
¿Qué opinas de los demás? ¿Los juzgas: conoces sus pecados y los menosprecias, o piensas que son geniales porque te gusta su aspecto o lo mucho que tienen?
El apóstol Pablo nos da una gran perspectiva sobre cómo debemos fijarnos en los demás, cómo debemos pensar en ellos.
15 Él murió por todos para que los que reciben la nueva vida de Cristo ya no vivan más para sí mismos. Más bien, vivirán para Cristo, quien murió y resucitó por ellos.
16 Así que hemos dejado de evaluar a otros desde el punto de vista humano. En un tiempo, pensábamos de Cristo solo desde un punto de vista humano. ¡Qué tan diferente lo conocemos ahora! 17 Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!
18 Y todo esto es un regalo de Dios, quien nos trajo de vuelta a sí mismo por medio de Cristo. Y Dios nos ha dado la tarea de reconciliar a la gente con él. 19 Pues Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando más en cuenta el pecado de la gente. Y nos dio a nosotros este maravilloso mensaje de reconciliación. 20 Así que somos embajadores de Cristo; Dios hace su llamado por medio de nosotros. Hablamos en nombre de Cristo cuando les rogamos: «¡Vuelvan a Dios!». 21 Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo. – 2 Corintios 5:15-21 Versión Nueva Traducción Viviente (NTV)
Si según los «estándares normales» alguien es malo, a nosotros, que estamos «en Cristo» (versículo 17), se nos anima a pensar en esa persona como alguien a quien Cristo no quiere condenar. No debemos condenar, sino asumir el ministerio de animar a esa persona. Con sabiduría, intentemos ayudarla a trabajar para estar en paz con Dios.
5 Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor.
6 Cuando éramos totalmente incapaces de salvarnos, Cristo vino en el momento preciso y murió por nosotros, pecadores.
– Romanos 5:5-6
37 »No juzguen a los demás, y no serán juzgados. No condenen a otros, para que no se vuelva en su contra. Perdonen a otros, y ustedes serán perdonados. – Lucas 6:37
3 … los maestros de la ley religiosa y los fariseos le llevaron a una mujer que había sido sorprendida en el acto de adulterio… 4 Maestro—le dijeron a Jesús—, esta mujer fue sorprendida en el acto de adulterio…10 Entonces Jesús se incorporó de nuevo y le dijo a la mujer:
—¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ni uno de ellos te condenó?
11 —Ni uno, Señor—dijo ella.
—Yo tampoco —le dijo Jesús—. Vete y no peques más.
12 Jesús habló una vez más al pueblo y dijo: «Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que lleva a la vida».
– Juan 8:5-12
Hay cosas malas y hay cosas buenas. Pero si estamos «en Cristo», las Escrituras nos dicen que veamos a los demás como Cristo los ve. Veamos «lo malo» como algo por lo que Cristo murió para perdonar. Amemos a quien está en lo malo. Hagamos de amar a los demás nuestro ministerio.
No nos corresponde a nosotros menospreciar a los demás. Ese no es nuestro ministerio. Más bien, pensemos como Cristo Jesús.
Hagamos que sea nuestro caminar diario –
- no condenar (en inglés: Put down sinners… with compassion and love?), sino perdonar;
- no menospreciar (en inglés: Our put down, slap down ways), sino levantar;
- no pensar mal de ellos, sino pensar en ellos como personas amadas por Dios;
- recordar que Cristo los ama tanto que llegó a morir por ellos (¡y por nosotros también!).
Recordemos que Dios no espera a que seamos personas perfectas. Él quiere que acudamos a Él tal como somos, ahora mismo. Aun así, al igual que Cristo, sin importar cuál sea el pecado – amamos al pecador.
Pero Dios
mostró el gran amor que nos tiene
al enviar a Cristo a morir por nosotros
cuando todavía éramos pecadores.
– Romanos 5:8
¿Acaso tú no has pecado para merecer la condenación, y sin embargo Dios te perdonó? Si no te condenas a ti mismo, ¿cómo puedes entonces condenar a otra persona por su pecado?
No hay excusa para menospreciar a alguien más. No hay pecado demasiado grande – no hay nada que Dios no pueda perdonar.
Basado en el artículo Looking at Others,
publicado en inglés: 5 de junio de 2015.
PARA MÁS:
¿Qué opinas de los demás? ¿Los juzgas: conoces sus pecados y los menosprecias, o piensas que son geniales porque te gusta su aspecto o lo mucho que tienen? Recordemos que Dios no espera a que seamos personas perfectas. Él quiere que acudamos a Él tal como somos, ahora mismo. Aun así, al igual que Cristo, sin importar cuál sea el pecado – amamos al pecador. No hay excusa para menospreciar a los demás. No hay excusa para menospreciar a alguien más. No hay pecado demasiado grande – no hay nada que Dios no pueda perdonar.
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Nuestras formas de menospreciar y humillar (publicado en inglés: Our put down, slap down ways)
Hacer de menos los pecadores… ¿con compasión y amor? (publicado en inglés: Put down sinners… with compassion and love?)
Rápido y duro (publicado en inglés: Quick and Harsh)
Calumnias y chismes (publicado en inglés: Slander and gossip)
Una vida sencilla y valiente (publicado en inglés: Gritty-plain living)
Viviendo la buena vida — con valentía y una esperanza confiable
Juan 13:34-35
Así que ahora les doy un nuevo mandamiento: ámense unos a otros. Tal como yo los he amado, ustedes deben amarse unos a otros. El amor que tengan unos por otros será la prueba ante el mundo de que son mis discípulos».
Gálatas 5:22-23
22 En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, 23 humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!
1 Pedro 1:22
Al obedecer la verdad, ustedes quedaron limpios de sus pecados, por eso ahora tienen que amarse unos a otros como hermanos, con amor sincero. Ámense profundamente de todo corazón.
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