Toda nuestra vida lidiamos con las complejidades de “poseer” dos hogares: “el hogar del cuerpo” y nuestro “hogar con el Señor”.
“Sí, estamos plenamente confiados,
y preferiríamos estar fuera de este cuerpo terrenal
porque entonces estaríamos
en el hogar celestial con el Señor”.
– 2 Corintios 5:8
Versión “Nueva Traducción Viviente“
¿Estás cómodo en tu cuerpo? ¡No te sientas demasiado cómodo! La Escritura parece enseñarnos que esto no es “normal” como creyente en Cristo – eso de “ponerse cómodo” aquí. Pablo establece el tono. No te pongas demasiado cómodo, ¡porque pronto nos iremos! Pablo dice muy enfáticamente,
“preferimos estar lejos del cuerpo y en casa con el Señor”.
Jesús prometió, cuando dejaba la tierra y se iba en las nubes—que nos prepararía un lugar en su casa—llamado el Cielo (Juan 14). Lee: Jesús regresará pronto, así como se fue
Nuestra ciudadanía no está en este mundo. Somos ciudadanos del Cielo. Los creyentes “vivimos y nos movemos y tenemos nuestro ser” aquí, sea cual sea el país (Versículo 28 de Hechos 17). Pero este mundo es temporal. Entonces, ¿por qué vivir como si esto fuera todo lo que hay?
Lo que podemos ver, tocar, sentir y oler se convierte fácilmente en nuestra morada dominante, si nos volvemos complacientes. Se necesita un continuo “chequeo del corazón” para mantener nuestra perspectiva eterna a la vista. El cielo es real, y nuestro hogar allí es real. Debemos ser cautelosos y activos en la fe.
Jesús dijo, (Juan 14:versos 23-24)
“Todos los que me aman harán lo que yo diga. Mi Padre los amará, y vendremos para vivir con cada uno de ellos.“
“ El que no me ama no me obedece. Y recuerden, mis palabras no son mías; lo que les hablo proviene del Padre, quien me envió.“
Esta es la actitud de un verdadero creyente mientras está en la tierra, mientras está en este hogar del cuerpo: guardamos Su palabra (Sus enseñanzas). Reconocemos nuestra ciudadanía en el Cielo cuando guardamos Su palabra.
Tenemos la esperanza de un nuevo hogar, y una nueva vida en el Cielo. No somos como aquellos que “centran su mente en las cosas terrenales y temporales” (v19). Debido a nuestra esperanza en Cristo, vivimos con un nuevo patrón de vida:
“Amados hermanos, tomen mi vida como modelo y aprendan de los que siguen nuestro ejemplo.“
“18 Pues ya les dije varias veces y ahora se los repito de nuevo con lágrimas en los ojos: hay muchos cuya conducta demuestra que son verdaderos enemigos de la cruz de Cristo. 19 Van camino a la destrucción. Su dios es su propio apetito, se jactan de cosas vergonzosas y solo piensan en esta vida terrenal.“
“20 En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, donde vive el Señor Jesucristo; y esperamos con mucho anhelo que él regrese como nuestro Salvador. 21 Él tomará nuestro débil cuerpo mortal y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él. Lo hará valiéndose del mismo poder con el que pondrá todas las cosas bajo su dominio.“ – Filipenses 3:17-21
Hay un lugar, ¿sabes? Otro lugar al que algunos le llamarán “hogar”. “No quieres ir ahí”.
El infierno es el hogar
El infierno es el hogar de los muertos vivientes.
No te irás de este hogar.
No quieres ir allí. No quieres ser uno de ellos.
Pero hay esperanza en Cristo.
Asegúrate de abrir nuevos caminos,
sal de tu tumba viviente—
si no lo conoces personalmente.
Él salva a los pecadores.
Lo sé, pues Jesús me salvó.
¿Qué vas a escoger? ¿Qué predomina tu manera de vivir día a día?
“…. aquí en este cuerpo o ausentes de este cuerpo,
nuestro objetivo es agradarlo a él“
— versículo 9 de 2 de Corintios 5:1-11.
Lecturas relacionadas:
2 de Corintios 5:1-11 — Fuente: biblegateway.com
Pues sabemos que, cuando se desarme esta carpa terrenal en la cual vivimos (es decir, cuando muramos y dejemos este cuerpo terrenal), tendremos una casa en el cielo, un cuerpo eterno hecho para nosotros por Dios mismo y no por manos humanas.
2 Nos fatigamos en nuestro cuerpo actual y anhelamos ponernos nuestro cuerpo celestial como si fuera ropa nueva. 3 Pues nos vestiremos con un cuerpo celestial; no seremos espíritus sin cuerpo
4 Mientras vivimos en este cuerpo terrenal, gemimos y suspiramos, pero no es que queramos morir y deshacernos de este cuerpo que nos viste. Más bien, queremos ponernos nuestro cuerpo nuevo para que este cuerpo que muere sea consumido por la vida
5 Dios mismo nos ha preparado para esto, y como garantía nos ha dado su Espíritu Santo.
Así que siempre vivimos en plena confianza, aunque sabemos que mientras vivamos en este cuerpo no estamos en el hogar celestial con el Señor. 7 Pues vivimos por lo que creemos y no por lo que vemos
8 Sí, estamos plenamente confiados, y preferiríamos estar fuera de este cuerpo terrenal porque entonces estaríamos en el hogar celestial con el Señor.
9 Así que, ya sea que estemos aquí en este cuerpo o ausentes de este cuerpo, nuestro objetivo es agradarlo a él. 10 Pues todos tendremos que estar delante de Cristo para ser juzgados. Cada uno de nosotros recibirá lo que merezca por lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en este cuerpo terrenal.
11 Dado que entendemos nuestra temible responsabilidad ante el Señor, trabajamos con esmero para persuadir a otros. Dios sabe que somos sinceros, y espero que ustedes también lo sepan.
Basado en el artículo Our two homes, publicado en inglés: 6 de julio, 2021.
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El que resucitó al Señor Jesús también nos resucitará a nosotros con Jesús
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