– Por J. Broekhuis
El Corán habla mucho acerca de Jesús, sobre todo en las Suras (= capítulos) 3, 5 y 19. Y, ya que los musulmanes ven El Corán como la Palabra de Alá, la imagen que en él se da de Jesús, es determinante para Su significado en el Islam. El Corán da a Jesús un gran número de títulos que queremos comparar con los pronunciamientos de la Biblia. En ellos reconoceremos muchas de las informaciones bíblicas, y también semejanzas, pero muchas más diferencias.
Palabra de Dios
La expresión “Palabra de Dios” se encuentra 46 veces en El Corán. Pero únicamente en 2 ocasiones se aplica a Jesús esta declaración. En la Sura 3:45, se dice:
“Cuando los ángeles dijeron: “¡María! Dios te anuncia la buena nueva de una Palabra que procede de Él. Su nombre es el Ungido, Jesús, hijo de María…” A este respecto, de la Sura 4:171 se deduce que con lo dicho se da a entender que Alá ha enviado una palabra de creación en María.
Cuando Alá ordena algo, sólo dice: “Sé”, y es. Así ahora Jesús es considerado como una de las cosas ordenadas. Jesús es llamado la “Palabra” o una “cosa mandada” por la orden creativa de Dios.
En la Sura 3:59, se dice: “Para Dios, Jesús es semejante a Adán, a quien creó de la tierra y a quien dijo: “¡Sé!” y fue”.
Alguien da al término “Palabra de Dios” un significado algo distinto, y dice:
“Según la tradición islámica, Jesús se llama “Palabra de Dios” porque Dios le ha encomendado un mensaje, el Evangelio. Jesús no es más que Moisés, a quien le fue dada la Thorá, la Ley Veterotestamentaria, y tampoco más que David, quien ha dado salmos a los hombres”.
Está claro que, cuando Jesús en El Corán se llama “Palabra de Dios”, eso no tiene nada que ver con el comienzo del Evangelio de Juan (1:1), donde se habla de la Palabra que estaba en Dios y es Dios mismo.
Quizá Mahoma tomó de los cristianos este nombre para Jesús; pero, en ese caso, le dio un significado muy distinto.
Mesías
En 11 ocasiones recibe Jesús en El Corán el titulo “Mesías” (Cristo); para el cual los exégetas musulmanes han encontrado diferentes explicaciones. Es una palabra de procedencia extraña, este sobrenombre de Jesús. Algunos vieron la etimología de tal palabra en la raíz msj: tocar.
Según éstos, Jesús era alguien cuyo tacto limpiaba de pecados. Es el conocido concepto de baraka, lideres espirituales irradian algo de bendición sobre el hombre corriente.
Otros proponen esta posibilidad: masih se deriva de un verbo que indica “viajar”. De Jesús se cuenta que viajó mucho o hizo muchas peregrinaciones. Para musulmanes de época posterior, Jesús fue el ejemplo y modelo del peregrino y el místico.
Por lo que a este respecto dice la Biblia, alguien ha escrito: “En primer lugar, por el titulo “Mesías” se designa el significado totalmente único y singular de Jesús. Sólo ya por este nombre resulta que a Jesús no se le puede comparar con nadie entre los hombres, y que incluso no puede ser puesto en la misma línea con los profetas”.
Hijo de Dios
Con precisión aforística anuncia la Sura 112:14 la unicidad de Dios: “Di:
“¡ÉL es Dios, Uno, Dios, el Eterno. No ha engendrado, ni ha sido engendrado.
No tiene par!”
Esta corta Sura es una de las más populares y es pronunciada cada día por la mayoría de los musulmanes. Uno de éstos ha dicho: “Nosotros confesamos que Dios es Uno, no nacido, ni ha engendrado hijos… Tampoco creemos en la divinidad de Jesucristo: él fue un hombre, ciertamente un hombre excepcional, pero un hombre”. Así pues, se niega con fuerza la Deidad de Cristo. La Sura 53:19-21 está muy claramente dirigida contra el politeísmo mecano:
“Y ¿qué os parece al-lat, al-Uzza y la otra, Manat, la tercera? ¿Para vosotros los varones y para Él las hembras?” Aquí se toma posición con fuerza contra la idea de que los dioses o diosas paganos pueden ser agrupados como descendencia bajo Alá. A pesar de lo duro de esta cita, en la polémica musulmana contra la fe cristiana siempre se usa este texto contra la confesión de fe en Cristo.
En la Sura 43: 81-82, leemos: “Di: “Si el Compasivo tuviera un hijo, yo sería el primero en servirle”. ¡Gloria al Señor de los cielos y de la tierra, Señor del Trono! ¡Está por encima de lo que le atribuyen!”
Luego está la Sura 9: 30-31, que dice: “Y los judíos dicen: “Uzayr es el hijo de Dios”. Y los cristianos dicen: “El Ungido es el hijo de Dios”.
Eso es lo que dicen de palabra. Remedan lo que ya antes habían dicho los infieles. ¡Que Dios les maldiga! ¡Cómo pueden ser tan desviados! Han tomado a sus doctores y a sus monjes, así como al Ungido, hijo de María, como señores, en lugar de tomar a Dios, cuando las órdenes que habían recibido no eran sino de servir a un Dios Uno. ¡No hay más Dios que El! ¡Gloria a El! ¡Está por encima de lo que Le asocian!”
Uzayr es la figura de Esdras en la Biblia. El hecho de que aquí se le nombre junto con el Mesías y con doctores y monjes indica que se trata de veneración de santos. Sin embargo, la oposición contra la palabra “hijo” tiene su fundamento en el paganismo árabe, para el que sólo una cosa podía significar, a saber, el hijo de Dios de Su unión con una mujer.
Así pues, para un musulmán, la expresión “Hijo de Dios” sólo puede significar una cosa: Un Hijo que es nacido de la unión de Alá con una mujer. A propósito de esto, el escritor cristiano K. Craag ha intentado indicar que para los cristianos la expresión “Hijo de Dios” excluye cualquier paternidad en sentido físico. Pero quien lee escritos musulmanes encontrar pruebas suficientes de cuán profundo se halla el escándalo acerca de la confesión de fe, que Cristo es el Hijo de Dios. Y añade: “Sin embargo, para los cristianos la fe en Cristo, como el Hijo de Dios, es el germen y la raíz de nuestra fe en que el Uno y Eterno Dios se comprometió a comunicarse a los hombres”. Él hace la obra del Padre en este mundo, porque Él es desde la eternidad el Hijo de Dios.
Pero, aunque los musulmanes entendieran que con la expresión “Hijo de Dios” se quiere decir la revelación de Dios a los hombres, aun entonces sería impensable para el concepto islámico de Dios (= la unicidad de Dios), que Dios habría podido humillarse para hacerse igual al hombre en una forma terrena, la cual está sometida al dolor y a la muerte. ¡Alá es demasiado excelso para eso! Así se comprende, que en la Sura 5: 72 se escriba contra los cristianos:
“Incrédulos eran aquellos que decían:”Alá, que es el Masîh (= Ungido: Cristo), hijo de Marjam (= María)”, siendo así que el Masîh dijo: “¡Oh hijos de Israel, servid a Alá, mi Señor y vuestro Señor!…” (Nota. Esta es nuestra versión de la Sura 5:72, para indicar mejor que se trata de Jesús el Cristo. La Redacción).
Por tanto, según El Corán, hay un solo pecado imperdonable. Ese pecado se llama y es shirk, es decir, reconocer y adorar determinados compañeros junto a Alá.
Muerte de Jesús
El Corán habla expresamente y en diversas ocasiones acerca de la muerte de Jesús. En la Sura 19: 33, dice el niño Jesús: “…La paz sobre mí el día que nací, el día que muera y el día que sea resucitado a la vida”. Los comentaristas musulmanes, bajo la influencia de la negación de que Jesús fue crucificado, han explicado este texto en la Sura 4:157 como sigue:
Después del futuro retorno de Jesús, permanecer 40 años, después morir y ser enterrado por musulmanes. El orden de los acontecimientos es, pues, como sigue: Muerte aparente de Jesús en la cruz, la ascensión, la segunda venida, la muerte natural y la resurrección general. Esta es una explicación rebuscada, pues en la Sura 19:15 se utiliza la misma sentencia para Juan el Bautista: “¡Paz sobre él el día que nació, el día que muera y el día que sea resucitado a la vida!”
En la Sura 3: 55 se consigna: “Cuando Dios dijo: “¡Jesús! Voy a llamarte -(otros traducen:
Yo cobraré tu culpa de muerte)- a Mi, voy a elevarte a Mi…” En la Sura 5:117 se usa la misma palabra “cobrar”, exigir: “…Fui testigo de ellos mientras estuve entre ellos, pero, después de llamarme (otros traducen la última frase así:
Pero, cuando Tú hubiste cobrado (exigido) mi culpa de muerte)- a Ti, fuiste Tú Quien les vigiló…” Este verbo aparece cinco veces en El Corán, e indica casi siempre la muerte por la mano de ángeles o de Dios.
El pasaje coránico más decisivo, en torno al cual vuelve a girar siempre la exégesis, lo encontramos en la ya mencionada Sura 4: 157: “y por haber dicho -(los judíos)-: “Hemos dado muerte al Ungido, Jesús, hijo de María, el enviado de Dios”, siendo así que no le mataron ni le crucificaron, sino que les pareció así. Los que discrepan acerca de él, dudan. No tienen conocimiento de él, no siguen más que conjeturas. Pero, ciertamente, no le mataron”.
La línea de la demostración de esta Sura es clara. Se niega la muerte de cruz de Jesús, pero se hizo de El una imagen aparente. Sin embargo, esta explicación choca contra la anteriormente citada Sura 5: 117, donde se escribe acerca de “la culpa de muerte” que fue “cobrada”. Pero esta sentencia o expresión ha sido eliminada entre los comentaristas musulmanes, y la negación de la muerte de cruz de Jesús es generalmente aceptada en el mundo musulmán.
A este respecto, se ha indicado que la Sura 4:157 está en el contexto del ataque a los judíos. Mahoma estaba envuelto en lucha violenta con las tres poderosas tribus judías de Medina. Ellas han molestado a Moisés; quebrantaron el pacto que Alá estableció con ellas; eran incrédulas a las señales de Alá; mataron a sus profetas; expresaron terribles calumnias contra María, y lo más grave que hicieron fue que aun pensaron que al Enviado de Dios que había llegado a ellos, Jesucristo, lo habían vencido y llevado a la muerte de cruz. Mahoma dice con gran énfasis que esto último no tuvo lugar. Ellas no vencieron a Jesús, sino que Él permaneció siendo el dueño de ellas. Este punto de vista está elaborado en un libro acerca de la Biblia y El Corán. Es el fruto de una investigación de diez años hecha por cristianos y musulmanes en el Centro de Congresos “Woluwe St. Pierre” en Bruselas (Bélgica). La siguiente prudentemente formulada y nueva exégesis de El Corán está expuesta por parte musulmana:
“También es posible en la respuesta coránica (contra los judíos que afirman que ellos crucificaron y mataron a Jesús) ver una expresión plástica, imitativa, que quiere transmitir el mensaje siguiente: Incluso si ellos le mataron y crucificaron, con ello no consiguieron ni conseguirán vencer el ideal que Jesús defendió”. O, dicho de otro modo, con ello no lograron desbaratar Su influencia. La crucifixión no tuvo el efecto perseguido.
Pero, quiero añadir, que lo dicho no nos lleva mucho más lejos. ¿Qué significa en este contexto el ideal que Jesús defendió? En la cruz de Cristo late el corazón del Evangelio. La reconciliación por la sangre de Cristo forma el centro de la predicación cristiana del Evangelio. Y el musulmán no quiere saber nada de este Evangelio. En su rechazo del mismo, también fue siempre muy obstinado. Y con respecto a la crucifixión de Jesús: la realidad de la misma permanece en lo confuso, si es que no es negada.
El substituto
La tradición (hadieth) musulmana ha fantaseado mucho acerca de la frase:
“sino que les pareció así”. (Véase la Sura 4:157. ya citada). La
interpretación usual es, que allí fue crucificado algún otro en lugar de Jesús. Esto no es tan extraño, porque en determinados círculos cristianos ya muy pronto surgió una cierta aversión contra la idea de que Jesús, el Hijo de Dios, una criatura Divina, pudo morir verdaderamente.
Los primeros cristianos tuvieron que vérselas con interpretaciones dualistas que estaban profundamente enraizadas en el pensar griego, y que más tarde obtienen un lugar importante en la gnosis. Según estas opiniones, Jesús no pudo haber tenido un cuerpo verdaderamente humano, sino únicamente un cuerpo aparente. (Esta enseñanza se llama docetismo). Así se llegó a la idea de que Jesús, una criatura Divina, no había padecido ni muerto ni resucitado verdaderamente. Ignacio de Antioquía (conocido como uno de los padres apostólicos) alrededor del 115 d C., escribió, que había personas que creían que Jesús padeció en un cuerpo aparente.
En Alejandría, en el siglo II, enseñaba un tal Basilides, y de éste dice el ortodoxo Ireneo, que opina que Jesús en la crucifixión experimentó una permutación de figura con Simón de Cyrene. Los judíos entonces clavaron a Simón en la cruz Jesús se incorporó, se mofó de ellos por su equivocación y entonces ascendió al cielo.
En los evangelios apócrifos se menciona, entre otras cosas, que Judas, el traidor, fue clavado en la cruz en lugar de Jesús. El persa Mani (216-276 d.C) llamó a Jesús “el hijo de la viuda”.Parece que Mani creyó que el hijo de la viuda de Naín, el cual fue resucitado de la muerte por Jesús, más tarde fue llevado a la muerte en Su lugar.
Precisamente vista en este contexto, es sorprendente que muchos musulmanes hayan aceptado la idea de un substituto (de Jesús) en la cruz. Se piensa no sólo en Simón de Cyrene; También Judas, Pilatos, un discípulo e incluso un enemigo de Jesús son nombrados como tales substitutos. También existe un relato mencionando que Jesús se ocultó en una hornacina y que uno de sus amigos (Pedro) fue muerto en Su lugar. Esto se refiere probablemente a los dos textos de la Biblia en los que se refiere que Jesús esquivó a Sus enemigos para escapar a una muerte prematura (Lc 4:30 y Jn 8: 59).
Con todo esto no se ha dicho que en El Corán se habla de influencias docetistas. Pues, en ningún lugar de El Corán está que algún otro murió en lugar de Jesús. En todas las partes del mundo se puede uno encontrar con los mismos modos de pensar. Lo cual no nos puede extrañar, porque el Espíritu humano forma una unidad. El movimiento Ahmadijja, el cual en 1953 llevó al mercado una versión neerlandesa de El Corán, enseña que Jesús no fue crucificado, sino que murió en Cachemira (India) a edad avanzada. Pues Él fue sepultado como aparentemente muerto y despertó de este estado de profunda inconsciencia.
Por los datos aportados puede parecer que es bastante difícil deducir de El Corán la línea de la substitución de Jesús en la cruz. La tradición musulmana ciertamente enseña que Jesús no fue crucificado, sino que fue directamente llevado al cielo y volver al fin del tiempo. Con el motivo de hacer esto aceptable a las gentes, es por lo que ha aparecido la doctrina del substituto en toda clase de variantes.
Firmeza y seguridad bíblicas
Mahoma y los musulmanes citan junto a Noé, Abraham y Moisés a Jesús como un profeta con quien Dios ha establecido un pacto. Para los musulmanes, Jesús es un profeta entre los otros muchos profetas. Realiza Sus milagros “con permiso de Alá”. Por consiguiente, los musulmanes exhortan a los cristianos, que no atribuyan a Jesús más de lo que Él es. No está permitido poner en peligro el poder y la unidad de Dios.
¿Por qué el Islam niega la necesidad de la cruz? Esa negación guarda relación no sólo con la opinión ya mencionada acerca de la esencia y atributos de Dios. No; También juega un papel importante la consideración del hombre. Quien enseña que el hombre en principio es bueno y dispone de una voluntad libre para aceptar la dirección de Alá, debe negar la necesidad del sufrir y morir reconciliadores de Jesús. El Islam es una religión de obligaciones y deberes que el hombre puede cumplir. Quien niega los problemas o cuestiones acerca del pecado y de la salvación, se ve obligado, religiosamente, a permanecer y ser de “muy poco fondo”.
Quien se para a reflexionar por un momento, comprende lo que esto contiene y supone. El Islam no conoce el reino que ha llegado, ni el morir reconciliador en la cruz, ni la Pascua de Resurrección, ni Pentecostés, y, en consecuencia, ni el gozo ni la victoria del Espíritu de este tiempo.
¿Qué valores, pues, puede ofrecer el Islam, que nosotros deberíamos reconocer?
Precisamente en la visión derrotada sobre la vida, en un resurgimiento sin Resurrección, en una muerte a la que no se le ha arrebatado el aguijón -El Corán dice amenazante: “La agonía del moribundo traer la Verdad: “¡Ahí tienes lo que rehuías!” (Sura 50: 19)-, justamente en eso podemos nosotros medir la distancia inconmensurable entre el Islam y el Evangelio.
A nadie complacen ni aprovechan encuentros en los que un cristiano debe volverse un poco musulmán, y un musulmán debe volverse un poco cristiano. Mejor fuera “una firme confrontación” recíproca. De otra forma nos hacemos indiferentes de lo que la Biblia nos ha indicado como el núcleo del Evangelio. Sea dicho con permiso: Un cierto aire de funcionario musulmán es algo de lo que no podemos privarnos en nuestro tiempo, el cual está marcado por el pensamiento del diálogo. Pero, de esta manera, los musulmanes son privados de lo único necesario: ¡Jesucristo, Hijo de Dios, muerto por nuestros pecados!
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Fuente: La Web Cristiana – iglesia.net
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