Como una nueva persona en Cristo – comenzamos nuestro caminar como bebés creyentes. A medida que nuestra nueva vida en Cristo progresa, podemos permanecer como bebés inmaduros en Cristo. Podríamos seguir siendo bebés, tal vez incluso llegar al Cielo con nuestras ropas humeantes.
Esta esperanza que tenemos – y lo que hace esta esperanza
Si leemos atentamente 1 Juan 3:1-3 aprenderemos que todos los que están “en Cristo” tienen “esta esperanza” en su interior. Todos. No los farsantes. No los que no tienen a Cristo. Pero nosotros sí lo tenemos.