Una carta a la campaña
evangelística de Carlos Annacondia
Julio 4, 2008
Hola, mi nombre es Screwtape. Soy un famoso demonio y quizá ustedes me conozcan, si es que alguna vez leyeron el libro de C. S. Lewis. Me he enterado que el circo de Carlos Annacondia llega el 11 de julio (en una semana) a Montevideo, Uruguay (el evento es anunciado como una “reunión evangelística”, se llevará a cabo en el Platense Patín Club y es organizado por un ente llamado “Pastores Unidos de Montevideo”).
El motivo de la presente es que deseo ofrecer mis servicios para ayudar a este megalomaníaco de Annacondia (me agrada su apellido porque me recuerda a un reptil anfibio muy querido) a montar su show. No es que le salga mal, pero siempre hay lugar para mejorar, sobre todo en lo que tiene que ver con la coreografía demoníaca, y pienso que con la colaboración de algunos demonios amigos podemos hacer las cosas un poco más reales.
Una vez concurrí a uno de sus espectáculos en la ciudad de Los Ángeles, hace algunos años. Recuerdo que don Carlos, aparte de contar un par de anécdotas de cómo “liberó” a Japón en una cruzada, el resto de la noche peleó durante todo el show con demonios que ni siquiera estaban allí. Mejor dicho, con demonios que ni siquieran existen, como el demonio de la envidia, la pornografía, el adulterio, el tabaco, etc.
Yo contacté a mis compañeros de huestes de las tinieblas para que condujeran una investigación para verificar sus historias, la de Japón y las que Annacondia narra en sus libros, pero nadie pudo aparecer con datos que confirmaran sus aparentes hazañas espirituales. En realidad, esto no es importante porque una gran masa de cristianos ingenuos, que incluye a muchos pastores por lo visto, se creen cualquier cosa en estos tiempos. Pero volviendo al motivo de mi carta, pienso que yo puedo ayudar con mis compañeros a darle a la “reunión evangelística” un sentido más realista.
Por ejemplo, se sabe que a estas cruzadas concurren muchos cristianos inmaduros y sin discipular. A esos no los podemos poseer porque ya han sido sellados por el Espíritu Santo, y nosotros los demonios sabemos que allí no podemos penetrar. Pero también atienden personas inconversas atraídos por la promesa de milagros. Mi idea consiste en invadir los cuerpos de éstos para que en realidad presenten manifestaciones dignas de estar endemoniados. Digo esto porque los endemoniados que se han presentado para ser “liberados” por Annacondia realmente han sido un fracaso como testimonios. Si nosotros (los demonios) nos encargamos de entrar en los cuerpos de estos inadvertidos, garantizamos que se verán cosas maravillosas.
Por ejemplo, la persona poseída será dotada de una fuerza extraordinaria como la que tenía el endemoniado gadareno, que rompía cadenas. En el caso de esta campaña evangelística, podríamos hacer que la persona levantara a tres o cuatro personas a la vez (estilo lucha profesional) y los arrojara por los aires por encima de varias filas de asientos. Claro, ustedes los organizadores deberían de tener varias ambulancias prontas en las afueras del Platense Patín Club. Si esto no es suficiente, sugeriría que los endemoniados procedieran a destrozar el escenario, pero me temo que los organizadores del evento (ustedes) no querrán pagar por los daños.
Pienso que ésta sería una atracción sensacional nunca vista en una campaña de “liberación”, imposible de ser imitada con el esfuerzo humano. Me permito recordarles que sólo nosotros, los demonios, podemos dotar de una fuerza sobrenatural a los humanos. Si no, recuerden la salsa o biaba (términos rioplatenses para “tunda”) que un solo endemoniado le propinó a siete exorcistas juntos en la ciudad de Efeso hace ya algún tiempito.
Una vez que el público esté aterrorizado por lo que ven, y antes de que ocurra una tragedia cuando se amontonen buscando la salida, Annacondia daría un salto desde el escenario y con su autoridad característica (una capa suntuosa estilo Walter Mercado no estaría mal) nos reprendería. A este punto, nosotros haríamos que la persona se retuerza como tirabuzón, saltara en su lugar varios metros en el aire como una pelota rebotando, y diera otras cabriolas fenomenales, todo antes de volver a la normalidad. Nosotros, como verdaderos caballeros, nos retiraremos del individuo, probablemente riéndonos a carcajadas (inaudibles, por supuesto) ya que sabemos que don Carlos no tiene poder ninguno sobre nosotros.
Al respecto, me permito plasmar algunos comentarios con respecto a la osadía de don Carlos. Me refiero a que confronta a mi general, Satanás, como si fuera su igual. Habla con él al “tú por tú”, supuestamente lo ata y desata como a los cordones de los zapatos, le da órdenes y hasta escribió un libro titulado “Oíme bien Satanás”. Nosotros, los gobernadores de las tinieblas de este siglo, nos reímos a carcajadas cuando escuchamos estas cosas. Alguna vez se me ocurrió hasta escribirle una carta a Annacondia, pero no tuve permiso de mi general. La carta la iba a titular “Oíme bien Chantanás“, porque este hombre es un chanta. Viene a mi memoria la ocasión en la que el más poderoso ángel de Dios, el príncipe Miguel, el que está a cargo de todas las huestes celestiales, “no se atrevió a proferir juicio de maldición” contra mi comandante en jefe, sino que dijo “Que el Señor te reprenda”. En ningún momento le habló directamente como lo hace Annacondia y muchos otros de la “”Reforma Apostólica y Profética.
Annacondia y sus pares ignoran voluntariamente que mi comandante, a pesar de haber sido degradado de su posición y autoridad original aun conserva un gran poder. Por algo Jesucristo le llama el príncipe de este mundo y el apóstol Pablo le llama “príncipe de la potestad del aire”. Sin embargo, falsos maestros como Annacondia (según gente que sabe su Biblia) tienen el descaro de tratar a mi comandante y a su jerarquía de oficiales como yo, de igual a igual. Sin embargo, como ya dije, el arcángel Miguel no se atrevió a reprender a mi jefe. Estos falsos maestros dicen: “Bueno, los reprendemos en el nombre de Jesús”. Pero mi punto es que ni Miguel hizo eso, sino que dijo “el Señor te reprenda”.
Esto se puede entender como que yo estoy pidiendo respeto para mi comandante y para nosotros, sus ángeles subordinados. De ninguna manera, por el contrario, no nos interesa el respeto de nadie, aunque tendría que haberlo en un sentido, para el propio bien de ustedes. Por mí, pueden seguir en ese camino que a nosotros nos conviene. Con su falsa noción de guerra espiritual siguen manteniendo a los cristianos ignorantes de su posición y libertad en Cristo (odio mencionar este nombre) y viviendo temerosos de nosotros pensando que tenemos un poder sobre ellos que realmente no tenemos. Así que ayuda a nuestra agenda que estos cazadores de demonios continúen con estas payasadas de espectáculos, ya que lo único que logran es detener el crecimiento de los cristianos y rendirlos inútiles en su testimonio por….. ya saben quién (ya dije el nombre una vez).
Yo, Screwtape, aborrezco lo que uste
des llaman la Palabra de Dios, pero lo que me llama la atención es que pastores como ustedes, que organizan estos espectáculos circenses, ni siquiera conocen las advertencias que la Biblia misma hace acerca de gente como Annacondia y sus compinches del sur y del norte. El apóstol Pedro les llama “atrevidos y contumaces”, y dice de ellos que “no temen decir mal de las potestades superiores, mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante del Señor”. Pedro llama a estos maestros “animales irracionales”. O sea que en materia de cosas espirituales son tan…… no sé que palabra usar….. como el más….. no sé que palabra usar ….. de los animales.
Por favor, no me vayan a entender mal. Nosotros simpatizamos con Annacondia. Consideramos que haciendo honor a su apellido, cumple una importante función constrictora alrededor del cuerpo de Cristo que asfixia (si no mata) el potencial de la iglesia para evangelizar un mundo que se pierde. No es necesario decir que la expresión “un mundo que se pierde” no puede tener un significado más real en otra parte del mundo que en Uruguay. Así que los alentamos a seguir en vuestra labor y anhelamos poder ayudar en ella.
En fin, esperando pronta respuesta a nuestra solicitud, se despide de ustedes atentamente:
Screwtape
Ministro de Engaños y Tentaciones
* Esta carta fue realmente enviada a los organizadores de la campaña de Annacondia en Uruguay, planeada para el 11 de julio del corriente. Su autor es Pablo Santomauro.
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