Desarrollo del liderazgo
Actualmente vivimos en un mundo altamente competitivo y cambiante, en el cual se vuelve necesaria la búsqueda de líderes que respondan eficazmente a las necesidades colectivas, y que orienten las transformaciones requeridas con responsabilidad, disciplina, compromiso y carisma.
Si bien es cierto que únicamente las personas mejor preparadas afectiva e intelectualmente podrán ocupar tales posiciones, es importante señalar que el liderazgo no es una condición innata, sino más bien, se constituye como un conjunto de habilidades en disposición de ser aprendidas, por lo que en realidad, es posible afirmar que dentro de cada uno de nosotros subyace un enorme potencial para liderar. Con dedicación y esfuerzo tal aptitud se puede desarrollar.
Debemos entender el liderazgo como una forma específica de influencia y de poder, que a diferencia de la autoridad, induce al seguimiento de mandatos de forma voluntaria y con la convicción de que se eligen las mejores disposiciones para el grupo. En este sentido vemos entonces, que el líder encuentra su fuerza en el mismo grupo al que pertenece, y por lo tanto, se debe a él en todo momento, es decir, el mantenimiento de un liderazgo parte de la demostración de confianza, seguridad y capacidad racional-emotiva hacia los compañeros.
Por lo tanto, un buen líder es aquel con la habilidad necesaria para comunicarse de la mejor manera con los demás, en la identificación de los principales objetivos grupales y las mejores rutas para alcanzarlos.
¿Qué se debe tomar en cuenta para ser un buen líder?
- Se debe tener integridad; mostrarse auténtico con los demás y consigo mismo. Es decir, para adquirir credibilidad con el grupo, el discurso debería ser siempre consecuente con las acciones que se realizan. Esto implica nunca sobreponer intereses personales antes que el bienestar grupal.
- La comunicación entre el líder y su gente deberá ser constante y permanente, pero sobre todo eficaz, ya que se orienta al desarrollo de acciones concretas. La forma de dar instrucciones debe ir precedida de una actitud positiva, dentro de una comprensión mutua, con empatía, siendo claro y asertivo.
- El buen líder está cerca de su gente, refuerza, motiva y estimula personalizadamente los avances y aciertos de sus compañeros. Además, se debe tener en cuenta que la sabiduría no recae en mostrarse infalible, más bien es recomendable mostrar humildad en el reconocimiento de los yerros y ser capaz de solicitar apoyo cuando se necesite.
- Es importante ser visionario, pero sin descuidar las tareas a corto plazo. En esto se procuraría no tomar riesgos innecesarios, al mismo tiempo que se aprovechan las oportunidades que se presentan.
- Ante los conflictos o crisis, el buen líder visualiza el acontecimiento como una oportunidad de crecimiento o mejoría, proponiendo las mejores soluciones según el caso. Es valioso tener ecuanimidad cuando las cosas no están saliendo como se esperaban y una fuerte dosis de creatividad para innovar constantemente.
Estos son solo algunos lineamientos a desarrollar en el ejercicio del liderazgo, recordando al mismo tiempo, que el estilo particular variará según el contexto en que se incursione, y según las necesidades que se planteen (ya sea en campo empresarial, deportivo, espiritual, etc.). Sin embargo, no está de más enfatizar que el éxito depende principalmente, del deseo y empeño continuo por aprender los vastos talentos ocultos que residen en nuestro interior.
Libro recomendado: Desarrolle el Líder que está en usted, John Maxwell
Usado con permiso: “Enfoque en la Familia” – Carlos Rosales M., Psicólogo
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