¿Es ilegal contrabandear Biblias?
“Cuando la madre de Moisés estaba escondiendo a su hijo en una arquilla de juncos (Exodo 2), uno de los ancianos de la congregación golpeó a su puerta y la convenció de que su acto era “ilegal”. Reconociendo su pecado, ella entregó a Moisés a las autoridades. Moisés fue muerto y los judíos permanecieron en cautividad.” [1]
Con esta historia ficticia comienza Tom White, el director de La Voz de los Mártires, su justificada defensa ante las acusaciones de ciertos teólogos y líderes cristianos que afirman que es ilegal y contra la Palabra de Dios el introducir Biblias en los países donde su distribución es prohibida. El señor White hace gala de una ironía brillante cuando en el mismo folleto sugiere que algunos líderes religiosos y varios amigos convencieron a María y José de que el rey Herodes y su gobierno considerarían ilegal el acto de huir de Belén con el niño Jesús amparados por el manto de la noche (Mateo 2). María y José, entonces, entregaron a Jesús y éste fue asesinado junto con el resto de los infantes. No deja de ser menos gráfica la mención de que en las dos fugas de la cárcel orquestadas por Dios (Hechos 5 y 12), el apóstol Pedro sorprendió al ángel cuando le dijo que por respeto a las autoridades, él no iba a escaparse de la prisión.
Estos ejemplos de reductio ad absurdum anulan la validez de la posición de organizaciones como la Sociedad Bíblica y líderes cristianos que se oponen al contrabando de Biblias. Por otro lado, algunas organizaciones cristianas han estado por décadas introduciendo Biblias secretamente en países donde las regulaciones de los gobiernos impiden la producción de Biblias y la libre predicación del evangelio, asfixian los esfuerzos misioneros, y resultan en el encarcelamiento, tortura y muerte de los cristianos. Los opositores al contrabando de Biblias y literatura cristiana sostienen que éste es antibíblico debido a que la acción involucra desobediencia a un gobierno que supuestamente fue establecido por Dios, y el que resiste al gobierno, resiste a Dios (Ro. 13:1-2). Se enfatiza en el argumento la ilegalidad del acto de contrabandear.
Nosotros entendemos que estos últimos tienen una perspectiva desequilibrada respecto a las obligaciones del cristiano para con los gobiernos, y por ende, para con la “ley”. Si bien la Escritura contiene pasajes que promueven la obediencia a las autoridades terrenales, esa obediencia está condicionada por otros pasajes que describen situaciones de clara desobediencia civil justificada. Pedro, por ejemplo, como mencionamos antes, no le dijo al ángel que lo liberó de sus cadenas que de ninguna manera iba a escaparse de la cárcel porque eso era ilegal (Hch. 5 y 12). ¿Acaso cuando comenzó la persecución contra la iglesia en Jerusalén (Hch. 8:1) los apóstoles instruyeron a los cristianos a quedarse en la ciudad para facilitar el trabajo de las autoridades? ¡Huir sería ilegal! Durante el ministerio de Jesús las autoridades judías procuraban matarle. ¿Se entregó Jesús a las autoridades para enseñar a sus discípulos a ser obedientes a la ley? ¡No! Solamente lo hizo cuando llegó el momento en el plan de Dios. ¿No es cierto que la iglesia cristiana vivió en forma “ilegal” por casi 300 años? ¿O fueron los primeros cristianos convencidos por algunos teólogos de que predicar el Evangelio clandestinamente era “ilegal”? Una vez que entendieron eso entregaron la lista de cristianos a las autoridades, suspendieron la producción (copiado) y distribución de manuscritos y cancelaron sus reuniones en las catacumbas. Todo por respeto al emperador.
Hemos vuelto a hacer uso del reductio ad absurdum para enfatizar que pasajes como Romanos 13:1-6 y 1 Pedro 2:13-14 no son un cheque en blanco firmado por Dios a favor de los gobiernos. Los cristianos de la época no tuvieron ningún problema en someterse al César y las autoridades en materia de asuntos civiles, pero en cuanto a la adoración a Dios y únicamente a Dios, no se sometieron. Por ello se reunían clandestinamente y propagaban el Evangelio aun a costa de sus propias vidas.
Hay ocasiones en que si las circunstancias lo permiten, se debe resistir y/o desobedecer los pronunciamientos de las autoridades. Un ejemplo claro está en Exodo 1, donde el faraón ordena a las parteras matar a los hijos varones de los judíos (Ex. 1:16), orden que éstas desobedecieron por temor a Dios, y por ello Dios las bendijo (Ex. 1:20). Rahab, la ramera de Jericó, escondió a los espías hebreos de las autoridades de la ciudad (Jos. 2). La acción de Rahab no solamente salvó su vida y la de su familia, sino que además, en la Providencia de Dios, ella pasó a formar parte del árbol genealógico de Jesús (Mt. 1:5).
En las tiranías islámicas y en países comunistas como China, donde se prohibe o limita la importación y la impresión de Biblias, así como el derecho de congregarse, y los cristianos son perseguidos, encarcelados, torturados y asesinados, es un deber para los cristianos el procurar que la población tenga más acceso a la Palabra de Dios. En el caso de China, por ejemplo, el gobierno deja a ciertas iglesias operar como “registradas”, y aun permite la impresión de Biblias en una sola imprenta “autorizada” y la venta en tiendas reguladas por el gobierno. Esto ha llevado a algunos cristianos a decir que el contrabando de Biblias en China es algo obsoleto. La verdad es otra, las Biblias producidas en China jamás serán suficientes para satisfacer la demanda. Toda esta supuesta legalidad es una fachada para impedir la propagación del cristianismo en China, donde el gobierno es aun un enemigo declarado del Evangelio. La Voz de los Mártires reporta continuamente los casos de arrestos y golpizas a pastores de iglesias en casas (no autorizadas por el gobierno), la destrucción de imprentas clandestinas y casos en que las casas de cristianos son dinamitadas.
Concluimos que la “ley” de esos países no debe ser respetada. Por el contrario, debe ser violada hábil y tenazmente tomando las medidas necesarias para que el riesgo del transgresor sea mínimo. Los gobiernos como el de China y los países del islam no solamente coartan la libertad de religión, sino también otras libertades esenciales del ser humano, por lo tanto pierden su derecho ser incluidos en el pasaje de Romanos 13. Los padres de la Reforma tenían eso muy en claro. Juan Calvino, el teólogo sistemático más popular de la historia, escribió: “Los príncipes terrenales pierden el derecho a todo su poder cuando se levantan contra Dios, y no son dignos de ser contados entre los rangos de la raza humana [2] ……. ellos deshonestamente traicionan la libertad del pueblo, de la cual han sido designados protectores por la ordenanza de Dios” [3].
Los cristianos debemos hacer eco de las palabras de Pedro: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hch. 5:29). Los que se oponen al contrabando de Biblias no pueden justificar su posición bíblicamente sin manejar ciertos pasajes bíblicos arbitrariamente, y además, parecen tener una perspectiva distorsionada de la realidad mundial y del consejo de Dios. Desde nuestra humilde plataforma deseamos expresar nuestra admiración por aquellos hombres involucrados en la heroica tarea de distribuir la Palabra de Dios, a riesgo de sus propias vidas. <>
Notas
1. Tom White, What about Bible “smuggling”?, tratado distribuido por The Voice of the Martyrs.
www.lifeandlibertyministries.com/archives/000346.php
2. Juan Calvino, Comentario de Daniel, 6:22.
3. Juan Calvino, Institutos de Religión, IV, XX:31.
Artículos relacionados:
1) Ministries disagree on how best to provide Bibles to Chinese Christians. http://www.christianitytoday.com/ct/2009/february/11.14.html
2) What about Bible “smuggling”? tratado distribuido por The Voice of the Martyrs. www.lifeandlibertyministries.com/archives/000346.php
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