Dios es justo. Imparcial. Equilibrado. Bueno. Él ha establecido un sistema de justicia. Puesto que Él es Dios Padre, creador de todo lo que hay, es Él quien decidirá nuestro destino.
Pero, Él no piensa como tú y yo pensamos. Eso tiene sentido, si te das cuenta de que Él es el Dios creador, y nosotros somos simplemente Sus seres creados.
En el principio, Dios creó los cielos y la tierra. – Génesis 1:1
26 Entonces Dios dijo: «Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen, para que sean como nosotros. Ellos reinarán sobre los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, todos los animales salvajes de la tierra y los animales pequeños que corren por el suelo».
27 Así que Dios creó a los seres humanos a su propia imagen.
A imagen de Dios los creó;
hombre y mujer los creó.
28 Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo». – Génesis 1:26-28
Si tratamos de encajar al Dios Creador en nuestro molde, eso se llama “hacer un ídolo” según nuestras propias especificaciones. ¡Eso no es realista! No podemos “contener” a Dios en una caja; colocarlo en nuestro molde y hacerlo lo que queremos que Dios sea. Desde el principio de los tiempos muchos pueblos han estado intentando esto, haciendo ídolos. Los ídolos nunca funcionan. Nunca han funcionado. Nunca funcionarán. ¡Están muertos antes de empezar! Son dioses falsos. (Apocalipsis 9:20)
Entonces, veamos al Dios real y Su sistema de justicia muy real. Veamos esto a base de lo que Su libro nos dice. Estas son las partes del sistema de Dios:
Creación: Él creó todo, y todo fue perfecto y completo. Su objetivo: un pueblo que lo buscara libremente, lo amara libremente, que lo siguiera lealmente.
7 De modo que, en los tiempos futuros, Dios puede ponernos como ejemplos de la increíble riqueza de la gracia y la bondad que nos tuvo, como se ve en todo lo que ha hecho por nosotros, que estamos unidos a Cristo Jesús. – Efesios 2:7
La Historia del hombre: nuestra historia a lo largo del tiempo es la Primera Prueba que Dios nos presenta. Él está estableciendo, mostrándonos, que no importa lo que Él haga por nosotros, Sus criaturas, fallaremos. Fallamos horriblemente y sin excusa. Comenzando con un Huerto de Edén perfecto, con Adán y Eva en perfecta felicidad, y a través de los siglos hasta nosotros aquí en este “día moderno”, Dios ha estado exhibiendo la necesidad de un Salvador, sin importar nuestras circunstancias.
Condenación: El primer hombre pecó. Y así fue, y así es ahora: todos tenemos una carga de pecado ante el Dios Santo.
Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios.
– Romanos 3:23
Jesús salva: sólo Cristo puede pagar la pena dentro del sistema judicial de Dios. No hay otra manera. No podemos llegar a Su Reino por nuestra cuenta. El pecado requería la muerte de un sustituto perfecto. Ninguna otra gracia, ninguna otra religión, ninguna otra fe, ninguna otra filosofía, ningún otro acto, ningún otro esfuerzo propio. Sólo Cristo puede salvar, porque murió en nuestro lugar, cumpliendo así los requisitos del Sistema de Justicia de Dios.
16 »Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. – Juan 3:16
12 ¡En ningún otro hay salvación! Dios no ha dado ningún otro nombre bajo el cielo, mediante el cual podamos ser salvos. – Hechos 4:12
9 La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo. – Efesios 2:9
Sin el sacrificio de Cristo, todos estamos perdidos para siempre, condenados para siempre. Pero Cristo eligió convertirse en un hombre humano, ofreció Su vida perfecta como un sacrificio perfecto y murió, tomando nuestro castigo en nuestro lugar, pero luego se levantó de entre los muertos, cumpliendo así para siempre el castigo por el pecado que Dios requiere.
Arrepentimiento: Sin arrepentimiento no hay perdón por parte de Dios. A menos que nos arrepintamos y aceptemos a Cristo como Señor, permanecemos condenados ante el Tribunal de Justicia de Dios.
Obras y fe: No podemos ganarnos el acceso a la gracia de Dios. El pecado es imperdonable, excepto por el regalo de la salvación en Cristo. Al igual que el ladrón en la cruz junto a Jesús, debemos confesar genuinamente nuestro pecado y reconocer a Cristo como Dios.
9 Si declaras abiertamente que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. 10 Pues es por creer en tu corazón que eres declarado justo a los ojos de Dios y es por declarar abiertamente tu fe que eres salvo. 11 Como nos dicen las Escrituras: «Todo el que confíe en él jamás será avergonzado». 12 No hay diferencia entre los judíos y los gentiles en ese sentido. Ambos tienen al mismo Señor, quien da con generosidad a todos los que lo invocan. 13 Pues «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo» – Romanos 10:9-13
24 Como puedes ver, se nos declara justos a los ojos de Dios por lo que hacemos y no solo por la fe. 25 Rahab, la prostituta, es otro ejemplo. Fue declarada justa ante Dios por sus acciones cuando ella escondió a los mensajeros y los ayudó a regresar sin riesgo alguno por otro camino. 26 Así como el cuerpo sin aliento está muerto, así también la fe sin buenas acciones está muerta. – Santiago 2:24-26
Libertad del pecado: Todos nosotros podemos entrar en el Reino de Dios, libremente, a través de Jesús, como Sus hijos redimidos. Dios perdonará a cualquiera que venga a Él de acuerdo con Sus términos. ¿No hay pecado? ¡No hay problema! ¿Hay pecado? ¡Hay un gran problema! Se trata de un Dios Santo y Su sistema.
Cuando nos dirigimos a Cristo en arrepentimiento, Él mismo nos declara perdonados, limpios para siempre a los ojos del Juez del Universo. En ese momento en el tiempo, nos convertimos en Sus hijos. Al seguirlo, seguiremos pecando en esta tierra, pero Su gracia cubre a Sus hijos. Somos declarados perdonados por la gracia salvadora de Dios.
Gracia: No hay gracia más grande que la de la gracia de Dios sobre Su creación, a través de Su Hijo, Jesucristo.
8 Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. 9 La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo. – Efesios 2:8-9
20 No, no digan eso. ¿Quién eres tú, simple ser humano, para discutir con Dios? ¿Acaso el objeto creado puede preguntarle a su creador: «¿Por qué me has hecho así?»? 21 Cuando un alfarero hace vasijas de barro, ¿no tiene derecho a usar del mismo trozo de barro para hacer una vasija de adorno y otra para arrojar basura? – Romanos 9:20-21
Aceptación: Dios nos acepta totalmente, cuando lo aceptamos a Él. ¡Guau – piensa en lo que significa ser recibido por Dios! Para ser aceptado, sin importar mi pasado, sin importar el peso de los pecados que he cometido, sin importar lo que haya sido. Independientemente del mal en que me haya enredado, Él me aceptará en ese día, si lo acepto.
Su salvación no es automática. Debo actuar sobre Su oferta. La Biblia nos enseña que cada uno de nosotros debe aceptar individualmente la oferta de perdón que Dios ofrece. Debemos: reconocer nuestro pecado, reconocer a Cristo como nuestro Dios Redentor, elegir negar a todos los demás dioses y seguirlo sólo a Él.
ESE es el Evangelio de Cristo que se comparte (en Su Palabra, la Biblia) para que todos lo reciban. Podemos recibir a Cristo y vivir para siempre en el gozo del Reino de Dios, o podemos rechazar a Cristo y permanecer en nuestro pecado, condenados para siempre. Jesús me salvó. ¿Qué en cuanto a ti? Es tu elección. Tu decisión.
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*Este artículo se basa sobre God’s System of Justice
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