final de los tiempos (como está escrito en el Apocalípsis) ¿ Por que sigue en su lucha vana contra los poderes de Dios? ¿Acaso no sabe que no tiene posibilidad de triunfo?, Etc. Volverémos con mas profundidad sobre estas cuestiones”.
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Según Gianola, estas cuatro preguntas son incontestables, pero en realidad sólo demuestran su ignorancia bíblica y su pobreza de razonamiento crítico. Como Gianola promete volver con “más profundidad sobre estas cuestiones”, mejor dejo la refutación para cuando él vuelva con la esperanza de no ahogarme en la profundidad de sus planteos.
Por ahora, continuemos con su artículo.
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CITA:
Esta creencia, la de que somos influenciados por Satanás para pecar, nos libera de toda responsabilidad en nuestros actos. Esos actos que llamamos “inhumanos”, no son resultado de la intervención del angel caído en nuestro accionar. Son acciones nuestras y pertenecen a nuestra naturaleza. Aunque esto no hable muy bien de nuestra conducta y nos dé vergüenza aceptarlo.
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Aquí Gianola parece tener un momento de lucidez. Lo que afirma es una enseñanza bíblica, algo que le debe pesar. Bien escribe Santiago que los humanos pecamos tentados por nuestra propia concupiscencia. Nadie puede decir “el diablo me hizo hacerlo”. Gianola bien le llama “nuestra naturaleza”, aunque estoy seguro que la definición de naturaleza con la que él trabaja es diferente al concepto cristiano.
Veamos ahora el opus magnus del argumento de Gianola.
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CITA:
Ahora bien, hemos comprendido que el diablo es sólo un mito, hemos podido estudiar que la creencia de una fuerza maligna es básica en todas las religiones de la tierra: Cerca del Río Ganges en la India estaban los Asuras, demonios que luchaban contra los Devas (Dioses buenos) y se encargaban tambien de luchar contra los humanos. Para los persas Ahriman era el diablo encargado de luchar contra las fuerzas del bien representadas por Orzmud. Los egipcios lo llamaban Set, quien mantenía su constante lucha contra Osiris y la humanidad, cerca de las orillas del Nilo. Del diablo Babilónico deriba el diablo de los Hebreos, que es el nuestro. Pero además de él, los Judios creían que había nueve tipos de demonios.
Para los africanos los demonios eran de color blanco, para los europeos los demonios eran negros. Una alarmante señal de que los temores y odios de las diferentes razas se traducen en la “demonización” de los enemigos o de la gente contra la que se tiene algún tipo de prejuicio. Pero volviendo a poner nuestra atención en el mundo “occidental y cristiano”, encontramos al paradójico Satanás haciendo de las suyas.
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La verdad es que en mi ignorancia total fracaso en vislumbrar cómo este argumento prueba de que “el diablo es sólo un mito”. El hecho de que diferentes civilizaciones y culturas tengan distintos conceptos de las fuerzas del mal, para nada prueba que el diablo no exista. Lo único que el argumento de Gianola prueba es que él ha cometido la falacia o error de razonamiento llamado de la pista falsa (“red herring” en inglés), y también la falacia de la “conclusión irrelevante” (la conclusión no es lógicamente válida). Como si esto fuera poco, el argumento de Gianola revela que existe una noción universal que acepta la existencia del mal representado por entes personales. El argumento apoya por inferencia que es posible que el diablo exista, por lo que vemos que Gianola, para acabar de rematarla, comete la falacia del suicidio, i.e., intentando probar una cosa termina probando exactamente lo contrario.
Seguimos analizando el escrito de Gianola.
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CITA:
Pero volviendo a poner nuestra atención en el mundo “occidental y cristiano”, encontramos al paradójico Satanás haciendo de las suyas.
¿Por qué paradójico?. Reiteremos algunas de las preguntas formuladas antes y profundicemos un poco:
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¡Ah, la tan esperada promesa de profundizar!
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CITA:
1-El diablo sobre el que nos hablaron, era uno de los ángeles de Dios. La primeras preguntas que se me ocurren son: ¿Cómo fue que el diablo se rebeló ante su creador, si todo lo que existía en ese momento era perfecto? Es decir ¿Quién tentó a Satanás? ¿Quién lo llevó al pecado si no existía el mal en ningún lugar, ni otro “diablo” que lo indujera a la rebelión?
Su libre albedrío explicaría esta conducta si en ese momento se hubiera podido elegir entre el bien y el mal. Pero hay un detalle que no debe pasar desapercibido. En un mundo de ángeles perfectos no existe el mal ni la posibilidad de elegir por él.
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La verdad es que a Gianola no se le ha ocurrido nada. Las preguntas que plantea, como dije anteriormente, son viejas cantinelas de los ateos, agnósticos existencialistas y sabelotodos, pero si le agrada llevarse el crédito, allá él. No le pinchemos el globo.
La primer pregunta de Gianola revela que su concepto de “perfección es deficiente. Dice Gianola que “en un mundo de ángeles perfectos no existe el mal ni la posibilidad de elegir por él”, por lo tanto el diablo no pudo ejercer su libre albedrío. En otras palabras, si no existe el mal, ya que todo era perfecto, no existe la posibilidad de ejercer el libre albedrío.
Gianola no sólo tiene una falsa noción de perfección, sino también de libre albedrío. Su error consiste en no reconocer que el libre albedrío, por lógica también incluye la posibilidad del error moral. Dios creó al diablo con libre albedrío y esa creación traía consigo el riesgo del mal. El mal no tiene que ser un agente externo; el potencial del mal viene incluido en el derecho del libre albedrío, por lo tanto, Gianola se equivoca cuando dice que “no existía el mal en ningún lugar, ni otro “diablo” que lo indujera a la rebelión”. En realidad, no había necesidad de que existiera “otro diablo” o que el mal estuviera presente en algún lugar externo. Con solo que exista el potencial para el mal en el mismo diablo, es suficiente para cometer un error moral.
Es obvio que para Gianola algo perfecto es una situación donde la posibilidad de ejercer el libre albedrío es imposible. Es por ello que afirma “En un mundo de ángeles perfectos no existe el mal ni la posibilidad de elegir por él”. En realidad esto equivale a decir que Dios creó al diablo y a los ángeles sin libre albedrío. ¿Es posible que todo fuera perfecto y el diablo y los ángeles no tuvieran la posibilidad de elegir entre el bien el mal? Si no hubiera libre albedrío las cosas no serían perfectas. Gianola, en otras palabras, dice que el diablo y los ángeles sólo tenían la posibilidad de elegir lo bueno nada más. Eso significa, para el buen entendedor, que no existía la libertad moral. Parte de la libertad moral es la habilidad de escoger entre lo bueno y lo malo. Pero si no existía la libertad moral, ¿cómo podemos decir que todo era perfecto? La libertad moral es algo bueno. Si ella no existía en ese momento, no podemos decir que todo era perfecto, como insiste Gianola.
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CITA:
2-Satanás se dedica a tentar a los humanos, pero ¿Se atrevería a tentar a su creador, sabiendo que no tiene ninguna chance de ganar?. Es poco probable, sin embargo tenemos la historia de la tentación de Jesús en el desierto. Este relato nos habla de un diablo que ofrece al mismo Dios todos los reinos de la tierra (¡Que ya le pertenecían de antemano!) ¿Puede ser tan tonto Satanás como para creer que puede tentar a Dios?
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Es obvio que Gianola no tiene conocimiento de que Satanás, de alguna manera, tiene más que una leve ingerencia en los asuntos de las naciones, no en vano Jesucristo le llamó el “príncipe de este mundo” infiriendo que Satanás ejerce una influencia importante en el sistema de este mundo.
También es importante discernir que la misión de Satanás es impedir que Jesús llegue a la cruz, donde Satanás sabía que sería derrotado. Además, Satanás no pensaba que estaba tentando a Dios en la plenitud de su poder y naturaleza, sino al Dios-hombre que al tomar sobre sí una naturaleza humana se limitó en el uso de sus atributos a los efectos de llevar a cabo su misión de Salvador. Jesús mostró durante su estadía terrenal muchas características humanas, entre ellas la necesidad de comer, beber, dormir, etc. Es perfectamente comprensible que el diablo haya tratado de tomar ventaja de esta situación. Gianola erra una vez más con su filosofía de boliche.
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CITA:
3-Si el objetivo del Diablo es ganar almas ¿Por qué indujo a Judas a traicionar a Jesús? Esto deribaría en la crucificción, y despues de ella en la adhesión de millones de personas al cristianismo. Si el Diablo no se hubiera metido, millones de personas hubieran sido condenadas directamente al infierno ¿Cuál sería el objetivo de ir en contra de su propio plan? Evidentemente, o el argumento carece de lógica o el Diablo es demasiado torpe y le falla la capacidad básica de razonamiento.
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¿Crucifixión va con “x”, verdad? Derivar no se escribe “deribar”, y es la segunda vez que Gianola lo hace en el mismo artículo. Sugiero que consiga un corrector de prueba lo más pronto posible. Yo no puedo pagar uno para mí, pero me imagino que un periódico o lo que sea que publica los trabajos de Gianola puede revisar y corregir estas cosas que en realidad desmerecen los “brillantes” artículos de Martín.
El argumento de Gianola es inválido, y pienso que es a él a quien le falla la capacidad básica de razonamiento. El objetivo de Satanás era evitar que Cristo muriera en una cruz. La cruz era el método de ejecución que tenía que experimentar Jesús y el único que se ajustaba al plan de Dios. Cualquier otro método hubiera resultado en la victoria de Satanás. Es por ello que Satanás empuja a Judas a entregarlo a los judíos con la esperanza de que ellos apredrearan a Jesús. Por un correcto entendimiento de este proceso recomiendo leer mi trabajo Entendiendo la cruz y la resurrección :
http://salvacioneterna.com/entender_cruz_resurrec_01.html
http://salvacioneterna.com/entender_cruz_resurrec_02.html
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CITA:
4-¿Por qué Satanás castiga en el infierno a los pecadores que el mismo Dios ha mandado allí? ¿Acaso trabaja para Dios? Si los humanos pecamos en la tierra haciendo la voluntad del diablo ¿Porque no premiarlos en el infierno en vez de hacerlos sufrir eternamente?
Todas estas preguntas pueden tener variadas respuestas según el teólogo de turno.
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Tengo que reconocer que las absurdidades de Gianola van in crescendo a medida que continúa escribiendo. ¿De dónde saca Gianola que el diablo es el verdugo del infierno? ¿Dónde dice en la Biblia que Satanás castiga a los pecadores en el infierno? Lo debe haber leído en la Divina Comedia, aunque ya ni me acuerdo de la obra de Dante que leí en la secundaria. Lo cierto es que el diablo aun no está en el infierno, pero hasta aquí llego.
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