Lamentablemente suelo escuchar en boca de algunos pastores, que el Reino de Dios es solo escuchar una buena noticia y aceptarla. Y si bien la salvación del alma es uno de los puntos más importante, el establecimiento del Reino no se limita a cuestiones estrictamente espirituales.
El Reino de Dios cuando se establece le da al hombre todo, absolutamente todo lo que necesita para que sea hombre y para que goce de todos los beneficios que en el principio tuvo en el Edén. Por eso quiero hacer mías las palabras señaladas por Mott en su libro Ética bíblica y cambio social: “Si se proclaman las gozosas nuevas del Reino de Dios, y los hombres se humillan a sí mismos para hacer la justicia que ese Reino exige, si el mal es vencido y los hombres son liberados para Dios, entonces el gobierno de Dios ya ha llegado a ser real entre ellos, entonces el Reino de Dios está en medio de ellos.” p.98.
Los principios morales y éticos del Reino de Dios expresan una verdadera contra-cultura que consolida todo el sentido del sermón del monte anunciado por Jesús. No es un tratado de moralidad y ética, sino una expresión de aquello que nos acerca a una vida de plenitud. No son un montón de reglas y estatutos a cumplir, es en todo caso un vistazo a través del ojo de una cerradura, de aquello que está en el corazón de Dios. Debe ser Cristo hablando por nuestra boca, caminando con nuestros pies, haciendo con nuestras manos. Él viviendo de verdad en nuestro corazón.
Todo aquello que acerque a Dios, que libere de esclavitud, que dignifique al ser humano, que establezca la justicia basada en el amor, sin lugar a dudas es porque se ha acercado el Reino de Dios.
La iglesia debe saber que el Reino de Dios es mucho más que una buena noticia. Es paz, gozo, justicia, amor, verdad, salud, etc. No podemos conformarnos con menos, porque no estaríamos dando todo lo que Dios es. Porque estaríamos limitando la obra de Dios. Porque simplemente la plenitud de la persona de Jesús no se estaría haciendo real en la vida de su pueblo. Pasaríamos a ser una de las tantas religiones e ideologías que vagan por el mundo.
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