Tomado de: Alberto Barrientos. Principios y alternativas de trabajo pastoral, Editorial Caribe, 1982. p. 313.
Los problemas de parejas a menudo requieren varias entrevistas, con uno y con otro por separado, y luego juntos para llegar a acuerdos. En estos casos es importante que el pastor tome notas y estudie a solas el caso. En esta manera podrá ofrecer una o más vías de solución.
En la entrevista misma hay que tener presente los siguientes aspectos:
* Propiciar un clima de confianza.
* Que la persona se sienta al nivel del consejero. Para esto es mejor emplear un par de sillas o sillones, o uno frente a otro en una mesa.
* Que el consejero tenga presente para sí mismo, y se lo haga ver a la persona, que la situación es posible enfrentarla y aun resolverla.
* Escuchar con mucha atención. Hay personas que se sienten aliviadas de su carga con solo el hecho de que alguien las escuche con interés y amor.
* Ir captando entre los detalles del relato los posibles asuntos centrales relacionados.
* No dar opiniones como: “qué malo…” “qué barbaridad…”, etc.
* No interrumpir el relato a no ser que sea para hacer alguna pregunta aclaratoria o que haga falta para completar el cuadro.
* Discernir en silencio aspectos que la persona podría encubrir y que corresponden a su modo de ver el asunto.
* Al final del relato, ayudar a la persona a ver el problema en conjunto, sin reparar en detalles, a menos que sea necesario.
* Guiar a reconocer los factores centrales que entran en juego.
* Ayudar a encontrar las causas. Aquí se necesita dar oportunidad a que la persona opine y que ambos dialoguen hasta que concuerden.
* Ayudar a la persona a hacer un plan o proponerse una meta realista que tratará de alcanzar en los días siguientes.
* Cuando es necesario, guiar a la persona a llevar su problema delante del Señor en oración, pedir liberación y dar gracias por ella.
* Si la persona no sabe orar, que el pastor lo haga por ella, de modo que pueda repetir en voz alta.
* Hay pastores que acostumbran imponer las manos para la liberación espiritual, la comunicación de la paz y gozo del Señor sobre la persona.
* Se puede dar luego algún pasaje bíblico para que lo memorice, lo repita y lo haga materia de reflexión y así pueda emprender una nueva marcha con el sentimiento que sí triunfará.
Tomado de:
Alberto Barrientos
Principios y alternativas de trabajo pastoral,
Editorial Caribe, 1982. p. 313.
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