Es Dios que da la salvación
La salvación viene de Jesús, no de ningún otro lugar ni de nadie más: no de la religión, no de alguien que se hace llamar profeta, no de ningún líder de iglesia, no de tratar de ser lo suficientemente bueno para Dios, no de ningún esfuerzo o gran cosa que puedas hacer – nada más puede salvarte de la ira futura de Dios, sino Dios mismo.
El Evangelio de Jesucristo, revelado a nosotros en la Biblia, nos muestra lo que Dios espera de nosotros. Hemos sido creados por Dios y, por tanto, es Dios quien tiene la última palabra, no nosotros.
Lo que Dios espera de nosotros
El relato histórico de Jesús y el ladrón en la cruz que colgaba junto a Él es uno de los ejemplos más sencillos de lo que Dios espera de nosotros.
39 Uno de los criminales colgados junto a él se burló: «¿Así que eres el Mesías? Demuéstralo salvándote a ti mismo, ¡y a nosotros también!».
40 Pero el otro criminal protestó: «¿Ni siquiera temes a Dios ahora que estás condenado a muerte? 41 Nosotros merecemos morir por nuestros crímenes, pero este hombre no ha hecho nada malo». 42 Luego dijo:
—Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
43 Jesús respondió:
—Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso. – Lucas 23:39-43
El ladrón era sincero y honesto de corazón, sin fingimiento en lo que decía. El ladrón confesó su propia pecaminosidad, se arrepintió y reconoció a Jesús como Dios. Ni más ni menos.
“…¿Ni siquiera temes a Dios…”
– Lucas 23:versículo 40
Reconoció sinceramente ante Jesús que merecía el castigo por sus propios pecados y expresó su respeto (“temor”) y sumisión a Dios. Expresó arrepentimiento por los males de su vida, pidiendo a Jesús: “acuérdate de mí….”
No hay fingimiento que engañe a Dios. Él lo ve y lo sabe todo. Cuando hablamos con Dios, nuestra sinceridad es escuchada, pero nuestro fingimiento es rechazado.
Ver: Salmo 51:6; Mateo 6:6; Proverbios 20:27; 1 Corintios 4:2; 2 Corintios 1:12
Acepta a Jesús
Cuando aceptamos a Jesús con humildad y arrepentimiento, reconociéndole como Mesías y Señor, Él reconoce la autenticidad de que nos volvamos a Él, nos acepta y nos convertimos en algo nuevo. Pasamos de la muerte a la vida, de un estado de condenación a un nuevo estado de redención. De nuestro interior brota agua viva.
¡Todo el que crea en mí
puede venir y beber!
Pues las Escrituras declaran:
“De su corazón, brotarán ríos de agua viva”».
– Juan 7:38
Jesús le dijo al ladrón que estaría inmediatamente en Su Reino una vez que muriera. En ese momento preciso en el tiempo, él pasó de ser un simple mortal – a ser un hijo de Dios aceptado por Él. A través del arrepentimiento y la sumisión a Cristo como Dios – le fue dada la bienvenida al Reino de Dios.
El otro ladrón murió en sus pecados, sin perdón, aún estando condenado. Pero el ladrón que estaba con él se salvó.
¿Y tú?
¿Eres todavía “un simple mortal”, viviendo ante Dios en tus pecados, sin arrepentirte, sin comprometerte… aún condenado, viviendo bajo la condenación de Dios el Creador? ¿Eres uno de los “no salvos” que caminan por la senda de la destrucción?
El Evangelio de Jesús nos habla de una esperanza en Cristo, de cómo Él murió para pagar nuestra pena, eliminando el decreto celestial en nuestra contra, pavimentando legalmente el camino al cielo, abriendo la puerta estrecha. Jesús dijo que Él era el único camino al cielo para nosotros aquí en la tierra.
Jesús le contestó:
—Yo soy el camino,
la verdad y la vida;
nadie puede ir al Padre
si no es por medio de mí.
– Juan 14:6 [Capítulo completo]
Yo soy el camino
No te dejes engañar por los otros caminos. Sólo el camino de Jesús lleva al Dios Creador y a Su paraíso de vida eterna con Cristo.
Basado en el artículo Salvation Is A God Thing, publicado en inglés: 1° de enero del 2016.
PARA MÁS:
Jesús nos lleva a Dios Creador
Jesús nos salva de nuestro pecado
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