Dios es santo – hasta el enésimo grado
Nuestro Dios se revela a Si Mismo en la Biblia como extremo hasta el enésimo grado. Es decir:
enésimo significa: Que se repite un número elevado de veces, aunque sea indeterminado.
Él es muchas cosas, pero en este artículo examinamos sólo Su amor y Su santidad.
Nuestro amoroso Padre Dios es tan amoroso, que Él ES amor. Pero ese amor extremo está totalmente impactado por Su santidad extrema.
Jesús nos amó hasta el extremo que fue a la cruz para que pudiéramos ser salvos. Pero Dios también es santo. Nunca permitiría la pecaminosidad en Su reino. Su santidad limita Su amor por nosotros, hasta tal punto que debe condenar a los pecadores.
Un ejemplo (teóricamente) sería un juez que hace que su hermano comparezca ante su corte por asesinato: la “justicia” lo obligará a condenar a su hermano culpable, a quien ama, porque su amor está sujeto a su sistema de justicia que exige el castigo.
Lo mismo es cierto del Dios de la Biblia. Nos ama tanto que murió por nosotros en el Calvario. Él quiere que toda la creación viva para siempre con Él. Pero Él no es solo “amor” y “misericordia” y “perdón”. También es “santo” y lleno de justicia.
Dios no es sólo “amor”. Él también es el juez. Su sistema de justicia no puede simplemente abrir sus puertas nacaradas para todos nosotros. Con un Dios santo hay un estándar sagrado del cual Él no se desviará.
No podemos simplemente ir al cielo basado sobre nuestros propios criterios. No podemos simplemente entrar con todos nuestros pecados sobre las espaldas. Primero debemos cumplir con el requisito de Su justicia dentro de Su Reino, y ese requisito es que nuestra culpa sea declarada perdonada por el Juez. El juez debe declararnos “no culpables”, o seremos siempre culpables.
Eso es todo.
Para ser “salvos” …
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No tenemos que ser perfectos.
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No tenemos que dejar de pecar (y, de hecho, somos totalmente incapaces de dejar de pecar).
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No estamos obligados a portarnos bien.
Para entrar libremente por Sus Puertas, simplemente aceptamos Su gracia que nos es dada libremente. Su justicia nos declara “perdonados” cuando le cedemos nuestra voluntad con sinceridad y verdad, pidiéndole que nos perdone y nos limpie. En ese momento de “arrepentimiento” somos declarados liberados para siempre.
En ese momento nacemos de nuevo por Su Espíritu … nunca más seremos condenados como pecadores; seremos siempre limpios dentro de Sus Tribunales. En ese momento somos declarados dignos de entrar en Sus Santos Cielos. En ese momento somos hechos herederos con Jesús.
Ningún otro puede salvar. Es por Su justicia, sólo Suya, que podemos ser liberados. Es por eso por lo que ningún otro puede salvar: ningún otro nombre bajo el cielo, ningún otro evangelio, ninguna otra “forma de pensar”, ninguna otra filosofía, ninguna otra religión, ningún otro gurú, ningún otro método, ningún otro sino Cristo, y sólo Cristo . ¡Es tan claro y simple que nos cuesta creerlo!
No puedes fingir para entrar al cielo, colarse al cielo … pasar por debajo de la cerca, o sobre el muro, comprar tu entrada, entrar por labia, pasar por alto las reglas, defender su posición, convencer al juez de su valía, lograr que Dios reevalúe Su posición sobre el asunto, poner a un abogado a defender tu caso, hacer un trato con Dios u obtener un coyote que lo guíe por una puerta trasera.
Dios no tiene nietos. El hecho de que tus padres sean cristianos, eso no te lleva al cielo. Tu trasfondo cristiano no tiene influencia con el juez, ni padres cristianos ni amigos cristianos. Tu cónyuge cristiano o sacerdote bien intencionado puede tener mucha desfachatez, pero sus oraciones por ti después de tu muerte no te abrirán la puerta.
Hay que nacer de nuevo ahora, antes de que mueras. Sólo Jesús fue el sacrificio perfecto para tomar nuestro lugar de condena. Él te está llamando a aceptarlo.
Fragmento de Por qué orar:
En toda Su grandeza … Él me eligió antes de que se establecieran los cimientos de la tierra (Efesios 1:4). Mi nombre fue “escrito en el libro de la vida desde la fundación del mundo” (Apocalipsis 17:8). ¡Guau! Eso es amor extremo. Él aceptará a quien quiera seguirlo verdaderamente:
16 »Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. 17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
Su gracia es extrema. Su misericordia es extrema. Su justicia es extrema. Él no sólo no nos condenó a todos al infierno, dándose por vencido. Más bien … Él dejó Su trono extremo en el cielo para lograr la forma de perdonarnos justamente dentro del sistema de justicia extrema de Dios. Todo lo que tenemos que hacer es responder:
9 Si declaras abiertamente que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. 10 Pues es por creer en tu corazón que eres declarado justo a los ojos de Dios y es por declarar abiertamente tu fe que eres salvo. 11 Como nos dicen las Escrituras: «Todo el que confíe en él jamás será avergonzado».
12 No hay diferencia entre los judíos y los gentiles en ese sentido. Ambos tienen al mismo Señor, quien da con generosidad a todos los que lo invocan. 13 Pues «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo».
¿Qué cuanto a ti? ¿Has tomado la decisión de aceptar a Cristo como Señor? ¿Por qué no lo aceptas ahora?
* Este artículo se basa sobre,Extreme to the nth degree publicado en inglés: Julio 4, 2019.
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