La Disciplina en la Iglesia Local
I. El por qué de la disciplina
- Imita a Dios (Hebreos 12:3-10)
- Está en las Escrituras. Algunos de los propósitos de las Escrituras son de discípulos (reargüir, corregir – 2 Timoteo 3:16). Muchos de los ejemplos e instrucciones demandan disciplina en la iglesia (1 Timoteo 1:20; 1 Tes. 3:6-15).
- Es necesaria. El pueblo de Dios debe vivir una vida santa, pero los ataques de Satanás, las atracciones del mundo, y la debilidad de la carne militan contra una vida santificada. Por consiguiente la iglesia local necesita un gobierno disciplinario (Hebreos 13:7), igual que el hogar (Efesios 5:23; 6:1), los negocios (Efesios 6:5,9), y la nación (Romanos 13:1-6). Véase también 1 Pedro 4:17.
- Demuestra el amor. El amor bíblico (ágape) es una carga espiritual por el bienestar de los a quienes amamos, sin importar el precio. Es de suprema importancia mantener este amor en nuestras relaciones (1 Corintios 13:1-3). Esto significa que en algunas ocasiones vamos a lastimar (disciplinar) a los que amamos para poder ayudarles (Hebreos 12:6).
- Las formas de disciplina en la Iglesia
Hay dos formas de disciplina en la iglesia: la preventiva y la correctiva.
Disciplina Preventiva |
Formas |
Los administradores |
La dirección |
Las razones |
Textos |
— |
La exhortación |
Timoteo, Ancianos |
“Exhortare como a padre”, Puede exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen.” |
La necesidad de reprensión. El cuidado contra los engañadores. |
1 Tim. 5:1, Tito 1:9 |
— |
La advertencia |
Timoteo |
“Si esto enseñas a los hermanos serás buen ministro”, “Reacuérdales esto” |
Desechar fábulas. Que no contiendan. |
1 Tim. 4:6, 2 Tim. 2:14 |
— |
La amonestación |
Pablo, Los hermanos, Pedro |
“Guardaos de los malos obreros”, “amonestándoles a todo hombre”, “Mirad que nadie os engañe”, “Que amonestéis a los ocios”, “Guardaos, no sea que caigáis” |
Judíos, Necesidad en general, Filosofías humanísticas, Los ocios, El error de los inicuos. |
Fil. 3:2, Col. 1:28, 2:8, 1 Tes. 5:14, 2 Pedro 3:17 |
Disciplina correctiva |
formas |
Los administradores |
La dirección |
Las razones |
Textos |
— |
La reprimenda |
Timoteo, Tito, Pablo, Efesios, Pedro |
“A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos”, “Repréndelos duramente”, “Le resistí cara a cara”, “Repréndelas”, “No has mentido a los hombres sino a Dios”, “Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad”. |
Pecado en el líder, Falsa enseñanza, Pretensiones falsas, Obras infructuosas, La mentira pretenciosa, Simón. |
1 Tim. 5:20. Tito 1:13, Gal. 2:11, Ef. 5:11, Hchs. 5:4, 8:22 |
- La responsabilidad por la disciplina en la Iglesia.
La Iglesia es la grey de Dios y la disciplina debe venir de El. En algunas ocasiones Dios mismo disciplina a sus santos directamente (1 Cor. 11:30-32), pero este documento se concierne primordialmente con la disciplina indirecta (delegada, mediada) a través de sus santos. En los ejemplos y las normativas de disciplina eclesial en las Escrituras, El Señor revela exactamente quien es responsable de administrar la disciplina en su lugar.
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Los santos en general. Efesios 5:11; 1 Corintios 11:6; 5:1-13. En aquellos casos donde las Escrituras responsabilizan la asamblea por la disciplina, debemos entender que la asamblea actúa bajo el consejo de los ancianos.
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Los ancianos en particular. Algunos de los individuos que se mencionan en particular para llevar a cabo la disciplina de la iglesia son: un hombre sabio (1 Corintios 6:5), personas espirituales (Gálatas 6:1), y ancianos (Hechos 20:17, 26-31; 1 Tes. 5:12). La mayoría de los ejemplos y directivas bíblicas en cuanto a la disciplina en la iglesia involucra a individuos. Sin embargo, la Biblia nunca sugiere que un individuo que no es apóstol o legado apostólico puede ejercer disciplina en la Iglesia sin la autoridad de las Escrituras y el consentimiento de los ancianos. La verdad del sacerdocio y dones de todos los creyentes nunca debe obscurecer otra verdad: la autoridad gubernamental de algunos creyentes en la Iglesia. Una reunión general de los varones nunca debe igualar su autoridad con una reunión de los ancianos (Hebreos 13:7, 17), al menos que los ancianos elijan delegar su autoridad a los otros santos por alguna razón en particular (la conducta de los Apóstoles en Hechos 6:1-5). Los ancianos, por otro lado, deben conscientemente descargar su responsabilidad disciplinaria, evitando los excesos de inacción y tiranía. El temor a ofender, decaimiento espiritual, e inercia son los mayores obstáculos para disciplinar fielmente.
- Las actitudes para practicar la disciplina en la Iglesia
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Severidad. La disciplina debe ser imparcial (Santiago 2:1; 1 Tim. 5:21; Lev. 19:15) y ocasionalmente, severa (2 Corintios 13:10; Tito 1:13). Los ancianos deben ser firmes y equitativos.
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Sensibilidad. La disciplina debe ejercerse con amor (Efesios 4:15; Colosenses 3:14), con la verdad (Efesios 4:25), con delicadeza y clemencia (Efesios 4:32; Colosenses 3:13), tan bondadosamente como sea posible (1 Tes. 2:7; 2 Timoteo 2:24), con hermandad (2 Tes. 3:15), y tan discretamente como sea posible (1 Pedro 4:8). Aquellos que disciplinan deben ser ejemplos en sus propias vidas (2 Tes. 3:7-9; 1 Pedro 5:3), mansos (Gal. 6:1; 2 Timoteo 2:25), y con esperanza (2 Tes. 3:4).
- Procedimiento para la disciplina en la Iglesia
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Establezca las normas con claridad. La disciplina en cualquier esfera es arbitraria y cruel si las expectaciones no se establecen claramente. La disciplina apropiada en la iglesia local empieza con una predicación fiel y relevante de la palabra de Dios (2 Timoteo 3:16-17; 4:2).
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Determina los hechos cuidadosamente. Un juicio justo (Apocalipsis 2:2) y dos o tres testigos (Mateo 18:16; 1 Timoteo 5:19; 2 Corintios 13:1) parecen ser los requerimientos mínimos de las Escrituras. Con demasiada frecuencia, algún santo inocente llega a ser la victima de rumores maliciosas. La culpabilidad debe estar inequivocadamente clara.
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Usa la disciplina adecuadamente. El pueblo de Dios debe juzgar al culpable sin parcialidad y sin dureza. Las razones por ciertas formas en disciplina en las Escrituras no son exhaustivas; conforme los ancianos sigan los principios bíblicos, otras razones pueden ser igualmente adecuadas para cierta disciplina. Si algún problema ocurre entre dos individuos solamente, los ancianos deben negarse a oír el caso hasta que los pasos adecuados sean ejecutados (Mateo 18:15-17).
- Los resultados de la disciplina en la Iglesia
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Hacia Dios. Los pecados sin corrección en el pueblo de Dios le deshonran; el santo disciplinado vindica el carácter santo de Dios ante Satanás y ante el mundo (Salmos 93:5; 1 Pedro 1:16; 2:12; 1 Corintios 5:6-8).
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Hacia la Iglesia. La Iglesia está protegida de la consecuencia nefastas del pecado que ha motivado la disciplina (1 Corintios 5:6). La disciplina tiene un efecto santificador en la Iglesia, la cual observa la penalidad del pecado y teme (Hechos 5:11, 13; 1 Timoteo 5:20). Otros resultados de la
disciplina en la Iglesia pueden ser vistos en 2 Corintios 7:11. -
Hacia el hermano disciplinado. Los efectos de la disciplina por la asamblea en el hermano o la hermana extraviada incluyen la vergüenza (2 Tes. 3:14), la aflicción (2 Corintios 2:7), posiblemente un daño físico (1 Corintios 5:5), el aprendizaje (1 Timoteo 1:20), el reconocimiento de la verdad (2 Timoteo 2:25), el fruto de la justicia (Hebreos 12:11). Gálatas 6:1 habla de la meta de toda disciplina eclesial, la restauración. Este texto también describe las actitudes apropiadas durante el proceso disciplinario. Sin embargo, no describe la forma de disciplinar. Por consiguiente, no debe ser incluido en una lista de posibles acciones disciplinarias.
- Los problemas de la disciplina en la Iglesia
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Las aplicaciones. Las situaciones prácticas que el pueblo de Dios encuentra hoy día no siempre son iguales a las situaciones que se discuten en la Biblia. Los ejemplos y directivas bíblicos pueden ser estudiados para determinar los principios que pueden dar respuestas a los desafíos disciplinarios contemplados por las Iglesias contemporáneas (2 Pedro 1:3). Problemas de aplicación existen, pero no imposibles de rectificar.
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Las evasivas. Algunos ofensores pueden apelar a textos como Hechos 5:29 en su esfuerzo de justificarse y escapar la disciplina. Ese texto, sin embargo, puede ser aplicado solamente en un caso específico: cuando los ancianos de la iglesia quieren que el acusado se comporte de una manera contraria a la clara enseñanza bíblica.
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Otros ofensores pueden tomar la ofensiva con textos como Mateo 7:1-6 y Santiago 4:11-12 con el propósito de conseguir que no se les juzgue. Estos textos sólo pueden ser aplicados en circunstancias para las cuales no hay otras Escrituras que claramente apoyen el juzgar, cuando la culpabilidad es muy dudosa, o cuando las interpretaciones de las leyes de Dios han llegado a ser demasiado estrechas y censuradoras. Es posible que algunos ancianos esquiven su responsabilidad de disciplinar a través de una filosofía de “esperar” y ver” parecida a la que practicó Gamaliel en Hechos 5:38-39. Aunque el consejo de aquel rabí obró en beneficio de los apóstoles en aquel momento, no nos está dado en la Escritura como norma infalible. Fue el pensamiento humanístico lo que les permitió a los judíos escapar de la verdad evidente del mensaje cristiano de Pedro y los demás apóstoles. Por supuesto, si la evidencia en un caso especifico no convence, y si la asamblea, aunque sospechando, no puede llegar a un juicio compartido por todos, la persona podría en sentido figurativo ser “encerrada” en espera de más evidencia, como debía serlo el posible leproso de Levítico 13.
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Traslado. Santos quienes están bajo disciplina en una asamblea pueden arrogantemente trasladarse a otra Iglesia, con el propósito de sustraerse a la disciplina. Una manera segura de poner fin a esta practica es pedir siempre cartas de recomendación (2 Corintios 3:1).
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