Nuestra esperanza está siempre en Cristo, nunca en nuestras fuerzas, nunca en nuestras capacidades, nunca en nosotros mismos. Nuestra esperanza siempre está en Aquel que nos cambió para Sus propósitos. Y Él nunca nos abandonará. Por eso no tengo miedo. Mi salvación no depende de mí. Dios me tiene en Sus manos, y Sus manos son fuertes.
Perdiéndolo
En ninguna parte de la Escritura nos dice Dios que “nosotros, por nuestra propia elección, podemos alejarnos de Dios”. Al contrario, la Escritura dice que ya tenemos vida eterna, ¡ahora! Si has sido cambiado por Dios, y Cristo está en ti—entonces no te alejarás ni “perderás tu salvación”. Todos nuestros pecados están cubiertos con la salvación en Cristo….