ASTROLOGÍA
Lo que los astrólogos nunca le dirán
Astrología, la pseudo ciencia cuyo atractivo no disminuye con el paso de los siglos, sigue ganando popularidad en Latinoamérica. El auge de la astrología no es más que otra manifestación de la explosión de las artes ocúlticas tan notorias en esta era. A continuación también veremos la razón por la cual la astrología, en muchos casos, provee a sus adeptos con los resultados esperados.
Origen y propagación
La astrología es probablemente el primer sistema de religión falsa que surgió en la historia. En el capítulo 11 de Génesis se narra el intento organizado del hombre de rebelarse contra Dios, que entre otras cosas incluía la construcción de la torre de Babel, cuya cúspide llegaría al cielo (Gn.11:4).
Resulta difícil creer que aún esta gente fuera tan ingenua como para creer que una torre podría llegar al cielo realmente. La inferencia en el idioma hebreo es que la cúspide de la torre sería un santuario para la adoración de los cielos, probablemente divididos en doce secciones o “signos” (zodíaco). El destino de una persona, se dice, es determinado por la sección o “signo” dentro del cual nació.
Henry Morris, en su libro The Genesis Record, observa que el proyecto debe haber sido presentado a la gente como un opción espiritual verdadera (pp. 270, 272).
Coincidentemente, hoy en día la astrología también es presentada al público como una alternativa espiritual legítima. Sus exponentes a menudo la califican de compatible con las cosas de Dios. No olvidemos que Satanás es el gran corruptor por excelencia. Sin lugar a dudas, la religión de la torre fue el intento satánico de dirigir la adoración de la raza humana hacia Satanás y sus demonios.
Desde Babilonia, la astrología pasó a Egipto, donde se mezcló con el politeísmo de la región del Nilo. Cuando los judíos salieron de Egipto rumbo a Canaán, la astrología ya había contaminado al pueblo en gran manera, de ahí que las advertencias en la Biblia más severas contra la astrología provienen de ese período de la historia (Lv.19:31; Dt.18). Siglos más tarde la astrología penetra en la vida religiosa de los imperios griego y romano sucesivamente.
Los Astrólogos no siempre se equivocan
En la astrología encontramos de todo, negocio, fraude y aún la parte divertida, pero hay una parte seria que queremos analizar. Es la irrefutable verdad de que en más de una instancia los astrólogos descubren en los horóscopos personales de sus clientes, aspectos y eventos en sus vidas de los cuales el astrólogo no tiene conocimiento previo. En algunos casos se predicen eventos futuros que llegan a ocurrir en realidad.
La evidencia por este tipo de casos es demasiada como para simplemente restarle importancia. La iglesia no puede pretender que no existen estos casos, hacerlo es perder contacto con la realidad. Es nuestra responsabilidad tener respuestas frente a este tipo de fenómeno si queremos ser coherentes con el mandamiento de 1 Pedro 3:15.
¿Quién provee la información?
¿De dónde obtienen la información los astrólogos? ¿De las estrellas? ¿Los planetas? ¿De la ensalada resultante de la mezcla de elementos astronómicos con mitología pagana? ¡Claro que no! Nada de lo anterior tiene la capacidad de comunicar nada. No olvidemos que el astrólogo es un “médium”, como lo es el “psychic”, el espiritista o el adivino. Un médium es un individuo que tiene la habilidad de comunicarse con el mundo de los espíritus. Son estos espíritus los que proveen la información a través del “médium”.
Los proponentes de la “Nueva Era”, movimiento cuya principal práctica es la astrología, llaman a estos espíritus, “maestros”, “entidades”, “espíritus guías”, “Mente Universal”, “ángeles”, etc. De acuerdo con esta corriente, estos espíritus son benévolos y sólo buscan ayudarnos a evolucionar a planos más elevados.
La Biblia, por el contrario, los llama “demonios” y declara que son de una naturaleza moral totalmente corrupta, maligna, degenerada en carácter y degradada en el servicio absoluto y leal a Satanás (Mt.12:24-27). La Escritura también afirma que estas entidades buscan la ruina total del hombre, y además han sido confirmados en su perversión, sin posibilidad de redención (2 P. 2:4; Mt. 25:41; He. 2:16).
¿De qué modo se transmite la información?
Según Charles Sthromer, ex- astrólogo profesional, la carta astral u horóscopo es el punto de contacto material con el mundo de estos espíritus, de la misma forma que lo es la bola de cristal, la palma de la mano o el “tarot”. Siempre que haya un “médium” y/o un punto de contacto, los espíritus establecerán el nexo entre ambas dimensiones y comunicarán algo que hará impresión en la mente del “médium” (“What the Horoscope Doesn’t Tell You”, Charles Sthromer, Tyndale, p. 61). Recordemos que estos espíritus han estado observando y causando daño a la raza humana por miles de años y han acumulado información a través del tiempo, es decir, conocen muy bien el pasado.
Hay evidencia de que en ocasiones han revelado eventos futuros en la vida de una persona que luego ocurren en realidad. ¿Significa esto que tiene conocimiento del futuro? La respuesta es no. Sucede que durante mucho tiempo han estado observando a la raza humana y también han ido aumentando en sagacidad al punto de poder predecir, en mayor o menor grado, la conducta humana en diferentes circunstancias.
En algunos casos, la persona a la cual se le ha predecido algo queda tan sugestionada que ella misma provoca que ocurra lo anunciado. Pero en realidad, el único futuro que los demonios conocen a ciencia cierta es el que ellos mismos correrán, el lago de fuego para toda la eternidad (Mt. 25:41).
El Veredicto Final
La astrología, como hemos visto, no es una actividad inocente e inofensiva. Todo lo relacionado con ella, así como todo tipo de participación en ella por más pequeño que sea, es rebelión contra Dios y comunión con las tinieblas (2 Co. 6:14). Poner nuestra confianza en las estrellas equivale a seguir el camino de perdición (Is. 47:15b); el futuro de los que se envuelven en las artes ocultas es el infierno (Ap. 21:8).
Nuestro destino no es controlado por las estrellas, sino que está en manos del Creador de las estrellas. La respuesta a las grandes preguntas de la vida y la incertidumbre del futuro no la vamos a encontrar en el zodíaco o carta astral, sino en la carta que un Dios todopoderoso y amante nos dejó en las páginas de la Biblia. Ahí se encuentra toda la receta moral y práctica para una vida espiritualmente saludable.<>
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