Aunque fue conocido entre los de habla griega como Pablo, su nombre hebreo era Saulo. Era judío, de la tribu de Benjamín y ciudadano Romano. Probablemente haya sido miembro del Sanedrín. Fue educado por el célebre rabí Gamaliel, en Jerusalén, de acuerdo con la ley de Moisés, según la tradición de los fariseos. Paralelamente, como era costumbre de los judíos, aprendió a la vez un oficio, el de fabricante de tiendas. No se menciona si era soltero o viudo, pero durante el período que se lo conoce, estaba solo, por decisión propia, según él expresa. Vivía en Asia Menor, en la ciudad de Tarso de Cilicia, una de las capitales intelectuales de la época. En los comienzos del cristianismo, fue perseguidor de los primeros seguidores de Jesús. Su celo por la ley, se había convertido en fanatismo. Se encontraba en la seguridad de estar sirviendo a Dios, al exterminar a los integrantes de este nuevo movimiento. En esta empresa se encontraba, cuando camino a Damasco, tres o cuatro años después de la muerte y resurrección de Cristo, tuvo un encuentro con el Señor, quién se le apareció en el camino. Esta visión, que lo dejó ciego por un tiempo, hasta su encuentro con Ananías, un cristiano que oró por él, transformaría su vida para siempre. De perseguidor de los cristianos, se convirtió él mismo, en un cristiano decidido a difundir el Evangelio de Cristo por todo el mundo conocido. A esa empresa, dedicó el resto de su vida con la misma energía y dedicación que lo habían caracterizado. Estando en Tarso, Bernabé fue a buscarlo y lo llevó a Antioquía, lugar donde trabajaron juntos por un año. En ese lugar los cristianos recibieron este nombre por primera vez. Realizó varios viajes misioneros, cuyos mapas pueden apreciarse al final de esta página, y que se encuentran minuciosamente detallados, en el libro de los Hechos. Entre los muchos lugares en que estuvo, se pueden mencionar Arabia, Jerusalén, Damasco, Tarso, Antioquía, la isla de Chipre, Listra, Filipos, Tesalónica, Atenas, Corinto, Efeso, Macedonia, Grecia, Mileto y Roma, entre otros. Su ministerio estuvo enfocado principalmente en los gentiles, y no se dejó convencer por lo judíos, que querían que los obligara a aceptar la ley de Moisés. Cosa que al principio, causo divisiones. Aún así, el no se consideraba como el portador de una nueva religión, prueba de esto es que, cada vez que visitaba una ciudad, al primer lugar que se dirigía, era a la Sinagoga y a la comunidad judía. Pablo llevó el evangelio a varias ciudades del Asia Menor, a la isla de Chipre, a Grecia, a Roma y posiblemente a España, lo que no quiere decir que haya sido el primero, ni el único en hacerlo. En varios lugares, a su llegada, el mensaje de Jesús ya había sido escuchado. Por ejemplo en Roma, había una Iglesia bastante grande, cuando él llegó. Muchos otros cristianos, a causa de las persecuciones o simplemente al realizar diferentes viajes, habían ido anunciando las Buenas Nuevas, a cada lugar donde se dirigían. El hecho de que las obras de Pablo ocupen la mayor parte del Nuevo Testamento, en ocasiones nos hace olvidar esto. Más allá de la gran labor misionera de Pablo, fueron sus cartas, su mayor contribución al cristianismo, ya que al formar parte de las Escrituras, llegaron con el mensaje a las Iglesias, a través de los siglos. Finalmente Pablo, fue tomado prisionero por los soldados romanos en Jerusalén, y enviado a Cesarea para defenderse frente al gobernador Felix, donde paso dos años preso. Al notar que no saldría libre, apeló a su derecho de defenderse delante del Emperador. Luego de pasar un invierno en la isla de Malta, tras el naufragio del barco en el que era llevado, llegó a Roma, donde pasó dos años predicando en evangelio en una casa alquilada, bajo la custodia romana. Durante este tiempo, escribió las Cartas a los Colosenses, a los Efesios, a Filemón y finalmente a los Filipenses. Lo último que registra el libro de Hechos, deja a Pablo predicando, con cierta libertad en Roma. La tradición cuenta que luego de esto, posiblemente quedó libre y realizó otros viajes, entre ellos, uno a España, donde él anhelaba ir. Luego habría sido puesto preso nuevamente, bajo la persecución de Nerón, y posiblemente decapitado en el año 67 o 68 D.C. Los siguientes mapas de los Viajes Misioneros de Pablo, fueron tomados de: “El Libro de Ayudas Visuales Bíblicas” Miami, Florida: Editorial Unilit, 1995. |
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