El Mundo del Yoga
Hola. Soy una mujer española joven. Quiero contar mi horrible experiencia en el mundo del “yoga” y con el mundo de la religión budista. Quiero relataros mi experiencia para evitar en lo posible que personas “buscadores” espiritualmente caigan en el infierno tormentoso en el que caí yo.
Hace doce años me inicié en el yoga físico, en el yoga mental, y me sentí muy atraída por la filosofía budista. Yo ansiaba llenar mi vació existencial y las prácticas religiosas católicas no me satisfacían interiormente. Así que busqué por otros caminos.
Recuerdo que una amiga me invitó a un centro de meditación budista en el que se recitaban mantras. El ambiente me cautivó, el cálido colorido de la sala; la “aparente” paz de los chicos que dirigían el centro; el olor embriagador del incenso; las flores; el altar tan blanco… Meses después escuché por la noche en la radio un programa de tipo parapsicológico en el que entrevistaban a un profesor de yoga. Este señor había escrito durante años varios artículos. Era un auténtico experto en filosofías orientales, budismo, yoga, “viajero por la india y entrevistador de los famosos gurús de ese país…”
Él que dirigía el programa de la radio le hacía preguntas al “maestro” a las que el “maestro” respondía de forma serena con palabras maravillosas sobre el equilibrio, la pérdida de sufrimiento, el camino de la liberación. Voz pausada, hablaba sobre los beneficios “psíquicos “ y “físicos” que proporcionaba el yoga mental y el yoga físico a quien lo practicaba.
El yoga y la práctica del yoga era un camino directo hacia el encuentro con uno mismo – la divinidad, el conocimiento superior.
Ese mensaje me enganchó. Tomé nota de la dirección de su academia puesto que la dijeron en el programa. Días después ya me encontraba hablando con el “maestro” en su academia.
Por aquel entonces yo estudiaba en la Universidad con resultados muy sobresalientes. Trajaba y practicaba mucho deporte. Pese a ese vacío interior que yo sentía, era una chica muy vital y alegre. Tenía bastantes amigas y en general era muy luchadora.
En la academia de yoga de este afamado “profesor”, el primer día me inicié en clases de yoga mental y físico. El “maestro”, al terminar la clase, se dirigió hacia mí con preguntas bien estudiadas:
“Tú eres del signo astrologico ‘tal’. La configuracion de tus manos es muy especial. Responde a la de una figura india divina (muy positivo, muy halagador para una mujer, claro).”
Y me propuso quedar conmigo para charlar sobre el yoga. Me sentí halagada (naturalmente ya no soy tan inocente) y me pareció muy interesante quedarme con él. La mañana que quedamos, él se dirigió a mí de forma muy elocuente, mirandome muy fijamente a los ojos, haciendo énfasis en “verdades sobre la existencia, el mundo”, “verdades desconocidas para la mayoría de los seres humanos”, incomprensibles para las personas.” Recuerdo que me quedé muy impresionada por las experiencias místicas que me dijo que tenía normalmente por ese conocimiento al que había llegado tras años de búsqueda de meditación. Esas experiencias eran para mí “increíbles”, “mágicas”, “desconcertantes.”
Así que, su imagen subió de puntos. Súmese el hecho de que esta persona tenía una gran reputación como orientalista. Había escrito libros y él, naturalmente, se aprovechaba de esta fama para cautivar a quien a él le interesaba.
Me llamaba mucho por teléfono. Para mí era muy importante que este “profesor” me pudiera ayudar a encontrar esa paz que él poseía (en apariencia), ese equilibrio interno del que él tanto hablaba.
Me aconsejaba hacer yoga mental, meditación en mi casa. Yo cada día me encontraba peor, más confusa, más desorientada. Cuando nos veíamos le decía que me encontraba desconcertada, más angustiada, más apática. Pero él me insistía:
“Debes hacer más meditación. Según es el esfuerzo, así será el resultado. No te tomes este mundo en serio. El mundo es un sueño y uno debe aprender a jugar con él.”
Recuerdo que esta última frase me dejó muy impactada. Me miró con ojos muy fijos en un encuentro posterior y volvió a repetirme esta frase.
Al principio, siguiendo sus consejos, estuve meditando mientras me repetía frases y mantras como: “yo soy el ser”, “yo soy”. Me impresionaron de forma arrebatadora las experiencias “espirituales” que me sucedían. Cuando iba por la calle, miraba a la gente diciéndome “si supieran lo ‘dormidos’ que están. Si supieran lo que yo he descubierto”.
En mí ser desencadenaron una serie de problemas y preguntas puesto que aunque creía que estaba adentrandome en la verdad cada día estaba más liada como que se me escapaba la vida, la realidad que me rodeaba.
Día a día me iba encontrando más alejada de mí misma con un sentimiento profundo de despersonalización. Me sentía ajena a mí misma. La vida se me escapaba. Se me iba de mis manos. El mundo me era extraño. Los objetos que me rodeaban parecían irreales. Las relaciones con mis amigos se deterioraron. No me entendían y casi me quedé sola.
Caí en una profunda depresión. Si antes de meterme en la meditación yóguica, sí, meses antes podía vivir por mis propios medios. Ser independiente de mis padres. Pagar un piso [apartamento] compartido con chicas Ahora todo era muy distinto. Tuve que regresar a la casa de mis padres. Pués no podía trabajar ni estudiar. Todos mis sueños se esfumaron.
El ambiente en mi casa era muy desagradable pero no podía estar en otro sitio. Necesitaba comer. Mi madre estaba desesperabada por el estado en que me veía; como sabía las prácticas de meditación que yo había hecho y quién me había metido toda esa locura en la cabeza. Un día escuchando un programa de radio oyó hablar al “maestro” sobre las maravillas de la práctica de la meditación, etc. Ella llamó al programa de radio. Pudo hablar con el “maestro” pero éste “escurría el bulto” y el entrevistador sólo intentaba cortar a mi madre hablando de su experiencia negativa con el yoga, pero era inútil. Ni al “maestro” ni al entrevistador les interesaba que salieran críticas por antena.
Opté por buscar una solución con un psiquiatra. Este se quedó muy conmovido por mi estado. Recuerdo sus palabras después de oirme: “Da gracias a Dios (…) porque eres consciente de lo que te pasa. Otros se han vuelto completamente locos.” Este doctor me mandó medicación. Mi estado mejoró. Pero pasaba los meses y yo sentía que este psiquiatra no llegaba a entender lo que me pasaba. Y la medicación no me podía curar. Estaba claro. Ahí empezó un largo peregrinar por psiquiatras y psicólogos.
Han pasado diez años [en 1996] desde que comenzó toda esa locura. Ahora conozco a cristianos con los que comparto mi amor hacía Jesús. No hay manipulaciones mentales por parte del pastor de la iglesia evangélica que asisto. La gente tiene vida en los ojos, alegría, pese a que tenga problemas. Se respira humanidad, respeto, e incluso defectos. Somos seres humanos. Creo que sé discernir después de mi experiencia cuando a las personas se las están manipulando. Y desde luego yo no veo al pastor de mi iglesia como a “un iluminado”, al que se deba venerar. Leo la Biblia sin fanatismo y cada día encuentro frases nuevas que movilizan “algo que siento dentro de mí” La luz vuelve a mí. Sé que es difícil el camino pero sé que es en Jesucristo dónde está la vida. Sólo Él puede llenar ese vacío que yo tenía y que muchos jóvenes buscan llenar.
Siento auténtica impotencia cuando veo como este “maestro” o “profesor” sigue apariciendo por televisión, hablando en programas de radio. Creo que así puede seguir “enganchando” a muchas personas que se sienten mal, que buscan. Y sé que como él, hay muchos propagadores de mentiras, auténticos embaucadores que venden la felicidad por dinero.
Sigo pidiendole a Jesucristo que derrame su Espíritu sobre esta sociedad. Sé que las demás vías son una mentira. Nada bajo esa aparente paz que se nos vende. Confió en Jesús, en su amor. Sólo Él es capaz de abrir nuestros corazones y mentes hacia la libertad.
[Esta carta fue enviada en 1996 por una joven española. Quería quedarse anónima pero quería también decir a otros la verdad en cuanto al yoga].
El Yoga
por Dennis Swick
Yoga proviene del vocabulo sánscrito “yug” que se puede traducir como “acción de poner el yugo.” Max Muller asegura que el fin del yoga es “desunir, separar, aislar el espíritu (purusha) de la materia (prakriti) devolviendole su pureza esencial y originaría” (1)
El yoga creció al margen del hinduísmo. El yoga postula la existencia de un dios, la única alma que nunca será sometida a los procesos de la reincarnación y que ayudará al hombre entregado a la meditación en sus esfuerzos por liberarse. Este último estado es el perfecto aislamiento y supresión del sufrimiento.
En los “yogasutras” o “aforismos” de Patanjali se encuentra la definición e interpretación de los ocho grados o etapas de yoga. Los primeros dos representan una preparación interior mientras los últimos tres pasos marcan diferentes etapas de concentración y constituyen propiamente el yoga. “El yoga, aunque multiforme en sus métodos, según el maestro de turno, consiste en coordinar la actividad del hombre para llevarle a un estado de concentración liberadora, o sea, un estado alterado de conciencia. Todos los ejercicios, posturas, y formas de respirar tienen como fin la liberación del alma man/purusha) de la cárcel que es el cuerpo (prakrti). El sufrimiento humanoi se debe al hecho de creer que el alma está ligado indefectamente al cuerpo. Si uno alcanza el verdadero conocimiento (prajna), puede liberarse del ciclo de reencarnaciones, uniéndose al Eterno (Brahman/Nirvana). Esta liberación del alma se denomina moksha.” (2).
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Restricción (comportamiento disciplinado) – yama.
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Observancias (autopurificación) – niyama.
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Postura (posturas coporales) – asana.
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La regulacion de la asperacion – pranayama.
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El retraerse de los sentidos – pratyahara.
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Concentracion (fijacion de la mente en un objeto) – dharama.
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Meditacion – dhyana.
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Samadhi o trance – Existen dos niveles de samadhi : el bajo y el alto.
Las ocho etapas del yoga
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Yama
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Niyama
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Asana
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Pranayarma
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Pratyahara
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Dharama
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Dhyana
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Samadhi
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Final – La liberación del alma – Nirvana – Brahman
Respuesta Bíblica
El yoga no es el camino hacia la libertad. El único camino a la libertad es Jesucristo (Juan 14:6). El hombre es un pecador (Romanos 3:23). Su carne y su alma morirán (Romanos 6:23). Pero Jesucristo pago el precio por el pecado con su sangre (Romanos 5:8). A través de creer y recibir este de Dios (Juan 1:12) uno puede ser libre de verdad (Hechos 4:12).
de “La caja de Pandora”, abril, 1996 – N°13, por Dennis Swick.
Fuentes:
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Angel Garcia, Guia del orientalismo en España, Editor, Martinez Roca, 1986, pg. 49.
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Bruce J. Nicholls, pgs. 166-167; Esteban Rodemann, pg. 3; Calvin Miller, La servidumbre del yoga y las filosofias orientales, Ed. CLIE, 1977.
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