Lo que dice el Catecismo
El Catecismo de la Iglesia Católica expresa en la sección 847: “Los que sin culpa suya no conocen el Evangelio de Cristo y su Iglesia, pero buscan a Dios con sincero corazón e intentan en su vida, con la ayuda de la gracia, hacer la voluntad de Dios, conocida a través de los que les dice su conciencia, pueden conseguir la salvación eterna.”
Efectivamente, el Catecismo Católico, secciones 839–845, dice que la gente sincera de cualquier religión, budistas, musulmanes, taoístas, hindúes, judíos, paganos animistas, etc., con sólo ser sinceros en su fe y vivir una vida aceptable, tienen el boleto para ir al cielo asegurado.
Las secciones 839 y 840 afirman que los judíos, en general, tienen garantizada su entrada al cielo por el simple hecho de que están esperando al Mesías aunque ignoren que éste es Cristo Jesús. La fe judía, según el Catecismo en este pasaje, es una “respuesta”válida “a la revelación de Dios” y por ende ya tienen los pasaportes sellados para la vida eterna.
Los musulmanes son candidatos firmes también. La sección 841 dice que al reconocer al Creador y “profesar la fe de Abraham”, “adoran con nosotros [los católicos] al Dios único y misericordioso.” Esta declaración sería risible de no ser tan absurda. Es un insulto a la inteligencia del cristiano conocedor de las creencias del Islam.
La sección 843 habilita al resto de las religiones, que según la iglesia católica, buscan “todavía en sombras y bajo imágenes”al Dios desconocido.
Para aquellos lectores de la rama protestante y ortodoxa que comienzan a preocuparse con respecto a su futuro eterno, en la sección 838 tenemos algo para calmar sus nervios: los ortodoxos, pentecostales evangélicos, luteranos, presbiterianos, bautistas, etc., también alcanzarán el cielo siempre y cuando vivan una buena vida.
Peter Kreeft, un erudito católico bien conocido, escribe en su libro Yihad Ecuménica (Ignatius, 1996), que en una experiencia fuera del cuerpo (como si hubiera pocos cuentos parecidos) tuvo la oportunidad de conocer en el cielo a Mahoma, Confucio, Buda y Moisés. El cuarteto le reprendió por la arrogancia que los cristianos demuestran al pensar que la salvación está sólo en Cristo (p. 79). [1]
Como si esto fuera poco, papas modernos han declarado que los agnósticos, ateos, escépticos, etc., viviendo decentemente y siendo sinceros, también llegarán al cielo. Reafirmando previas y similares declaraciones, el Papa Juan Pablo II dijo: “Todos los que buscan a Dios con un corazón sincero, incluyendo aquellos que no conocen a Cristo y su iglesia, contribuyen bajo la influencia de la gracia a construir el Reino”[2].
Conclusión: Es obvio que la iglesia católica ha perdido, junto con su autoridad moral, todo compás teológico.
Las Escrituras contradicen la posición católica
La Biblia enseña exactamente todo lo contrario a lo que expresa el catecismo. Todas las religiones no cristianas son condenadas en la Escritura, debido a que:
- Son religiones paganas idólatras que no representan la búsqueda de Dios por parte del hombre, sino el rechazo de Dios por parte del hombre (Ro. 1:18-25).
- En realidad adoran a Satanás y sus demonios (1 Co. 10:19-22).
- No pueden hallar a Dios por medio de la sabiduría de este mundo (1 Co. 1:18-31)
Los paganos no adoran al verdadero Dios en el marco de sus religiones falsas. El verdadero cristiano se opone a la falsa idea de que todas las religiones son diferentes caminos que conducen a Dios. Todos los incrédulos son, de acuerdo con las Escrituras, definitivamente idólatras.
Los verdaderos cristianos debemos predicar el evangelio a los seguidores de otras religiones
¿No dice Hechos 4:12 que no hay salvación en ningún otro más que en Cristo Jesús en toda la tierra? El versículo es claro y no admite otras interpretaciones. Sólo en el nombre de Jesucristo puede una persona ser salva. ¿Significa esto que los demás millones y millones de gente que profesan religiones como el budismo, el Islam, el hinduismo y otros están perdidos?
La respuesta es: Sí, están perdidos. Si no estuvieran perdidos, muchas de las enseñanzas de Cristo serían absurdas. Por ejemplo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él crea, no se pierda, mas tenga vida eterna.”, no tendría sentido ninguno.
Si las masas que siguen las otras religiones del mundo no están perdidas, los mandamientos de Cristo después de su resurrección serían una burla cruel a la humanidad. Cristo ordenó a sus discípulos que se predicase “en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones.” Si los seres humanos sin Cristo no están perdidos, haríamos bien en borrar de la Biblia estos pasajes. Todos los pasajes de tono evangelístico serían una broma cruel si los paganos del mundo no necesitan a Cristo. Si nosotros lo necesitamos, ellos también. De lo contrario la Biblia es una colección de contradicciones, Jesucristo es un falso maestro, y el mensaje cristiano queda reducido a la nada.
¿Qué hacemos con las misiones?
La posición católica tiene un profundo impacto en lo relacionado con las misiones. Si prácticamente toda la gente, religiosa y no religiosa, tienen como destino el cielo, ¿para qué predicar el evangelio a los que tienen otras creencias?
Si Mahoma, Buda y Confucio están el cielo, también deben estarlo Joseph Smith y sus seguidores mormones, y ¿por qué no? Charles Russell con sus Testigos de Jehová. Si todo lo que es necesario es ser sincero en materia de religión, también deben estar en el cielo los terroristas que matan inocentes en el nombre de Alá. Estos son muy sinceros en sus creencias religiosas.
En un tiempo en el cual la necesidad de predicar la salvación en Cristo a millones y millones es imperativa, la iglesia católica y su actitud frente a los que no conocen el evangelio es de total indiferencia y anula toda propuesta evangelizadora.
Una base racional con los pies bien plantados en el aire
En vista de que la iglesia católica considera que no existe la necesidad de predicar a Cristo a las naciones, la justificación por la existencia de apologistas católicos que defiendan la doctrina de la iglesia católica desaparece automáticamente.
Todos los libros y artículos escritos que justifican sus doctrinas y tratan de refutar la posición evangélica de Sola Scriptura, que atacan y en muchos casos denigran la fe evangélica, quedan reducidos a la altura de un ensayo en inutilidad. En realidad, no hay necesidad de apologistas católicos.
El esfuerzo gigantesco de estos apologistas por refutar los argumentos que los evangélicos proponemos en un sin número de errores doctrinales católicos, es un esfuerzo en vano.
Mucho del material publicado por los apologistas católicos conlleva el propósito de convertirnos a la fe católica. ¿Para qué tratan de convertirnos si no hay necesidad? Su propio catecismo lo dice, somos salvos. Por lo tanto, no existe una base racional para justificar la existencia, ni de la iglesia católica, ni de su material escrito, ni de sus páginas cibernéticas, ni de la labor de sus apologistas en particular.
Para complicar más las cosas, el catecismo católico, en la sección 846, expresa que aquellos que han llegado a conocer que la iglesia católica es necesario para la salvación, pero se niegan a ingresar en ella o se retiran de ella, irán al infierno. ¡Por favor, no nos pidan que ingresemos ni nos convenzan de que la iglesia católica es la verdadera iglesia! Están poniendo nuestra alma en peligro en caso de que rechacemos afiliarnos a la iglesia católica, o en su defecto, ingresemos un día y en el futuro decidamos renunciar a sus filas. Mientras seamos ignorantes de estas cosas, nuestra entrada al cielo está asegurada. <>
Notes:
- Robert A. Morey, “An Open Letter to Roman Catholic Apologists,” Journal of Biblical Apologetics, Vol. 3, No. 2 (Summer 2001)
- http://www.beliefnet.com/story/57/story_5704_1.html
Lectura recomendada y obras de referencia:
·Porqué la Iglesia Católica Romana Representa una Amenaza Únicamente para los Católicos Romanos y Para Nadie Más,Robert Reymond, http://www.contra-mundum.org/castellano/reymond/Catol_Amenaza.pdf
·Robert A. Morey, “An Open Letter to Roman Catholic Apologists,” Journal of Biblical Apologetics, Vol. 3, No. 2 (Summer 2001).
Este artículo fue publicado por primera vez el 22 de diciembre de 2003, en www.iglesiatriunfante.com, siendo la primera versión más corta que la actual. La presente fue revisada y ampliada en Mayo 2005.
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