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EL APOSTOL PABLO, ¿MODELO EN TODO?
UN COMENTARIO SOBRE LAS FINANZAS EN LA OBRA DE DIOS.
“Vea la fascinante manera en que el apóstol Pablo vivió el evangelio en el área económica”
EL APOSTOL PABLO, ¿MODELO EN TODO?
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Toda persona que tiene la Palabra de Dios en el concepto y la estima adecuada está de acuerdo en que el apóstol Pablo fue y es, de parte de Dios, el modelo de misionero y creyente, para que en su vida, escrita abundantemente en el Nuevo Testamento, tuviéramos todos los creyentes de quién aprender de una manera más completa y profunda. Así podemos leer frases escritas por él mismo de este estilo: “Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced” Filipenses 4:9.
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A muchos de nosotros nos ha sorprendido encontrar en la Biblia pasajes que nos relatan de como Pablo trabajó para su sustento, e inconscientemente hemos pensado que esto debió ser en raras ocasiones y en circunstancias especiales. ¡Tan raro es para nosotros que un misionero trabaje! Sin embargo un estudio más cuidadoso nos revela que no fue en circunstancias extraordinarias que Pablo trabajó, sino que mas bien era su norma de vida en todos los lugares donde iba, veamos:
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En Corinto. Hechos 18:3: “Y como era del mismo oficio se quedó con ellos y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas.”
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En Efeso. Hechos 20:34-35, “enviando, pues, desde Mileto a Efeso hizo llamar a los ancianos de la iglesia, cuando vinieron a él les dijo… ni plata ni oro ni vestidos de nadie he codiciado, antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido, en todo os he enseñado que trabajando así se debe ayudar a los necesitados”. Cuando Pablo dijo estas palabras había estado al menos dos años seguidos en Efeso predicando el evangelio, Hechos 19:10.
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En Tesalónica 2ª Tesalonicenses 3:8, “ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros”. En esta carta se puede leer el capítulo tres y los versículos 6-12.
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¿NO TENIA DERECHO?
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Y no es que él no tuviera derecho a vivir del evangelio sin tener que trabajar aparte para su sustento, precisamente el capítulo nueve de la primera carta a los Corintios lo deja bien claro, pero lo que Pablo deja claro también en este lugar, es que él no vivía en relación a sus derechos: “Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio, pero yo de nada de esto me he aprovechado, ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo…” 14-15.
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Nos llama la atención que el apóstol se atreviera a “desobedecer” al Señor en un mandato suyo, pues dice: “Así también ordenó el Señor…” pero Pablo de nada de esto se aprovecha. Es un derecho que quien se ocupa del evangelio viva del mismo, pero lo de derecho ¿es espiritual? ¿somos llamados a vivir de los derechos o a perderlos?
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Otros usaron de este derecho, (y no pretendo decir que esté mal, al fin y al cabo es un mandato del Señor) en la 1ª de Corintios 9:12, nos dice que otros usaron de este derecho, pero lo cierto es que aquellos que lo usaron no quedaron de ejemplo de apóstoles, misioneros y creyentes.
¿INCONVENIENTES?
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A veces se piensa y se dice que si los misioneros y pastores se ganaran su sustento aparte del evangelio no podrían abarcar mucho en el trabajo de la Obra del Señor, y humanamente es un pensamiento razonable, sin embargo no podemos pasar por alto lo que sucedió en la vida del apóstol Pablo, este hombre que renuncia a sus derechos económicos, y como él mismo dijo: “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes ha trabajado más que todos ellos, pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo” 1ª Corintios 15:10. Podemos preguntarnos ¿más que todos? ¿quienes? Todos los que usaban de su derecho en el evangelio. Resultando que lo que se razona que el obrero que se gana su sustento aparte no rinde en la Obra, es un cálculo humano no Divino.
PABLO ACEPTA OFRENDAS
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Pablo aceptaba ofrendas de iglesias que entendían los gastos que la Obra lleva consigo: Viajes, días sin trabajo al llegar a nuevos lugares o porque conviniera para hacer un trabajo más completo, hospedajes, comidas, y todo esto él y el equipo de colaboradores. “Y sabéis también vosotros, oh Filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades; no es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta” Fil. 4:17.
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Dos cosas sobresalen en estas palabras de Pablo, la primera es que él aceptaba estas ofrendas no como dádiva, o como pago o como jornal, sino como un fruto que él desea que abunde en la cuenta de ellos. Es natural que debe haber un fruto en la vida de los creyentes y esto debe ser parte del fruto esperado. La segunda cosa es que los Filipenses le mandaron una y otra vez a Tesalónica para sus necesidades y él escribe a estos creyentes recordando aquellas fechas y les dice “Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos, pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravoso a ninguno de vosotros, no porque no tuviéramos derecho sino para daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis” 2ª Tes. 3:7-9. ¡Así que allí, donde los Filipenses le enviaron una y otra vez para sus necesidades él estuvo trabajando día y noche! y todo para ser un ejemplo a los creyentes. ¿Cuántos misioneros y pastores se preocupan de dar un ejemplo digno de imitar en el terreno económico?
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SUS RAZONES
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He visto cuatro razones que el apóstol da para haber tomado esta actitud de no usar de su derecho a vivir del evangelio. Están diseminadas en sus epístolas y son dignas de consideración ya que su vida es ejemplo para nosotros, vamos a verlas.
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1. Quiso mostrarse ejemplo.
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En el libro de los Hechos, capítulo 20, el texto que ya hemos mencionado arriba de su discurso a los ancianos de Efeso, leamos de nuevo sus palabras: “En todo os he enseñado que trabajando así…” (Creo que no hace falta repetir ahora todas sus palabras para recordar que se está refiriendo a trabajar con las manos para su sustento). Otra ocasión en la que menciona este motivo de dar ejemplo es en 2ª Tes.3:7-10. donde leemos: “Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos, pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche para no ser gravosos a ninguno de vosotros, no porque no tuviéramos derecho, sino para daros nosotros mismos ejemplo para que nos imitéis, porque también cuando estábamos entre vosotros os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.” Volvemos al encabezamiento de este párrafo, Pablo quiere ser un ejemplo, tan en serio se tomaba el evangelio que no sólo habló de lo que los creyentes debían hacer, sino que él lo hizo. (un hecho habla más que mil palabras). Y no sólo pretendió dar ejemplo a los creyentes normales “de a pie”, sino también a los ancianos y pastores, ¿Es posible? ¿en esto de los salarios? Si. En el pasaje de Hechos 20:34-35, él está hablando a los ancianos y pastores, de hecho no había allí otra clase de creyentes mas que ellos, los versículos 17 y 28 nos lo aclaran: “Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia”. “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor” Y es a estos hombres a los que el apóstol les dice: “En todo os he enseñado que trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir”.
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Podemos decir aquí que los únicos que tienen derecho a recibir sostén del evangelio son los apóstoles, quienes también son llamados misioneros y plantadores de iglesias. La razón es obvia ya que al estar cambiando cada poco tiempo de lugar tenían más dificultades para tener un trabajo estable (al mencionar misioneros junto con apóstoles me estoy refiriendo a los que trabajan como lo hacía el apóstol Pablo) El capítulo 9 de la 1ª de Corintios habla de los derechos del apóstol, no del pastor o del anciano. Otro texto que se da a interpretar así es 1ª Tim. 5:17-18, “los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar o enseñar, pues la escritura dice: “no pondrás bozal al buey que trilla” y “digno es el obrero de su salario”. Pero después de todo lo dicho anteriormente y teniendo en cuenta el contexto donde se encuentran estos versículos, en los que Pablo está hablando a Timoteo de ancianas y sus “jubilaciones” a cargo de la iglesia, podemos pensar que estos hombres son presbíteros-ancianos, personas de edad avanzada, jubilados.
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2. No quería ser tropiezo a nadie
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En 1ª Corintios 9:12, leemos: “Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, para no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo”. No podemos negar que las finanzas en los medios religiosos, son muchas veces ocasión de críticas y de tropiezos tanto para creyentes como para incrédulos. En un país como el nuestro siempre se ha criticado a los curas porque “viven sin trabajar” y algo semejante sucede cuando los incrédulos y algunos creyentes oyen de los sueldos de misioneros y pastores. Es también un impedimento para que los creyentes tomen responsabilidades en las tareas de la iglesia, pues existe el pensamiento íntimo de que ya que ellos viven del evangelio, pues que lo hagan ellos todo.
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Esto pasa, pero ¿quién se atreve a perder de sus derechos para no ser tropiezo?
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3. No quería ser carga.
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Asomémonos a la 2ª Cor. 12:12-18, y allí leemos: “Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros. ¿porque en qué habéis sido menos que las otras iglesias, sino que yo mismo no os he sido carga? ¡perdonarme el agravio! He aquí por tercera vez estoy preparado para ir a vosotros, y no os seré gravoso, porque no busco lo vuestro sino a vosotros, pues no deben atesorar los hijos para los padres, sino los padre
s para los hijos. Y yo con mayor placer gastaré lo mío y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más sea amado menos. Pero admitiendo esto, que yo no os he sido carga, sino que como astuto os prendí con engañó, ¿acaso os ha engañado alguno de los que he enviado a vosotros? Rogué a Tito y envié con él al hermano ¿os engaño acaso Tito? ¿no hemos procedido con el mismo espíritu y en las mismas pisadas?”.
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Es este un precioso pasaje en el que vemos el corazón de Pablo con su profundo deseo de no ser carga a nadie por causa del evangelio, deseo que ya hemos visto arriba expresado a otras personas y en otros lugares como su forma de vida.
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Otra cosa que nos llama la atención aquí, es que no sólo él obraba así, sino también su equipo de colaboradores, ¿te figuras que equipo misionero tan maravilloso? todos ellos con el mismo espíritu y en unas mismas pisadas, con el mismo sentir de no usar ni abusar de sus derechos, dispuestos a dar ejemplo de como se debe vivir, sin querer ser tropiezo ni carga a nadie. ¡Esto es vivir el evangelio! ¡Este es un equipo misionero modelo! Un equipo así no estaría nunca expuesto a las crisis económicas por las que pasan tantas iglesias y sociedades misioneras en nuestro tiempo a causa de los salarios fijos y que conlleva a veces sistemas de recolectas nada evangélicos.
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He introducido aquí la explicación de que no sólo Pablo, sino también su grupo de colaboradores tenían la misma mira en el asunto de las finanzas, y para completar un poco más este aspecto que se ve implícito en lo mencionado anteriormente, se puede leer también 2ª Tes. 3:7-10, y Hechos 20:34-35.
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4. Alcanzar un galardón mayor.
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En 1ª Cor. 9:18, dice el apóstol: “¿Cuál, es pues, mi galardón? que predicando el evangelio presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho a el evangelio”. Estas palabras están en el interesante contexto de los versículos 14-18, y si he resaltado el 18, es por el pensamiento del galardón, aunque podemos decir que aquí se encuentra la razón o el secreto de todo su comportamiento, de todo lo que venimos comentando y que era su motivo más alto y predominante. Para él no había galardón o gloria en predicar el evangelio: Había necesidad, y “¡ay de mí si no lo predico… ! Vers. 16, (cabe preguntar aquí, esto que dice el apóstol ¿era para él y para su tiempo o también para nosotros? si lo es también para nosotros, ¿por qué nos gloriamos en que predicamos el evangelio si vivimos de él? ¿Hemos pensado seriamente que no tendremos galardón?
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¿Dónde estaba, para Pablo el galardón? ¿De qué manera recibiría recompensa por su trabajo? El lo dice: En hacerlo gratuitamente. Y tan dispuesto estaba a ello que prefería morir antes que nadie le privara de esta gloria, vers. 15.
EL TRABAJO
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No cabe duda que el trabajo como medio de ganarse el sustento para las personas y para el creyente tenía un gran valor para el apóstol, tanto que para que fuera una lección en las iglesias no le importó hacerlo y vivir del trabajo de sus manos. Dios mandó al hombre que trabajara para vivir. Hoy que vivimos en una sociedad donde el trabajo es precario vemos la importancia de tenerlo para sostener la familia, para no tener que mendigar vendiendo “La Farola” en los semáforos. El trabajo realiza y ocupa al ser humano, pero para el creyente debe ser su medio de sustento, no con miras a enriquecerse a costa de “matarse a trabajar”.
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“Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan” 2ª Tes. 3:11-12. “El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.” Efesios 4:28.
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CONCLUSION
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Voy a dar por acabado este comentario diciendo que es fácil decir que tenemos fe y que esperamos en Dios cuando detrás de nosotros tenemos un ingreso financiero fijo, pero en Pablo, el ejemplo, vemos la plena realidad de una fe que levanta los ojos al Cielo y poniendo la mirada más allá de la corta etapa de esta vida, invierte todo en la Eternidad.
Para cualquier sugerencia sobre este trabajo, pueden escribir a:
Feliciano Briones
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