¡Hola! Yo Soy el quien te está llamando. Quizás me conozcas simplemente como “Dios”. Según el Antiguo Testamento, mi nombre es Jehová, o Yahvé (pronunciado ˈyäˌwā), o Señor, Yo Soy, el que creó todo lo que existe.
Te he estado llamando para que vengas a mí. Te digo la verdad: todavía te amo y quiero que me sigas. Tus pecados no me alejan de ti. Es tu corazón. Tú… no me estás dejando entrar.
Te creé para que fueras libre para siempre, sin obligarte nunca a hacer nada por mí, únicamente limitado por el conocimiento de mi inmenso amor por ti. Me gustaría renovarte por completo por dentro. Pero, hasta ahora, no me lo has pedido.
Porque yo te amo, ¿te volverás hacia Mí ahora?
Dentro de mi Reino, no hay pecado, ni mancha, ni siquiera una criatura que no sea completamente pura. Por eso estás condenado actualmente a estar para siempre fuera de mi Reino. No puedo dejarte entrar. Cualquiera que tenga pecado tiene prohibido entrar. En realidad, es muy sencillo: yo soy Dios Santo, y este es un Reino Santo, y mi naturaleza no puede permitir la impureza.
De hecho, estás tan lejos de mis estándares que actualmente estás bajo una sentencia legal de condenación al infierno. Sin embargo, en mi Reino hay una manera de que seas perdonado legalmente.
Dentro de Mi sistema legal aquí en Mi Reino, Yo mismo hice un gran sacrificio para salvarte de la Ley del Pecado y la Muerte que te condena. Declaré una nueva ley de perdón y clemencia, un pacto que mantendré para siempre. Es solo para aquellos que, con sinceridad y verdad, se vuelven hacia Mí en arrepentimiento. Quien quiera puede venir. Es tu elección.
Debido al sistema legal de Mi Reino, y debido a quién soy, he ordenado que Mi Hijo Jesús sea el camino para entrar en el Cielo. ¡Nadie más es lo suficientemente bueno para ser calificado como el cordero perfecto del sacrificio! ¡Todos esos otros “caminos hacia Dios” son simplemente falsos maestros y charlatanes religiosos!
No hay salvación en nadie más. Solo Jesús, siempre, para siempre. Jesús es el Camino. No hay otros caminos para llegar al Cielo excepto Jesús.
Todos los demás “caminos hacia la salvación” son falsos y no provienen de mí. Así que no sigas ese camino. Recurre a Jesús. Solo Jesús proviene de mí.
Y, dado que murió y resucitó con poder, hizo posible que la autoridad celestial te declarara legalmente perdonado. Mi único Hijo, Jesús, nació milagrosamente en la carne de un bebé, para que un hombre perfecto pudiera entonces asumir legalmente el castigo que toda la humanidad merece.
Sabes — nunca podrías entrar en Mi Presencia y sobrevivir. La única forma en que puedes sobrevivir estando en Mi Santa Presencia es si primero te perdono y te renuevo por completo. No hay otra forma. Estás demasiado podrido hasta lo más profundo de tu ser. El pecado te ha arruinado, así que tengo que cambiarte por completo. No hay nada en ti que sea lo suficientemente bueno como para pasar por la Puerta del Cielo. En lo más profundo de tu ser sabes que lo que digo es verdad.
Así que la elección es tuya, y solo tú puedes tomarla. Debido a quién soy, nunca te obligaré a entrar en Mi Reino. Te creé con la libertad de elegir cómo vivir. Pero recuerda esto: tu elección tiene consecuencias con las que vivirás para toda la eternidad. No hay una segunda oportunidad una vez que mueres aquí en la tierra.
Te digo la verdad: nadie viene a mí, excepto a través del camino que legalmente te he proporcionado, a través de mi Hijo Jesús.
Jesús mismo dijo: “Nadie viene al Padre sino a través de mí”. Esa es la verdad.
Créeme: soy muy paciente. Estás vivo ahora porque soy muy paciente. He esperado y esperado. Te he dado muchas oportunidades para que te volvieras a mí. Me has rechazado una y otra vez. Sabes que lo que digo es cierto.
Te digo la verdad: si te acercas a mí, yo me acercaré a ti. No tienes que “mejorar tu conducta” en este momento. Solo ven tal como eres, a Jesús.
Si eliges la libertad en Cristo — yo te salvaré de tus pecados. Te perdonaré tus pecados. Alejaré tus pecados tan lejos… ¡tan lejos como está el este del oeste! Yo mismo te convertiré en una criatura nueva. Serás totalmente absuelto, por mi propia autoridad, para entrar en mis puertas celestiales cuando llegue el momento de que dejes esta tierra.
¿Quieres pasar “la eternidad” viviendo conmigo en Mi Reino? ¿O prefieres seguir tu propio camino ahora, durante los años que vivas en la tierra, y luego pasar la eternidad arrepentido y… bueno, ya sabes?
Arrepiéntete ahora. No hay ninguna fórmula mágica ni discurso. Solo tienes que hablarme con el corazón, con sinceridad y verdad. Puedo oír tu voz. Puedo oír tus pensamientos. Dirige tu corazón hacia mí — algo así como esto:
Señor Jesús, sé que soy un pecador.
Sí creo que bajaste del cielo
para morir en una cruz y salvarme.
En este momento, en este instante,
me alejo de todos mis pecados: los rechazo todos.
Y te pido que me declares:
“¡Perdonado para siempre!”.
No sé mucho sobre ti,
pero te pido:
Por favor, recíbeme en Tu Reino
aquí y ahora, aquí en la tierra,
mientras me des vida,
y llévame contigo cuando muera.
Creo en ti. Quiero seguirte.
Ayúdame. Dame la fuerza para seguirte.
Gracias por perdonarme
todo lo malo que hay en mí.
Gracias por renovarme por dentro.
Mi esperanza está en ti, Jesús.
Oh, Dios mío, Jesús, gracias.
Gracias. Gracias, Dios.
Gracias 🙏 a todos,
Dios Todopoderoso
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Firma
Basado en el artículo God Speaking,
publicado en inglés: 20 de enero de 2017.
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