Estableciendo metas en la vida
Existe un aforismo popular que a pesar de su brevedad, concentra mucha sabiduría: “no existen vientos favorables para quien no sabe a qué puerto se dirige”. Esta sentencia ilustra el rol protagónico que desempeñan las metas en nuestras vidas; ellas no sólo orientan los esfuerzos diarios, los deseos por ser cada vez mejores, y las decisiones trascendentales que se toman, sino que además le dan un sentido y una coherencia particular a todo lo que hacemos. La persecución de objetivos es lo que hace la diferencia entre una vida llena de ilusión y apasionamiento, o una existencia tediosa y monótona. Asimismo, el establecimiento de metas nos ayudan contestar preguntas como: ¿Quién soy?, ¿quién fui? y ¿quién quiero ser?, esto evidencia nuestro anhelo de superación y afán por crecer en áreas tan diversas como la familiar, laboral, espiritual, académica, deportiva, etc.
Sin embargo, algunas personas permanecen sin desarrollar sus enormes potenciales debido a la poca ambición en el establecimiento de metas. Quizás en el camino se han desilusionado ante las dificultades, o tal vez experimentan una fuerte sensación de temor al fracaso, al rechazo, o a la burla de los demás, pero lo cierto es que debemos aprender a ver los errores del pasado como fases de un proceso de aprendizaje, y no como una evidencia de la incapacidad personal. Es necesario entender que si se quieren resultados distintos, se deben utilizar estrategias diferentes, y que cuanto más alto coloque la persona su meta, tanto más crecerá.
Algunos aspectos para ser tomados en cuenta en el establecimiento y consecución de metas, son los siguientes:
- Realizar una autoevaluación detenida acerca de los sueños e ideales por alcanzar, así como de los obstáculos que creativamente tendrán que ser sorteados.
- Sopesar las virtudes y talentos con que se cuenta para sacarles el mejor provecho posible, identificando además, todo aquello que se necesita conseguir o desarrollar para acercarse a la meta.
- La planificación es básica. Se debe decidir en qué orden se emplearán las estrategias elegidas para el alcance del objetivo final. A su vez, es recomendable establecerse plazos para ir midiendo el grado de progreso alcanzado.
- La constancia, el esfuerzo, el autoconvencimiento y la determinación son herramientas muy valiosas en la construcción de una actitud positiva hacia el logro; esto deparará una condición psicológica de resistencia ante la adversidad.
- Para conseguir una meta es inevitable el enfrentamiento de temores y la toma de riesgos. Constituyen la parte desagradable del proceso, pero es lo que dará finalmente mejor sabor al triunfo.
Cabe destacar todo este proceso no debe ser visto como algo rígido, sino como un algo susceptible de ser modificado y adaptado según los intereses y necesidades personales. Una vez conseguido lo deseado, hay que motivarse a seguir adelante para formular nuevos objetivos hacia el disfrute de una vida en excelencia.
Permiso de uso: “Enfoque en la Familia”, por Lic. Carlos Rosales
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