La Trinidad en Isaías 48:16
y la refutación modalista
Cada vez que los pentecostales unicitarios proceden a refutar los argumentos trinitarios, quedan atrapados en las arenas movedizas de sus propios razonamientos. Tal es el caso con Isaías 48:16, verso éste que menciona a las tres personas de la Deidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo:
“Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu”. (Is. 48:16)
La teología ortodoxa siempre ha visto aquí tres personas claramente definidas, el que envía (Jehová el Señor), y los enviados (Hijo y Espíritu). Pero antes de analizar el verso en contexto, pasemos a leer la interpretación de los modalistas representada aquí por el autor unicitario de Colombia, Julio César Clavijo:
El texto jamás afirma lo que la teología trinitaria pretende hacernos creer. El texto jamás afirma que Jehová el Señor es una de tres supuestas personas divinas, o que el Espíritu sea una persona diferente a él. Lo que hace el texto, es simplemente expresar que Jehová el Señor es Espíritu. Si utilizáramos la expresión “un hombre y su alma”, cualquiera entendería que nos estamos refiriendo a un sólo hombre que es un alma viva. Al hablar de esa manera jamás estaríamos confesando que existan dos personas dentro de un solo hombre o que haya una pluralidad de personas en cada uno de los seres humanos. Hablar así, es simplemente expresar que el hombre es un alma viva. De igual manera, cuando la Biblia dice: “Jehová el Señor, y su Espíritu”, está hablando de un solo Dios que es Espíritu sin hacer referencia a ninguna pluralidad de personas en la Deidad …… La expresión “alma” es usada para referirse a los seres humanos así como la expresión “Espíritu” es usada para referirse al único Dios del cielo. (http://antesdelfin.com/foro/printthread.php?t=17293&pp=40)
¿Tiene alguna base bíblica lo anterior? Las palabras de Clavijo quedan en agua de borrajas una vez que se les confronta con una exégesis seria del pasaje. Veamos primero el pasaje en contexto:
12 Oyeme, Jacob, y tú, Israel, a quien llamé: Yo mismo, yo el primero, yo también el postrero.
13 Mi mano fundó también la tierra, y mi mano derecha midió los cielos con el palmo; al llamarlos yo, comparecieron juntamente.
14 Juntaos todos vosotros, y oíd. ¿Quién hay entre ellos que anuncie estas cosas? Aquel a quien Jehová amó ejecutará su voluntad en Babilonia, y su brazo estará sobre los caldeos.
15 Yo, yo hablé, y le llamé y le traje; por tanto, será prosperado su camino.
16 Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu. (Is. 48:12-16)
Comencemos identificando a la persona que aquí habla. Esta se designa a sí mismo como “el primero y el postrero” (v.12), al igual que en Isaías 44:6, donde además se autodenomina “Jehová de los ejércitos”. Digamos por ahora que se trata de alguien que posee divinidad o deidad:
Oyeme, Jacob, y tú, Israel, a quien llamé: Yo mismo, yo el primero, yo también el postrero. (Is. 48:12)
El título de “primero y postrero” significa que él es el primer Dios y el último Dios en el sentido de que no existen dioses antes ni después de él. El es el uno y único Dios.
Este Dios es también identificado por sus atributos y actos: su conocimiento del futuro (vv. 3,5,6), su capacidad creadora (v.13), su soberanía (v.15) y su omnipresencia (v.16). ¿Quién otro podría decir?:
“Por mí, por amor de mí mismo lo haré, para que no sea amancillado mi nombre, y mi honra no la daré a otro”. (Is. 48:11)
Veamos ahora el v. 16:
“Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu”. (Is. 48:16)
Es importante notar que el personaje que habla durante todo el capítulo es el mismo que habla en este v. 16. Observemos dos cosas:
1) Este personaje, identificado como el “primero y el postrero”, es ahora enviado por otro personaje identificado como Jehová el Señor.
2) Hay otro personaje que también es enviado junto con el “primero y el postrero”, y éste es el Espíritu Santo.
Si interpretamos el pasaje en su sentido natural y normal, hay tres personajes en el versículo, y los tres son Dios. ¿Cómo puede ser Dios enviado por Dios a menos que haya más de una persona en la Deidad? Bueno, tal como el NT lo establece y la doctrina trinitaria lo transmite, el Padre envió al Hijo y al Espíritu. Este es precisamente el tipo de pasaje que los trinitarios esperamos encontrar en el AT.
Vemos entonces que la explicación unicitaria del pasaje es totalmente antibíblica. Las explicaciones de “un hombre y su alma” se desmoronan ante la claridad del texto bíblico. Es más, querer igualar “un hombre y su alma” con “Jehová el Señor, y su Espíritu”, es construir una falsa analogía. La primera es una referencia a las naturalezas material e inmaterial del hombre (un ser bipartito en ese sentido). La segunda (Jehová y su Espíritu) sería una redundancia o una expresión innecesaria ya que Dios es espíritu en su
esencia, y eso todo el mundo lo sabe. ¿Para qué escribirlo?
Pero en realidad, la derrota unicitaria toma proporciones vergonzosas en el hecho de que Isaías 48:16 describe a Dios siendo enviado por Dios. Claro que para percatarse de ello se debe estudiar el contexto seriamente, no como lo hace Clavijo.
Por último, notemos que el señor Clavijo, así como otros autores unicitarios, ante su incapacidad de manejar un pasaje como éste, recurre al viejo argumento que dice que las palabras de Isaías 48:16 son nada más y nada menos que las del profeta Isaías mismo. En lugar de Dios, es el profeta Isaías el que habla en todo el versículo 16. Puesto en palabras de Clavijo:
El profeta Isaías es el que se identifica como el que fue enviado para anunciar esa profecía (no Dios). Isaías es el que se presenta a sí mismo como aquel a quien Jehová amó, y como el encargado de anunciar estas cosas. Isaías dice que él es aquel quien desde que recibió la profecía de Dios jamás la mantuvo en secreto sino que la publicó al pueblo. El la publicó desde el mismo principio, es decir desde que recibió la profecía de parte de Dios. (http://antesdelfin.com/foro/printthread.php?t=17293&pp=40)
Este intento de meter al profeta Isaías en el verso 16 como con cuña, origina las siguientes preguntas:
1. ¿Hay algo en el texto hebreo que indique una interrupción en el discurso de Jehová? No.
2. ¿Acaso Isaías en el resto de su libro se atreve a cortar al Todopoderoso para incluir sus propias palabras? No.
3. ¿Hay en el texto alguna prueba o indicio que lleve a pensar que alguien más que Dios esté hablando? No.
4. ¿Existe alguna traducción en la historia que separe el verso 16 del resto del discurso de Dios? No.
5. ¿Acaso la Septuaginta hace una separación en el verso 16? No.
6. ¿Acaso los Targums? No.
Como hemos visto, los dos argumentos unicitarios no son viables. Sus propios prejuicios no les permiten interpretar la Escritura con objetividad. Su punto de partida para entender la Biblia no es la Biblia misma, sino su idea preconcebida de la Unicidad de Dios. Es a partir de su teología deformada que ellos tienen que re-interpretar hasta los más claros pasajes de la Biblia para no contradigan su doctrina.
Isaías 48:16 es prueba irrefutable de que los autores de la Biblia creían que Dios era multipersonal. Los trinitarios no tenemos ningún problema en aceptar el pasaje en su sentido más natural. Los unicitarios, al igual que arrianos, liberales, judíos ortodoxos y musulmanes, tienen hacer piruetas alrededor del pasaje. <>
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